30 de diciembre de 2011

Enfrentamiento


Enfrentamiento by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

De pié los unos frente a los otros en una pequeña habitación de forma cuadrangular, los humanoides del doctor Richard Vo evitaban mirarse los unos a los otros, excepto en el caso de Anna Selick Ecker, una alta rubia de ojos azul metálico que no podía apartar sus pupilas de su compañera, la atractiva Mia Alice Project, una criatura de encanto singular y tez blanca como la nieve. Entre los cuatro, Richard Vo permanecía en un silencio total, cruzado de brazos en actitud neutral, esperando a que alguno de ellos se animara a hablar sobre lo que había sucedido con los humanoides de Anderson Watts.

-Y tuviste que arruinarlo todo-lanzó la primera pedrada la voz grave y acusadora de Selick, dirigiéndose claramente a Alice-No conforme con haberte apartado del grupo...-

-No me aparté por voluntad, ¿Sí?-replicó la pelinegra, Alice, despegándose de la pared en la que se encontraba recargada. De inmediato, el hombre del otro lado de la habitación, Briant Joseph Project, su marido, levantó la mirada del suelo-O tal vez sí lo hice pero tuve mis razones-

-¿Razones?-inquirió Selick, colocándose en una posición abiertamente ofensiva: inclinada hacia adelante a medias, con las manos convertidas en garras y el gesto fiero, lista para saltar en cualquier momento-No tuviste nada más que un capricho de niña tonta, porque eso es lo que eres-

-¡Comprende que tuve que salir de allí!-comenzó a gritar Alice-Puede que sea una humanoide y que tenga una misión pero sigo siendo un ser libre y puedo utilizar esa misma libertad para decidir lo que quiero hacer y lo que no. ¡Si esa noche no quería reproducirme con Briant, no tenía por qué hacerlo! ¡Tengo la capacidad de tomar decisiones sobre mi cuerpo!-

Ante semejantes declaraciones, varios eventos ocurrieron al mismo tiempo: del otro lado de la habitación, Redgie giró su indignado rostro hacia su compañero, Briant, en una actitud abiertamente inconforme. Mientras tanto, en medio de los cuatro humanoides, Richard Vo también dirigió su mirada hacia su avergonzado hijo, quien una vez más había colocado sus iris azules observando al suelo en vez de a cualquiera de ellos. Una frente a la otra, Alice y Selick se enfrentaban en medio de aquél extraño cuadrángulo, ninguna de las dos dispuesta a dar su brazo a torcer.

-Briant...-musitó Vo, anonadado ante la actitud que había tomado su creación-¿Qué...? ¿Qué hiciste?-

-No fue su culpa, padre-respondió Alice, aunque la pregunta no iba dirigida hacia ella. Frente a tal acto de misericordia, Briant volvió a posar su mirada en la que fuera su esposa, sorprendido por el hecho de que estuviera defendiéndolo-Hay algo que tengo que confesar-

Lentamente, Richard Vo se tranquilizó una vez más, calmando sus ánimos demasiado apresurados para escuchar el contexto de toda aquella historia. Por segunda vez en su vida, se había olvidado de ser objetivo y analizar los hechos desde puntos de vista diferentes. Poco a poco, fue recuperando su postura relajada, para colocar sus pupilas en su creación favorita, la cual lo observaba a su vez en silencio, esperando sin palabras a que él le prestara toda su atención.

-Te escuchamos, Alice-contestó pasado un rato, cuando ya la exaltación de los presentes había bajado un poco.

-Yo...-comenzó a murmurar la atemorizada pelinegra, sin saber qué reacción esperar de aquellos individuos, que eran lo más cercano que tenía a una familia-Yo estoy... estoy viviendo con alguien más. Estoy enamorada de alguien más-

Al escuchar las palabras que brotaron de la palabra de su todavía mujer, Briant rompió en llanto sin poder evitarlo, las lágrimas corriendo a lo largo de su rostro completamente paralizado en una mueca de incomprensión. Con la boca entreabierta y los ojos saltados, parecía como si se hubiera quedado sin aire. Mientras esperaba a que Briant recuperara la compostura, Alice sintió un objeto estrellarse contra su mejilla derecha y para cuando quiso darse cuenta, ya tenía a Selick encima, propinándole sendos golpes que a duras penas podía esquivar.

Sobre el suelo de arenisca negra, ambas criaturas rodaban, una tirando puñetazos en todas direcciones y la otra luchando por evitarlos. Al mismo tiempo, en la misma habitación, Briant y Redgie permanecían ambos en silencio, sabiendo internamente lo que aquella declaración implicaba. En la misma recámara, Richard Vo observaba a sus cuatro creaciones con la mirada iluminada, internamente eufórico.

-Bueno, ya estuvo bien de tanto teatro-interrumpió Vo a las humanoides, llamando al mismo tiempo la atención de Briant y Redgie-¿Hay alguna otra cosa de la que quieras hablarnos, Alice?-

-Se llama Bill Kaulitz-musitaba la pelinegra, aún esquivando los golpes de su compañera, quien no se había detenido más que por el segundo en el que Vo se hubo dirigido a ellas-Es músico, vocalista para ser exactos. Tiene una banda, "Tokio Hotel". Son alemanes; está conformada por él, su hermano gemelo Tom y sus dos amigos: Georg y Gustav. Trabajo para él, soy su encargada de mercadotecnia-

-¡Conque por eso pasabas tanto tiempo en el trabajo!-acusó Briant a Alice, aún entre lloriqueos y gemidos.

-Debí decírtelo antes-se disculpó Alice, todavía enfrascada en su lucha contra Selick-Lo siento mucho. Yo... no sé cómo pasó-

-Es natural-intervino Vo, haciendo que Briant lo observara con expresión desencajada, sorprendido ante su tono tan comprensivo-Entonces, ustedes ya no viven juntos desde hace un tiempo-

-Dos o tres meses, aproximadamente-farfulló Alice con dificultad, tomando a Selick por los puños para que ya no pudiera seguirla atacando.

-Dos meses con catorce días-la corrigió Briant, conteniendo un poco el llanto. Extrañada ante el hecho de que llevase la cuenta exacta de los días que habían estado separados, Alice no pudo evitar girar sus pupilas hacia Briant, quien, a su vez, la observaba a ella.

-Eso-replicó el doctor Vo, sin darle demasiada importancia a los detalles-¿Y dónde te has estado quedando tú, Alice?-

-Con Bill-contestó la humanoide, ya librada de Selick, poniéndose de pié-Y su hermano Tom, en el departamento de ambos-

-Ya...-musitó Richard Vo, como restándole importancia a eso último-¿Y él no sabe tu origen?-

-Sí y no-replicó una tensa Alice, acomodándose la ropa-Sí sabe que no soy humana pero no sabe nada de la misión ni de dónde provengo-

-Ah... supongo que está bien-aseguró el científico, haciendo que la tensión de Alice se esfumara-¿Te está ayudando a avanzar en tus objetivos?-

-Podríamos decir que sí-afirmó la humanoide, revolviéndose el cabello-Me ha enseñado muchas cosas nuevas-

-Con eso basta-concluyó Vo, ante la mirada atónita del resto de los humanoides-Ahora, alístense para sus exámenes individuales. Los iré analizando uno por uno, para asegurarme que no me estoy perdiendo de nada bueno-

-Pero... padre...-

-Ya hablaremos de esto después, Briant-interrumpió el estudioso a su primera creación, observándolo con desdén mientras se aproximaba a Alice, la primera a la que quería estudiar. Sin embargo, cuando ya se disponía a ordenarle a la humanoide que se dirigiera hacia su laboratorio, el sonido de una puerta abriéndose los interrumpió.

-Disculpe, doctor Vo-llamó una voz melodiosa al científico, acompañada por unos ojos encantadores y rozagantes que examinaban discretamente toda la habitación-Pero el doctor Watts me ha pedido preguntarle si sería posible que nosotros y sus... criaturas nos encontráramos en un lugar común, para hacer una prueba de comparación-

Apenas hubo acabado de hablar, cuando Frances Umbrose, el experimento estrella de Anderson Watts, sintió caer sobre su cuerpo un peso que no se pudo quitar de encima, debido a la velocidad a la que le cayó. Confiada, no creyó que aquella torpe intento de humano volviese a intentar atacarla, sin embargo, sus pensamientos fueron equivocados. Para cuando quiso darse cuenta, ya tenía a Alice encima, intentando golpearla con todas sus fuerzas.

-¡Eres una mentirosa!-gritaba Alice, indignada ante aquella criatura pelirroja que se hacía pasar por una humana perfectamente normal-¿Cómo te atreves? ¡El pobre Tom cree que tú eres real!-

-¿Y qué estoy pintada o qué?-alcanzó a gritar Frances, evadiendo uno a uno los golpes de Alice-¡Por supuesto que soy real! Simplemente no vivo en la realidad que él cree-

-¡Ha estado yéndote a buscar a cada club existente en Los Angeles durante semanas!-exclamó la pelinegra-¡Perdiendo el sueño, tratando de encontrarte! ¡Y tú seguramente estabas aquí!-

-¿Y acaso es mi culpa que el idiota ese esté enamorado de mí?-replicó Frances.

