29 de febrero de 2012

Auxilium


Auxilium by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

-Te amo-dijo Bill, sentado frente a Alice, con la punta de su nariz tocando la de ella.

-Yo te amo más-replicó la mujer, emocionada y a la vez sonrojada por lo cerca que se encontraban ella y su adorable novio; ambos sentados en el sofá de varias plazas de la casa de él, con las largas piernas de la humanoide enredadas alrededor de la estrecha cintura del cantante.

-¡Voy a morir!-exclamó Tom, en voz altísima; haciéndose escuchar por toda la casa a pesar de que apenas había llegado a ella.

-¿Podrías morirte en la cocina, por favor?-le pidió su hermano gemelo a gritos, enfocado únicamente en su novia-Estamos algo ocupados aquí-

-¡Cállate, Bill!-le gritó el mayor de los gemelos a su hermanito. Sorprendido por la manera en la que Tom le había contestado, Bill soltó de inmediato las mejillas de Alice y finalmente volteó a ver a su hermano mayor. Furioso y frustrado, el guitarrista y segunda voz de Tokio Hotel caminó hacia la pareja con una determinación casi brutal, antes de dejarse caer en uno de los sillones que se encontraba perpendicular al sofá en el que la pareja se encontraba acomodada-¿Podrías bajarle dos rayitas a tus hormonas un rato y prestarme algo de atención, para variar? Tengo una crisis y no estoy de humor para lidiar contigo-

-Está bien-consintió el menor de los hermanos, con una expresión de clara frustración en su rostro-¿Qué te pasó?-

-Frances quiere que conozca a su familia-rumió el hombre de cabello trenzado, con una mano cubriendo sus ojos y la otra reposando sosamente sobre el borde del sillón. Apenas hubieron escuchado las palabras de Tom, Alice y Bill se volvieron el uno hacia el otro, completamente alarmados: por experiencia propia, podían decir que eso no era bueno.

-¿Qué dijo ella exactamente?-inquirió la humanoide allí presente, intersándose en la conversación entre su novio y su cuñado.

-Dice que “Dorian quiere conocerme”-replicó el hermano mayor de Bill, sin descubrirse los ojos-Luego, no sé cómo, pero de repente todos ustedes y la familia entera de ella estuvieron invitados-

-Como lo que pasó con…-

-Exacto-interrumpió Tom a su hermano pequeño-Como lo que pasó con aquí mis ojos-

Y al decir “aquí mis ojos”, Alice supo sin duda alguna que hablaban de ella. Después de todo, lo ocurrido en casa de Selick había dejado profunda marca en lo que Bill y sus amigos pensaban sobre los humanoides. A pesar de que a su novio pudiese agradarle mucho Frances, no dejaba de tener sus reservas al saber ahora que no era completamente humana. Tom se los había dicho a las pocas semanas de empezar a salir con ella; la criatura se lo había confesado voluntariamente.

-¿Y qué le dijiste?-indagó Bill, nervioso por la situación de su hermano.

-Ya le di fecha y todo-confesó su hermano, quitándose por fin la mano del rostro. Al instante, Tom fue testigo de la cara de espanto que puso Bill.

-¡Tom!-le gritó su hermano menor, exasperado de súbito-¿Por qué no nos preguntaste antes?-

-¿Qué querías que le dijera?-reprochó Tom-Primero le comenté que tendría que revisar mi agenda, porque estaba muy ocupado, pero después... bueno, pasaron ciertas cosas y yo teminé de boquiflojo-

-¡Pudiste haberte esperado!-insistió Bill.

-¡Niégale algo!-replicó Tom, apuntando con su dedo índice hacia Alice. Ella, sentada e inmóvil, no había dicho una palabra más en absoluto. Sin embargo, los gemelos ya se encontraban ambos a medio camino de ponerse de pié.

Entendiendo inmediatamente a lo que Tom se refería, Bill se sentó de nuevo al lado de su novia y la tomó de la mano sin siquiera pensárselo. Tenía razón; era difícil negarle algo a aquellas mujeres. Y más cuando ambas tenían unos ojos que eran capaces de convencerlo a uno de todo.
-Está bien, está bien…-consintió el frontman de Tokio Hotel, respirando profundamente, en un intento de tranquilizar sus ánimos-Te la paso porque estás enamorado. Si no…-

-No me pongas condiciones ahorita-le reclamó su hermano mayor-Suficiente tengo con saber que tengo un partido de tenis con el tremendo e intimidante hermano de Frances en una semana. Ni siquiera sé jugar bien tenis. Lo mío es el baloncesto…-

-¡Oh Dios mío!-gritó una voz varonil de inmediato, al mismo tiempo que se escuchaba un azote de una puerta estrellándose contra una pared-¿Es que acaso el cielo podría ser más misericordioso? Lo dudo mucho… ¡Tom Kaulitz, estás salvado!-

-Sí, ya decía yo que no me habían jodido lo suficiente aún-musitó Tom, sabiendo que este era el momento más inesperado para encontrárselo-Lo único que me falta hoy es que me orine un perro-

-Podemos salir, si quieres-respondió Andreas, dejándose caer junto a Tom en el mismo sillón que él.
-¿Por qué carajo ninguno de ustedes puede sentarse decentemente en estos jodidos sillones?-espetó Bill molesto, antes de dedicarle a Alice una sonrisa de disculpa. No le gustaba expresarse así enfrente de ella.

-Aha sí, lo que digas…-farfulló Andreas, al mismo tiempo que hacía un gesto con su mano derecha como restándole importancia al comentario de Bill. Una vez que vio que el vocalista de Tokio Hotel estaba suficientemente enojado como para sacar humo por las orejas, se dirigió a Tom de nuevo-¡Como decía antes de que este asno me interrumpiera…! Has sido salvado, hermano-

-¿Qué?-preguntó Tom-¿Ahora duermes con alguna tenista famosa que puede darme clases gratis?-

-Sí he dormido con tenistas, para tu información-le comunicó Andreas a Tom con una cara de importancia-Pero, eso no es lo esencial; lo esencial es… ¡Que yo te enseñaré a jugar tenis!-

-No bromees, lunático-le espetó Tom, poniéndose de pié-¿Desde cuándo tú sabes hacer otra cosa que no sea encontrar tus bóxers en las habitaciones de los hoteles donde duermes?-

-No hagas chistes públicos de mis múltiples aventuras románticas, gracias-se quejó Andreas, intentando ser falsamente cortés-Cállate ya o no te ayudaré a que Dorian no te haga pedazos el día del evento-

-Y al caso-intervino Bill-¿Tú cómo sabes jugar tenis? ¿Quién te enseñó?-

-Fabiho-sonrió Andreas inmediatamente, esclareciendo todos los misterios. Fabiho era tremendo para los deportes.

-¿Y cómo es que tú y él si quiera se llevan?-inquirió Tom, súbitamente extrañado por la confesión de Andreas. No sabía que su mejor amigo frecuentara demasisado con el casi hermano de Georg.

-¿Qué creen que hacemos cuando nos arrastran a sus viajes y no tenemos nada que hacer?-preguntó Andreas de vuelta; haciendo referencia a las veces en las que él y Fabiho habían coincidido-Fuera de eso, hemos salido un par de veces a rondar la ciudad. No es tan mal compañero de desorden como pensé en un comienzo-

-Sí, bueno-lo interrumpió Tom-Las maravillas de Fabiho me son irrelevantes en este momento. Tengo que aprender a jugar tenis en menos de una semana, verme como un profesional haciéndolo y no morir en el intento. ¿Alguna sugerencia de cómo empezar en el proceso?-

-Respira-sugirió Alice prudentemente y con voz dulce. Al momento, Tom volvió su rostro hacia ella; y la hubiese aniquilado con la mirada si ella no hubiese mostrado una mueca tan adorable en su rostro. Sin poder evitarlo, Tom le sonrió de vuelta.

-Gracias, cariño-respondió galante-Eso haré. Ahora, necesito averiguar la siguiente parte del plan-

-¡Vamos de compras!-puntualizó Alice emocionada, poniéndose de pié y abriendo sus brazos al aire. Atónitos, los tres chicos en la habitación se quedaron paralizados ante su muestra de entusiasmo. Mujer tenía que ser.

-No suena a mala idea-consintió Tom, tomando sus llaves del asiento de tela negra del sillón-Vamos en mi auto-

-Aha, cómo no-habló Bill-¿Y a dónde nos dirigimos exactamente?-

-A conseguirle a Tom un atuendo de tenista-replicó Alice, sonriendo abiertamente para todos. Le fascinaba ir de compras-¿Vienes?-

-Ya que...-exclamó Bill con resignación, tomando la mano de su novia al mismo tiempo que ella encabezaba la procesión hacia el ascensor del pent-house camino al centro comercial más cercano. Detrás de ambos, Tom y Andreas los seguían de cerca.
-Alice, me siento como un tonto-bufó Tom, mirándose al espejo. Aún con la raqueta en la mano, seguía pareciéndose ridículo a sí mismo.

-Está bien, quizá te sobrecargué de accesorios-consintió ella-Quítate el suéter-

-Aún pienso que soy un idiota metido en un par de shorts coloridos-rumió desesperado. Sin quererlo, comenzó a pensar que tal vez había sido una mala idea traer a Alice con él.

-Tienes razón-consideró la humanoide, echándole un vistazo apreciativo a su cuñado. Detrás de los probadores, Bill y Andreas se desternillaban de la risa-Entra ahí de nuevo, desnúdate e iré a conseguirte algo más decente. No tardo-

-De acuerdo-aceptó Tom, caminando cabizbajo como un cachorro tristón. Dentro del amplio cubículo individual del probador, comenzó a quitarse todas y cada una de las prendas hasta quedar únicamente en ropa interior. Ni siquiera habían pasado dos segundos desde que se quitó la playera, dejando su pecho al desnudo, cuando unos nudillos resonaron contra la madera de la puerta blanca del probador.

