2 de agosto de 2012

Las actualizaciones

Estimados lectores, antes que otra cosa, una enorme disculpa por los retrasos que había mantenido con respecto al blog. Como les había comentado antes, las cosas en mi vida no habían estado del todo estables, así que mantener un funcionamiento impecable de los tres fan fictions me resultaba sencillamente irrealizable; no por determinación propia sino, por el contrario, por cansancio. 

Me complazco en anunciarles que las plataformas de "Sara" y "Repara mi corazón", ya se encuentran completamente actualizadas y pueden visitar cada uno de los sitios de los respectivos fan fic haciendo click en las ligas de cada uno de ellos. Desgraciadamente, no hemos corrido con la misma suerte en el caso de "Sin Palabras", puesto que, sinceramente, la trama de éste me ha salido un tanto más complicada y problemática. De todos modos, prometo continuar actualizando los capítulos y publicando en los  fan fictions conforme corresponde  a sus fechas de publicación. Enormes y cálidos saludos para todos, esperando que estén pasando unas vacaciones maravillosas.

26 de julio de 2012

De retrasos, viajes, disculpas y demás.

Cada cierto tiempo, uno jamás es capaz de averiguar cuánto, llega a suceder una catástrofe en nuestra vida y, si piensas que eres la excepción, recuerda que esta es una regla IRROMPIBLE. 

Pues bien, el periodo de mi crisis se remonta al miércoles pasado, no el de esta semana sino el anterior a, en el cual recibí una fatídica llamada que echó por tierra todos los planes relacionados con la redacción de los tres fan fictions que desarrollo y, cabe mencionar, son mi adoración. Sorpresivamente, en menos de tres horas me encontré durmiendo en el sillón de la sala de espera de un hospital, de las nueve de la noche a las tres de la madrugada, ante la mirada indignada de todos los presentes, quienes me veían roncar sin mayor reparo o angustia, a pesar de mi situación. 

De ahí en adelante, numerosos acontecimientos, algunos hermosos y otros no tanto, se fueron desenvolviendo de manera que, aún contra mi voluntad, me fue imposible publicar los capítulos correspondientes a sus respectivas fechas de publicación. Es hasta hoy, queridos lectores, a estas veintitrés horas con dieciséis minutos hora México, que me es posible volver a comunicarme con ustedes. Más adelante, les hablaré más detalladamente acerca de mi travesía de diez días alejada del mundo del fan fiction y sus allegados; mientras tanto, reanudo la redacción, esperemos ahora sí, ininterrumpida de capítulos. Que los disfruten y una enorme disculpa para todos los afectados a esta situación. 

Saludos y besos.

12 de julio de 2012

Segundo capítulo de "Sin Palabras".

¿Les ha sucedido alguna vez que, al mismo tiempo, su vida personal y el quehacer de sus hogares es un completo desastre? A su servidora sí, específicamente el día de hoy. Una enorme disculpa por el ligero retraso en la publicación del capítulo de "Sin Palabras" del día de hoy. Espero estén disfrutando esta historia a pesar de que nos encontramos a penas en el segundo capítulo, conforme escribo esto. Sé que muchos de ustedes, la mayoría, tienen dudas acerca de la trama; inclusive los que leyeron fielmente "Recuerdos de Cristal". No se preocupen, se les irán resolviendo solas. La trama se encargará de eso. Enormes saludos y dejo abajo el link para que puedan entrar al blog, por si no lo habían hecho. Saludos.

10 de julio de 2012

Lectura del primer capítulo de "Repara mi corazón"

¡Enormes disculpas para todos! Debido a mi descuidada cabeza, olvidé que no les he publicado el link que redirecciona al nuevo hogar de "Repara mi corazón". Una vez más, insisto en que éstos cambios son con la finalidad de hacer más amena y menos confusa la lectura de fanfics. Sé que actualmente el diseño de ellos no es deslumbrante pero prometo trabajar en eso durante el fin de semana. Mientras tanto, muchos besos y saludos para todos.

9 de julio de 2012

"Sin Palabras"

Para acceder a la primera entrada del nuevo fan-fiction "Sin Palabras", haz click en la liga de abajo, la cual te redirecciona automáticamente al blog exclusivo de "Sin Palabras".

5 de julio de 2012

Comunicado del fin de "Conexión Humanoide" y el inicio de la nueva temporada de fan fictions

El título dice mucho, ¿No lo creen? Como sea, estuve leyendo algunos comentarios del blog y otros en Twitter de personas que siguen el blog y me di cuenta de que, infiel a mi costumbre, no di ninguna especie de comunicado previo al fin de "Conexión Humanoide", así como tampoco me encargué de aclarar que ésta era la última temporada del fan fiction actual. Humildes disculpas, es sólo que, sinceramente, yo tampoco pensé que fuera a acabar tan rápido.

Lo de menos, hubiera sido prolongarlo un tiempo más, anunciando una temporada adicional y esas cosas (créanme cuando les digo que me pasó seriamente por la cabeza) pero era quitarle la chispa al asunto. Así que, decidí que lo mejor era terminar el fan fiction de manera que dejara espacio para describir el estilo de vida humano-humanoide ya en "Repara mi corazón", la secuela de "Conexión Humanoide".

Por otro lado, si lo notan, en el título de este post dice "inicio de la nueva temporada de fan fictions"; esto tiene su razón de ser por varios motivos que explicaré a continuación pero está relacionado con el hecho de que HarluDice se volverá el hogar principal de tres fan fictions diferentes que se desempeñarán a la par durante este siguiente año, teniendo como fecha de inicio a partir del día lunes 09 de julio del año en curso. Sé que puede sonar un poco enredado seguir tres fan fictions diferentes, dado que todos tienen personajes y tramas diametralmente diferentes, sin embargo, les daré a conocer las razones por las cuales decidí resumir tres años de trabajo (que sería lo que me tomaría desempeñar los tres fan fictions por separado) en uno solo.

La razón por la cual he tomado esta arriesgada y difícil decisión radica en el tiempo que tengo para escribir los fan-fictions. Cuando comencé a escribir fan fictions sobre Tokio Hotel, hace tres años ya, jamás pensé que el fragmento de quince páginas de "Recuerdos de Cristal" que compitió en el blog de Tokio Hotel Fans México, terminaría por convertirse en una saga de tres libros, con más de veintiún personajes y dos proyectos alternos, cada uno con sus propias tramas y juegos de personajes. Por lo tanto, el tiempo que yo tenía estimado como un año, terminó desplegándose en seis años de fan fictions. Deben saber que los estimo en un año porque es el tiempo promedio que tienen de desarrollo y dado que éste puede ser el último año que tenga tiempo para seguir escribiendo de esta manera, decidí arriesgarme y echar toda la carne al asador para desarrollar tres fan-fictions al mismo tiempo, para que estas historias no se pierdan y se queden en un impostergable "ya no se publicará".

Por lo tanto, a partir del día lunes 09 de julio comenzará la publicación simultánea de "Sin Palabras", la secuela de "Recuerdos de Cristal"; "Repara mi corazón" seguidora de "Conexión Humanoide" y el estreno sin precedentes de "Sara" una novedosa y conmovedora historia de ciencia ficción. Espero disfruten leerlas tanto como yo estoy disfrutando arrancarlas desde cero. Como ya mencioné con anterioridad, son libres de escoger seguir las tres historias o sólo una de ellas. Para hacer la lectura de entradas menos complicada, crearé tres nuevos blogs "dependientes" de este, el cual seguirá albergando la historia completa de "Conexión Humanoide" para quienes sean nuevos en ella o deseen leerla de nuevo. Los horarios de publicación de los tres nuevos blogs serán los siguientes, todos ellos a partir de las 10 p.m.

"Sin Palabras" - Lunes y Jueves
"Repara mi corazón" - Martes y Viernes
"Sara" - Miércoles y Sábado.

Cualquier duda o inconformidad que puedan tener al respecto de los fan fictions, pueden publicarla en mi cuenta de Formspring, recuerden que no es necesario estar inscrito para hacer preguntas e, inclusive, el servicio brinda la posibilidad de hacer preguntas anónimas, para aquellos que no quieran revelar su identidad en las dudas que publiquen. La liga se encuentra en la barra de enlaces del centro de la página. 

Saludos a todos, un gran abrazo y ¡deséenme suerte! Sé que ésta no será una tarea fácil; sin embargo, lo hago tanto por ustedes, como por mí y las historias que no quiero dejar sin publicar. 

Con cariño, 

Harlu.

4 de junio de 2012

Extravagante


Extravagante by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

Un año después

-Me pregunto cuándo llegarán-comentó Frances, tomada de la mano con Tom. Ambos comían de sus respectivos platos de ensaladas rebosantes de verdor e igual no se soltaban. Del otro lado de la mesa, la escena se repetía con Alice y con Bill.

-Conoces a Sascha-comentó Alice, dejando de comer durante un momento para contestar-Tiene esa desgraciada mala costumbre de llegar siempre tarde.

-Siendo un humanoide, no debería-añadió Frances, apuntando con su tenedor a Alice como si le recriminara las faltas de Sascha.

-No temo comentarte de quién sacó lo impuntual, Frannie-intervino Tom en nombre de uno de sus mejores amigos. Llevaban meses conviviendo con Sascha y el resto del clan de la doctora Blair y ya los adoraban. Sorprendentemente, les había costado menos adaptarse al ambiente humano que a Frances, Alice y sus respectivos compañeros.