-¡No lo llames, idiota!-le recriminó Alice, luchando de manera más ferviente contra Umbrose, quien hacía de todo para defenderse.

-Niñas, ya basta-intervino una tercera voz, una que ya habían escuchado antes. De pié en el umbral de la puerta, Anderson Watts miraba con una sonrisa entretenida a las humanoides, quienes en el momento en el que reconocieron aquél sonido se quedaron completamente quietas-Ya veo que mi mensajera no supo ser muy eficaz, Richard... pero espero que por lo menos te haya dado tiempo de escuchar el recado-

-Sí-contestó Vo, intentando comportarse de manera cordial a pesar de que sus sentimientos no se lo permitían-Y nuestra respuesta es...-

-Que aceptamos su reto o como quiera llamar a su cosa esa-respondió Alice por Vo, aún teniéndo a Frances debajo de ella.


28 de diciembre de 2011

Cara a cara


Cara a cara by Diana Harlu Rivera on Grooveshark



Sentada frente a su lloroso marido, Alice Project se quedó completamente helada al contemplar tan de cerca la escena: creador y creación, mirando el primero al segundo con misericordia, de manera invesa se aplicaba la desesperación, la búsqueda de una respuesta que no se lograba encontrar. Dolida de saber que ella era aquella pregunta sin resolver, la humanoide se quedó observando al hombre que tanto había amado anteriormente, deseando que, de alguna manera, él se pudiera sentir mejor. Así, el doctor Richard Vo y sus humanoides permanecieron largo tiempo en silencio, sin dejar de mirarse los unos a los otros, hasta que el sonido de una puerta abriéndose llamó su atención.

Ahí, a la distancia, se encontraba un hombre de cabello canoso, piel blanca, iris azul metálico y rostro decorado ligeramente arrugado. Iba hablando con alguien más, cuatro personas que lo seguían, cuando se quedó súbitamente paralizado. Como si tuviera miedo de volverse, giró lentamente su cabeza hacia la derecha, enfocando con aquellos ojos perversos de halcón a los cinco individuos que se encontraban a menos de cinco metros de él y sus acompañantes. Con sus pupilas brillantes a causa de la expectación que le había producido esta visión, no pudo evitar que su sonrisa maquiavélica se extendiera a lo largo del rostro cubierto por casi invisibles pliegues.

-Hola...-enunció una voz masculina, carismática y melodiosa, resonando por toda la habitación-Que... agradable sorpresa, Richard-

-No puedo decir lo mismo, Anderson-contestó el doctor Vo con frialdad a su extraño interlocutor, el cual finalmente había soltado la manija metálica de la que tan fuertemente se encontraba asido con anterioridad. Mirando a los humanoides de Richard Vo con ojo crítico, apenas y podía quitarles la mirada de encima, deslumbrado frente a ellos.

-Que pena...-musitó el tal Anderson sin aliento. A sus espaldas, las cuatro criaturas que venían con él comenzaron a inquietarse-¿Éstos son tus niños?-

-Precisamente-replicó Vo, mordiéndose los labios con frunción, señal que indicaba su molestia-Aunque ya debes conocerlos... con eso de que envías a tu gente a espiarme...-

-¿Espiarte?-repitió Anderson, abriendo los ojos desmesuradamente, como si la sola idea le indignara, antes de echarse a reír-¡Mi amigo! ¡Pero qué dices! ¡Vamos, Ricky! Sabes que yo no hago ese tipo de cosas...-

-Me gustaría que así fuera-aseguró Vo, antes de comenzar a avanzar hacia el centro de la habitación, como si quisiera acercarse a Anderson. 

Una vez que hubo llegado a la mitad de la recámara, se giró hacia una puerta que al parecer provino de ninguna parte y con señas le indicó a sus creaciones que se introdujeran a través de ella. En silencio, las criaturas le obedecieron, la mirada baja y la postura recta, mientras se iban adentrando en aquél cuarto desconocido.

Por azares del destino, de esos que llegan a cambiar la historia, Mia Alice Project giró su rostro de manera apenas perceptible al mismo tiempo que avanzaba en la última posición de la fila de humanoides del doctor Vo. Sin embargo, su visión panorámica le permitió vislumbrar un objeto rojizo que de inmediato llamó su atención y para cuando quiso darse cuenta el rostro de Frances Scarlett Umbrose, la supuesta modelo australiana, apareció allí, en medio de otros tres rostros que desconocía por completo. Reconociéndola, se quedó completamente estática, la mandíbula trabada a causa de la impresión, la boca abierta y la mirada desencajada. Mientras tanto, protegida por su respectivo creador, Frances le sonreía a la criatura de cabello carbono, sabiendo bien que ambas ya se habían visto antes.

-¿Alice?-llamó Briant a su esposa, al ver que ésta se había quedado paralizada a la mitad del trayecto hacia la otra habitación. El doctor Vo, quien también ya se hallaba en el otro extremo del umbral, observaba en silencio a su creación, preguntándose qué podría haberla interrumpido en su tarea de obedecerlo y seguir a sus compañeros.

-Tú...-musitó Alice en voz extremadamente baja, tanto que a ella misma le costó trabajo escucharse. En el extremo de la habitación, Frances le sonrió aún más abiertamente, consciente de que aquella sorprendida criatura sabía quién era ella.

-Tú...-repitió Alice una vez más, comenzando a caminar hacia Frances. No fue sino hasta que se encontró corriendo hacia ella cuando todo a su alrededor se movió súbitamente. Para cuando se dio cuenta, Briant ya la tenía tomada de los brazos, inmovilizada de manera que no pudiera zafarse, mientras otro hombre, de rasgos escandalosamente hermosos, se plantaba delante de Umbrose. Esta última, muy tranquila, ni siquiera se había desplazado ni un centímetro.

-¡Vaya!-exclamó Anderson Watts, el líder y creador del proyecto contrario al de Richard Vo, observando a la obra maestra de su contrincante salirse de control-¡Pero si ustedes se conocen! Frances, ¿Por qué no me habías hablado al respecto de ésto?-

-Lo consideré un hecho insignificante... padre-replicó Umbrose con una extraña sonrisa, sin despegar la mirada de Alice. Ante semejante afirmación, la humanoide que Briant retenía entre brazos gruñó de manera gutural, mostrando los dientes en una clara exhibición de agresividad primitiva.

-Y vaya que lo es...-coincidió Watts, acercándose a Alice para examinarla mejor. Después de un par de minutos, en los cuales se dedicó a observar a la criatura con ojo crítico, se volvió para regresar a su posición anterior, con sus propias creaciones, entre risas burlonas-¡Nos estaremos viendo, Richard! Más pronto de lo que crees...-

Y así, en silencio, el doctor Watts desapareció de la habitación. Introduciéndose por la misma puerta por la que había entrado, seguido de Umbrose y sus otros tres compañeros humanoides.

-¿Quiénes son ellos?-inquirió Redgie, una vez que sus extraños interlocutores hubieron abandonado la sala.

-Los otros-contestó Richard Vo, con un matiz de resentimiento y dolor en su voz.


26 de diciembre de 2011

Oculta


Oculta by Diana Harlu Rivera on Grooveshark



A partir de aquella noche de la premiación, donde Tom Kaulitz se encontró por vez primera charlando con Frances Umbrose, las cosas se complicaron un poco para Alice y para Bill.

Apenas dos días más tarde, la humanoide recibió un correo electrónico de Astrella Laboratories en el cual se le indicaba que su presencia ya resultaba obligatoria dentro de las instalaciones de Astrella USA para un chequeo rutinario. Desde que se había mudado con el frontman de Tokio Hotel, la criatura de cabello negro y ojos azules se las ingeniaba para evadir cualquier encuentro que pudiese tener con su todavía marido, Briant. Ahora, aquél mensaje electrónico le indicaba que ya no podía seguirse escapando de aquellas verificaciones que se realizaban por grupo. Nerviosa, no tenía ni idea de cómo planteárselo a Bill; pues no quería mentirle.

-¿Cariño?-musitó una mañana, en la que ambos se encontraban sentados en el comedor del pent-house de Bill, desayunando uno acomodado frente al otro en la mesita de madera.

-¿Sí, amor?-respondió él con toda tranquilidad, antes de meterse un bocado de cereal frío a la boca.

-Hay algo que... tengo que decirte-comenzó Alice, nerviosa. Ante tales palabras, su novio, que hasta entonces se había mantenido muy calmado, levantó su mirada hacia ella en señal de alarma-Es sobre... Astrella...-

-Ah, ya...-murmuró Bill, tragando con dificultad-¿La compañía que...?-

-Exacto-lo interrumpió ella, antes de proseguir con lo que iba a decirle-Lo que pasa es que... tengo que salir por un par de días, a Washington D.C., a la sede de Astrella en América. Es para un chequeo rutinario, volveré más rápido de lo que te imaginas-

Con el bocado de comida atorado en la garganta, Bill se dio cuenta de que temía la ausencia de Alice porque sería una señal de que ella ya no quería estar con él. Dolido, se esforzó en sobreponerse, haciéndose a la idea de que era algo únicamente temporal y su amada novia estaría de regreso más pronto de lo que se imaginaba.