-Ponte esto-le pidió Alice, desviando la mirada para no ver en calzoncillos al hermano de su novio. Considerando esto también, el interpelado apenas sacó su mano fuera del cubículo para tomar las prendas que su cuñada le ofrecía-Sal cuando termines y me dirás qué te parece-

-Entendido-respondió él-¿Me trajiste otra raqueta?-

-Te va a fascinar la que encontré-sonrió la chica involuntariamente, pensando en la reacción del músico cuando la viera. Llevaba poco tiempo de conocerlo y aún así ya sabía perfectamente sus gustos.

-Bastante impresionante-aceptó la humanoide cuando vio al mayor de los hermanos Kaulitz plantarse imponentemente frente a ella; que permanecía sentada en uno de los pequeños taburetes propios de la sala del probador de caballeros.
-¿Tú crees?-inquirió el guitarrista, quien no se había tomado la molestia de verse en un espejo antes.

-Mírate si no confías en mí-replicó ella, tomándolo de los hombros para conducirlo a la pequeña plataforma rodeada de espejos. Parado ahí, Tom no podía creer lo que veía.

Era él, sólo que muy diferente a como acostumbraba verse. La playera, de un impecable color blanco, era de una tela suave y cómoda al tacto. Puesta sobre su cuerpo, permitía apreciar sus hombros anchos de manera inmediata, a diferencia de la otra prenda que su cuñada le había traído anteriormente. Su espalda lucía poderosa y omnipresente en la habitación, atrayendo la atención de todos los que pasaban. En el abdomen, aunque no era tan ajustada como en la parte superior, la playera permitía apreciar a otros lo esbelto de la cintura del hijo primogénito de Simone Kaulitz sin llegar a ser exageradamente exhibicionista.

Los shorts, por su parte, eran más holgados que el modelo pasado. Aún así, el hermano mayor de Bill no pudo evitar notar que sus “atributos” resaltaban igualmente en la tela. De todos modos, la prenda estaba lo suficientemente suelta como para permitirle moverse con facilidad, e incluso con mayor libertad que la que le proporcionaban sus pantalones y bermudas. Los tenis, al igual que el short, eran a primera vista increíblemente caros; e igual lo hacían lucir como todo un profesional del deporte. Todo el conjunto le confería un aire de jugador experto que sólo aquellas ropas podían brindarle.

-Y-añadió Alice de último, complacida de observar la expresión de su cuñado conforme iba mirándose a sí mismo en los espejos-La raqueta-

La raqueta, impresionó a Tom al instante. De un color negro cromado brillante y lustroso, tenía grabados en platino de retorcidas espirales que llevaban todas a una calavera enorme y llamativa que, sin llegar a ser ostentosa, atraía la vista de cualquiera. Era como si la raqueta hubiese sido diseñada especialmente para él.
-Alice…-susurró Tom, sobrecogido por el momento-Todo esto es… perfecto-

-Tampoco exageres-le pidió ella, comportándose humilde-¿Qué tal te sientes?-

-Me siento…-

-Como un tenista-contestó Bill por él, interrumpiéndolo-Te ves como uno-

-Sí, hermano-consintió Andreas, uniéndose a Bill-No como ese horrible traje de payaso que traías puesto hace un rato. Parecías…-

Y así, con un gruñido que le indicaba que su opinión era de lo menos indicada posible, Bill le dio un codazo a Andreas que inmediatamente hizo que Tom se sintiera un poco mal por su atuendo anterior. Ahora, más que vergüenza, sentía pena de sí mismo.

-Pero ya cambió eso, ¿No?-quiso saber Tom, sintiéndose inseguro-Me veo… ¿Bien?-

-Más que bien-le sonrió Alice, infundiéndole seguridad y algo de autoestima-Frances va a adorarte cuando te vea-

-Sí-reconoció Andreas, portándose más amable esta vez-Serás su Roger Federer-

-Muy gracioso-le espetó Tom, con una sonrisa falsa-Bueno, ya. Ya quedó lo de la ropa-

-Ahora…- comenzó Bill.

-Sólo…-se sumó Alice.

-Quedan las clases-espetó Andreas-Prepárate, tigre. Voy a enseñarte unos cuantos movimientos, que si bien no te harán el mejor de los maestros del deporte, si te ayudarán a que Dorian no te haga parecer una basura ese día-

-Dicen que es buenísimo-bufó Tom, desesperado; caminando a su cubículo en el probador para ponerse su ropa de nuevo y poder pagar lo que iba a llevarse.

-Es un humanoide-replicó Alice de manera inconsciente-Está en su naturaleza ser insuperable en todo lo que hace-

-Todo lo que hace…-repitió Bill, sintiéndose fatal de un momento al otro. Alice tenía razón; era humanoide y era insuperable… igual que Briant.

27 de febrero de 2012

Consuelo




Consuelo by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

Look de Frances
Con los ojos aún llenos de lágrimas, la mujer abandonó el vehículo en el que venía, sintiéndose completamente desconsolada por la manera en que su familia la había tratado. Sin esperanza alguna, comenzó a avanzar por el estacionamiento del restaurante en el que había quedado de verse con su novio, con su vestido color capuccino siendo sacudido por el viento otoñal, que circulaba entre sus piernas desnudas sin hacerla tiritar de frío. Entristecida, levantó la mirada de manera inconsciente, para encontrárselo allí, de frente, con los brazos cruzados sobre el pecho, la sonrisa amplia en el rostro y la piel de color caramelo resplandeciéndole a la luz del sol.

-Hola-le sonrió Frances a Tom enormemente, acelerando sus pasos para acercarse al hombre que la esperaba en la puerta. Contento de verla, él tampoco podía dejar de sonreírle conforme avanzaba a paso seguro para encontrarla. Abriendo sus brazos para estrecharlo entre ellos, la humanoide estaba eufórica de ver al guitarrista sin prejuicios ni remordimientos.

-Hola-respondió el mayor de los hermanos Kaulitz a su oído, cargándola delicadamente mientras ella lo abrazaba por el cuello. Con los rebordes de su blusa de mezclilla ondeando al viento por la brisa que producían los giros que el músico daba con ella en brazos, la modelo sentía que nada podría ser más perfecto en ese momento.

-¿Vamos a nuestra mesa?-le propuso él, una vez que la hubo colocado en el suelo.

-Claro, me encantaría-respondió la mujer, sonriendo abiertamente.

Ya sentados a la mesa, tanto Frances como Tom parecían ligeramente nerviosos ante el otro. Quizá era la emoción de sus primeras citas, o el amor tan grande que se profesaban mutuamente y que no se atrevían a expresar; ninguno de los dos lo sabía, pero disfrutaban esa embarazosa sensación de estar cohibido frente al otro.


-¿Tom?-lo llamó ella, ocultando el rostro detrás de su menú electrónico.


-Dime-contestó este inmediatamente, sin asomarse detrás del suyo ya que ambos se encontraban en la misma posición.

-Mi hermano quiere conocerte-soltó la criatura de repente. Decidió que no había necesidad de darle largas al asunto; pues a fin de cuentas, tendría que decírselo algún día.


Del otro lado de la mesa, el hermano mayor de Bill Kaulitz comenzó a sudar copiosamente. Aterrado, solamente un par de veces había podido estar en presencia del imponente hermano de la pelirroja, Dorian, y le parecía bastante intimidante. Aunque Tom Kaulitz no era de la clase de hombres que se sintieran menos que otros, si se le presentaba como incómoda la ocasión de tener que convivir con el hermano mayor de su casi novia.


-¿Cuándo?-inquirió este, tratando de no sonar histérico. Para su buena fortuna, funcionó. Del otro lado de la pequeña mesa cuadrada de madera, Frances seguía con los nervios de punta.


-Cuando tú quieras-respondió ella-Él pensó que estaría bien que los cuatro saliéramos a jugar tenis un día de estos-


-¿Los cuatro?-inquirió el guitarrista inmediatamente. Sus matemáticas quizá nunca habían sido impecables, pero tampoco era un tonto como para no saber contar.


-Sí-replicó la humanoide-Mi hermano Dorian, su novia Lexie, tú y yo-


-Ah, ya veo-musitó el músico. Bueno, por lo menos Lexie estaría ahí; tal vez, sólo así Dorian no se lo comería vivo.


-Aunque-interrumpió la mujer los pensamientos de su acompañante-Quizá también quiera invitar a Alexei. ¿Por qué no le dices tú a Bill que te acompañe?-


-Oh, créeme-rió el mayor de los gemelos, sacando a Frances de balance-Mi hermano no da una en los deportes. Si quiero a alguien que me ayude, sería mejor decirle a Andreas o alguno de los G’s-


-Pues, ¿Por qué no los invitas también?-sugirió ella-Así, tu familia conocería a la mía-


Indeciso, Tom no sabía qué contestar. Desde que había pasado ese lamentable encuentro con la familia humanoide de Alice, tanto él como su hermano no se sentían tan cómodos con la idea de seguir conociendo a las familias de las chicas con las que salían. Es más, era la primera vez que al hijo primogénito de Simone Kaulitz lo presentaban ante la familia de alguien. Cuando salía con Annya, ni siquiera estaba seguro de si su madre todavía vivía.



-¿Es eso lo que tú quieres?-le preguntó él a ella esta vez, descubriendo su rostro y dejando el menú en la mesa. Observándolo por encima de su carta, la hermana menor de Dorian no quería que él se diera cuenta que estaba roja de la vergüenza.


Alargando su mano a través de la mesa, poco tiempo le tomó al músico alcanzar la mano de la modelo y tomarla entre sus dedos. Acariciándola de manera casi imperceptible, ella se sentía de lo más extraña y aún así, le parecía una sensación placentera. Observándola a los ojos, a Frances le costó no conectar su mirada con la de Tom.


-Sí, me gustaría mucho-confesó ella-Dorian es mi mayor soporte en el mundo, y quisiera que le cayeras tan bien como a mí-


-Bueno-sonrió el guitarrista en respuesta-Esperemos que no tan bien o intentará robarme sólo para él-


Ante la pequeña broma de Tom, ambos no pudieron evitar reír. Se lo pasaban demasiado bien cuando estaban juntos; todo era natural, fluido. Nadie tenía que improvisar o decir cosas que no sentía; su sentimiento, tan puro, hacía todo increíblemente fácil.