-¡Buenas tardes!-exclamó una voz tan fuerte que se escuchó desde el vestíbulo hasta el comedor en el que las dos humanoides y los gemelos estaban sentados disfrutando sus alimentos.

-¡Buenas tardes!-hizo eco otra voz distinta, proveniente del mismo lugar. Inmediatamente, unas risas corearon el último saludo e inmediatamente los cuatro que se encontraban en casa supieron que ya habían llegado sus invitados.

-¡Andreas, Sascha!-se quejó Violet-¿Qué les he dicho sobre llegar gritando a las casas de las personas?

-No quiero comentar públicamente con quién gritas tú, así que cállate-importunó Sascha a Violet, apretándola contra su costado cariñosamente. Si no fuera porque ellos dos se llevaban así, a nadie le hubiese gustado escuchar aquél comentario.

-Sólo porque me tuviste entre tus piernas un par de veces no significa que tengas derecho a proclamarle al mundo que tú y yo tuvimos una deliciosa relación juntos-se burló Violet, tomando a Sascha de la mano que rodeaba su hombro izquierdo. A lado de ellos, Andreas también parecía muy animado.

-¿Y ahora ustedes qué?-se inmiscuyó Tom-¿Están protagonizando una especie de triángulo amoroso de nuevo o qué?

-¡Bueno...!-contestó Andreas, sentándose en la silla más cercana a él y a Frances-Es muy nuestro problema si queremos hacerlo. ¡Eh, chicos! ¡Vamos a hacer un trío saliendo de aquí!

-¡Sí!-exclamaron Violet y Sascha contentos, sonriendo a más no poder, al mismo tiempo que le seguían el juego a Andreas. Muerto de la risa, Bill tragaba lechuga como desesperado para no demostrar la gracia que le causaban aquellos tres desvergonzados.

-Ah, carajo-se jactó Andreas, dedicándole una mirada cariñosa al par de humanoides, quienes se picaban los hombros entre ellos de manera juguetona, acomodados en el resto de las sillas del comedor de la casa de los gemelos y sus respectivas novias-¿Qué haría yo si ellos no hubiesen llegado a nuestras vidas? Antes me sentía tan solo, y ahora…

-Tienes dos personas con las que salir a coger y a reventar cuando te da la gana, maldito vicioso-complementó Violet la oración antes de plantarle un jugoso beso a Andreas en los labios. A pesar de que no eran precisamente novios, todos sus amigos bien sabían que lo de Violet y Andreas era más que una amistad, sin llegar precisamente a ser una relación.

-¡Y éramos cuatro!-intervino Andreas, despegándose un poco de Violet pero sin dejarla ir por completo-¿Recuerdan cuando Annya estaba con nosotros?

-Oh sí-contestó Sascha, poniéndose repentinamente nostálgico al pensar en la divertida Annya. Era ella, junto con Andreas, quien los había iniciado en la vida nocturna que ahora tanto les gustaba-Pero entonces…

-Entonces llegó él a mi vida y todo se acomodó donde debía de estar-los interrumpió la voz de ella, entrando por la puerta principal del departamento como si fuese su casa-¿Qué hay, gente?

-Nada-respondió Andreas, fingiendo inocencia al mismo tiempo que entrelazaba sus dedos con los de Violet, cubiertos de pecas color marrón-Solamente estábamos haciendo memoria de los tiempos que pasábamos juntos.

-¿Cuándo éramos unos adictos a la fiesta y la trasnochada?-replicó Annya, con una sonrisa dulce en los labios. Su lugar ya no era el mismo desde que Briant y ella eran novios y, para más, vivían en el departamento de ella.

-Nosotros seguimos siéndolo-intervino Violet, contenta de tener a Annya ahí. Fuera de su hermana Tim, Annya era una de sus personas favoritas en el mundo.

-A ti, especialmente-apuntó Annya, refiriéndose a Violet específicamente-No te haría nada de daño estarte un poco más quieta e intentar sentar cabeza, como yo y como tu hermana.

-Lo mismo le digo yo día y noche, cariño- intercedió Tim, entrando también por la puerta con Georg tomado de la mano; seguidos ambos por Briant, Lexie y Dorian- Pero déjala, no quiere entender. Terminará sola al cabo de los años.

-¿Alguna vez te he comentado que somos eternamente jóvenes, hermana?-presumió Violet; despertando ciertamente algo de envidia en Annya. Quién pudiera ser ellas para permanecer bella por siempre.

-Sí, ya lo sé-respondió Tim, mientras Georg le plantaba un beso en la sien-Pero… vaya, a mí de verdad me gustaría verte casada, Violet. Te verías preciosa con un vestido de novia.

-¡Yo nunca…!

-No te preocupes, Vi-se entrometió Andreas, jaloneando a Violet hasta que esta estuvo pegada a su mejilla izquierda-Si tu hermana así lo quiere y lo permite, tú y yo nos casamos y no hay problema. Serás mi mujer perfecta, ¿Y sabes qué?

-¿Qué?-

-Te permitiré que te largues a pasarte toda la noche jugueteando en una cama con quien te dé la gana, seré buen marido-le prometió Andreas, besándola de nuevo. Incrédula, Frances los miraba y no entendía cómo funcionaba la relación que ambos tenían. A estas alturas de la vida, ella vivía contenta con el compromiso formal que tenía con Tom y se sentía orgullosa de que él le perteneciese únicamente a ella así como ella a él.

-¿Incluso si se la pasa rebotando conmigo en tu cama?-quiso saber Sascha, abrazando a Violet por la cintura. Encantada, a la mujer le fascinaba ser el centro de atención de ambos hombres.

-Con quien quiera-repitió Andreas-Es más, múdate con nosotros; Sascha. Serás su amante.

-Excelente-se jactó éste-¿Me vas a mantener a mí también?

-¿No es lo que hago acaso desde que te tengo viviendo conmigo?-preguntó Andreas, receloso. Desde que se conocieron, ambos, humano y humanoide, habían sido inseparables y eran como uña y mugre a todas partes.

-Creo que no debo de recordarte que yo también aporto para los gastos-difirió Sascha, con una sonrisa en el rostro. Ese apartamento que ambos compartían era un lugar de perdición. Infestado de mujeres durmiendo en cualquier lugar que encontraran disponible en el inmenso inmueble, era como un paraíso para cualquier hombre.

-Además-intervino Violet, alternando la mirada entre el par de caballeros-Yo también vivo ahí de vez en cuando.

-Tú sigues viviendo conmigo y te callas-se inmiscuyó Tim, poniéndole un alto a Violet. A pesar de que a veces efectivamente su hermana terminara dormida en el sofá de ambos chicos, Tim procuraba siempre estar al pendiente de Violet por su propio bien.

-¿Y cuando ustedes dos tengan bebés, qué?-se opuso Violet, soltando abruptamente tanto a Andreas como a Sascha para cruzarse de brazos- ¿Voy a seguir ahí de arrimada?.

-Claro-habló Georg por vez primera, dirigiéndose a su adorable cuñada-Serás la nana de nuestros bebés.

-¡Paso!-se negó la humanoide, poniéndose repentinamente de pie, lo cual provocó que su hermoso y espeso cabello castaño obscuro revoloteara en torno a su rostro, hasta acomodarse de nuevo en su lugar-No digo que no voy a amar a esos chiquitines, pero tampoco implica que me voy a convertir en la gata de ustedes dos.

-Georg dijo “nana”, no “gata”; tonta-le replicó Tim a su hermana- Aprende a escuchar.

-Escucho lo suficiente para saber que no me dejarás llegar a la mañana siguiente cuando nazcan las pequeñas bestias humano-humanoides que planeen tener- puntualizó Violet, sabiendo que tenía razón.

-Sólo si pasas por ellos para llevarlos a la escuela-sonrió Tim brillantemente-De ahí en adelante, puedes hacer lo que te dé la gana con tu vida de papalote-

-¡SÍ!-consintió Violet, eufórica-¡Ahora sí, Dre! ¡Ya podemos revolcarnos en la fuente del patio!-

-¡Sí!-repitió Andreas eufórico poniéndose de pié junto con Violet y abrazándola por la cintura. Divertidos por el comportamiento de esos dos, todos los presentes se echaron a reír.

-Y al caso-habló Bill-¿Dónde está el par de tórtolos que no he visto?-

Atrás de todos los demás, ajenos a todo el bullicio a su alrededor, Dorian y Lexie se miraban justo a los ojos con todo el amor del mundo impreso en sus rostros. En pequeños suspiros, Lexie no podía quitarle la mirada de encima al hombre que amaba.

-Hey, sordos- intervino Alexei, pasando por detrás de ellos, con Natalie tomada de la mano- Les hablan.

-¿Ah? ¿Qué?-musitó Dorian antes de enfocarse de nuevo en todos los presentes en la habitación. Sentada aún en la mesa, su hermana lo miraba muerta de la felicidad. Le daba gusto que ambos hubiesen encontrado sus respectivas parejas estables y vivieran tan bien.

-Al parecer, andan en Júpiter- intervino alguien más, una de las pocas voces que faltaban por escuchar en aquél apartamento abarrotado de gente. Súbitamente, Alice se dio cuenta de que Bill había tenido razón en lo que dijo la noche anterior: tenían que mudarse a un lugar más grande. Cruzando la sala, aparecieron Selick, Redgie y el bebé de ambos, Caleb.