-De acuerdo-contestó el menor de los Kaulitz, intentando sonar natural-¿Son...? ¿Son muchos días? ¿Necesiatas que te acompañe?-

-No hace falta, amor; gracias-replicó la humanoide, contenta de que él lo hubiese tomado tan bien. Extendiendo su mano sobre la superficie de la mesa, se detuvo hasta encontrar la de su novio, para tomarla entre sus dedos-Sólo es un fin de semana que tengo que pasar confinada en las instalaciones de Astrella. Volveré más rápido de lo que eperas-

-Me da gusto-afirmó Bill, siendo sincero. Un poco más tranquilo al saber que no serían más de dos noches lo que Alice y él pasarían alejados, siguió desayunando en calma-¿Y cuando te tienes que ir?-

-Hoy en la tarde-contestó Alice tímidamente, sabiendo que esto escandalizaría a Bill. De inmediato, su novio pareció atragantarse con el bocado que se había metido a la boca, abriendo los ojos enormemente. Tosiendo de manera estrepitosa a causa del sobresalto y de haberse atragantado con la comida, la humanoide le palmeó la espalda en un intento de que se le despejara la garganta.

-Es... está bien-farfulló el aturdido vocalista, intentando hacerse a la idea de que desde ese mismo día en la noche su novia y él no pasarían la noche en la misma cama-¿Quieres que vaya a dejarte al aeropuerto?-

-Si eres tan amable-respondió ella-Te prometo que no me tardaré-

-Lo sé-expresó él con dificultad, tragando todo el aire que podía-Lo que pasa es que... no esperaba que fuera tan pronto-

-Te entiendo-replicó la humanoide condescendientemente-Lo que pasa es que... no quería decirte hasta estar completamente segura de que mi asistencia resulta indispensable-

-Fue lo mejor-murmuró Bill, todavía atolondrado-Gracias, cariño-

-Hey...-intervino una tercera voz en la conversación, una voz un tanto distraída y vacilante. Al escucharla, ambos, humano y humanoide, voltearon hacia su interlocutor, al que no habían visto en un par de días-Buenos días-

-Buenos días-contestaron Alice y Bill a la par, quitando sus manos de encima de la mesa para que no le estorbaran a aquél adormilado tercero que avanzaba trastabillante hacia ellos dos.

-¿Qué tal dormiste, Thomas?-inquirió el menor de los hermanos, dirigiéndose a su gemelo.

-Quisiera haber dormido...-repuso Tom, dejándose caer en la sillita de madera-Regresé bastante tarde anoche-

-¿Y bien?-quiso saber Alice, observando a su cuñado con verdadero interés-¿La encontraste?-

-Eso me hubiera gustado...-contestó el guitarrista, acomodándose en su asiento propiamente-¡No tengo idea de dónde está! Lleva fácilmente una semana desaparecida. La prensa no sabe nada de ella, no se le ha visto en ningún club del mundo. No sé qué sucede con esa mujer...-

-Seguramente está de vacaciones-aventuró Bill, intentando tranquilizar a su hermano-Ya ves... cuando nosotros nos perdemos...-

-Somos iguales-completó Tom la frase-Tienes razón... me calmaré-

-Además, tienes que ponerte de buenas pronto, hermanito-se dirigió Bill a su hermano mayor-Vamos a pasar un fin de semana de la hermandad-

-Alice va a salir, ¿Cierto?-inquirió Tom de inmediato, dirigiéndole una mirada acusadora y burlona a su gemelo de inmediato.

-¡Thomas! ¡No puedes insinuar que te utilizo como diversión secundaria!-se quejó Bill, vociferando.

-Lo haces-contestó Tom, seguro de lo que decía, mientras se ponía de pié-Y no te culpo. Voy a bañarme y los acompaño a donde quiera que vayan a ir hoy-

Esos acontecimientos habían tenido lugar la mañana del día viernes 8 de julio; en la tarde de aquél mismo día, Mia Alice Project, una de las primeras humanoides jamás creadas, se encontraba en una sala de forma rectangular, rodeada por paredes blancas como la cal, sumida en un silencio total. Completamente sola, se halló a sí misma incómoda ante esta situación,  desacostumbrada ya a no estar en compañía de terceros. Abrigada por un grueso corte de tela marca Burberry, la humanoide de cabello medianamente largo, flequillo recto y ojos azul brillante, se limitó a juguetear con los dedos de sus blancas manos conforme aguardaba la llegada de su creador, el doctor Richard Vo.

-Por un momento creí...-

-¿Sabes, Briant?-intervino una segunda voz en la charla que se desarrollaba a unos metros de la posición de Alice-Tu problema es que a veces eres demasiado evidente...-

-Bueno, no es que yo quiera...-

Pero ni siquiera había terminado la oración la criatura que se encontraba ya a poca distancia de la que fuera su esposa, cuando se quedó completamente paralizado, observándola con fascinación: estaba diferente. El corte de cabello ya no era el mismo que cuando había abandonado la casa, se le notaba un poco más rozagante y feliz; además, sus gestos eran diferentes.

Al sentir la mirada abrasadora de él sobre su persona, la primera reacción de la humanoide que se encontraba sentada fue pretender que nada sucedía. Así se las ingeniaba con los medios cuando salía con su ahora pareja, Bill Kaulitz, para ignorarlos y que de esa manera ellos perdieran el interés en su ser; sin embargo, con Briant, su todavía marido, aquella táctica no funcionó.

Un paso a la vez, un maravillado humanoide de cabello negro y corto avanzó hacia la que desde su nacimiento había considerado su pareja, sin importarle lo que tenían que decir sus compañeros humanoides, los cuales lo observaban con emociones confundidas entre la duda y el resentimiento. Aún así, se movió hasta quedar completamente  delante de ella, frente a su asiento de gusto minimalista.

-Hola-susurró en voz muy baja.

-Hola-contestó ella de manera indiferente, pretendiendo que él no estaba ahí. En silencio, ambos permanecieron sin dirigirse la palabra, él con su mirada clavada en la hermosa criatura que tenía aún sentada frente a sí. Avergonzada, ella evitaba su mirada, sabiendo que no tenía corazón para verlo después de lo que ambos se habían hecho.

Pocos minutos después, apareció el científico, ataviado con su característica bata blanca y sus lentes de armazón metálico. Sin palabras, se quedó observando a sus hijos y sin necesidad de conjeturar demasiado, supo que algo andaba mal entre ellos. Lentamente, se retiró los lentes del rostro y los dobló hasta convertirlos en una diminuta tarjeta.

-Hijo...-murmuró en tono compasivo,observando condescendientemente a su creación. De inmediato, éste volteó su rostro, buscando la voz de su padre, que tan familiar y cálida sonaba a sus oídos. Con los ojos llororosos, al estudioso no le costó demasiado trabajo adivinar que su hijo estaba pasando por un momento muy duro.


25 de diciembre de 2011

¡Feliz Navidad!



Navidad by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 
Mis queridos lectores:

Me aprovecho de este humilde comunicado para desearles a todos la mejor de las navidades, se encuentren en donde se encuentren. Que este momento de regocijo mundial sea pretexto para una serie de fabulosas convivencias en familia, iniciar nuevos proyectos, proponernos nuevas metas a cumplir, atrevernos a todo aquello que anteriormente nos atemorizaba y prepararnos para el año que ya viene corriendo hacia nosotros.

P.D. Les dejo mi canción navideña favorita, ¡ojalá la disfruten tanto como yo!

¡Que todos sus deseos se hagan realidad! Dios los bendiga a todos.

Muchos besos y abrazos, 

Harlu.

Encuentro


Encuentro by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

De pié a la distancia, la distinguía como una visión borrosa, producto de su imaginación que había cobrado vida propia y ahora se encontraba charlando con hombres y mujeres que no eran ni la mitad de atractivos que ella, se encontraba en medio de un reducido grupo de personas ataviadas con costosas vestimentas. Era el alma de la reunión, hablando de manera ocasional pero muy prudente; su voz como de campanillas lo guió aún más hacia ella, como un imán. 

Frances Umbrose
Lento pero seguro avanzó, hasta encontrarse detrás de aquél cuerpo escultural, el cabello hasta media espalda de color rojo encendido, las cejas de un tono más tenue. La cintura pequeña, las piernas tremendamente largas y un tanto delgadas pero al mismo tiempo tremendamente fuertes. La cadera redondeada como de reloj de arena, los pies calzados por tacones de color plateado, los hombros ligeramente caídos y los senos altivos de buen tamaño. Olorosa a moras silvestres, engalanada por un perfume cuya esencia el guitarrista no lograba descifrar. De voz armoniosa, tono angelical y palabras dulces, cordial ante quien se le presentara; coqueta en sus ademanes, sin serlo demasiado, parsimoniosa en exceso: finalmente la tenía, frente a frente, sin barreras. Para Tom Kaulitz, Frances Umbrose era como una estrella fugaz a la que él por fin había logrado atrapar. Envuelta en un sencillo vestido vaporoso de gasa azul, se volvió rápidamente al sentir el aliento del hombre sobre su hombro.