-Entonces-intervino él, interrumpiendo el momento-¿Podemos ordenar ya o vamos a seguir sonrojándonos toda la tarde? La verdad es que tengo hambre-



-Sí-consintió la mujer, recordando durante un momento el áspero momento que había pasado en su casa:aquella definitivamente no había sido una comida agradable-Yo también-


Durante el resto de la comida, que pareció durar horas, aunque ambos devoraban sus respectivos platillos también conversaban animadamente. Si había algo que a Tom le gustaba de Frances es que era una persona intrigantemente interesante. Manejaba todos los temas que a uno se le pudiesen ocurrir y a la hora de escuchar guardaba silencio educadamente y hacía comentarios oportunos que le agradaban al artista alemán.


-Así que, ¿Estás trabajando ahora?-preguntó ella; haciéndose repentinamente consciente de que, a pesar de los meses que llevaban juntos, en realidad sabía muy poco de aquél hombre al que amaba tanto.


-Sí, por el momento-le respondió él-Ya se está produciendo el disco para su lanzamiento en esta próxima semana-


-¿De verdad?-inquirió la chica, sorprendida ante la velocidad del grupo. Cuando ella había comenzado a saber algo de Tom, apenas y se oían lejanamente los rumores de que estaba trabajando en un nuevo disco.


-Sí, fue bastante extraño-intentó explicarse el músico-Lo que pasa es que, nuestro último disco nos tomó muchísimo tiempo. Las ideas... no sé, como que no nos salían. Y de un tiempo para acá, tanto Bill como yo, modestia aparte, hemos estado increíbles. Algo nos pasó, no sabemos con exactitud qué, pero ahora es como si quisiéramos estar componiendo todo el tiempo. Él tiene ideas para las letras, yo para la melodía... deberías de ver cuánto trabajamos en el estudio últimamente-


-Entiendo-musitó la pelirroja, comprendiendo que, a diferencia de los humanoides, los humanos no podían utilizar su creatividad a su antojo. Tenían momentos y periodos de inspiración que utilizaban para trabajarlos al máximo.


-Y a ti-habló él, interrumpiendo sus pensamientos-¿Te gusta mi música?-

Repentinamente avergonzada, a la humanoide le costaba contestar esa pregunta. ¿Y si le confesaba a su casi novio que jamás había escuchado completa una sola de sus canciones? Siempre que asistía a un evento en el que su banda iba a participar, por algún u otro motivo nunca podía terminar de oírlos.


-Si te digo que no-habló ella-¿Me disculparías?-


Indignado, el guitarrista no pudo evitar sentirse un poco decepcionado de la modelo. ¿No lo había escuchado jamás? ¡Estaba en la cima del mundo junto con su grupo! Sus canciones resonaban a lo largo del mundo y era el ídolo de millones, cuando Umbrose jamás había tenido ni el honor ni el placer de escucharlo cantar o tocar la guitarra. Aunque el instrumento fuera más lo suyo que la voz, igual se sentía complacido con lo que hacía.


-Debes estar bromeando-comentó el mayor de los Kaulitz. Sorprendida a causa del giro que había tomado la conversación, la humanoide no pudo evitar mostrarse un tanto extrañada-Tengo que invitarte a uno de mis conciertos-


-Claro-consintió ella, aún cuando no se sintiera muy de acuerdo-¿Cuándo?-


-Pues, la verdad es que ahorita no me sé bien nuestras fechas-confesó el músico, avergonzándose ante semejante suceso-Pero puedo investigarte una y debes ir a escucharme por lo menos una vez-


-Sí, gracias-aceptó la criatura, buscando alguna manera en la que esto de ir al concierto se le hiciera más fácil-¿Crees que podría llevar a Lexie conmigo? Le gusta conocer nueva música-


-¡Estaría perfecto!-sonrió el alemán, emocionado. Lexie era una persona que le caía bastante bien y consideraba una buena compañía para Frances.

-En ese caso, espero tu respuesta con respecto a la fecha-puntualizó ella, dando por cerrado el tema.

-Sí, yo te aviso-respondió él-Y, con respecto a lo de tu hermano… ¿Qué te parece en una semana? Es que tengo la agenda llena ahorita-

-Estaría bastante bien-consintió la mujer, sintiéndose bastante nerviosa nada más recordar el compromiso que tenían pendiente con su familia-Yo le aviso a Dorian para que también despeje su calendario-

-Y al caso-aprovechó Tom-¿En qué trabaja Dorian? Nunca me lo has comentado-

-Ah, es editor en jefe en una revista-comentó ella con desdén. No le gustaba mucho hablar de la profesión de su hermano.

-¿De qué revista?-inquirió el guitarrista, sintiendo genuino interés.

-Vogue US-musitó ella sin mucho interés de por medio. Tremendamente sorprendido, el mayor de los hermanos Kaulitz no se la podía creer. Vogue era, a la fecha, la revista más cara del mundo en cuanto a producción.

-¡Vaya!-exclamó el guitarrista-Es un buen empleo, ¿Huh?-

-Deja ganancias redituables-expresó la modelo, de manera indiferente. Al productor musical le costaba creer que ella lo comentara como si fuese cualquier cosa.

-Entonces, los tres se dedican a esto de la moda-intuyó el hijo primogénito de Simone Kaulitz, sabiendo de buenas fuentes que Lexie también era modelo.

-Así es-contestó la pequeña Umbrose-Por eso nos podemos dar el lujo de pasar mucho tiempo juntos-

-Qué interesante-comentó el mayor de los hermanos Kaulitz-Es como yo con mi hermano. Vamos juntos a todos lados-

-Sí, lo sé-sonrió ella, sintiéndose en terreno familiar de nuevo. Le gustaba hablar sobre el gemelo de Tom, le parecía un tema cómodo-Te vi varias veces por allá, en los ensayos de las pasarelas, cuando todavía no nos conocíamos-

Con la voz cortada a causa de la emoción, Tom no podía creerse lo que Frances acababa de decirle. ¿Ella ya lo había visto antes? Creyendo que era invisible para su magnifica persona hasta el momento en el que se hablaron por vez primera, el artista alemán se sintió tremendamente halagado de saber que no era cualquier persona para la pelirroja desde el comienzo.

-¿Y te gusté desde ese entonces?-aventuró él, sintiéndose expectante.

Apenada, Frances se sentía como una idiota por haber dicho eso. ¿Cómo explicarle a Tom que ella lo añoraba desde que era novio de Annya? Lo había visto muchas veces, pero fue en los premios cuando realmente la imagen de él le llegó al corazón y la dejó flechada para siempre.

-Si te digo que sí-replicó ella en voz baja-¿No creerás que soy una tonta?-

-Claro que no-contestó él, con la voz atorándose placenteramente en su garganta a causa de la emoción-Creo que eres la mujer más hermosa que he visto en el mundo, y que yo también me enamoré de ti en cuanto te vi-

-Tom… tú…-musitó la criatura, con la voz rebosante de alegría.

-¿Y te cuento la mejor parte?-continuó el músico-Ni siquiera te vi en persona. Te conocí en una revista-

Impactada hasta un punto casi inalcanzable, Frances no podía terminar de asimilar lo que le gritaba su corazón por encima de su cerebro reglamentado; ¡Tom se había enamorado de ella sin conocerla! ¡Sin saber nada de ella! ¡Ignorando el hecho de que podía ser la peor mujer del mundo, él la había amado! ¿Habría soñado con ella, de qué formas? ¿Llorado también? Frances no comprendía por qué, pero dentro de su interior brotaba una emoción muy diferente al amor que se anidó en la parte más alta de su cabeza. Después, ella conocería este sentimiento como “ego”.

-Tú también me gustaste mucho la primera vez que te vi-confesó Frances, armándose de valor. En este momento, poco le importaba si Tom resultaba un charlatán rompe-ilusiones-A que ni sabes dónde fue-

-¿Dónde?-preguntó Tom curioso y eufórico a la vez.

-¿Recuerdas la gala de los COMET?-lanzó ella-Bueno, desde que te bajaste de tu aerodeslizador; yo no podía pensar en otra cosa que no fueras tú-

Muerto del coraje de manera interna, a pesar de lo contento que Tom pudiese sentirse en ese instante, también se mostraba frustrado. ¿Frances lo había querido desde ese entonces? De haber sabido, las cosas hubiesen sido más fáciles para ambos.

-Nosotros…-

-Nosotros…-repitió la mujer con el mismo tono anhelante.

-Debimos estar juntos desde el principio-terminó Tom su frase, mirando a Frances con la añoranza grabada en cada una de sus facciones. Ella, por su parte, no pudo evitar sonrojarse ante el comentario de su acompañante.

-Así es-musitó la humanoide, tan bajo que al humano le costó trabajo escucharla-Pero ahora, estamos… juntos. Y sólo el destino dirá si debemos permanecer así-

-Prefiero retarlo-aventuró el músico-Haré lo que sea necesario para quedarme contigo. Ah, y por cierto, te ves adorable cuando te ruborizas; me encantas-

Desconcertada a causa de lo directo de las palabras de Tom, Frances se quedó sin habla de manera inmediata. Tomando su mano y jugueteando con ella entre sus dedos, el guitarrista no dejaba de observar la imagen de ellos dos juntos.

-No me hagas eso, por favor-le suplicó él con voz tenue, pasado un rato en el cual ninguno de los dos habló-No me gusta cuando te quedas callada. Lo respeto, pero no me gusta. Quiero escucharte hablar hasta por los codos, quiero que me digas todo lo que piensa esa bella y pelirroja cabeza tuya-

Divertida en esta ocasión, a Frances no le costó nada reírse. Le agradaba estar con Tom.

-Estaba pensando-confesó ella-Que yo no había experimentado antes esta clase de expresiones sentimentales tan sinceras-

-¿Quieres que te escriba una carta?-propuso Tom, jugueteando con la idea-Eso es más discreto-

-¿Escribirías que me quieres en ella?-aventuró Frances, bromeando también.