-Bueno, no me extrañaría- respondió Tom, aún sentado a la mesa con Frances, en cuya mano destelleaba un anillo con un enorme brillante en la punta- Escuché hace poco que pronto comenzarán a colonizarlo.

-Cariño, esas chozas no son más grandes que un grano en el culo de alguien- replicó la mujer con cariño, avanzando hasta colocarse en uno de los sofás disponibles de la sala. Inmediatamente, Alice corrió en cuestión de micras de segundo hacia el pequeño corral de su hija Arianna, a cubrirle los oídos con ambas manos. Sin entender lo que sucedía, la bebé la observó completamente tranquila, absorta en la visión de los ojos de su madre, que eran un reflejo de los suyos.

-¡Selick!- le reprochó la esposa de Bill, tomando a Arianna en sus brazos- ¿Qué te he dicho de hablar así frente a los niños?

-¿Qué? Amor, no van a entender esas palabras a la primera- la consoló Selick, jugando con Caleb, quien parecía alegre en sus brazos. Con el mismo cabello rubio platinado de sus padres y el lacio pesado que caracterizaba a sus cabellos, el niño tenía los ojos del color azul acero de su madre- Difícilmente pueden comprender su existencia en este momento.

-Eso espero, por tu propio bien...- bromeó Alice, encantada- Entonces, ¿Qué? ¿La parrillada el domingo en casa de Gustav y Phoebe?

Inmediatamente, todos los presentes se animaron, comenzando a charlar unos entre otros de manera alborotada, llenando la casa entera con el bullicio que ahora se había vuelto omnipresente desde la llegada de los humanoides de Blair. Por algún extraño motivo, parecían ser la cohesión entre los grupos humanos y humanoides, con su naturaleza desenvuelta y extravagante propia de alguien que es demasiado joven como para entender lo que sucede a su alrededor.

-Claro, es el mismo día que Fabiho y Rhoda llegan de Europa- les recordó Annya, abrazada con Briant, quien parecía poco dispuesto a soltarla.

-Por cierto, ¿Cómo van los negocios allá?- inquirió Alexei, interviniendo en la conversación, con Natalie sentada en sus piernas, en uno de los sofás de la sala.

-Excelente, por fortuna- comentó Phoebe, a quien todos se dirigían en aquél asunto- El próximo mes podremos repartir más de mil respiradores en comunidades rurales de Brasil que los necesitan con urgencia. Además, iremos a la reforestación juntos, ¿No es cierto?

-Por supuesto- sonrió Bill brillantemente, alegre ante la perspectiva de que todo hubiese salido bien. Posteriormente, se dirigió a Alice, quien lo observaba con orgullo- ¿Ves? Te dije que todo saldría bien. Ahora podremos dejarle un buen patrimonio a Arianna.

-Me encanta que pienses en todo- contestó Alice, plantándole un beso en su mejilla recién rasurada aquella misma mañana- ¿Sabes? Jamás pensé que resolverías las cosas así.

-Bueno, Phoebe ya trabajaba allí y todos los trabajadores de Astrella perderían sus empleos si no hacíamos algo; así que... no fue difícil encontrarle solución- replicó el músico- Además, me alegra ver que las acciones han estado subiendo últimamente...

-Como usted diga, señor miembro del consejo directivo- musitó la mujer, abrazándose con dulzura a su marido, mientras su hija jugueteaba con el cabello negro del vocalista de la banda más reconocida de Alemania ahora no únicamente por su música, sino también por su interés en la ecología global.

-¿Dónde está Ary?- preguntó el hombre con voz dulce, dirigiéndose a su hermosa hija pelinegra, la cual comenzó a reírse con él de inmediato.

Aquél, era el final con el que Alice Project siempre había soñado.


3 de junio de 2012

Despertar




Despertar by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

-Buenos días...- le susurró él al oído, fuertemente abrazado a su cuerpo, a su característico olor a cerezas. Tiernamente, la envolvió también con sus piernas, causándole una risa que la estremeció de pies a cabeza, hasta el más pequeño de sus cabellos mal recortados.

-¡Buenos días!- replicó ella entre carcajadas, acariciando sus brazos con las palmas de sus manos. No recordaba haber sido más feliz antes, desde su primer despertar.

-Hey...- musitó alguien más, en un hogar diferente, en una cama de colchas inmaculadamente blancas y paredes cubiertas de rosetones alegres. Con la cabeza pelirroja de la mujer sobre su pecho, se fue haciendo gradualmente consciente de cada parte de su cuerpo, la mayoría de ellas adoloridas a causa del embaro de tanto andar corriendo de un lado para otro; sin embargo, jamás se había sentido tan feliz.

-Hey...- contestó una vocecilla todavía dormilona, cuya portadora acariciaba con sus manos la piel tostada  del músico que tenía recostado debajo de sí. Con los brazos abiertos como alas, ella se encontraba protegida en una de ellas, sintiendo cómo se curvaba en torno a su cintura- ¿Qué tal dormiste?

-Dormí, para variar, en mucho tiempo- confesó él, sintiéndose profundamente descansado- Aunque tampoco te confíes... no es que vayamos a dormir siempre.

-No puedo esperar a estar lo suficientemente repuesta como para que eso pase- rió la muchacha, acercándose aún más a la fuerte figura masculina que tenía frente a sí.

-Scarlett, ¿Podrías prestarle a Natalie...?-

-¿Te molestaría tocar antes de meterte como burro en mi recámara?- cuestionó la mujer, levantando a medias su pelirroja cabeza del pecho del guitarrista que se encontraba tumbado en su cama.

-Está bien...- retrocedió el hombre, hasta volver al umbral de la puerta, donde, en aquella ocasión, se molestó en tocar con los nudillos la puerta blanca de madera- Scarlett, ¿Puedo pasar?

-No- contestó oriundamente y entre risas la joven, abrazándose el fuerte cuerpo masculino que tenía a un lado. Éste, por su parte, también reía: jamás imaginó que su estilista terminaría pasando la noche en la casa de su novia, de cuyo ex novio se acababa de enamorar la noche anterior, después del rescate en Astrella.

-Bueno, entonces sácame un suéter o algo así para Natalie, por favor- le rogó, todavía contra la puerta- Le dio el suyo a Violet anoche y tiene que volver a casa. Vamos a salir a desayunar.

-¿Y por qué no le dices a Lexie?- cuestionó la menor de los hermanos Umbrose, demasiado cómoda como para abandonar su cama y el lugar junto al hombre que amaba.

-Ella... no está. Se fue con Dorian, dejó un recado y dice que... "Frances y Alexei: Fuimos a buscar el vestido de novia. Volveremos para la comida."- recitó el hombre de cabello castaño obscuro. Mientras tanto en la habitación, la pelirroja Frances se sentó abruptamente en el colchón, con los ojos tremendamente abiertos a causa de la sorpresa.

-¿QUÉ?- exclamó ésta, pegando el grito en el cielo, al mismo tiempo que se ponía de pie- ¡Se fueron a buscar el vestido y no me lo dijeron! ¡Carajo, de nada sirve ser la dama de honor! ¿O qué?

-Yo diría que "o qué"- musitó Tom, entretenido ante toda aquella pantomima.

-¿Me acompañarías? ¿A alcanzarlos y buscar el vestido?- inquirió la humanoide, dirigiéndose a su fascinado acompañante, quien no podía dar crédito a lo que estaba viviendo.

-¿Dorian y yo podemos irnos a jugar tennis?- respondió con otra interrogante el músico, sentándose a medias en la cama.

-Si quieres- le sonrió abiertamente su compañera, dirigiéndose hacia su vestidor- ¿Pasamos a tu casa a que te cambies de ropa?

-No me suena tan mal- consintió el guitarrista- Mientras llévale su suéter a Natalie.

-Entonces, ¿Ustedes son...?

-Hermanas- contestaron a la par el dúo de bellas mujeres, vestidas con la enorme ropa masculina del músico, la cual les nadaba sobre sus esbeltos cuerpos. A causa de las conmociones de la noche anterior, no habían tenido tiempo de fijarse en que ninguno de los humanoides tenía una sola prenda que ponerse.

-Yo soy la mayor- se jactó Tim, señalándose a sí misma por el dedo pulgar- Por una micra de segundo.

-Sólo por parpadear primero...

-Como sea...- interrumpió la mayor de las hermanas, que se habían identificado a sí mismas bajo el apellido "Lacrosse"- El punto es que yo estoy encargada de Violet y Sascha está...

-¿Encargado de ustedes?- cuestionó el músico, sentado cómodamente en su propio sofá, frente a la pareja de mujeres.

-Creemos que es así- respondió dubitativamente Violet en aquella ocasión- Él no es pariente consanguíneo nuestro. No guardamos relación alguna con él.

-Y, discupen la indiscreción, pero ¿Por qué su grupo no está formado por cuatro integrantes como el de Alice y Frances?- inquirió el intrigado alemán, quien llevaba toda la mañana cubriendo a las hermanas con distintas preguntas acerca de su origen, especialmente a Tim.

-No lo sabemos a ciencia cierta- contestó Tim. Después de un largo rato de reflexión, Georg se había dado cuenta que usualmente, cualquiera de las dos que respondiese a sus preguntas, siempre hablaba en plural, como si las opiniones que manifestaba alguna hablaran por ambas- Cuanto despertamos y recibimos las ordenes de nuestra madre, únicamente vimos junto a nosotros la cápsula de Sascha.