Detrás de ella, cercano a su cuerpo, se encontraba él. El mismo al que había divisado apenas minutos atrás a la distancia y, ahora, lo tenía frente a sí, sin poder dar crédito a sus ojos. Durante un momento, Frances Umbrose llegó a pensar que se encontraba dormida. En lo que pareció una eternidad, ambos se miraron sin dirigirse una sola palabra, apreciando los rasgos faciales del otro. Annya, quien brillaba por su ausencia, se hubiera muerto de verlos así; después de todo, ella era su "mejor amiga" y él, su "ex-novio".

-Hola-musitó Frances, nerviosa, sin quitarle la mirada de encima al individuo que tenía enfrente.

-Hola-contestó Tom con timidez, sintiendo un suave rubor colorear sus mejillas-Tú eres...-

-Tú...-comenzó a hablar la australiana al mismo tiempo.

-Soy un gran fan tuyo-confesó él, sin pensar en lo que decía, embobado por su imagen angelical.

-Jamás había escuchado de ti-replicó ella, sin faltar a la verdad: era la primera vez que le prestaba genuina atención-Es decir, sí te recuerdo, o eso creo, de una sesión de fotos pero...-

-Me llamo...-

Pero más se tardó el hombre de las trenzas negras en abrir sus labios sonrosados cuando se abrieron las puertas del magno complejo cristalino y las personas comenzaron a entrar en manada, haciendo que la convivencia entre ambos fuese más trabajosa.

-¡Pero miren quién está aquí!-exclamó una voz masculina, interviniendo en la conversación de ambos sujetos, quienes se giraron rápidamente hacia su desconocido interlocutor, buscando el origen de su voz-¡Scarlett Umbrose!-

Danny Coleman
-Ehm... ¿Te conozco?-inquirió la delgada modelo pelirroja, observando con extrañeza al hombre de cabello castaño dorado que se aproximaba hacia ella, enfundado en un traje Dior. Al lado de ella, Tom se puso tremendamente tenso, dispuesto a pelear por la atención de Frances con quien fuese necesario.

-¿No te acuerdas de mí?-exclamó aquél extraño tercero, aproximándose a ellos dos hasta que quedó de frente a Umbrose-¿Rivolio? ¿Martes?-

-Hmm...-musitó Frances, dubitativa antes de poner cara de entendimiento-Ya... Danny...-

-¡Danny Coleman, bebé!-exclamó este con una enorme sonrisa, antes de terminar de avanzar el paso que creaba una gran distancia entre él y la australiana. Cada vez más enfadado por aquella situación, el mayor de los hermanos Kaulitz estuvo a punto de asesinar a ese sujeto misterioso-Que bueno que no has olvidado mi nombre, ¿Entramos?-

Y así, sin darle siquiera oportunidad a Tom de reaccionar, ese tal Danny Coleman, que no era otra cosa que un actor de ascendencia americana proveniente de Serbia, tomó del brazo a la entallada criatura de ojos verdes y sin palabras se adueñó de ella, armándole la gran plática mientras ambos se movían hacia la puerta principal del complejo. Sintiéndose mal por Tom, Umbrose giró su rostro durante un momento hacia él, indicándole con un gesto que no podía hacer nada al respecto. Acto seguido, se volvió otra vez hacia el frente, para continuar con aquella conversación que parecía no divertirle mucho.

-Uy...-musitó una voz burlona por detrás del hermano mayor de Bill-Eso arde...-

-Obviamente-intervino alguien más, riéndose del que se proclamaba a sí mismo "el mejor conquistador de Alemania"-Pero no te preocupes, ¡la volverás a ver pronto!-

-¡En el siguiente milenio!-se burló una tercera voz.

-O en tus sueños, esta noche-se sumó un cuarto individuo a la conversación-Haber si ahí sí tienes las bolas para reclamar lo que es tuyo-

Y fue así como, justo detrás de él, los cuatro mejores amigos de Tom Kaulitz se burlaban de él abiertamente, sin siquiera ser discretos, mientras él observaba a la mujer de sus sueños alejarse paso a paso de su posición. Una vez más, había escapado de él.

-¡Ya basta!-exclamó una voz más seria y no muy feliz-Déjenlo ya, para adentro todos-

Detrás de Tom, su hermano menor apareció, espantando a todos sus conocidos para que pudiesen dejarlo en calma durante unos momentos; el menor de los Kaulitz sabía que para su hermano no era fácil acercarse a esa mujer.

-Gracias-musitó Tom, verdadermante agradecido con su hermano.

-No hay de qué-contestó Bill modestamente, palmeando a su gemelo ligeramente en la espalda en señal de apoyo-¿Estás bien?-

-¿"Bien" explica esta ira que siento?-inquirió el mayor de los dos, comenzando a avanzar al mismo paso de su hermano.

-No te preocupes, Thomas; ya tendrás otra oportunidad-lo animó Bill, mientras ambos se introducían por las cristalinas puertas del complejo. Al mismo tiempo que esto sucedía, una callada Alice observaba en silencio a la pelirroja que tanto revuelo estaba armando en el grupo de los hermanos Kaulitz. A la distancia, podía verla moviéndose, rodeada de personas, charlando con un hombre que no paraba de sonreírle de manera mediocremente seductora.

Sintiendo aquellos ojos azul zafiro clavarse en ella, Frances se giró discretamente para buscar al dueño de las pupilas que parecían atravesarla. A pocos metros de sí, halló a una criatura que le pareció tremendamente familiar. De cabello negro a la altura de los hombros, flequillo recto y vestido azul al mismo tono de sus iris, descubrió a Alice observándola.


23 de diciembre de 2011

Hipócrita


Hipócrita by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

-¿Sabes qué es lo único que no me gusta de estos eventos?-le preguntó una voz chillona, quejosa y que sonaba bastante hastiada. Su locutora era impaciente, odiaba esperar; pensaba, erróneamente, que era demasiado buena como para aguardar a cualquiera y exigía, de manera muy poco cordial, que siempre se le entregara todo lo que pedía en el momento en el que lo deseaba, no antes ni después. Hija única de un matrimonio ruso, no era muy tolerante con los demás y le costaba ser empática con otros; criada como "la niña de mami", tenía serios problemas enfrentándose a la frustración.

-¿Qué?-inquirió su oyente, sonriendo de manera abierta y simpática mientras se cruzaba de brazos, de espaldas a la multitud.

-Que son horriblemente aburridos-espetó Annya Nikova, resoplando a través de sus labios pintados de color rojo encendido. Inmediatamente, su compañera, Frances Umbrose, sonrió para ella, sabiendo bien que estos no eran los ambientes que le agradaban a su querida Anny.

-¿Y por qué venimos entonces?-inquirió la pelirroja, quien desde un principio se había mostrado reticente a acudir a aquella premiación en donde no tenía lugar. Ella no manejaba ningún instrumento musical, raramente llegaba a cantar y la música le gustaba pero únicamente de oído. De esa manera, no comprendía cómo era que la habían invitado a asistir al evento. Sabiendo esto de antemano, Annya observó a su compinche favorita con una mueca de complicidad.

-Recuerda que venimos...-

-Buscando a Tom-completó Umbrose la frase de la rusa, resoplando ella esta vez. Ese dichoso Tom ya la tenía harta; Annya no sabía hablar de otra cosa que de él, todo el día-¿Y no pudimos irlo a buscar a un lugar más animado?-

-Con eso de que frecuenta mucho las fiestas...-se quejó la modelo de cabello castaño miel. Si había algo que aborreció del mayor de los hermanos Kaulitz desde que ambos se conocieron, era que él no frecuentaba los clubs nocturnos ni cualquier tipo de celebración que incluyera baile o alcohol. A pesar de que le gustaba tomar, no había tenido muy buenas experiencias en el pasado en esa clase de sitios y prefería abstenerse de que lo vieran en ellos. Las veces que llegaba a acudir a aquellos lugares, era rodeado de su selecto grupo de allegados, conformado por su banda y sus mejores amigos, para alojarse en salas V.I.P. cerradas.

-Ya veo-suspiró Frances, comenzando a aburrirse también de estar ahí parada. Durante un momento, ambas modelos se quedaron en silencio, observándose una a la otra con expresiones neutrales en sus rostros hasta que ambas rompieron en carcajadas-No sé qué harías sin mí-

-Tú eres la que se moriría sin mi magnífica presencia-respondió Annya. Umbrose, inocentemente, pensó que su mejor amiga estaba hablando en broma; lo que no sabía era que Nikova se tomaba a sí misma tan enserio que se concebía como "indispensable" dentro de las vidas de los demás.

Desde el primer momento en el que Annya Nikova, la súper modelo rusa de ojos colosalmente llamativos y cuello esbelto, hubo fijado sus ojos en la delicada Frances Umbrose, un sólo pensamiento cruzó su mente: tenía que deshacerse de ella. Acostumbrada a competir desde su nacimiento, dado que su madre tenía un afán por crear una especie de "perfección" de hija, la rusa tenía muy claro que siempre, en toda ocasión y lugar, había que ganarle a los demás en todo lo que se emprendiese, al costo que fuera necesario. De esa manera, se había iniciado en el modelaje, en un intento de demostrar la superioridad de su belleza de ascendencia americana.