-Claro-sonrió él-¿Qué más tendría que decir que eso?-

-¡Tom!-exclamó la humanoide, deleitada-¡Cambiemos de tema! ¡Hablemos de otra cosa!-

-¿Por qué?-insistió el chico-¿Te incomoda que te diga lo hermosa que eres?-

-¡Tom!-repitió ella-Ya, me vas a hacer desmayarme aquí mismo; deberíamos…-

-Si te desmayas no hay problema-respondió él-Yo te llevo a tu casa, o a donde quieras; mi damisela en apuros-

-Deja de hacer eso o cambiaré de caballero-sonrió Umbrose, retractándose inmediatamente. No quería a nadie que no fuera Tom como su “caballero”.

-Está bien, me calmaré-consintió el hermano mayor de Bill, acercando la mano de la modelo a sus labios-Con una condición-

-¿Cuál?-inquirió ella, nerviosa.

-Vamos al cine-añadió él, antes de dedicar al dorso de la pequeña mano que había frente a sus labios un beso tierno y dulce. Sonrojada a más no poder, la criatura era un mar de hormonas por dentro.

-Lo tengo que pensar-respondió ella, desconcertando a su acompañante con su respuesta.

-¿Tienes que pensarlo?-preguntó el músico-¿O tienes que llamarle a Dorian para que te de permiso salir conmigo?-

-Las dos cosas-confesó la hermosa mujer, sonriendo de manera traviesa.

-¿Por qué le pides permiso a Dorian para hacer cualquier cosa?-planteó el guitarrista su inquietud. No era que le disgustara este hecho, pero sí le causaba bastante extrañeza.

-Porque es mi hermano, cuida de mí-respondió ella con simpleza-Le interesa saber que estoy bien, y si en mis manos está quitarle una preocupación; está bien-

-Ah, ya…-musitó él, aunque le costara algo de trabajo entenderlo. Frances Umbrose era la única mujer adulta que conocía que se reportara con alguien que no fuese su novio o su marido.

-Y-añadió la humanoide, recibiendo la contestación en su comunicador del mensaje que había enviado en modo silencioso-Dorian dice que sí, que no hay problema. Sólo que me quiere en casa para dormir-

-Y eso es, ¿A las…?-expresó el productor musical, dejando abierta la pregunta para que fuera su tierna acompañante quien planteara la hora de su regreso.

-A cualquier hora-respondió ella, pulsando un botón en la mesa para que apareciera la cuenta de sus gastos-Siempre y cuando, llegue a dormir-

-No te pediría que te quedaras conmigo...-pensó Tom en voz alta, arrepintiéndose al instante. Extrañada, Frances no pudo evitar fruncir el ceño ante las palabras de él.

-¿Disculpa?-inquirió ella un tanto molesta-¿Cómo dijiste?-

-No te lo tomes personal-le pidió el humano, sacando su tarjeta de EEI para pagar-Es que… bueno, te va a sonar a lo más idiota del mundo-

-¿Qué es?-insistió la criatura, impaciente; sacando también su tarjeta para el momento en el que la terminal electrónica le pidiera introducirla.

-No me siento listo para eso... no de nuevo-confesó él, sintiéndose más imbécil que nunca en la vida-Sé que es ridículo viniendo de mí, pero realmente no quiero tener sexo contigo ahora. Y no porque seas una mala mujer…-

-Simplemente no me deseas-se adelantó la pelirroja, sintiéndose un poco decepcionada de sí misma y envidiosa de Annya a la vez. Tom siempre había deseado a su ex mejor amiga de una manera posesiva, bajo sus propias palabras.

-¡No! ¡No es eso!-exclamó el guitarrista, indignado-¡Nada de eso, Frances! Bueno, lo que pasa es que yo… quiero esperarme. Si tú fueras cualquier cosa, te tomaría en este mismo instante; sobre esta mesa. Pero… eres especial. Y quiero que cuando tú y yo estemos juntos de nuevo, sea por algo justamente así: especial-

Conmovida ante los motivos que su acompañante le había expuesto, la humanoide se los tragó todos sin dejar lugar a duda alguna. Confiaba en él. Y a pesar de estar impaciente por repetir la experiencia sexual con él, también comprendía la forma en la que se sentía. Y sí él, en su vasta experiencia siendo humano, pensaba que era lo correcto; ella también lo creía así.

-Está bien-sonrió la mujer pasado un rato, jugando con los dedos del músico; que seguían entrelazados a los suyos-Te creo-

-Me gusta eso-respondió él-Me agrada que me creas-

-No tengo razones para desconfiar de ti-suspiró ella con sencillez.

-Entonces, ¿Si te digo que te quiero más de lo que pensaba en un comienzo, me creerías?-

-Con toda mi alma-murmuró Frances, mirando a Tom directamente a los ojos; y para más, a su alma. Podía verlo, ahí, el sentimiento que gorjeaba dentro de su pecho y brotaba por cada uno de sus poros, asfixiándola en su placentera e imposible esencia.



26 de febrero de 2012

Conflicto



Conflicto by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

A partir de esa primera tarde que pasaron juntos como una pareja "formal", la reciente relación de Frances Umbrose y Tom Kaulitz fue creciendo a límites exponenciales, resultando sorpresivo para ambos la enorme cantidad de tiempo que pasaban juntos. Felices de poder convivir todo lo que les era posible, aprovechaban cualquier motivo para verse: desde ir a desayunar juntos hasta quedarse a ver películas en la casa de Tom. 

Cada minuto que podían compartir, lo entregaban gustosos, conociendo más del otro con cada una de estas pequeñas salidas. Súbitamente, y sin darse cuenta, ambos ya conocían el color favorito de su pareja, lo que le agradaba comer y lo que no, de qué manera les gustaban los huevos en el desayuno... era un todo. Y esa felicidad reinante entre ambos hubiese sido eternamente perfecta durante los tres meses que duró sin interrupción alguna, hasta que finalmente, un buen día, tres personas que habían estado conspirando para que aquella hermosa relación llegara a su fin, de manera inconsciente alinearon sus planes, preparándole a la humanoide y su compañero humano una sorpresa que ninguno de los dos se esperaba.

-Y bien, Scarlett...-llamó un día Dorian a su hermana menor, estando ellos dos, Lexie y Alexei sentados a la mesa de su suntoso comedor de gusto minimalista-¿Para cuándo esa reunión que me prometiste desde hace tiempo con tu... como se llame lo que tienes con el perdedor humano ese?-

-En primera, te agradecería que mostraras más respeto hacia "el perdedor humano ese" del que estoy enamorada-apuntaló la pelirroja, enfadándose de inmediato: Tom era intocable para ella-Y en segunda... pues... no volviste a sacar el tema, así que yo intuí...-

-Sabes perfectamente que no tengo por qué repetirte las cosas-le contestó él agresivamente-Supongo que tu cerebro sí es capaz de captarlo, ¿no? En un caso contrario, no te haría mal ir a Astrella a que te revisaran-

-Mi cerebro funciona perfectamente, gracias-le gruñó la modelo a su hermano-Y discúlpame si yo sí tengo otras ocupaciones aparte de trabajar como una adicta...-

-¡Bueno, ya!-se interpuso Lexie-En concreto: ¿Cuándo nos vas a presentar a Tom, Carlie? Todos nos morimos de ganas por conocerlo-

-En absoluto...-se burló Alexei, a pesar de la mirada asesina que le dirigió la pelirroja que presidía la mesa.

-Pues... ustedes pongan la fecha-replicó la menor de los Umbrose con gesto petulante-Nosotros, a diferencia de ustedes, tenemos todo el tiempo del mundo...-

-Perfecto, ¿Entonces por qué no hacerlo mañana?-propuso Dorian, mostrándose abiertamente enfadado.

-Mañana nosotros tenemos un compromiso-se negó Frances, aún cuando mentía-La madre de Tom va a pasar a hacerles una breve visita a los gemelos y ellos quieren que Alice y yo estemos allí-

-Vaya... ya hasta con la suegra se llevan...-volvió a intrometerse Alexei.

-Bueno, como si te importara-le contestó la pelirroja, de forma grosera. De inmediato, sentada al lado de Dorian, Lexie reaccionó ante tal ofensa, gruñendo por lo bajo.

-Scarlett, por favor-le habló la morena en un tono ya nada apacigüado. Así como Frances defendía a Dorian, Lexie no consentía que absolutamente nadie tratase mal a su hermano gemelo.

-Lo siento-se disculpó la hermana menor de Dorian, sólo por tratarse de su mejor amiga-El caso es que nosotros no podemos mañana-

-Entonces pasado mañana-replicó el hermano de Frances-No puedes decir que no a eso-

-Está bien...-repuso la humanoide, sabiendo que no le quedaba otra opción que aceptar la propuesta del líder del grupo del doctor Watts-Pasado mañana entonces...-

Y así, en silencio, la pelirroja se levantó de la mesa, sin decir una palabra más, completamente enfadada y dispuesta a salir de allí a como diera lugar.

-¿A dónde vas, Scarlett?-quiso saber Alexei, con una sonrisa burlona en su encantador rostro no-humano.

-A cualquier lugar lejos de ustedes-respondió Frances, hiriendo los sentimientos de los tres humanoides presentes-Sinceramente, ya me harté de discutir. Con su permiso-

-¡Tú no...!-

-¡Te veo en la noche, hermanito!-apenas y alcanzó a gritar la modelo-¡Ay! ¡O tal vez no! Si me da la gana, me quedo a dormir con los Kaulitz...-

-¡SCARLETT!-

-Bye bye, Dorian!-replicó ésta de último, antes de meterse en el cubículo del ascensor que llevaba a la planta de estacionamiento con la que contaba el edificio, donde su convertible Audi del año ya la esperaba para partir de allí, hechos una bala. Con ambas manos apoyadas en la mesa de cristal con la que contaba su comedor, Dorian Umbrose se quedó refunfuñando por lo bajo, respirando aceleradamente a causa de toda la cólera que su hermana le hacía sentir.