-Bien, niñas...- expresó ligeramente abrumado el músico, echándose hacia atrás en el sofá, hasta que su espalda se acomodó contra el respaldo del asiento- Sería encantador seguir hablando con ustedes el resto del día pero sinceramente tengo hambre y supongo que ustedes también. No han comido desde que salimos de Astrella; además, necesitan ropa nueva.

-¿Podemos escoger?- preguntaron al mismo tiempo las hermanas, entusiasmadas ante la idea de comer y conseguir ropas nuevas. A diferencia de Alice, Frances y los suyos, ellas tenían un nivel de conocimientos que se basaba en el aprendizaje visual. No tenían la necesidad de que les explicaran algo: su cerebro lo hacía automáticamente por ellas. Como un avance médico y biológico, usaban 30% más de su cerebro que los humanoides de Vo y Watts.

-Así que tú jamás...

-Tengo una ligera noción acerca de cómo funciona el proceso, lo entiendo- se explicó el joven de cabello castaño, con la mirada perdida en el inmenso plato de huevos revueltos que engullía a una velocidad increíble, en presencia de Gustav, Phoebe y el hermano mayor de esta última.

Sascha
Decidido a no dejarlo morir de hambre, Andreas se levantó temprano por la mañana, dirigiéndose hacia la habitación en la que había instalado a su invitado, misma que pertenecía a su hermana en sus gloriosos días de soltera y que él había mandado a remodelar desde hacía mucho. Allí, entre suaves almohadones color turquesa, lo encontró dormitando profundamente, con una sonrisa enorme decorando sus labios rosados de complexión delgada. Débilmente, suspiraba de manera paulatina, como quien tiene un sueño agradable. Tendido cuan largo era en la cama, abrazaba con fuerza uno de los almohadones como si se tratase de una persona.

-A mí también me alegra tener alguien con quien vivir- musitó el ejecutivo con genuina alegría. Desde que Phoebe se había mudado con su entonces novio, se había sentido muy solo. Ahora, tenía con quien compartir sus noches y su morada. Finalmente, después de otro rato de contemplarlo en silencio, se dirigió a él con mucho cuidado de no sobresaltarlo con su voz- Oye… bella durmiente…
-¿Eh?- replicó éste de inmediato, completamente despierto, más, sin abrir los párpados.
-¿Quieres comer algo?- le preguntó cordialmente- Literalmente, llevas la vida entera sin probar bocado.
-No estaría mal- consintió de inmediato el sujeto que se identificaba a sí mismo bajo el nombre de Sascha Bennet.
Una vez que se hubo levantado del amplio colchón king size en el que se había alojado la noche entera, Andreas le enseñó pacientemente la forma de utilizar el baño con tina y jacuzzi con el que contaba la recámara y, de igual manera, lo guió a través del apartamento, enseñándole con detalle cada una de las habitaciones.
Finalmente, cuando lo hubo acicalado lo suficiente como para sacarlo a la calle, se topó con que tenía una llamada perdida en su holocomunicador, que provenía del número de su hermana, quien seguramente debía encontrarse en el departamento que desde hacía largo tiempo compartían con su marido, aún antes del matrimonio.
-¿Qué pasa, Phoebs?- le preguntó una vez que ésta le hubo contestado, ante la mirada atónita de Sascha. Con un gesto, le indicó que le explicaría luego.
-¿Cómo está tu invitado?- le contestó con otra pregunta la mujer, encontrándose en el vestidor de su hogar, preparándose para salir: estaba dispuesta a ir a auxiliar a su hermano en el cuidado de aquella inusual criatura.
-Bastante bien, gracias por desconfiar- replicó entre risas el individuo, recargándose contra uno de los mostradores de su cocina; a su lado, Sascha imitó el gesto, desde la postura hasta la manera en la que había acomodado los brazos, uno encima del otro- Antes de que hagas alguna anotación a lo que acabo de decir, analiza que fui la persona que te peinó durante todos tus años de colegio.

-Creí que habías perdido el toque- confesó ella, cruzándose de brazos de la misma manera, al otro lado de la línea- ¿Qué? ¿Lo vas a llevar a comer algo o intentarás cocinarle?

-Pienso mantenerlo con vida, ¿Sabes?- respondió el hombre, rascándose la barbilla. A su lado, su invitado hizo lo mismo, manteniendo cuidadosa observación en su tutor- Vamos a ir a desayunar. ¿Quieres acompañarnos?

-Suena fantástico. Envíame las coordenadas del lugar para que codifique mi aero con la dirección- pidió la menor de los hermanos, calzándose los zapatos de piso que había escogido para el conjunto que usaba.

-¡Maneja, Phoebe! ¡Maneja!- le aconsejó él, siendo irónico como acostumbraba- ¿Qué será de ti cuando las máquinas se revelen en nuestra contra? Serás la primera en sucumbir.

-¿Las máquinas se revelarán en nuestra contra?- preguntó Sascha, tremendamente alarmado. Como los primeros humanoides, aún tenía dificultades para distinguir el sarcasmo, el más difícil de los tonos humanos de comprender.

-Es un chiste, viejo; también te lo explicaré más tarde- le esclareció Andreas, antes de dirigirse a Phoebe de nuevo- Está bien, nosotros ya nos vamos porque esta criatura luce famélico. Hasta luego.

-¡Los veremos pronto!- se despidió la esposa de Gustav, cortando la comunicación entre ambos.
 -¿Y bien? ¿Te quedarás?

-Eso depende de ti... ¿Quieres que me quede?- cuestionó el hombre, sentado sobre el borde del colchón, con el torso descubierto.

-¿Lo harás? ¿Si digo que sí, lo harás?- inquirió la mujer, cepillando su corto cabello rubio. Jamás antes había sentido tanto miedo de que un hombre se alejara de ella.

-Sí- contestó el individuo, mirándola ir de un lado para el otro dentro de la recámara- Pero tendría que ir por mis cosas.

-Podemos llamar a un camión de mudanzas esta tarde- sugirió ansiosa la criatura, deteniéndose una vez más frente al tocador, al mismo tiempo que se pintaba los labios de color coral.

-Me parece excelente- aceptó él, dejándose caer de espaldas sobre la cama. A pocos metros de él, la mujer se volvió para mirarlo, con una sonrisa enorme dibujada en su rostro, propia de la felicidad genuina que experimentaba en aquél instante.

-Azul...

-Amarillo...

-Va a ser un niño, un niño merece un cuarto azul- argumentó la mujer, avanzando con el carrito de compras entre las manos, por los pasillos de la enorme tienda departamental, observando las distintas gamas de colores que había allí, frente a ella.

-Todavía no lo sabemos y, dada nuestra no humana naturaleza, no podemos asumir que sí va a serlo- refutó el individuo que iba con ella, tratando siempre de ser razonable y no imponerse por la fuerza puesto que, sabía de antemano, que su esposa ganaría en cualquier discusión, ya fuese con él o con el mismísimo presidente de los Estados Unidos.

-¡Claro que sí será un niño! Puedo sentirlo en mis entrañas- insistió Selick, tocándose el vientre abombado con ambas manos- ¿Ves? Si no fuera un niño, no podría hacer eso; se movería.

-Selick... tiene dos meses...

-¡Podría hacerlo si quisiera! Si fuera una niña determinada, como su madre- rió traviesamente la humanoide.


1 de junio de 2012

Salvos


Salvos by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

De pié en el mismo punto helado de la montaña donde los había dejado su avioneta, humanos y humanoides se acomodaron de manera que todos pudieron entrar. A lo lejos, se escuchaban atronadoras explosiones, acompañadas de levantamientos de tierra que hacían que el suelo bajo sus pies timbrara fuertemente. En un momento de reflexión, Alice se volvió hacia Bill aterrorizada.

-¿Y los estudiantes de Vo y Watts?- inquirió la angustiada humanoide.

-Tranquila- la consoló Bill, con una sonrisa orgullosa que expresaba más de lo que podían decir las palabras- Los verás muy pronto.

Sintiéndose aún incómoda, la criatura no añadió nada más y, silenciosamente, comenzó a aproximarse a la avioneta, la cual ya había encendido motores y comenzaba a calentarse; sin embargo, antes de subir, se acercó a Bill y sin importarle la urgencia que tenían por salir de allí, lo besó directamente en los labios, justo como había extrañado hacerlo en todo aquél tiempo que habían pasado separados.

-Gracias por venir a rescatarme- susurró ella contra sus labios, mirándolo a los ojos de una manera casi hipnotizante.

-Gracias por darme una razón para venir: nuestro amor- expresó él románticamente, aliviado de tenerla de vuelta a su lado. Cuidadosamente, la ayudó a subir a la avioneta entre la apretujada multitud, quienes reían entre sí, contentos de haberse zafado de aquella mortal situación. Por otro lado, los recién llegados Tim, Violet y Sascha hacían migas con humanos y humanoides por igual, mostrándose cordiales con todos.

-Por cierto- mencionó Alice, cuando estaba a punto de subirse a la cabina de pasajeros- Tengo una excelente noticia que darte, pero lo mejor será hacerlo cuando estemos de vuelta en casa.

-Si tú insistes...- contestó encantado el músico. ¿Acaso algo podría ser mejor que la adrenalina de haber rescatado a su novia de las garras de una multimillonaria corporación y ahora, tenerla entre sus brazos de nuevo? Bill dudaba.

-Vaya...- musitó la mujer que los había llevado allí, viendo por la ventanilla el desbarajuste que el descomunal grupo había armado- Ustedes sí que saben boicotear una compañía.