Siendo muy pequeña, "Anny" se inició en el mundo del modelaje, apareciendo en catálogos infantiles, comerciales televisivos y publicidad impresa. Estaba acostumbrada a una excesiva atención y le encantaba; era por esto mismo que no toleraba mucho no ser el centro de la atención de los demás y era capaz de eliminar a quien fuese necesario para seguir siendo la estrella más brillante del firmamento. Cuando la hipnotizante Frances apareció en escena, con sus brillantes ojos verdes que dejaban sin aliento y su cabello pelirrojo que llamaba la atención a la primera, Nikova supo que tenía que deshacerse de ella de dos maneras: eliminándola como había hecho con otras modelos, aplastando su carrera, o haciéndose su amiga y su aliada.

Decidiendo que la carrera bien estructurada de Umbrose era demasiado difícil de derribar y que dado su personalidad naturalmente cohibida y cautelosa resultaba muy difícil crearle un escándalo, la morena decidió que la única manera posible de borrar a la australiana del mapa era haciéndole creer que era su amiga y confidente, cerrándola para que no pudiese establecer contacto con nadie más y así, introducirla en el vicio de las drogas y el alcohol, del cual jamás podría escapar. Decidida a no fallar en su objetivo, Annya había realizado sus mejores actuaciones en presencia de la pelirroja, jurándole amistad eterna, proclamando que "eran como hermanas" y haciéndole pensar que realmente se preocupaba por ella.

Noche tras noche, ambas modelos desaparecían en la ciudad, metiéndose a toda clase de fiestas, bares, clubs y eventos que pudieran encontrar, para salir hasta la punta de su cabello más fino empapadas de alcohol. Nikova, que era de carrera larga, se sorprendía al ver a Umbrose tomar copas y copas sin que siquiera se le distorsionara el habla. Para su enfado, las drogas le hacían efecto nulo y no parecía sufrir de resaca o vomitar cuando llegaba a ingerir demasiado alcohol; por el contrario, se sentía más estimulada y esto la hacía comportarse extrovertida, llamando la atención de más hombres de los que Annya quería mas la rusa sabía que, tarde que temprano, la australiana sucumbiría. En espera de ese momento, aguardaba clamándose "su protectora".

-Aha...-musitó la voz de Nikova, observando con sus iris color hierba a un sujeto de trenzas negras-Ya llegó-


21 de diciembre de 2011

El Evento



El Evento by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

-¡Frances! ¡Frances! ¡Por aquí! ¡Regálanos unas palabras! ¿Es cierto que piensas incursionar en el negocio de la música?-le gritaban distintos reporteros a la criatura, quien únicamente se dedicaba a observarlos en silencio, sonriéndoles a todas sus cámaras, apareciendo perfecta en cada una de las fotografías. Con sus pequeñas manecitas blancas, saludaba a diestra y siniestra, sin contestar a una sola de sus declaraciones. Al lado de ella, aproximadamente treinta centímetros, otra mujer se encontraba gozando del dulce sabor de la fama y la atención de los medios de comunicación, enfundada en un llamativo vestido verde de Tom Ford.

Vestido de Annya
Mientras tanto, a pocos metros de ambas, se encontraba una limusina de lo más elegante, una Hummer de color negro carbono en la cual viajaban seis personas. Sentados en sus respectivos asientos, esperaban pacientemente para poder bajar del aero, todos menos uno, quien miraba por la ventana impaciente, buscando entre la multitud la encendida mata de cabello pelirrojo. Sentado frente a su hermano menor, el guitarrista se encontraba golpeteando con el pié el suelo alfombrado que había debajo de él, al borde de la paciencia.

-¡Por qué coño esto no avanza más rápido!-se quejó Tom Kaulitz, entre sus amigos, mientras los seis esperaban a que les llegara su turno de bajar a la alfombra roja del evento.

-Porque hay mucha gente, Thomas-le respondió su gemelo, con su brazo en torno a los hombros desnudos de Alice-Y por favor no hables así-

-Yo hablo como me da la gana...-musitó el enfadado músico, cruzándose de brazos en medio de un berrinche digno de un niño de cinco años. Frente a él, Hagen lo miró con enfado, intentando ser paciente con él; desde antes de salir de casa no se había sentido muy bien y ahora, con tantos flash de cámara destellando por todas partes, el bullicio y el movimiento se sentía aún peor.

-Bájale dos...-le advirtió el mayor de los integrantes de Tokio Hotel, apoyando su cabeza contra su puño cerrado. Enfurruñado, Tom apenas y le hizo caso; sin embargo, sabía que la advertencia iba en serio.

-Sólo quiero bajarme de aquí...-murmuró Tom de último, antes de que el aero comenzara a moverse, por fin. Emocionado, la sonrisa que Tom había mantenido toda la semana previa al evento volvió a aflorarle, al mismo tiempo que sus ojos recorrían la alfombra roja de cabo a rabo, buscando alguna seña de ella. Apresuradamente, el productor musical se volvió hacia uno de los espejos que había dentro del aero y de manera precipitada examinó su reflejo en él antes de sonreírse a sí mismo-Carajo... pero que guapo estoy-

Kourtney Kardashian
Calmados al ver que el hermano mayor de Bill había recuperado su egocentrismo natural, todos se sintieron más tranquilos, conforme los motores debajo de ellos hacían que el ligero armatoste de metal en el que venían subidos avanzara cada vez más rápido. Inquieta, Alice volvió su rostro hacia Bill, quien miraba por la ventanilla. Cohibida ante tanta atención, sentía unas ganas enormes de salir corriendo de allí.

-¿Corazón?-llamó a su pareja, quien volteó de inmediato al escuchar la voz de su amada.

-¿Sí, cariño?-respondió él de manera solícita.

-¿Realmente tengo que estar aquí?-inquirió la humanoide, con gesto compungido. Enternecido ante la expresión de su rostro, Bill tomó las manos de ella entre las suyas, en un intento de conferirle seguridad.

-No, si no quieres-contestó Bill, temiendo por un momento que Alice fuera a decidir marcharse-Sin embargo, significaría mucho para mí que te quedaras-

Ante semejante declaración, la criatura de cabello negro supo que no tenía más opción que quedarse allí con él. Era consciente de que él no la estaba obligando a permanecer ahí en contra de su voluntad, mas quería agradarle y si para lograrlo tenía que soportar unos cuantos minutos de una atención excesiva, podía lidiar con ello.

-Está bien-respondió la humanoide, haciendo un intento por sonreír-Creo que puedo intentarlo, por ti-

-Muchas gracias-replicó él, besando a su hermosa novia en sus labios discretamente pintados por Natalie.

-¡Hey, tórtolos!-les gritó Tom, llamando la atención de ambos-¡Ya vamos a bajar, muévanse!-

Mentalmente, los seis miembros del clan Tokio que se encontraban ahí comenzaron a prepararse para el momento en el que sus pies tendrían que tocar la alfombra roja, soportar el flasheo de las cámaras frente a ellos y sonreír encantadoramente a todo aquél que los mirara.

-Uno, dos...-contaba en voz muy baja Tom, respirando profundamente.

-¡Y con ustedes!-exclamó la vocecita de Kourtney Kardashian, quien se encargaba de presentar a aquellos que llegaban a la alfombra roja-¡Tokio Hotel!-

Vestido de Alice
Apenas se hubieron abierto las puertas de la limusina que transportaba a Tom y el resto de sus amigos, unas luces se dispararon por todo el complejo cubierto de espejos en su exterior, iluminando la noche negra. Destellos blancos y negros comenzaron a expandir su fulgor por todo el firmamento, mientras todos los cristales del edifico, que en realidad eran pantallas, enfocaron los rostros de los cuatro miembros de la banda alemana, en sus más recientes videos musicales. Encantado ante tanta atención, Tom fue el primero en bajar, al son de "Ready, set, go!", para después abrirle paso a su hermano gemelo, quien tardó en abandonar el vehículo ayudándole a Alice a bajar. En cuanto la criatura hubo tocado el suelo con sus ligeros tacones del mismo color que su vestido, de un azul brillante, pasó algo que todos los integrantes del clan Tokio habían previsto.

En cuanto las cámaras enfocaron el hermoso rostro de ojos grandes de la humanoide, la novia de Bill, los lentes de todos los fotógrafos no pudieron despegarse ya de ella y la atención de todos los presentes, inclusive la de Kourtney Kardashian, se vio enfocada en la infernalmente hermosa criatura, a la cual nunca habían visto antes tan de cerca. Enfundada en un hermoso vestido de Elie Saab, robaba el aliento con su sola imagen. Aturdida ante tanta atención, Alice permaneció completamente estática durante un momento, sintiendo un extraño rubor subir a sus mejillas, al mismo tiempo que su novio la tomaba de la mano.

-Ven, Alice; tenemos que movernos de aquí-le susurró de manera sutil, comenzando a avanzar con ella. A trompicones, la bella criatura dio su primer paso, antes de caminar con naturalidad de nuevo.