-Amor...-lo llamó Lexie, acariciando su brazo-Ya... tranquilízate. Ella... bueno... ella está pasando por un momento difícil-

-¿Difícil?-repitió Dorian, con tono burlón-Claro... que es difícil estar enamorada de mierda como esa...-

-Jackson...-lo reprendió su novia, comenzando a enfadarse ella también por la forma tan grosera y despectiva en la que el hermano de Frances se refería a Tom.

-Nada de "Jackson"-contestó el líder de los humanoides-De verdad me... me exaspera...-

-Sé de lo que hablas-lo interrumpió Alexei, con su rostro en una expresión completamente imparcial, aunque por dentro su ira no lo dejaba ni siquiera respirar-El que alguien como Scarlett se junte con toda esa porquería humana...-

-Va a terminar contaminándose de sus costumbres asquerosas-escupió Dorian, expresando sus peores temores-Al rato va a alabar a la raza humana, ¡va a jurar que todo lo que hacen es correcto! Y olvidará su función primordial...-

-Los dos se callan-replicó Lexie, sorprendida por la manera en la que su novio y su gemelo se expresaban de los humanos-Saben bien que ese es nuestro trabajo: impregnarnos todo lo que podamos de ellos y sus costumbres; en ese caso, yo creo que Carlie está desempeñándose excelentemente en su misión-

-¡Escuchaste lo que dijo Watts la última vez que fuimos a visitarlo, Carolina!-debatió Dorian-¡Él no está de acuerdo! Dice que como un experimento está bien, ¡pero que no debemos permitir que se convierta en una de ellos!-

-Como si pudiera, Jackson...-le contestó su novia, ya cansada de aquella estúpida discusión-Como si alguno de nosotros pudiera...-

-¿A qué te refieres con eso?-quiso saber Alexei, sorprendido por la manera en la que se expresaba su hermana.

-Por una vez, me gustaría poder andar por la calle sin tener que preocuparme por mi estado-se explicó Lexie-Sería agradable no tener que medir mi fuerza para abrazar a una persona y poder correr sin tener que regular mentalmente la velocidad a la que voy...-

-¿Tú...? ¿Tú quisieras...?-balbuceaba Dorian, sin darle crédito a lo que su novia acababa de decir.

-Por una vez me gustaría que se nos acabara el aliento cuando hacemos el amor-lo interrumpió la única humanoide femenina que quedaba en la habitiación, mirándolo a los ojos-Sería lindo tener que detenernos porque se nos acabaron las fuerzas y no porque decidimos que ya fue suficiente... por una vez no estaría mal-

Y así, con los ojos llenos de lágrimas, Lexie Umbrose abandonó la habitación completamente destrozada, al darse cuenta de que los deseos del amor de su vida y los suyos no eran los mismos. Con el corazón roto por haberse comportado de una manera tan brusca y despectiva con las dos mujeres que más amaba en el mundo, Dorian Umbrose corrió detrás de su novia, dispuesto a hacer lo que fuera necesario para borrar de la memoria fotográfica de ella lo que acababa de suceder. Al quedarse solo en el comedor, Alexei Rose se dio cuenta de algo terrible: las cosas estaban peor de lo que él pensaba. 


24 de febrero de 2012

Tiempo



Tiempo by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

De pié en medio de una improvisada pista de baile, en un cuadro de cemento desgastado de cuatro por cuatro metros, las parejas se mecían casi imperceptiblemente, cada quien abrazado a su manera, al compás de una música que apenas y se escuchaba. Al lado de ellos, apostados en una mesa que contenía únicamente cuatro sillas completas de mimbre, el resto de los amigos se reían a carcajadas, bebiendo de una botella que habían conseguido para la ocasión. En el centro de toda aquella fanfarria, cuatro individuos resaltaban especialmente, asidos por parejas en formas muy diferentes, moviéndose con ternura en pequeños círculos, coincidiendo apenas al pasar. En uno de los giros que ambas parejas produjeron, las miradas de los hermanos se encontraron durante unos pocos segundos, a lo largo de los cuales se dirigieron el uno al otro una sonrisa satisfecha: les agradaba estar felices pero también les agradaba ver al otro feliz.

-¿Y te agradan estas personas?-quiso saber el guitarrista, susurrando al cuello de la criatura que tenía entre brazos-¿Te gusta... te gusta estar aquí?-

-Me encanta, de hecho-confesó la mujer, mirando a su acompañante a los ojos-Me siento tan... natural. Como en casa-

-Ésta puede ser tu casa...-ofreció él-Ésta puede ser tu familia, si tú así lo quieres...-

-¿Y tú puedes ser mío?-quiso saber la pelirroja, colocando la palma de su mano izquierda sobre la mejilla del músico; quien, ante su contacto, no pudo evitar temblar de la emoción.

-Siempre...-musitó él con sus ojos fuertemente cerrados, deseando que aquello no se acabara nunca.

-Entonces creo que sí... elijo estar aquí, contigo-susurró ella, acercándose al rostro de su amado, hasta que las puntas de sus narices se rozaron débilmente. Acto seguido, recargó su rostro en el hombro de él, con su mejilla contra el pecho de su guapo acompañante, cercana al corazón enloquecido de él.

-Quién lo diría...-musitó otra de las mujeres, en una posición bastante parecida a la primera, sólo que con un hombre diferente.

-Quién lo diría...-le contestó Bill Kaulitz a su novia, Alice Project. Observando a su hermano Tom y a la pareja de este, Frances Umbrose.



22 de febrero de 2012

Celebración


Celebración by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

-Ay, Jesús...-musitó Bill Kaulitz, recostado placidamente en la gran cama ubicada en su habitación, con su novia al lado, abrazándolo por la cintura. En silencio, el vocalista cerró lentamente sus párpados, intentando que la sensación sobrecogedora que lo recorría por su cuerpo se despegara de él.

-¿Qué sucede, amor?-inquirió la pelinegra, acariciando el rostro del hombre que más amaba en el mundo.

-Es Thomas-le contestó él con un tono de resignación total, al mismo tiempo que respiraba profundamente-Suele sucedernos. Tú sabes... conexión mental y esas cosas...-

-Temo que no entiendo, corazón-le confesó la mujer, observándolo extrañada mientras lo acariciaba en el centro de su huesudo pecho.

-Cuando... ay, Cristo... cuando Thomas y yo experimentamos sensaciones o emociones muy fuertes...-comenzó a explicar el músico, intentando ser lo menos explícito posible-El otro las percibe. Es algo automático, no podemos evitarlo. Y ahorita él está... bueno, no quieres ni saberlo...-

-Lo sé-replicó la humanoide, con una enorme sonrisa en su rostro cándido y dulce-¿Quién crees que la dejó pasar?-

-¿Tú sabías...?-inquirió sorprendido el hombre, levantándose a medias del lecho en el que se encontraban él y la delgada criatura.

-Ya te dije: yo le di luz verde para venir. Llamó anoche-esclareció Alice Project, sin inmutarse.

-De haber sabido... nosotros debimos preparar algo semejante...-se quejó el pelinegro, sobándose la entrepierna con fuerza en un intento de que su cuerpo dejara de reaccionar a las sensaciones que le enviaba la mente de su hermano.

-¿Y quién dice que ya se acabó el día?-se delató la hermosa compañera de Kaulitz-La jornada apenas comienza... además, hoy es tu cumpleaños-

-Soy perfectamente consciente de ello-sonrió el cantante, comenzando a despejar su mente de los pensamientos de su hermano para enfocarse en los suyos; la manera en que su novia lo hacía sentir no le permitía pensar en otra cosa que no fuera ella-¿Y cuál es esa sorpresa tan especial que me tienes planeada?-

-Por algo les llaman "sorpresas", el punto es que sean secretas y misteriosas-se rió la criatura-Ya, dejemos de pensar en eso. ¿Nos vamos a quedar aquí todo el día? ¿Quieres que salgamos con tus amigos...?-

-No tardan en...-

-¡Hey!-se escuchó un grito a lo lejos, cercano a la puerta de entrada del departamento. Inmediatamente, el frontman se levantó en silencio, avanzando rápidamente por el pasillo hacia su hato de amistades.

-¿A dónde vas?-inquirió su novia, gritando la pregunta en tono alegre.

-¡Se van a encontrar con Thomas y Frances si no los sacamos de aquí!-repuso el vocalista, ya casi a punto de llegar a la sala-¡Cámbiate y nos vamos en cinco minutos!-

Y así, el grupo de músicos, empresarios y demás clase de personas se las ingenió para felicitar uno por uno al cantante y productor quien, con una sonrisa que le ocupaba todo el rostro, los recibió gustoso, haciendo todo lo que estuvo en sus manos para que no preguntaran por su gemelo, ni la ubicación de éste último. "Bendito sea el arquitecto a quien se le ocurrió recubrir estas paredes de corcho", pensó el pelinegro, al darse cuenta de que los gritos de la hermosa acompañante de Tom, la fascinante Frances Umbrose, no se escuchaban en lo más mínimo dentro del apartamento, aunque en su mente sí lo hicieran, con una intensidad capaz de destrozarle los tímpanos.

Hábilmente, tanto el líder de Tokio Hotel como su encantadora pareja se encargaron entre ambos de pastorear a sus no-invitados de manera que, en menos de quince minutos, el grupo se dirigía a un pintoresco restaurante con el motivo de desayunar juntos. Ya de ahí, decidirían qué hacer después.

En una fila de aerodeslizadores de todos modelos y colores, los ocho miembros del grupo avanzaban a través de las calles, discretamente ocultos; sin embargo, una de las figuras públicas más relevantes del mundo no podía andar por la vida sin que la gente lo felicitara por su cumpleaños, así que apenas se hubo hecho un poco más tarde, docenas de holomensajes le llegaban tanto a Bill como a su gemelo a sus respectivos holocomunicadores, mientras por las calles las muestras manifiestas de aprecio y admiración de sus fans se manifestaban de todas las maneras posibles. Fascinada, Alice miraba a través de la ventana de su asiento, sin poder dar crédito a la manera en la que su novio era idolatrado. Él, por su parte, sonreía modestamente, sorprendido porque el mundo todavía recordara su cumpleaños a pesar de que últimamente no se había comportado tan socialmente relevante como otros años.