-No estuvimos solos- respondió Andreas, estrechando la mano de Violet entre las suyas quien, encantada, no pudo evitar sonreír ampliamente.

Tras varias horas de vuelo, para su enorme satisfacción, Phoebe y el resto de los humanos que habían permanecido en Los Angeles, observaron aliviados la pequeña avioneta descender sobre la pista de aterrizaje, cuando aún era de madrugada; sin embargo, grande fue la sorpresa que se llevaron cuando, además de los sujetos a los que iban a rescatar, habían vuelto con más gente de la esperada. Aún desnudos, Sascha, Tim y Violet se bajaron del avión, pisando con cuidado en aquellas tierras desconocidas, observando todo aquello que los rodeaba. Atónitos ante semejante aparición, la esposa de Gustav y el resto de las amistades de la banda se aproximaron a la carrera para darle a los recién llegados sus abrigos, frente a sus sonrisas amistosas y cargadas de curiosidad.

A partir de ahí, todo se convirtió en abrazos, vitores, presentaciones poco esperadas, reencuentros y lágrimas, que cargaron de emoción el momento que se vivía en aquella diminuta pista de aterrizaje, la cual abandonó la avioneta en cuanto le hubieron pagado a la mujer que la piloteaba, quien no se atrevió a hacer una sola pregunta al respecto de todo lo sucedido. Había estado en situaciones aún más extrañas.

-Parece que, después de todo, los humanos no son tan malos como pensé- confesó Selick, ante los atónitos oídos de Alice, quien se volvió a verla con el rostro desencajado a causa de la emoción- Quizá no sería tan mala idea frecuentarlos de vez en cuando.

-O muy seguido- propuso la pelinegra, dirigiéndole una mirada complacida a Briant, quien, a la distancia, observaba al revuelto grupo de humanos y humanoides relacionarse en calma, mientras él, comodamente, abrazaba a Annya por los hombros y ésta, a su vez, se asía a su cuerpo, estrechando sus brazos en torno a la delgada cintura del individuo.

-Al parecer, más de lo que nos hubiese gustado en un comienzo- rió Redgie, tomando por la cintura a su mujer-Y mientras eso sucede, nosotros...

-Y ellos también, querido; no lo olvides- sonrió Selick con complicidad, observando a Alice con verdadero orgullo- Me muero por conocerlo.

-Creo que aún faltan unos buenos siete meses para eso- contestó Alice, palmeándose su vientre el cual, hasta apenas había venido a notar, parecía un poco más abultado de lo normal. A lo lejos, Bill la observó con extrañeza ante la elaboración de ese gesto, más pensó de inmediato que seguramente su novia tendría hambre, después de todas aquellas emociones.

Una vez que el emotivo momento hubo pasado, fue tiempo de decidir cómo se organizarían para volver a casa. Para empezar, ya no tenían que temer que Astrella los estuviese buscando, eso ya había quedado en el pasado. Después, venía el tema de decidir a qué sitio iban a mandar a los humanoides que, según sus propias bocas, habían sido una creación confidencial de Alexis Blair, la cual, al ver lo desesperado de la situación de Bill y sus compañeros, los había soltado con la finalidad de que los ayudasen. Por unanimidad, se decidió que Georg se llevaría a Tim consigo, más ésta no quiso soltar a Violet ni un momento, confesando de inmediato que eran hermanas mellizas y no existía poder humano que pudiese separarlas. De esa manera, súbitamente Georg Listing ya no se encontró solo; por el contrario, ahora tenía dos encantadoras compañeras de piso y para mejor, se encontraba perdidamente enamorado de una de ellas.

Por otro lado, en un gesto de amabilidad espontánea, Andreas se ofreció a llevarse a Sascha, con quien había hecho buenas migas en el camino. Éste, le sonrió a su acompañante rubio de inmediato y como por impulso, lo abrazó a pesar de apenas encontrarse cubierto por un abrigo de Fabiho.

-Mi pequeño pupilo- lloriqueó Andreas entusiasmado: ahora él tampoco estaría solo.

De último, Annya y Briant resolvieron, a pesar del poco tiempo que llevaban conociéndose, mudarse al departamento de ella y el resto de los humanos y humanoides se repartieron de manera normal, cada uno en sus hogares. Finalmente, al cabo de varios días de angustia, Alice Project regresó a su hogar con absoluta tranquilidad, sabiendo que las asperezas con su familia se habían limado y que ahora, podía llevar una vida como siempre la había soñado: libre.

30 de mayo de 2012

Floreciente





Floreciente by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

Completamente estático ante el miedo que le había producido aquél descomunal chirrido, además del hecho de encontrarse completamente encerrado en un lugar donde su vida corría peligro, el hombre apenas fue consciente de la repetición del ruido anterior, aquél que le había dejado la sangre tan espesa, que esta difícilmente seguía corriendo entre sus venas. Con el pulso exageradamente acelerado y la respiración agitada a causa del terror que lo embargaba, el individuo difícilmente notó la extremidad alargada y brillosa que surgió del humeante boquete que había en una de las paredes de concreto sólido; no fue sino hasta que medio cuerpo hubo emergido de la cavidad cuando el músico finalmente dio cuenta de la presencia de la descomunal criatura, la cual se encontraba bañada en un viscoso líquido plateado, semejante al de la mancha que había emergido segundos después.

-¿Qué...?

Creyendo con trabas en lo que le mostraban sus ojos, el hombre de cabello castaño fue reconociendo a duras penas, bajo todas aquellas capas de ese líquido viscoso como la sangre, la figura de un cuerpo femenino, extremadamente delgado aunque, para su propia sorpresa, bien proporcionado. Lentamente, como si fuese inconsciente de sus actos, el sujeto comenzó a avanzar pausadamente hacia el fenómeno que tenía ante sí, temeroso de lo que fuese a suceder. Ésta, por su parte, se agazapó en posición defensiva y comenzó a sisear entre dientes, como un gato que protege su territorio y su intimidad.

-Tranquila- le habló él, esperando que pudiese comprenderla- No voy a hacerte daño.

-Was suchts du hier, Mensch?- cuestionó una voz rasposa, aunque delicada y cargada de increíbles matices musicales que dejaron al sujeto frente a sí, con la boca abierta de la impresión.

-¿Puedes entender mi lengua?- replicó éste, inconscientemente, en inglés. En cuanto se dio cuenta de su equivocación, volvió a abrir la boca, dispuesto a dirigirse a la misteriosa figura en alemán; sin embargo, ésta se le adelantó.

-Cualquiera que se hable en el mundo- contestó ésta vez con mayor suavidad la individuo, irguiéndose de manera que quedó bien colocada de pie, a menos de un metro del bajista, quien no paraba de aproximarse a ella.

-¿Quién... quién eres tú?- pidió saber el humano, observándola detenidamente, en busca de alguna pista física sobre su desconocida identidad.

-Mi nombre es Tim- enunció con claridad la aparición, limpiándose con la palma viscosa de la mano el rostro, el cual se encontraba cubierto del mismo pegote gelatinoso que protegía todo el cuerpo. Instantáneamente, saltaron a la vista del artista un par de hermosos ojos verdes, enormes y de pestañas largas como telarañas, delgadas de la punta y gruesas de la raíz, que se empalmaban unas sobre otras en encantadores conjuntos por encima de los párpados jóvenes y dispuestos.

Posteriormente, el sujeto continuó limpiándose, en aquella ocasión despejando una frente clara de alabastro, de piel con un color semejante al de la masa fermentada. Más tarde surgieron las orejas, pequeñas y pegadas al cráneo, discretas lo suficiente como para no resaltar pero abiertamente hermosas como para que, si uno llegaba a notarlas, se quedase prendado del encantador par. La nariz de curvatura poética, con la pequeña punta a manera de remate; los labios color coral, naturalmente sonrosados, curvilíneos y llenos... la poderosa barbilla de muñeca. Poco a poco, un rostro y cuerpo encantadores saltaron a la vista atónita de Georg Listing, quien no podía dar crédito a lo que tenía frente a sí.

Tim
-¿Y tú?- inquirió ella, después de un largo rato en silencio- ¿Quién eres?

-Mi nombre es Georg- respondió éste de inmediato, sin pensárselo si quiera- Y estoy aquí para...

Antes de que pudiera terminar su frase, algo interrumpió a la pareja: el sonido del titanio razgándose. A la espalda de Georg, un boquete tan grande como el anterior se había abierto en una de las divisiones que marcaban la distancia entre un pasillo y otro. De él, provino una figura semejante a la primera, únicamente un poco más alta. De igual manera que la anterior, se limpió el rostro en un movimiento, dejando al descubierto un par de iris azules que resultaban atrapantes. Para sorpresa del ya atónito, bajista, algo inesperado ocurrió: de un salto, la primera criatura, aquella que se había identificado a sí misma bajo el nombre de "Tim", se interupuso entre aquella nueva acompañante y el músico, cortándole el paso de manera defensiva, mientras se agazapaba de nuevo, emitiendo sonidos guturales de su armoniosa garganta.

-Mío...- susurró de forma amenazante, con una voz helada y cortante.


En los pasillos de la fortaleza que eran los Astrella Laboratories, su presidente corporativo se movía tan rápido como se lo permitían las piernas, avanzando a través de un único y largo pasillo, cortándole el paso al humanoide que lo seguía tan de cerca, cerrando las separaciones de emergencia entre un bloque y otro; sin embargo, el sujeto que le daba cacería lograba siempre escaparse entre alguna rendija diminuta, colándose de maneras casi imposibles y empeñando hasta el último de sus alientos en el proceso. Mientras tanto, veía avanzar frente a sí a la asustada criatura de cabello rubio que se movía contra su voluntad, con una pistola amagada contra la cabeza.