Vestido de Phoebe
Durante un momento, a la humanoide le dieron unas tremendas ganas de abandonar el complejo, salir de allí y olvidar todo lo sucedido. Sabía que podría recorrer el globo entero en menos de un minuto; entonces, ¿Qué sería para ella huir de ahí? Calculando sus posibilidades de escapar, Alice volvió su mirada hacia atrás, en donde se encontró con el rostro afable de Phoebe, quien sonreía timidamente para los ahí presentes. 

Al sentir la mirada de la novia de Bill sobre ella, la pareja de Gustav miró durante un momento a la humanoide, para dedicarle una sonrisa de aliento. Sintiéndose más tranquila ante ese gesto, Alice se convenció de que si Phoebe, que normalmente solía odiar los vestidos largos y se cohibía frente a muchas personas, podía usar un atuendo de la misma marca que el suyo, soportar verse tan llamativa con el color rojo de su vestimenta y sonreír para muchas personas que no conocía a pesar de su personalidad introvertida, ella también podía. Segura de sí misma, sujeto con más firmeza la mano de Bill, quien se volvió a mirarla extrañado ante aquél gesto. Posteriormente, se dedicó a posar para las cámaras que había delante de ella, como nunca antes lo había hecho.

Mientras tanto, a unos cuantos metros de Alice, Bill, Phoebe, Gustav y Georg se encontraba una mujer enfundada en un elegante vestido azul de gasa, ya casi al final de la alfombra roja, con otras modelos que habían venido con ella. Mirando distraídamente a la gente que pasaba frente a ella, fijó su vista a la distancia, en donde encontró algo sorprendente.

A pocos metros de ella, un hombre se movía entre la multitud, posando ocasionalmente para las cámaras y en otras ocasiones con un grupo de hombres y mujeres que venía detrás de él. De piel bronceada, barbilla fuerte y rostro de rasgos delicados, le llamaron la atención de inmediato sus ojos, misteriosos y fulgurantes, de un hermoso tono castaño. Resultaba curioso ver la extraña mezcla de su vestimenta, misma que permitía apreciar los hombros anchos de él mediante un saco y un sencillo pantalón de vestir un tanto holgado. Con su mar de trenzas negras sueltas y en torno a su rostro, se notaba aún más arrebatador bajo la luz en la que se había colocado, como si acabase de salir de un sueño. El sueño de Frances Umbrose.

Monika "Jac" Jagaciak
-¿Jac?-llamó Frances a su compañera, la que se encontraba más cercana, con la voz entrecortada a causa de la incredulidad. Él era simplemente perfecto, lo que siempre había soñado para ella; inclusive antes de nacer.

-¿Hm?-respondió la modelo, aproximándose a Umbrose, quien permanecía estupefacta ante la visión de ese hombre.

-¿Quién es él?-inquirió la modelo australiana, apuntándolo discretamente con su dedo índice.

-Se llama Tom, Tom Kaulitz-contestó Monika Jagaciak, sonriendo hacia la banda alemana, que iba avanzando rápidamente hacia ellos-Es guitarrista-

-Guitarrista...-repitió la pelirroja en voz muy baja. Como si lo hubiera invocado, Tom giró involuntariamente su rostro hacia Frances, donde la observó durante largos segundos con aquellos ojos que a la australiana le habían parecido tan fascinantes. Avergonzada, la modelo volvió su mirada hacia otra parte, sintiéndose estúpida por haber sido tan evidente.

-Aha...-musitó una voz, saliendo detrás de Umbrose, sacándola de su estupor-Ya llegó-

-¿Quién?-inquirió la australiana de inmediato, queriendo distraerse del incómodo momento por el que acababa de pasar.

-Tom-enunció Annya Nikova con voz decidida, observando a lo lejos a su objetivo. Demasiado distraída como para prestar atención, la pelirroja al lado de Annya apenas y escuchó lo que esta dijo.

-Ah... que gusto-replicó sin emoción alguna la modelo, jugueteando con los volantes de su vestido-¿Podemos meternos ya? Hace un poco de aire aquí afuera-

-Estoy de acuerdo-concordó Jac, sus ligeros brazos descubiertos-Vamos adentro. ¿Vienes, Anny?-

-En un segundo estoy con ustedes...-musitó Nikova, antes de echarse a andar hacia Tom, quien ya había divisado a su adorada Frances a la distancia y ahora se disponía a entablar conversación con ella. Sin embargo, antes de que pudiera alcanzarla, una voz lo llamó, molesta a sus oídos.

-¡Tommy!-chilló la exigente voz de Annya, saliendo detrás del mayor de los hermanos Kaulitz, quien se giró rápidamente en redondo, sorprendido, para dar con ella. Enfadado ante el hecho de tenerla ahí, no se le había ocurido que también podía toparse con ella.

-¡Annya!-exclamó Kaulitz con desagrado, guardando su distancia entre la impertinente criatura y él. ¿Por qué se le ocurría aparecerse justo en el día en el que iba a conocer a su amor perfecto?-¿Qué haces aquí?-

-Vine con unas cuantas personas de Elite-se explicó la modelo, cosa muy extraña en ella-Nos enviaron las invitaciones y... decidimos asistir-

-Ah... que gusto...-musitó éste distraído, metiéndose las manos en los bolsillos del pantalón, gesto que indicaba la incomodidad que sentía. Al darse cuenta de esto, la escultural mujer que tenía frente a sí se acercó a él, acortando la distancia entre los cuerpos de ambos.

-¿Viniste... solo?-quiso saber la morena, mirando al que fuese su novio con una mirada a la que, sabía perfectamente, él no podía ignorar.

-No, con mi banda-contestó el guitarrista, aún sin prestarle atención a la personita que tenía enfrente. Cada vez más enfadada ante la poca importancia con la que Tom la trataba, Annya comenzó a perder la paciencia; sin embargo, se recordó a sí misma la importancia de aquella "misión de recuperación", como había denominado lo que estaba planeando con respecto al mayor de los Kaulitz. Retomando el control de sí misma, respiró profundamente antes de volverse a dirigir a él; esta vez, tomando sus manos entre las de ella, cosa que le causó extrañeza al músico.

-Escucha, Tommy...-comenzó a hablar, con tono de voz pausado, delicada y suave-Hay algo de lo que quisiera hablar contigo; claro, si tú quieres. ¿Te parecería bien si vamos por unos tragos al salir de aquí?-

-Yo creo que no, tengo algo más importante que hacer-afirmó Tom con toda seguridad, antes de echarse a andar, dejando a Annya plantada a la mitad de la alfombra roja, con la expresión estupefacta y su cabeza a punto de estallar a causa del coraje. Mientras tanto, el guitarrista se movía entre la gente, tratando de alcanzar a aquella cabecita roja que, finalmente, se había quedado estática entre la multitud.


19 de diciembre de 2011

Felices


Felices by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

Exactamente dos meses después de aquél día en el que Alice Project se paró frente a la puerta de Bill Kaulitz, a mitad de la noche y con los ojos empapados en lágrimas, las cosas habían cambiado muchísimo a comparación de aquél momento. En primera, la humanoide, temerosa de volver a casa, pasó algunos días viviendo con los gemelos, confesándole a Bill de dónde provenía, cuáles eran sus objetivos como humanoide y la historia detrás de la mujer que él creía conocer. Después de aquellas noches que ambos pasaron juntos, durmiendo ya con mayor confianza ambos en la cama de Bill, ambos decidieron que ya no querían separarse; sin embargo, esto implicaba algunas serias consecuencias. 

Antes que cualquier otra cosa, Alice tendría que abandonar el hogar que tenía con Briant. Cuidadosamente, había escogido no hablarle a su actual novio acerca de la relación que existía entre ella y su aún marido. Por tanto, no deseaba volver a casa, temerosa de que Briant la encontrase y le exigiera hablar al respecto de lo que había sucedido. Inmersa en la preciosa burbuja de cristal en la que coexistía con los Kaulitz, quería creer que su pasado, su vida como humanoide y su matrimonio con Briant se habían quedado allá, en el hogar de ambos. Fue así como ella entendió que, si quería quedarse con Bill. tenía que renunciar a todas aquellas pertenencias que tenía en el lujoso pent-house en el que habitaba con anterioridad. Esto, por parte de Bill, no representaba mayor problema; por el contrario, le fascinaba irse de compras con Alice, regalarle toda clase de vestidos, faldas, pantalones, blusas y zapatos. Abrumada por tanta atención de parte de su novio, no era que la humanoide extrañase tanto sus pertenencias anteriores.

Por otro lado, se encontraba Astrella; la compañía de soluciones en salud humana les exigía a los humanoides presentarse  a una serie de seminarios confidenciales cada cierto tiempo, en busca de que, enseñándoles un poco de cultura y modus vivendi humano, su adaptación resultara más sencilla. A sabiendas de que se toparía con Briant si asistía a estos seminarios, Project decidió ausentarse durante los siguientes meses a ellos, con la excusa de que tenía tantos compromisos sociales con humanos que estos no le permitían presentarse. Satisfechos al escuchar esto, los científicos de Astrella, en específico el doctor Richard Vo, no mostraban inconveniente con que Alice no estuviese en los seminarios puesto que se encontraba realizando lo que ellos denominaban "trabajo de campo".