Una vez en el restaurante, el grupo se acomodó en la mesa más enorme que encontró, en el mismo centro del complejo en torno a una superficie de madera circular rodeada de un asiento en forma de media luna. Ahí, cada uno se fue acomodando, tomando su lugar en torno al menor de los hermanos Kaulitz y su pareja, quienes presidían la mesa. En delgadas tabletas digitales, el grupo de celebridades escogió a través del menú que éstas incluían lo que cada uno quería tomar para su desayuno, yendo las combinaciones de lo más saludable y vegetariano a lo más dulce y grasoso. Entre risas y bromas, el variado grupo se la estaba pasando en grande, cuando de repente una voz los interrumpió.

-Buenos días-se dejó escuchar el sujeto que acababa de llegar. En silencio, todos los presentes lo miraron sorprendidos, incapaces de hablar.

-Buenos días-saludó una segunda voz, una que muchos no habían escuchado antes jamás. Sentado a un lado de su hermana, Andreas Hoffman, el mejor amigo de los gemelos, dejó caer de su tenedor el trozo de hotcake que tenía sostenido dentro del cubierto a causa de la impresión. Junto a él, Phoebe le propinó un codazo discreto, como queriendo decirle que se comportara.

-¿Qué hay?-contestó Fabiho Lagerfeld débilmente, todavía atónito.

-¿Podemos sentarnos?-inquirió uno de los recién llegados, sonriendo amablemente.

-Claro... por supuesto...-musitaron en tropel los presentes.

-¿Quieres...? ¿Quieres sentarte con Bill, Tom?-cuestionó Phoebe nerviosamente, comenzando a hacerle señas a los demás para que se levantaran y dejaran entrar al mayor de los Kaulitz y a su acompañante.

-No hace falta-replicó el interpelado-Pasamos mucho tiempo juntos, ¿No es así, Macky?-

-En efecto-respondió el menor de los hermanos-Que gusto que se hayan unido a nosotros-

-Hubiera sido un error no hacerlo-aseguró el guitarrista, indicándole en su panel de control a la mesa que necesitaban dos plazas más. Inmediatamente, la superficie se hizo más grande y de su interior surgió un par más de cubiertos, mantelería, vasos y todo lo necesario para comer. De igual manera, el asiento en el que se encontraban colocados los presentes se amplió lo suficiente como para contener a dos personas más. Una vez que toda aquella parafernalia hubo terminado, el productor musical guió a su hermosa acompañante hacia su asiento, haciendo que tomara lugar a un lado de Georg. Ella, en silencio, se movió de la manera en que Tom le indicó y se acomodó graciosamente frente a la mesa, antes de dirigirle al bajista a su lado una cordial sonrisa.

-Buenos días-lo saludó atentamente.

-Buenos días-le respondió el músico, mudo a causa de la impresión de su belleza.

-Entonces, ¿en qué estaban antes de que nosotros llegáramos?-quiso saber el hijo primogénito de Simone Kaulitz, apostándose en el asiento próximo al de Frances Umbrose.


20 de febrero de 2012

Cercanía


Cercanía by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

Mirándose a los ojos, los dos sujetos que se encontraban increíblemente cercanos dentro de aquél lecho de tibias mantas y fantasías volátiles, ninguno de los dos dudó ni por un segundo acerca de lo que iba a suceder. Después de todo, era la intención de ella, desde el momento en el que había concebido aquella sorpresa dentro de su mente. Él, sin aliento, se mantenía mudo a causa de la impresión, embriagado por la incredibilidad del instante.

Lentamente, el hombre de piel bronceada recorrió con su mano derecha el antebrazo de la criatura, erizando la piel de esta ante su contacto. Ella, en silencio, cerró los ojos a causa del placer infinito e indescriptible que le había prodigado aquél ligero gesto. En respuesta, se acercó más a él, colocando sus delgados y blanquecinos dedos tibios en el cuello del guitarrista, aproximándose a su rostro. 

En un segundo que pareció eterno para ambos, los dos sujetos se sumergieron en un beso tierno, calmado y sobrecogedor que comenzó a robarles el aliento más pronto de lo que ambos habían imaginado. De manera dubitativa, él desplazó su mano del brazo de la chica hacia su esbelta cintura, colocándolo abajo de la hilera de prominentes costillas, en aquella suave curvatura que le brindaba a la fémina una silueta con el mismo aspecto de un reloj de arena. 

Poco a poco, la criatura que él guardaba entre sus fuertes brazos le fue correspondiendo, colocando primero una de sus esbeltas y fuertes piernas sobre el cuerpo de él, comenzando a entrelazarse con su figura, a pesar de que ambos todavía tenían la ropa puesta. El músico, emocionado de sobremanera, soltó un suspiro involuntario, antes de tomar la extremidad de piel blanca con una de sus fuertes manos de dedos largos. Súbitamente, la pareja comenzó a emocionarse y en un momento de extasiada euforia él se giró hasta quedar de espaldas en el colchón de armoniosa hechura, con la delgada pelirroja encima de su cuerpo, montada a horcajadas sobre su abomen, con ambas manos en su cuello, tirando de él hacia sí, en un frenético intento de saborearlo aún más intensamente.

En respuesta, el hombre, quien ya se encontraba más que listo para la parte que desde hacía rato veía venir, comenzó a tirar delicadamente de los tirantes del sostén de satín negro que ella todavía llevaba puesto, hasta que estos comenzaron a colgar sosamente sobre los antebrazos cubiertos de pecas parcialmente invisibles, del color del sol. Con una maestría que sólo podía ser fruto de la práctica, el sujeto desplazó sus dedos hábiles de guitarrista hacia la espalda de la modelo, para desabrochar en un solo movimiento el soporte de la prenda, mismo que mantenía cerca de la mitad del atuendo en su lugar. 

Al sentir la presión que se desprendía de su cuerpo, la mujer soltó un respingo, sabiéndose a merced de su amante y como por impulso lo soltó para cubrirse con ambas manos los senos firmes y altivos. Encantado por aquella reacción, el otro no pudo evitar soltar una risita enternecida, sabedor de lo difícil que tal vez esto resultaba para ella. En silencio, la tomó por sus escuálidos hombros y lentamente fue sentándose, hasta que estuvo lo suficientemente cerca de la criatura como para prodigarle un beso en sus mudos y anonadados labios. Ella, lentamente, fue respondiendo al contacto, tímida primero más entregada después, hasta el punto en el cual ya no le costó trabajo dejarse ir, apartando sus manos de porcelana de su cuerpo, para colocarlas en el de él, específicamente en su pecho. Pocos minutos después, las manos de piel tostada ya se encontraban encima del par de senos, tocándolos en una forma que nadie había hecho antes.

Sorprendida por aquella forma de brindar placer, la pelirroja criatura gemía sin cesar, aferrándose a él con fuerza, a punto de romperle los hombros a causa de la presión que ejercía sobre ellos. Inconscientemente, una parte de su mente siempre tenía que estar concentrada en eso: en no hacerle daño con su fuerza sobrehumana. Después de un rato de caricias y besos desenfrenados, él decidió que era tiempo para acercarse más a su hermosa compañera, así que tiernamente giró sobre sí, de manera que la pareja tuvo que moverse en la cama, logrando que ella quedara debajo del cuerpo de su excitado acompañante, el cual no veía la hora de poder recostarla sobre el colchón, con su cabeza sobre el mar de almohadones suaves y su cuerpo encima de la perfecta figura de ella.

Una vez que lo hubo logrado, mientras las manos de la modelo no soltaban la espalda del apuesto guitarrista, éste se encontraba entretenido en algo más, tirando con delicadeza y sensualidad de los laterales de la prenda que la mujer todavía traía en la cintura, cubriendo la parte más íntima de su cuerpo. Sabedora de lo que se aproximaba, la pelirroja comenzó a hiperventilar, emocionada en exceso; torpemente, comenzó a desconcentrarse de su tarea y durante un momento dudó acerca de que estuviesen haciendo lo correcto. Él de inmediato se dio cuenta, y tanto era su amor por la criatura que se detuvo sin necesidad de pedírsleo, para mirarla a los ojos durante un momento que para ambos pareció interminable. Después de un rato en silencio, la hermosa humanoide abrió sus labios, para proferir con una voz ronca que nunca se le había escuchado una única palabra.

-Hazlo-enunció decidida, acariciando con su mano derecha la nuca de él.

En silencio, el hombre obedeció a las órdenes de la criatura y lentamente se fue sacando el pantalón, el cual todavía tenía puesto a esas alturas, para después despojarse de su ropa interior, misma que lanzó hacia uno de los lados de la cama, haciendo que ella se pusiera aún más nerviosa ante la idea de que ambos se encontraban completamente desnudos. Cuidadosamente, fue acercando su cuerpo al de ella, de manera que la mujer pudiese sentirlo parte por parte y no de golpe, como era la costumbre de él. Poco a poco, la modelo fue siendo consciente de que cada una de las formas de aquél maravilloso cuerpo masculino, hasta que sintió algo duro que se pegaba a su piel, latiendo intensamente. Asustada, levantó la vista hacia el rostro de su acompañante, como preguntándole qué era eso y por qué se sentía así. Enternecido por los gestos de la pelirroja, el guitarrista liberó una de sus manos para acariciar el rostro suave y de facciones perfectas de su acompañante.

-No te va a doler-le prometió con dulzura-Te lo prometo-

-Lo sé-sonrió ella con timidez, sintiéndose más tranquila-Ya lo he sentido antes-

Y así, sin palabras, la delgada humanoide tomó valor de quién sabe donde para sumergirse en su último beso con él, intentando mantener la calma de la situación. A sabiendas de que aquél era el preámbulo, él se lo tomó con calma, siendo cuidadoso en el momento en el cual tomó a la mujer por la cintura y en un movimiento lento y suave como la marea, fue introduciéndose en el cuerpo de ella, con una delicadeza que nunca antes había tenido con otra mujer. Al sentir el tacto de la piel de él dentro de la suya, la criatura comenzó a abandonar el beso, abriendo sus labios a causa de la impresión que le provocaba tenerlo así y soltó un fuerte suspiro cuando sintió la piel del abdomen de él completamente pegada a la suya. Poco a poco, fueron despegándose de aquél primer contacto, que la dejó a ella con los ojos cerrados y el gesto esforzado y al ver que ella no respondía, el músico llegó a pensar que algo les había salido tremendamente mal.