-¡Auxilio!- repetía la mujer incansablemente, decidida a no dejar que el individuo tras de ella súbitamente pensara que su empresa resultaba inútil; más, por muy sorprendente que llegase a parecer, él no lo pensaba en absoluto. Por el contrario, estaba dispuesto a entregar su vida por salvar a la humana de rasgos exquisitos.

-¡No se preocupe!- contestó en una de aquellas ocasiones el hombre, esforzándose a su máximo por dar con ella- ¡La rescataré!

Ante esas palabras, que nunca antes se había visto en la necesidad de escuchar, el frío corazón de la criatura pareció renacer, tomando nuevos impulsos que nunca antes había conocido. Por primera vez en la vida, se sentía protegida y era una situación novedosa que llenaba todos aquellos espacios en su alma que antes habían estado repletos de egoísmo y necesidad de cuidados. Podía morir tranquila: alguien se había preocupado por ella y no por su cuerpo, su rostro, su fortuna o su carrera. Aliviada, dejó escapar un suspiro de satisfacción que al humanoide que venía detrás le infundieron nuevos ánimos para seguir corriendo, sin cansarse en absoluto. Por alguna extraña razón que no podía comprender, sentía la obligación de hacer que esa misteriosa dama, la cual le resultaba visualmente encantadora, estuviese a salvo y, para más, a su lado.

-Richard...

-Alexis...

-¿Qué te pasó?- le preguntó ella, corriendo a encontrarlo, medio encorvado a un lado de su brillante escritorio de madera, la palma de la mano apoyándose fuertemente en la lustrosa superficie vegetal, intentando así mantener al hombre todavía de pié para recibir a aquella criatura, el amor de su vida. Antes de que pudiese desvanecerse, la mujer alcanzó a pasar su brazo en torno a la cintura regordeta del científico, asiéndolo de manera que no se desplomara y, en su lugar, permaneciese firme a su lado. De su pecho, vio brotar un líquido tibio y obscuro que manchaba su camisa a rayas.

-Mi tiro de gracia- sonrió él débilmente, utilizando sus últimos respiros para dirigirse a la dama- Creo que ni siquiera una muerte rápida merezco.

-En efecto: no la mereces- contestó Alexis entre lágrimas, observando a aquél hombre que había amado desde su mismo nacimiento y ahora, décadas más tardes, no había podido quitar de su mente- Mereces vivir. Muchos años más.

-¿A tu lado?- cuestionó el debilitado anciano, haciendo reír a la criatura que lo sostenía contra su cuerpo.

-Así es- consintió ella, llorando desconsoladamente- Como siempre debió ser.

-Con  Priscilla en la universidad...

-Graduándose en ingeniería genética- sonrió la mujer, sintiendo sus lágrimas recorrer su hermoso rostro, quemándolo a su paso- Siempre quiso crear a alguien como yo, pero más fuerte, para que pudiese cuidar de nosotros cuando llegaramos... aquí. ¡Oh, Richard! ¡Ojalá hubiesemos tenido más tiempo!

-Tuvimos los doce años que pasé trabajando en ti- intentó consolarla el hombre, antes de acariciar su rostro suave y pálido con el dorso de su arrugada mano- Prefiero éste momento a tu lado, que una eternidad sin haberte conocido. Eres... eres el amor de mi vida.

-Y tú el de la mía...- musitó ella con debilidad, su voz quebrándose a la mitad de sus palabras- A pesar de todo.

-Ahora, hazme un último favor y sal de aquí- le rogó Vo a su acompañante, hundiendo su rostro entre el cabello de ella, aspirando su aroma tan habitual desde un comienzo: el de la pera- Van a volatilizar el lugar.  Escapa, comienza una vida nueva. Anderson... él se las ingenió para marcharse.

-No, yo me quedaré contigo; así me cueste la vida- respondió con ternura la criatura, abrazándose con más fuerza al sujeto que mantenía contra la calidez de su cuerpo. 

Lentamente, fue arrodillándose hasta que ambos quedaron en la misma posición, recostados sobre el suelo del salón de clases, con la sangre de Richard Vo derramándose sobre el suelo abaldosado, recorriendo las grietas, filtrándose entre ellas. A su lado, el cuerpo de la mujer comenzó a descomponerse silenciosamente, tal y como ella deseaba. Sabía perfectamente que podía salir viva de la explosión, aún así, escogió la única manera en la que podía morir: destruyéndose a sí misma de manera voluntaria.

-Suéltalo, Tim- le exigió la mancha plateada a la protectora de Georg, ante lo cual ésta siseó en respuesta- Ni siquiera sabes qué hace aquí.

-Está en peligro- respondió sin pensárselo la hermosa rubia, cuyo cabello había comenzado a descubrirse gradualmente, goteando aquella pegajosa sustancia plateada- No me iré de aquí sin él.

-Nuestra madre fue muy específica- la instó su acompañante, hablando con sus curvilíneos labios acoralados, parecidos en extremo a los de la otra criatura- Debemos huir.

-También mencionó que debíamos rescatar a los humanos- la contrarió Tim, dispuesta a luchar por Georg- No lo abandonaré.

-¡Chicos!- se escuchó una voz exageradamente familiar, la cual le alegró el rostro al bajista apenas escucharla- ¡Allí! ¡Está saliendo humo! ¡Es un sitio sin división!

Raudos, el clan de humanoides y los humanos que venían con ellos avanzaron cada uno de los corredores que los separaban de su punto de partida y, para  cuando llegaron, se asustaron de muerte al ver a todos los guardias que los perseguían en el suelo, muertos. Como por impulso, todos se volvieron a la mancha plateada que apenas y notaron en un principio, más ahora resultaba demasiado atractiva como para pasarla por alto. 

Debido a sus notables conocimientos en anatomía femenina, a Andres le tomó menos de un minuto determinar que la figura que se encontraba frente a ellos, dándoles la espalda, se trataba de una mujer. Para mejor, sus sospechas se vieron confirmadas cuando, al girar el rostro para encarar a aquello que se encontraba detrás de sí, unos ojos de color azul con bordes ligeramente verdosos atraparon a los de Andreas, quien se quedó absolutamente paralizado, analizando cada centímetro del precioso rostro que tenía frente a sí. 

Violet
Las cejas, que apenas y podían distinguirse entre todo aquél fluído plateado, eran un par de arcos construídos a la medida de los colosales ojos alargados que no pasaban las cosas por alto. Las pestañas, como las de su acompañante, eran espesas, abundantes y al mismo tiempo delgadas, como suaves hilos confeccionados a mano por el más delicado artesano. La nariz, era alargada y con una ligerísima curva en la punta, que daba un resultado hermoso, amenazante y al mismo tiempo encantador. Las mejillas coloreadas, atraparon de inmediato la atención de los presentes, así como los labios estrechos y regordetes, el inferior más grande que el superior. El cuello largo, los hombros ligeramente caídos y los brazos infinitos, mismos que aún chorreaban plata.

-Hola- la llamó Andreas, enfocando su atención en él, aunque, de igual manera, ya había reparado en su presencia con anterioridad- ¿Quién eres?

-Mi nombre es Violet- replicó la criatura de inmediato, atrapando al ejecutivo con la dulzura y la firmeza de su timbre de voz- ¿Quiénes son ustedes?

-Somos humanos y algunos humanoides- explicó Bill, entrometiéndose en la conversación. De inmediato, igual que lo había hecho Tim con Georg, Violet se aproximó a Andreas lentamente, cubriéndolo con su cuerpo, en una especie de instinto de protección disparado automáticamente- No venimos a hacerles daño, queremos escapar de aquí.

-Entonces les ayudaremos- intervino Tim, recobrando la palabra, mientras se erguía una vez más. Sin pensarlo, extendió su mano derecha en dirección a Georg y éste, como por impulso, la tomó sin miramientos. Así, ambos, humano y humanoide, se movieron hacia el atónito grupo, quienes no podían encontrar una explicación para aquél par de súbitas apariciones. Una vez más, se habían pensado los únicos- Vámonos de aquí.

-Pero Tim, no te olvides de Sascha- le llamó la atención Violet, aferrándose al brazo de Andreas con una sola mano, lo que hizo que éste se ruborizara sin remedio ante la mirada entretenida de todos los presentes: jamás lo habían visto hacer eso.

-¿Me hablaban?

-¡Sigue persiguiéndome, juguetito! Y mataré a mi encantadora presa- amenazó Dodman Roberts a Briant, a quien ya traía demasiado cercano.

-No lo creo...- musitó de manera amenazante el humanoide, cansado de aquél jueguito. Armándose de valor, se movió a una velocidad que inclusive a sí mismo le impresionó y en lo que el lunático empresario pensaba apenas en presionar el gatillo de la pistola, el aún esposo de Alice tomó entre sus brazos la delicada figura de Annya, arrebatándosela de las manos a Roberts y apuntó el cañón del arma hacia la cabeza del agresor. Para cuando se hubo girado, todo había terminado tras el atronador sonido de un disparo.