Por último, se encontraba una de las únicas amistades que Alice Project se enorgullecía de tener: Anna Selick Ecker, su compañera humanoide. Sabiendo de antemano que en cuanto se vieran, ella le preguntaría por Briant y las razones por las que no había asistido a los seminarios, Alice comprendió que si deseaba emprender una vida al lado del vocalista de Tokio Hotel, también tendría que abandonarla a ella. Con dolor, se dedicó a evitar sus encuentros, a evadir sus llamadas y a contestar sus correos electrónicos con pretextos para no poder verla. Sin embargo, su dolor pronto se vio mermado por la amistad incipiente que había nacido entre ella, Phoebe y Natalie, las cuales se habían vuelto inseparables. Además, allí se encontraba Martha, como siempre, al pié del cañón por ella. Sumando los nuevos amigos que había encontrado entre "la familia" de Bill, la verdad es que únicamente de manera ocasional Alice se acordaba de sus antiguas amistades.

Así, esos dos meses transcurrieron fácilmente, entre hacer que Alice se sintiese cómoda en su nuevo hogar, en Tom saliendo con toda clase de mujeres en un vago intento por superar a Umbrose, quien cada día era un sujeto cada vez más presente en su vida y en la felicidad constante de Bill que no se terminaba, al poder pasar las noches abrazado a su hermosa novia, a la cual amaba con locura. Rebosantes de felicidad, ambas criaturas pelinegras difícilmente podían separarse durante horas pues se extrañaban locamente. Les encantaba pasar tiempo juntos, salir a museos, ir al cine y pasear por las calles de noche, eso sí, siempre acompañados por el equipo de VSD, que no les quitaba la mirada de encima. La prensa ya los había visto en un par de ocasiones juntos, dando pié a toda clase de chismes y declaraciones que Bill se encargó de confirmar o desmentir, según fuera el caso. De esa manera, Alice Project se convirtió pronto en una figura pública, a la cual se podía encontrar siempre de la mano del frontman de Tokio Hotel.

Un día, en el cual la pareja se encontraba en la sala del pent-house de los gemelos, Bill se encontraba revisando los correos que Andreas le enviaba con respecto a la administración de los eventos a los cuales tenía que asistir, cuando se dió cuenta de que habían sido nominados para varias categorías de premios internacionales y se les rogaba que asistieran a las galas de cada una. Mientras tanto, al lado de ambos enamorados, se encontraba Tom, sin peinar y en pijama, observando la televisión, haciendo zapping entre los cientos de canales con los que contaba su televisión de cuatro dimensiones. No fue sino hasta que apareció el rostro de Kim Kardashian, una de las mujeres que le parecía escandalosamente sexy al mayor de los hermanos Kaulitz, cuando Tom se detuvo en su búsqueda de algo que ver. Interesada, Alice miraba la televisión con él, curiosa por todo lo que miraba fuera de la pantalla.

-Vengo, amor-le comunicó Alice a Bill, poniéndose de pié, sin explicar a dónde iba. En silencio, el cantante asintió con la cabeza una única vez, inmerso en sus mensajes. Para cuando la humanoide abandonó la habitación, la cápsula informativa con respecto a la celebrity favorita de la cadena de entretenimiento E!, había terminado. Aburrido, Tom se encontraba a punto de cambiarle de canal otra vez, cuando unos ojos bastante familiares y una pequeña naricita respingada aparecieron frente a él.

-En otras noticias, la top model australiana Frances Umbrose desmiente las acusaciones de las que ha sido blanco desde hace algunas semanas, en las cuales se le adjudicaba una relación con el recién nombrado consejero de la mesa directiva de Apple, Alexei Rose-anunciaba una joven atractiva, de pié delante de un cortometraje de la modelo-A continuación, el comunicado que dio para E! el día de ayer-

-No, en este momento no me encuentro en una relación-afirmaba la sonriente modelo, exhibiendo su hilera de dientes perfectamente alineados-Me han ligado sentimentalmente con hombres bastante nobles pero la verdad es que para mí el amor aún no llega-

En blanco, Tom no podía alcanzar a creer lo que escuchaba. ¿Frances no tenía novio? Después de todo, ¿Dorian no era más que un amigo suyo? Exultante de felicidad, el guitarrista se paró de un brinco del sofá y rebosante de dicha gritó eufórico, sintiendo que ahí se encontraba su oportunidad: Frances no le pertenecía a alguien. Ante semejante reacción, Bill se sobresaltó, pegando un brinco en el sillón a causa del susto.

-¿Ahora a ti qué te pasa, demente?-le gritó a su hermano, el cual no paraba de saltar sobre el sofá.

-¿Es que no escuchaste?-inquirió Tom, sonriendo de oreja a oreja-¡Está libre, Macky! ¡Está libre!-

-¿Quién?-exigió saber el menor de los Kaulitz, sin entender el entusiasmo de su gemelo.

-¡Frances!-gritó el primogénito de Simone Kaulitz, al borde de la locura-¡Tengo que encontrármela! ¡Tengo que toparme con ella!-

-Aha... ¿Y cómo planeas hacer eso, genio?-inquirió el pelinegro cantante con una expresión de autosuficiencia, dándole a entender a su hermano que no sería tan sencillo encontrarse con una de las modelos más cotizadas del medio artístico.

-¡Queridos amigos!-intervino una tercera voz dentro de la conversación, proveniente de la puerta de entrada-¡Les tengo excelentes noticias! Específicamente, le tengo una excelente noticia a alguien-

-¿Qué pasa?-inquirió Tom farfullando, puesto que había abandonado ya su lugar en el sofá y se encontraba verificando sus mensajes en su holocomunicador, buscando si, entre las invitaciones que había recibido para cientos de eventos no se encontraba una en la que él y la señorita Umbrose coincidieran.

-Este mensaje va expresamente dirigido para el señor Thomas Kaulitz-vociferó Gustav, actuando como un robot-Te tengo excelentes noticias, hermano-

-¿Hm?-rumió el mayor de los Kaulitz, sin prestar mucha atención, finalmente leyendo todas sus invitaciones.

-La señorita Scarlett Frances Umbrose, va a asistir a...-

-La misma premiación que nosotros como invitada especial...-completó Tom la frase de Klaus, con los ojos abiertos como platos, la respiración contenida y el pulso acelerado.

-¡Exacto!-exclamó Hagen, sumándose a la conversación-¿No es eso...?-

-¡EXCELENTE!-gritó con todas sus fuerzas el compositor musical de la banda, extendiendo los brazos hacia el cielo-¡No lo puedo creer!-

-¡Es tu oportunidad dorada, colegiala!-se burló de él Andreas, quien también iba entrando-Es tu "ahora o nunca"-

-¡Macky!-gritó Tom a su hermano, volviéndose hacia él, quien permanecía aún sentado en el sofá de tapicería negra-¡Tenemos que ir, por favor, tenemos que ir!-

-No lo sé, Thomas...-contestó Bill, rascándose la nuca conforme hablaba, gesto que indicaba que no se encontraba muy seguro-Tú sabes que lo de Alice está armando mucho revuelo en la prensa y... bueno, no queremos tener que enfrentarnos más a ellos-

-Por favor-le rogó el músico a su hermano menor, arrodillándose frente a él, antes de que su rostro se iluminara con el fulgor de una brillante idea que acababa de atravesar su cabeza-Es más, preséntala allá. Grítale al mundo que es tu novia para que de una vez te dejen de estar fastidiando-

Súbitamente, el rostro de Bill se iluminó de una manera similar al de Tom, demostrando lo de acuerdo que se encontraba con la idea. Con una enorme sonrisa en sus rostros similares, ambos gemelos se observaron ambiciosamente el uno al otro.

-Vamos-espetaron los dos al mismo tiempo, entusiasmados ante la idea.


18 de diciembre de 2011

Dolido



Dolido by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

En aquél mismo momento, mientras Alice y Bill se hablaban el uno al otro de sus sentimientos, en una habitación no muy lejana un hombre de aproximadamente un metro ochenta y cinco centímetros de estatura, barba rala y apretadas trenzas negras apenas iba despertando, completamente desnudo, difícilmente cubierto de sus partes íntimas por una sábana de seda que descuidadamente le habían colocado ahí. El sujeto, quien comenzó a abrir sus ojos lentamente, parpadeó con dificultad durante unos segundos, antes de levantarse a medias del colchón con las palmas de ambas manos sobre la superficie del mismo. Desganandamente, se giró hasta quedar sentado, con la espalda apoyada contra la cabecera de la cama al mismo tiempo que pensaba acerca de los pendientes que tenía para aquella mañana en específico.

Primeramente, debía ir a trabajar a Elite. Tenía unas cuantas sesiones programadas para ese día, así como un par de compromisos editoriales que no podía posponer; satisfecho ante la idea de encontrarse con sus demás compañeras de trabajo, la mayoría de las cuales ya habían pasado la noche en su cama y eran sus "buenas colegas". Dolido ante la noticia de que la señorita Umbrose no se encontraba sola, el entristecido guitarrista había recurrido a la peor estrategia para deshacerse de sus males: la de tener sexo con cantidad de mujeres.