-Estoy lista-musitó la humanoide, con voz cortada-Hazlo de nuevo, por favor-

-Con mucho gusto-respondió el guitarrista, sonriendo complacido ante la manera en la que ella se había expresado. En silencio, y esta vez con más brío que la vez anterior, repitió el procedimiento, ahora soltando él un gemido ahogado.


19 de febrero de 2012

Detalle


Detalle by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

Acostado en su cama, el hombre respiraba muy suavemente, justo como se hace en medio de un sueño placentero, mientras en su mente jugueteaba con una criatura de largo cabello, rojizo y ensortijado, el cual le caía a él sobre la cara como una cascada fragante de aromas dulces y florales, justo como los de ella. Encima de su cuerpo, podía percibir claramente cada uno de los rasgos faciales que más le gustaban del hermoso ser: su sonrisa candorosa, traviesa y alegre al mismo tiempo, sus labios sonrosados de apariencia siempre suave, excelente sabor dulce y textura de pétalo de rosa, su delicada nariz de muñeca de porcelana, curvatura perfecta y tamaño ideal, sus ojos alargados y enormes, atrayentes y seductores desde donde se les mirara, las pestañas largas como las noches que pasaba sin ella y las cejas que eran apenas un marco hecho a medida para los encantadores globos oculares. Todo le fascinaba de la mujer. 

Fue por esto mismo, por encontrarse tan inmerso en sus ensoñaciones, que no escuchó cuando el par de féminas abrió la puerta de su habitación, una de ellas fascinada por la situación, mientras la otra temblaba de nervios. En silencio, se miraron durante un segundo, que a ambas les pareció eterno, antes que la segunda de ellas se introdujera en la recámara, cerrando la ligera puerta de madera tras de sí de manera insonora para comenzar a avanzar hacia el lecho donde él descansaba, inconsciente de todo. Poco a poco, fue despojándose de las ropas que traía hasta quedar en el elegante conjunto que había escogido para la ocasión y, lentamente, abrió las cobijas que arropaban el enorme cuerpo de piel color caramelo para introducirse al lado de él sobre el colchón.

Centímetro a centímetro, la escurridiza muñeca pelirroja fue internándose más y más en el lecho, hasta que finalmente entre su delicada anatomía y el tremendo corpachón del hombre no exisiteron más de cinco centímetros de separación. Aprovechándose de la ocasión, tomó ventaja de su situación para descubrirle durante sólo unos minutos la ancha espalda, de fuerte constitución, para admirarla como nunca antes lo había hecho. Durante aquél eterno instante, la fémina de iris color bosque permaneció absolutamente muda, puesto que la visión de él le resultaba exultante a la mirada; pasados unos cuantos segundos más, volvió a cubrirlo por completo, viendo que éste temblaba de frío, para posteriormente abrazarse a la esbelta cintura, de manera cariñosa y cauta; aún así, no pudo evitar despertarlo.

-¿Qué...?-murmuró él con debilidad, aún entre las brumas del sueño-¿Frances?-

-Buenos días-musitó la modelo con dulzura, antes de prodigarle al hombre un beso en el oído, mismo que le produjo a éste un escalofrío-Y feliz cumpleaños-

-¿Qué haces aquí?-quiso saber el todavía atolondrado guitarrista, tomando entre sus manazas los delicados dedos de piel blanquecina de la humanoide, entrelazándolos con los de él.

-Vine a felicitarte, no quería perderme esto-repuso la encantadora pelirroja-¿No te alegra el que esté aquí?-

-Me encanta-farfulló el músico con verdadero entusiasmo, girándose en la cama pero sin perder la relación de manos que se había producido entre él y la tímida chica, de manera que los dedos de ambos se mantuvieron unidos en la parte más baja de la espalda del productor musical-Es un excelente detalle-

-Gracias... quise pensar que te gustaría-contestó ella de manera cohibida, bajando la mirada: le ruborizaba la manera tan poco platónica en la que los cuerpos de ambos se encontraban ahora. Con sus par de senos firmes y altivos rozando la piel del pecho desnudo del hombre, le avergonzaba un poco haberse ataviado con el atuendo tan provocativo que había escogido para ir allí, ahora que tenía la oportunidad de verlo en perspectiva.

Durante un momento, un instante de silencio se creó entre los dos, durante el cual la avergonzada criatura únicamente se dedicó a respirar con dificultad, intentando reprimir torpemente todos los pensamientos que le corrían en torrente por la pelirroja cabeza. Él, adivinando lo que ella tenía en mente, supo que era su tarea sacarla de esa incomodidad.

-¿Qué es esto?-quiso saber el alemán, tomando entre sus dedos la delgada tela satinada del centro, fijándose por vez primera en el provocativo conjunto que llevaba puesto la temerosa fémina.

-Es... un regalo-musitó Umbrose en respuesta, indispuesta todavía a mirarlo a los ojos: le aterraba no gustarle. Sorprendido, el guitarrista se sobresaltó ante semejante declaración. ¿Ella? ¿La pura e inmaculada muñeca que le había pedido no volver a tocarla desde lo sucedido aquella vez en Huntington? Le parecía completamente inaudito.

-¿De... de verdad?-murmuró él con dificultad, atragantándose con sus propias palabras. Entre sus piernas, su erección pujaba por salírsele del pantalón deportivo que utilizaba para dormir.

-¿Te parece que estoy jugando?-replicó la modelo, acercándose en un sinuoso y sensual movimiento que dejó al productor musical completamente sin habla. Lentamente, fue conduciendo sus manos a través del pecho de piel bronceada del músico, recorriendo cada uno de sus músculos en su camino hacia abajo, a través de su formidable anatomía masculina.


17 de febrero de 2012

Ultimatum


Ultimatum by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

Acabadas todas sus compras pendientes, y resuelto el asunto en el que cual Frances Umbrose había implicado amablemente a su cuñada, Alice Project; la criatura de largo cabello pelirrojo y delgada complexión se sentía tan viva aquella noche que ni siquiera lo pensó dos veces cuando vio el tremendo muro de metal que pertenecía al sistema de escaleras de emergencia del edificio donde vivía. 

Un movimiento a la vez, se fue encaramando en el enorme enrejado con todas sus bolsas cargando por la espalda; consciente de que nadie la observaba, se desplazó como centella entre los huecos que fue encontrando, como si escalara una enorme montaña, hasta subir todos los pisos hasta el correspondiente a su hogar. Una vez ahí, se colgó audazmente del reborde de una de las ventanas, pues sabía bien que Dorian la escucharía si entraba por el recibidor, que era donde se encontraba la entrada al sistema de escaleras de emergencia, que si se metía por uno de los enormes ventanales de diáfano cristal transparente. En un movimiento, abrió de forma ágil el pestillo que mantenía cerrada la superficie cristalina y se introdujo con la gracia de un minino, colocando un pie a la vez en el suelo alfombrado debajo de ella.

-Buenas noches, Scarlett-la saludó una voz que la dejó completamente helada.

-¿Qué hay...?-contestó ella, temerosa, girándose poco a poco. Ahí, frente a ella, acomodado en uno de los sofás, se encontró a su hermano mayor, con el torso completamente desnudo, enfundado en su pantalón de pijama.

-¿Qué hacemos aquí tan noche?-quiso saber el mayor de los hermanos Umbrose-¿Otra vez venimos de la casa de esos gemelitos que tanto te gustan?-

-Para empezar, no me gustan los dos-repuso la humanoide con franqueza, una risa traviesa se le escapó de entre los labios, ante lo cual su hermano la miró disgustado-Es uno y se llama Tom. Además, ¿Quién dice que estaba con él? Andaba en... otros lados-

-¿Ah sí? ¿Con quién, si le marqué a tus amistades más cercanas y no estabas en ninguna fiesta? A eso súmale que una de tus compañeras de Elite me hizo el enorme favor de revelarme que te habías salido de una reunión como bólido...-expresó Dorian, estirándose hacia el frente en el sofá, haciendo crujir sus articulaciones fabricadas a partir de fibra de carbono-¿Teníamos algún compromiso urgente?-

-No hoy...-confesó la pelirroja, antes de comenzar a reírse con su hermano-¡Además! ¿Por qué siempre que no me encuentras asumes que estoy con Tom o con su familia? ¡Podría estar en otros lados! Sola, tal vez, o en Astrella-

-A otro perro con ese hueso...-le contestó el humanoide de cabello castaño y mirada seria-Mínimo tendrías que preocuparte por presentárnoslo primero... así por lo menos contaría con una idea aproximada de la clase de humanos que frecuentas-

-¿De qué estás hablando?-quiso saber la ahora temblorosa criatura, misma que aún permanecía de pie frente al sofá en el que su interlocutor se hallaba acomodado.

-A Lexie le encantaría conocerlo, ten eso por seguro-afirmó el hombre, bastante entretenido por la manera en la que a su hermana menor se le había borrado la sonrisa del rostro apenas comenzó a darse cuenta de los planes de él-Aparte de que a Alexei y a mí nos agradaría ver quién persigue con tanta insistencia los huesos de nuestro mayor tesoro-

-Cualquier que te escuchara hablar así diría que ustedes dos son todo un amor...-se quejó Frances, sabiendo bien que aquello útlimo tenía su parte de verdad y de mentira: el sueño más grande de Dorian era que su hermana menor se comprometiera con su mejor amigo, Alexei Rose.