Asustada, la modelo cerró los ojos en cuanto sintió su peso cambiar de brazos e inmediatamente se aferró a aquél que mentalmente había identificado como su salvador. Ni siquiera lo conocía, más sabía que él, a diferencia de todas las personas que se habían cruzado en su camino, no la dejaría caer. Impulsivamente, el hombre también se abrazó a ella con fuerza, dispuesto a no abandonarla bajo ninguna circunstancia. Una vez que el sonido del disparo atravesó sus oídos, ambos volvieron a abrir los ojos, auténticamente paralizados los dos.

-Hola- saludó Annya, desde los brazos de Briant, asida fuertemente de su cuello, con sus infinitas piernas colgando de los brazos de él.

-Hola- respondió él con una sonrisa, apreciando por primera vez desde que la vio, la belleza del rostro que se encontraba tan increíblemente cercano al suyo.


28 de mayo de 2012

Resistencia


Resistencia by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

-¡Rápido! ¡Nos están alcanzando!- exclamó la voz femenina, sufriendo un ligero ataque de alarma al ver la vertiginosa velocidad a la que se aproximaban las tropas de Astrella, trotando sin cansarse a sus espaldas.

-Dorian...

-Yo me encargo- sonrió el caballero, un gesto petulante y amenazador engalanando las delicadas facciones de su encantador rostro masculino. Apenas un minuto más tarde, ya se encontraba de regreso, entrelazando de nuevo sus largos dedos con los de la criatura que trotaba a su lado, ligera como una gacela y graciosa como un pañuelo al viento. Al sentir de nuevo el toque de su piel contra la de ella, la damisela no pudo evitar reír, absolutamente fascinada. A un escaso metro de distancia de ellos, la pelirroja esbozó una débil sonrisa que, internamente, le indicó que a pesar de lo apretado de la situación, iban a salir bien librados de ella. De manera empática, estrechó en su mano los dedos que venían entrelazados con los suyos, sudando a causa del nerviosismo que embargaba a su propietario.

-Debería de estar...

-¡Alice!- exclamó el individuo con todas sus fuerzas, apretando los dientes a causa de la desesperación de saberse atrapado; sin embargo, aquello de lo que no era consciente, radicaba en que tras la puerta que dividía aquella extraña oficina con el corredor que conectaba las alas ejecutivas de Astrella, se encontraba ella.

-Bingo...- musitó la criatura con entusiasmo, partiendo la puerta de una patada. Ante semejante explosión, el sujeto que se encontraba atado de manos y pies se encorvó un poco, como queriendo proteger su rostro, antes de levantar de nuevo la mirada, para encontrarse con la sombra de la poderosa y fuerte criatura.

-¡Alice!- repitió el aliviado humano, sonriendo abiertamente.

-¿Escucharon eso?-

-No pueden estar muy lejos de aquí- aproximó uno de los sujetos- Rápido; si nos apresuramos, tal vez demos con ellos.

-¡En ese caso, a toda marcha!- ordenó la criatura pelirroja, doblando en el codo de una intersección entre dos corredores. Más tarde, musitó para su compañero, aquél que con dificultad le seguía el paso- Aunque me parece bastante extraño que...

Más ni siquiera había concluído la frase cuando súbitamente, del techo, salieron una especie de torretas coloradas, fulgurando con intensidad mientras emitían el sonido de una sirena que taladraba los oídos de una manera impresionante. A pesar de la fortaleza con la que contaban sus oídos, los individuos no pudieron evitar encogerse ante semejante sobresalto.

-¡Hay que apresurarnos!- instó uno de ellos al resto del grupo, una mujer de largo cabello castaño que le caía en ligeras ondas por la espalda, contrastando con su traje enteramente blanco de algodón.

-¡Frances! 

-¡Alice!

-¡Tenemos que salir de aquí!- intervino un tercero, alzando la voz de manera que los demás pudiesen rastrearlos siguiendo el sonido de sus palabras.

-¡Auxilio!- replicó uno más, un perteneciente al clan de los humanos que, por una verdadera coincidencia, había sido atrapado de un brazo por uno de los guardias de Astrella. Inmediatamente, el resto de los fugitivos se volvió hacia su posición, buscando la manera de ayudarlo. Debían actuar audazmente, o moriría.

-¡Suéltalo!- exclamó una voz que ninguno de ellos había escuchado antes, proveniente de una garganta que parecía raspada por el desuso. 
Súbitamente, una mancha plateada se dejó ver dentro de la habitación, misma que se le abalanzó al guardia que intentaba someter al músico por la fuerza. Confundido por lo que acababa de ver, el individuo se quedó en blanco, completamente pálido, observando a sus compañeros con la boca abierta más, antes de que pudiese acercarse a ellos de nuevo, las alas se cerraron con unas compuertas enormes de metal, que seccionaron el corredor en el que se encontraban de manera que ellos quedaron atrapados en una sección, la misteriosa mancha plateada y los guardias en otra y, por último, el humano, solo ante el boquete humeante y recién abierto del que había saido la mancha.

-Pero que...

En ese momento, un escalofriante siseo se dejó escuchar desde el boquete recién abierto.

-¡Tenemos que salir de aquí!

-¿Y cómo? ¡Esto está completamente sellado!

-¡Has algo!- exigió una de las mujeres, haciendo gestos impotentes hacia un hombre que resultaba físicamente idéntico a ella. Éste, de inmediato, le dirigió una mirada desesperada, indicándole que ya le había mencionado con anterioridad que no había solución alguna en sus manos para hacerlos salir de allí.

-Un momento, ¿Qué es...?
-Vaya, vaya...- se rió Dodman Roberts a la distancia en el pasillo, ante la mirada atónita de todos los humanos y humanoides- Pero miren quién vino a buscarlos... la misma mujer que me dio referencias sobre su paradero.
-¡Tommy!
-¡Annya!- exclamaron tanto el músico como la mujer a la que éste tenía tomada de la mano. A pesar de no tener memoria sobre sus infidelidades, la pelirroja sí recordaba a la modelo rusa y, para mejor, la pensaba como la amiga que alguna vez había sido.
-¡Ayúdame!- rogó la chica actuando, por primera vez en su vida, de manera humilde y necesitada. Demasiado paralizados como para hacer algo al respecto, las únicas personas del grupo que la conocían ni siquiera se movieron; en cambio, alguien más se acomidió por ella y, de inmediato, salió trotando en su dirección.
-¡Señorita!- respondió al llamado el individuo menos pensado. Ante la mirada atónita de su ex esposa, Briant Project salió a la carrera a perseguir a Roberts antes de que la siguiente división del pasillo se cerrara.

27 de mayo de 2012

Decisivo



Decisivo by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

-Usted...

-Los problemas ambientales son todo un reto para la humanidad, ¿No es cierto, señor Kaulitz? Se ha convertido en un verdadero peligro vivir allá afuera- explicó lentamente el hombre de negocios, con el tono inalterado de quién habla de un tiempo compartido- Quizá usted no lo nota, encerrado en su burbuja de Los Angeles y sus zonas acaudaladas, pero me imagino que no se ha atrevido a ver más allá de Norteamérica.

-¿A qué se refiere?

-Vaya... los medios de comunicación ahora engañan a la gente más de lo que lo hacían en mis tiempos- se mofó el empresario, cruzándose de  brazos, al mismo tiempo que asentía con la cabeza. A su señal, su pelirroja acompañante presionó un botón aparentemente en el aire; sin embargo, el músico comprendió inmediatamente que no podía verlo porque debía ser parte del control de mandos digital del aparato, cualquiera que éste fuera. Inmediatamente, en la pantalla comenzaron a aparecer imágenes que dejaron a Bill aterrado.

Ahí, frente a sus ojos, hombres y mujeres muriendo de asfixia se desplomaban contra el piso como pajaritos, con las pupilas expuestas quemándose ante los ácidos que había en el aire. Más tarde, aparecieron madres desesperadas, que lloraban con sus hijos en brazos, colocándoles mascarillas de tanques de oxígeno que arrancaban a difuntos a sus lados, en un desesperado intento de brindarles un poco de aire a sus debilitados pulmones. Autopsias que revelaban fosas nasales destrozadas por la cantidad de ácidos letales en el aire, niños con los ojos quemados por la cantidad impresionante de compuestos nocivos en la atmósfera, sujetos con quemaduras de tercer grado a causa de la intensidad con la que quemaba el sol, ahora que en pocas partes del mundo había capa de ozono... era terrible.

-¿Todo eso... pasa allá afuera?- cuestionó el frontman siendo, por primera vez, consciente en muchos años de su horrible realidad.

-Pasa a menos de quince kilómetros del lugar donde vives- le explicó la mujer, sintiendo algo incómodo atorársele en la garganta conforme le hablaba, sintiendo compasión de él al ver la expresión de su rostro, aparentemente devastado.

-¿Y por qué nadie hace algo?- preguntó la vocecita súbitamente cubierta de inocencia del músico.

-Porque ese es nuestro trabajo- respuso en esta ocasión el hombre, con la voz repentinamente endurecida- Brindar soluciones globales que los países estén dispuestos a comprar pero ese es el problema: nadie las compra.

-¿Entonces qué piensan hacer ustedes por estas personas? Tienen que hacer algo- replicó el músico, volviendo su mirada esperanzada hacia el par de adultos que lo observaban compasivamente.

-La solución que estoy por proponerle no va a agradarle, señor Kaulitz... pero los gobiernos apoyan esta iniciativa y... así podrá terminarse el sufrimiento de mucha gente...

-¿A qué se refiere?- insistió el joven, cada vez más escandalizado. 