Sabiendo que Annya no lo recibiría de vuelta, el mayor de los hermanos Kaulitz se hizo a la idea al día siguiente de un photoshoot que había tenido con Frances, de que tendría que volver a sus viejos hábitos de dormir con todas las mujeres que le fuera posible para mitigar su dolor o, como lo denominaba Fabiho, "comer hamburguesas".

-Es sencillo, hombre-comenzó el mejor amigo de Hagen, un día que Bill le pidió que le explicara aquella expresión que tenía tan arraigada-¿Qué es lo que haces cuando te comes una hamburguesa?-

-Hmm... ¿Me alimento?-inquirió el menor de los gemelos, observando de manera inocente el rubio de sonrisa brillante.

-Algo así; dicho correctamente: comes. Comer es ingerir alimento así, a lo buey, con el propósito de satisfacer nuestras necesidades biológicas. Alimentarse es distinto; alimentarse es ingerir todo lo que el cuerpo necesita para funcionar en condiciones óptimas-explicó Fabiho-Con las mujeres pasa lo mismo: puedes dormir con muchas, para sólo llenar tus "necesidades biológicas", tomando de esto y de aquello para ver qué llena ese vacío emocional que tienes... o encuentras una mujer que valga completamente la pena y te alimentas de ella-
En palabras de Fabiho, lo que Tom había estado haciendo desde aquél photoshoot con Frances hacía cerca de una semana, era comerse a cualquier mujer que se encontrara. Para desgracia de su herido corazón, el día del photoshoot, cuando ya se disponía a comenzar a coquetear formalmente con Frances, un inesperado visitante entró sin anunciarse a la habitación.
Allí, en un perfecto traje negro Hugo Boss se encontraba el dichoso Dorian, mismo que clamaban los tabloides de noticias era el nuevo "cariñito" de Umbrose. Con la vista fija en la pelirroja, así como la de ésta en el hombre de cabello medianamente largo y barba perfectamente rasurada, la pareja se observó durante largo tiempo en silencio, ante los suspiros enternecidos de los presentes, quienes no podían quitarles la vista de encima. Tom, por el contrario, había evitado mirarlos: no podía resistirse ante el hecho de que Frances Umbrose le pertenecía a alguien más.

Debido a eso, decidió que abandonaría de manera temporal el caso Umbrose, sabiendo que tarde o temprano ella y su "novio" de turno llegarían a romper. Así eran las relaciones en el mundo de la farándula. Se amaban, se casaban, se divorciaban y terminaban peleando legalmente en una corte por obtener la mayor cantidad de beneficios económicos surgidos a partir del rompimiento cíclico y repetitivo de la pareja. Tom sabía que no sería la excepción con Umbrose y su "amorcito".


16 de diciembre de 2011

Confesión


Confesión by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

El día siguiente, que era domingo, Bill Kaulitz despertó de una manera que, si bien ya había soñado antes con ella, jamás se imaginó que ocurriría así. Entre sus brazos se encontraba una mujer que no era ni su novia, ni su esposa: no había manera en la que él describiera la relación que ambos guardaban, sin embargo, lo que sí podía describir era a ella, una criatura de cabello negro y fino que le llegaba hasta la espalda, de piel blanca como la leche, dentadura de perlas, nariz de luna y labios de rosa. 

Respiraba suavemente, completamente en calma mientras él, a su lado, no podía creer su buena suerte; aún así, algo lo inquietaba, mismo que la noche anterior le había impedido avanzar más allá con aquella mujer. Esa mañana, sin embargo, se sentía bien. Por primera vez en mucho tiempo, aspiró profundamente el aire matutino de su habitación con toda la capacidad de sus pulmones, percibiendo en el ambiente las suaves notas del aroma de Alice: vainilla y pera. Lentamente, acercó su nariz a la cabeza de ella, a la parte más alta de la misma, para poder inhalar esa fragancia abrumadora una vez más, sin embargo, mientras lo hacía, ella despertó.

-Buenos días-sonrió él, sin poder evitarlo.

-Buenos días...-respondió la mujer, arrastrando las palabras al hablar a causa del sueño-Hm... dormí bastante bien-

-Ya somos dos-río el mayor de los hermanos Kaulitz, estrechando entre sus brazos a la mujer que había entre ellos, la cual sonrió ante este gesto.

-Bill... tengo que hablar contigo-susurró la criatura, sin dejar de sonreír. Ante tal gesto, Bill no se sintió en absoluto preocupado: si ella seguía sonriendo, lo que iba a decirle no podía ser tan malo.

-Claro, ¿De qué tenemos que hablar?-inquirió él con calma, sin dejar de abrazarla.

-Es acerca... de mí-musitó la humanoide, sus ojos tiernamente cerrados a causa de los rescoldos de sueño que aún quedaban en ellos-Sobre... quién soy-

Alarmado, el hermano menor de Tom comenzó a sospechar de qué iba todo eso. Quizá ahora, de último momento, resultara que Alice era una reportera, columnista de alguna revista que se había hecho pasar como una encargada de mercadotecnia para cruzarse con él, para llegar a este punto y conocer acerca de su vida, con el propósito de escribir más tarde un artículo acerca del misterioso vocalista de Tokio Hotel.

-Bill yo...-
-¿Para qué revista es?-quiso saber él, dolido.

-¿Disculpa?-replicó ella, sin saber de qué se le estaba hablando.

-¿Para qué revista trabajas? ¿O es que piensas escribir un libro sobre mí?-insistió el hombre, sintiéndose más ofendido a cada segundo que pasaba.

-Bill, no...-contestó la chica de cabello negro, despertándose por completo ante semejante muestra de agresividad-¿Podrías guardar silencio durante un momento, por favor?-

-Hmm... lo intentaré-repuso él, sin prometer nada.

-Te dije que era algo acerca de mí-le repitió ella, intentando ser paciente-Sólo que... necesito que seas muy comprensivo, que me creas pero sobre todo, que no te asustes-

-¿Asustarme?-inquirió él nerviosamente, despegándose de la criatura.

-Quédate muy quieto, ¿Está bien?-le pidió ella, antes de proceder a su demostración.

Durante los siguientes cinco minutos, Alice le demostró a Bill la manera en la que podía correr a través del globo terráqueo entero sin cansarse, levantar su cama con una sola mano y sin esfuerzo alguno, hacer toda clase de cálculos mentales, hablar sobre cualquier ciencia que desease, cortarse y que no le doliera, sumergir la cabeza en agua durante tiempo indefinido y no quedarse sin aire, quemarse y que su piel no sufriera daño alguno, meter las manos en hielo y que no se le acalambraran o se le pusieran moradas: todas estas fueron pruebas que dejaron al vocalista de Tokio Hotel completamente sin habla así como totalmente aterrorizado, ¿Qué clase de criatura era Alice? Atónito, el cantante no tenía palabras para expresar su asombro.

-Eres... eres...-

-Soy una humanoide-le confesó ella, antes de proceder a explicarle de dónde provenía, quién la había creado y todos los estudios que habían tenido que darse para que pudiera existir. Eso sí, fue muy cuidadosa de no hablarle de la existencia de los otros humanoides, puesto que sentía que no se encontraba preparado para la noticia. De igual manera, omitió información sobre su matrimonio con Briant así como de cuál era su misión esencial.

Media hora más tarde, Bill seguía sin poder entender mucho de lo que ella le había dicho mas al mirarla y observar la preocupación que se reflejaba en su rostro, no pudo evitar recordar el cariño que sentia por ella, lo feliz que lo hacía sentir. Así que, sin importarle su origen, si era completamente humana o no, se acercó a ella en un solo movimiento y de manera inesperada la besó en los labios.

-Está bien-contestó él, sonriendo abiertamente, sin despegar su rostro del de ella. Para sorpresa de Alice, las cosas habían marchado mejor de lo que ella jamás hubiese imaginado. Enternecida ante la reacción de Bill, no pudo evitar devolverle el beso.

-Gracias-musitó contra sus labios-Gracias por aceptarme tal y como soy...-

-No hay de qué-contestó el showman-Pero ahora, hay una pregunta que quiero hacerte-

-Dime-respondió la humanoide, separándose durante un momento de él. Inconscientemente, ya sabía lo que Bill le iba a preguntar.

-Alice Project-enunció él de manera formal, mirándola a los ojos.

-Mia Alice Project-lo corrijió ella, ante lo cual el hombre se sorprendió-Ese es mi nombre completo-

-Bueno... Mia Alice Project-volvió a enunciar él, sin poder parar de sonreír-Sé que llevamos muy poco tiempo de conocernos pero...-

-¿Bill?-lo interrumpió la humanoide, ante lo cual el vocalista se puso nervioso. Hecho una maraña de nervios, espero para que ella continuara hablando-¿Quieres ser mi novio?-

Sonriente, el cantante no podía contener la emoción. A pesar de que las cosas no habían salido como él lo tenía planeado, el resultado iba a ser el mismo.

-Claro que sí-contestó él de inmediato, sin poder creer lo que ella le pedía.

-Fabuloso-expresó Alice, acercándose a Bill para abrazarse a él. Eternamente feliz, el músico no sabía ni qué decir.