-Vamos a exterminar paulatinamente a la raza humana y a crear a individuos que puedan reemplazarla- susurró lentamente el señor Dodman Roberts, presidente ejecutivo de Astrella Laboratories, ante la mirada atónita de su acompañante, la doctora Alexis Blair o, como se le conocía en las instalaciones, el fallido proyecto B.

-¿Qué?- escupieron al mismo tiempo Bill y Alexis, al escuchar semejantes palabras.

-Dodman, tú...

-No había querido decírtelo- le explicó en voz baja el ejecutivo a la mujer que lo acompañaba, con la que parecía tener un vínculo inusual- Perdóname.

-¡Pero Ariel sigue allá afuera!- exclamó la pelirroja, súbitamente escandalizada- ¡Tú me prometiste que ibas a buscarla! ¡Me juraste que si me quedaba contigo, harías lo que fuera necesario para encontrarla!

-Y he cumplido mi palabra, ¿No es así?- cuestionó el hombre, abandonando repentinamente su pose de captor para aproximarse a la delicada criatura, quien parecía al borde del llanto. Silenciosamente, tomó su rostro entre ambas manos y, en un movimiento, lo acercó al suyo- Tú bien sabes que no he parado en recursos para dar con ella.

-Aún así, no podemos continuar con nuestro plan si no la hallamos primero- declaró Alexis, alejándose de Dodman en un movimiento- Abandoné todo por ella... no pienso perderla.

-Ella ya está perdida, Alexis; asimílalo- escupió violentamente el empresario, perdiendo la paciencia- Desde el momento en que se rehusó en entrar al programa...

-¡En ese caso, me mentiste!- gritó sin miramientos la criatura, lágrimas transparentes corriendo por sus mejillas- ¡Dijiste que sabías dónde estaba! ¡Que si me quedaba contigo, la traerías de regreso a mí!

-¡Siempre te convino más estar a mi lado que lejos de él!- le respondió bruscamente el humano- ¡Hubieras muerto si no fuese por mí, porque le rogué a mi padre que te dejara viva! ¡Richard no hubiese podido hacer eso!

-¡Hubiesen sido mejor diez minutos al lado del hombre que verdaderamente amaba que esta puta eternidad pudriéndome a tu lado!- lo acusó la primera de los humanoides, el único y último proyecto conjunto el cual Anderson Watts y Richard Vo, un par de estudiantes de alto coeficiente intelectual, desarrollaron desde que estudiaban la secundaria.

-¡Tom!- le gritó una voz, llamando su atención desde una de las cápsulas. Allí, encerrado entre cristales, vio a Dorian debatirse atrapado, golpeteando con ambos puños las paredes que lo contenían- ¡Sácala! ¡Su cápsula no tiene seguro! ¡Entra aquí y sácala!

-¿No necesito una clave de acceso?- preguntó de inmediato el atónito humano, dirigiéndose hacia la puerta de cristal que separaba la recámara en la que se encontraban los humanoides de aquella en la que se hallaba él.

-¡No! ¡Está diseñado para que nosotros no podamos salir, pero cualquier humano puede entrar!- explicó entre gritos el sujeto que anteriormente había odiado tanto al mayor de los hermanos Kaulitz pero que ahora lo veía como su única salvación.

De inmediato, el hombre siguió las órdenes de aquél que alguna vez había sido su cuñado, dándose cuenta apenas mirar la cápsula en la que se encontraba contenida Frances que la finalidad de ésta no era otra que borrar su memoria. En una pequeña pantalla en el lateral del aparato, veía pasar su propio rostro, su cuerpo, sus labios curvándose en una sonrisa.

-¿Y cómo lo apago?- preguntó Tom, observando la serie de interruptores de colores, los cuales carecían de letreros.

-Presiona el botón rojo- le contestó Dorian- El grande, presiónalo una vez.

Al hacerlo, el aparato dejó caer a la señorita que sostenía con fuerza, liberándola de las tenazas metálicas que la mantenían de pié dentro de la cápsula. Inconscientemente, el hombre frente a ella extendió sus brazos, listo para atraparla y la tomó entre ellos como si de un bebé se tratase. Con cuidado, la colocó contra el suelo, teniendo precaución de no azotarla. Su rostro, totalmente desvanecido, no parecía reaccionar.

-Frances...- la llamó, primero en un susurro. Al ver que no reaccionaba, volvió a dirigirse a ella, en aquella ocasión con más fuerza- ¡Frances! ¡Despierta!

A lo lejos, el músico escuchó el sonido de pisadas irregulares que se aproximaban hacia él y que, por el ruido que producían, no podían provenir de sus amigos sino, más bien, de sus enemigos, aquellos que lo buscaban desde que se dieron cuenta de que Bill no iba solo. Seguramente habían hallado sus zapatos en el túnel, maldición. Mientras tanto, en la mente de la pelirroja que el guitarrista tenía frente a sí, todo era confusión. Restos de recuerdos se agolpaban en su mente, la mayoría destruídos por la máquina que había hecho gran parte de su trabajo de forma efectiva. Únicamente un rostro, el cual prevalecía aunque sin nombre ni emoción alguna, se repetía en los recuerdos que todavía conservaba. Se encontraba allí, galante, de pie entre una multitud, con un traje que parecía hecho a su medida, deslumbrante.

-Recuerda, por favor... recuerda y despierta...- le suplicaba en susurros el hombre, quien ya tenía su frente apoyada contra el vientre de la criatura, el cual subía y bajaba lentamente debido a la respiración pausada de la criatura.

-¿Dónde... dónde estoy?- cuestionó la mujer repentinamente, haciendo que los ojos ya cerrados del desesperanzado músico se abrieran repentinamente- ¿Tom? ¿Eres tú?

-¡Frances!- exclamó el humano, completamente entusiasmado, abrazándose a ella con todas sus fuerzas, a pesar de que no tenían tiempo para ello- ¡Estás bien! ¡Me recuerdas!

-Sería imposible borrarte de mi mente- sonrió la mujer, alargando su mano derecha hacia el pecho del músico, el cual se tensó inmediatamente ante el gesto; sin embargo, la mujer no lo hizo para tocarlo a él, sino al colgante que le pendía del cuello, el mismo que ella le había regalado hace tanto tiempo, que le costaba trabajo recordar cuándo sucedió- Mi corazón siempre será tuyo.

En silencio, ambos se miraron largamente, como no habían vuelto a hacerlo desde aquél momento en el que se encontraron irremediablemente enamorados el uno del otro. Poco a poco, fueron acercándose, hasta que la distancia entre ellos parecío casi inexistente.

-Ehm... ¿Disculpen?- los interrumpió Dorian, golpeando débilmente  con sus nudillos en el cristal de su cápsula- ¿Podrían ayudarnos a salir de aquí, antes de que perdamos cualquier atisbo de realidad?

-¿Eh?- musitó la confundida pareja, saliendo de su ensueño.

-Ah sí, hay que utilizar el mismo método. Tom, tú libera a Dorian y a Lexie, yo me encargo de Alexei- ordenó la pelirroja, ante la mirada reticente del músico. ¿Acaso, en aquél tiempo que habían estado separados, ella verdaderamente había comenzado a sentir algo por su cuñado? Más, cuando su hermano mayor no los observaba, la mujer le dedicó al hombre que tenía a su lado un guiño semejante al mismo que hizo cuando discretamente, le envió un mensaje a su holocomunicador con las coordenadas del lugar en el que se encontraban Alice y sus compañeros.

Así, mientras Frances pretendía batallar contra la enorme cantidad de botones que había al lado de la puerta de la cápsula de Alexei, Tom se apresuraba a liberar primero a Lexie y más tarde, con la ayuda de ésta, al esposo de la misma y el mayor de los hermanos Umbrose; pacientemente, la ex novia de Tom aguardó impacientemente a que su cuñado olvidara aquél momento en el que se había enamorado de ella. Cuando finalmente se visualizó lejos de su mente, desconectó el aparato, aparentando haber estado tremendamente ocupada, enzarzada en una batalla contra el panel de comandos para dejar salir al aturdido Alexei.

-¿Qué pasó? ¿Por qué no presionaste simplemente el botón rojo?- cuestionó Dorian, ayudando a su mejor amigo a mantenerse en pie, mientras éste se sostenía con ambas manos la cabeza.

-No se abría, me parece que tuvo un desperfecto mecánico- contestó la criatura, mordiéndose los labios para que no se notara la colosal mentira que acababa de decir.

A pesar de lo mala que era ocultando la verdad, tanto su cuñada como su hermano se encontraban tan ocupados comprobando el bienestar de Alexei, que apenas y escucharon la explicación. Conformes, Tom y ella se sonrieron discretamente: ya podían ser felices de nuevo. Por fortuna, el resto de los humanoides de su clan habían olvidado la infidelidad de Tom, así como la misma Frances, y sus memorias se habían quedado varadas en aquellos primeros días cuando no se encontraban familiarizados con ninguno de los hermanos Kaulitz. Para la mayoría de ellos, excepto de la pelirroja, el gemelo de Bill no era otra cosa que un amable sujeto que había ido a rescatarlos de algún peligro desconocido para ellos, más, que afectaba su bienestar.

-Ahora, tenemos que correr- sonrió Tom ampliamente, extendiendo su palma abierta hacia su alegre compañera, quien lo observaba llena de adoración. Entusiasmada, entrelazó sus dedos con los del hombre y, a una velocidad vertiginosa, comenzaron a desplazarse por los pasillos del complejo de laboratorios.