-Lo somos-sonrió el humanoide de manera petulante-Entonces, ¿Sí o no?-

-Por supuesto-contestó la criatura de manera precipitada. Si había algo que la menor de los Umbrose deseaba desde el primer día en que comenzó a salir con Tom, era que su hermano mayor diera su aprobación para aquella extraña relación incipiente-Cuando quieras-

-¿Qué tal la próxima semana?-ordenó más que propuso el hombre, sonriendo abiertamente puesto que sabía que en aquella situación, él tenía el control-Vamos a jugar tennis-

-Claro... escoge un deporte en el que tú y Alexei no sean eminencias...-se burló la pelirroja, cruzándose de brazos. Ante semejante expresión, su hermano no pudo evitar sonreír puesto que, a pesar de lo humilde que podía ser, al humanoide le enloquecía poder demostrar su excepcional superioridad sobre los demás.

-Suena a una tarea difícil...-se burló Dorian, poniéndose de pié-No te voy a dar muchas opciones, Scarlett. Recuerda que eres tú la que tiene la espalda contra la pared-

-Gracias por recordármelo-replicó con un poco de enfado la criatura, viendo cómo su hermano se ponía de pié.

-No hay de qué-contestó éste entre risas-Me voy de vuelta a la cama. Te veo mañana...-

-No cuentes con ello-lo contrarió la pelirroja-Voy a estar bastante ocupada. De hecho, sólo vine a recoger unas cosas-

-Entonces, que te vaya bien en donde quiera que andes a estas horas de la noche... señorita ocupada-le sonrió él de manera afectuosa, por primera vez desde que había llegado al departamento-Recuérdalo, la próxima semana...-

-Que descanses, Dorian-le contestó ella, un tanto fastidiada por el recordatorio. Tom no se la iba a acabar cuando se enterara de la noticia. 

En silencio, fue observando cómo su hermano mayor se iba perdiendo poco a poco en la negrura del pasillo que llevaba a las habitaciones de cada uno de los humanoides, silbando de lo más campante. Ella, mientras tanto, se descubrió a sí misma asustada por la situación que acababa de presentársele; sin embargo, decidió no prestarle atención hasta el día siguiente, dispuesta a no arruinar su misión primordial, misma que la había llevado a aquél lugar en primera instancia.


15 de febrero de 2012

Recordatorio


Recordatorio by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

Sentada en el café con sus amigos, de repente el holocomunicador de Frances Umbrose le envió dos notificaciones, mismas que sonaron dentro de la mente de la criatura. Entre risas, tuvo que disculparse para ir a ver en un lugar aparte de qué se trataba, pues consideraba de mala educación estar atendiendo el holocomunicador en público. En un sitio un tanto retirado de su mesa, se fijó que una de ellas provenía de su hermano, se trataba de un mensaje, y la otra pertenecía al mismo sistema del holocomunicador, el cual le informaba que el día siguiente era el cumpleaños de Tom. 

Sorprendida, se dio cuenta de que era cierto y mentalmente comenzó a preocuparse pues no le tenía nada preparado. Durante unos minutos, se tomó el tiempo para calmarse antes de comenzar a tomar determinaciones acerca de lo que habría de hacer para solucionar la situación. Primero que nada, le envió un holomensaje a Alice, su "cuñada", para pedirle su ayuda en un genial proyecto que acababa de ocurrírsele. Entre una cosa y la otra, se le olvidó por completo leer el mensaje de su hermano, en el cual se leía: Te espero para cenar en casa, necesito hablar contigo.

Precipitadamente, la humanoide comenzó a movilizarse, pidiéndole una disculpa a todos sus amigos por tener que marcharse de manera tan repentina, antes de retirarse del lugar. Consciente de que no llevaba otra forma de transporte que la misma en la que había llegado, mandó un mensaje a su aerodeslizador color blanco perla, el cual se encontraba en el estacionamiento de Elite todavía, para que se dirigiera hacia su ubicación en la ciudad. 

En menos de cinco minutos, la máquina de elegantes líneas fluidas ya se encontraba allí, lista para partir hacia donde su dueña le indicara. Rápidamente, la mujer se subió al vehículo en el asiento del conductor, para indicarle al vehículo mediante el panel de control del mismo a dónde habrían de dirigirse. Mentalmente, Umbrose se encontraba perfectamente lúcida de todo lo que tenía que hacer antes de que anocheciera más, eran ya cerca de las siete de la tarde cuando salió del exclusivo Starbucks en el cual se habían detenido ella y sus colegas; de lo único de lo que no era consciente era que del otro lado de la calle, en un restaurante ejecutivo de renombre, un hombre que a la vez iba bajando de su propio aero la observaba.

Rauda como una flecha, se precipitó hacia todos los sitios a los que necesitaba acudir, en un completo secretismo que dejó impactadas a las encargadas y los trabajadores de cada comercio que visitaba, puesto que su determinación por la manera en la que habían de conseguirse los objetos que ella necesitaba era tan férrea que resultaba admirable. Mientras tanto, en otro lado de la ciudad, un hombre de alta estatura y ancha complexión se encontraba sentado en el sofá de la sala de juegos de su mejor amigo, trago en mano, charlando con éste último. Entre risas, los dos rememoraban los mejores momentos que habían vivido juntos, en su ya larga convivencia.

-¡Y mira! ¡Quién te viera ahora!-exclamó un alegre Andreas Hoffman, apostado en un sillón de suave tapicería color hueso-Realmente no puedo creer que estés tan perdido por esa chica, viejo...-

-Ni yo-admitió el guitarrista, antes de beber un sorbo más de la copa que sostenía-Es que... ¡no sé! Es una rara-

-¡Y eso que te gusta!-se mofó el hombre de cabello y tez trigueñas.

-¡No, lo digo sin ofender!-rió el músico-De verdad, si la conocieras... se me resiste todo el tiempo y de repente... ¡Zaz! Se me avienta encima así como así. Es como... muy impulsiva, como que no sabe lo que quiere conmigo-

-¿Y es la primera?-inquirió el mejor amigo de los hermanos Kaulitz.

-No, efectivamente-sonrió Tom-Pero... bueno, hay algo en ella que es... diferente-

-Diferente...-repitió Andreas, a manera de burla-Me encanta verte así, hombre; me encanta. Te has vuelto todo un idiota por esa mujer-

-Orgullosamente-brindó el caballero de las trenzas negras, inconsciente de lo que aquella mujer estaba haciendo en aquél preciso momento.


13 de febrero de 2012

Inédito


Inédito by Diana Harlu Rivera on Grooveshark



-¿Entonces ustedes dos son...?-

-No exactamente-la interrumpió la criatura, sin ganas de escuchar aquél término. Le molestaba que aún no hubiese sucedido si ya casi iban a cumplir un mes saliendo.

-¿Y tú ya...?-

-No-respondió ella con una sonrisa orgullosa y hasta cierto punto, petulante-Le dije que eso no volvería a suceder hasta que estuviésemos formalmente juntos-

-Chica lista...-rió la segunda de ellas-¿Y piensas verlo hoy?-

-Lo veo todos los días, de hecho-contestó la pelirroja sin dejar de sonreír-Viene a buscarme diario-

-Vaya... quién fuera tú-suspiró la mujer de cabello castaño que caminaba a su lado. 

-¡No seas ridícula!-replicó la primera de ellas entre risas-¡Como si Dorian no estuviera también como chicle contigo!-

-¡Ya lo sé, ya lo sé!-admitió encantada la acompañante de Frances Umbrose, Lexie-Es sólo que me molesta... bueno, tú ya sabes de qué estoy hablando-

-Me imagino-repuso empáticamente la humanoide-Tu situación debe ser más complicada que la mía-

-Es horrible-se quejó la tierna joven-Más ahora que estamos aquí. Allá no había tanto problema, porque sólo estábamos las dos... ¡pero deberías de ver cómo se le avientan las humanas! Me... me hacen enfadar-

-No puedes culparlo-replicó la modelo, pensando en el rostro de su atractivo hermano; si ellos no fueran parientes, tal vez ella también estaría enamorada de él.

-Soy consciente de ello...-expresó la novia del hermano mayor de Frances-Y pues, ¿Qué me queda, cierto? Lo que más me preocupa es que pasan los meses y él no...-

-Hey, no digas eso-la interrumpió su cuñada-Sabes cómo es él. ¡Ni siquiera yo sé qué le pasa por la cabeza! Así que no te precipites a afirmar detalles que desconoces-

-En eso tienes toda la razón-sonrió levemente la mujer, sus ojillos castaños alegrándose un poco-Disculpa si soy tan quejosa. Lo que pasa es que... bueno, tú me entiendes-

-Claro que sí-replicó Umbrose, pasándole alrededor de los hombros su brazo izquierdo-Además, para algo somos amigas, ¿no es cierto?-

-Por supuesto que sí-afirmó Lexie con una sonrisa-Vaya... te extrañé muchísimo, Carlie-

-Me imaginé-contestó la humanoide, permitiéndose un poco de ego, ante lo cual su compañera se rió de manera audible: en eso se parecían tanto ella y Dorian. 

Y así, mientras ambas caminaban por los pasillos de Elite Models hacia el siguiente set en el que Lexie tenía sesión, un mensaje le llegó a Frances a su holocomunicador: eran sus compañeros de trabajo de DKNY, que querían invitarla a tomar un café. Apenas leerlo, la humanoide giró su mirada hacia su cuñada, quien bien sabía de antemano que a su cuñada le acababa de surgir algo.

-Corre-consintió con una sonrisa la más joven de las dos, ante lo cual su compañera se volvió hacia ella y le prodigó un beso diminuto en su mejilla de piel tersa y blanca.

-¡Te veo en la noche en casa!-expresó la pelirroja alegremente, echándose a correr en la dirección contraria a la que iban.

-¡No vamos a estar!-le comunicó su cuñada-¡Tu hermano y yo tenemos planes!-

-¡Maldita gente ocupada!-bromeó Frances con ella, antes de meterse a un cubo de elevador vacío, el primero que encontró. 

Abajo, en la planta baja del edificio de treinta pisos, un hombre salió de detrás de un pilar cuando la modelo se disponía a salir por la puerta de cristal que llevaba hacia la calle. Rápidamente, el humano se las ingenió para enredar su par de brazos fuertes en torno a la delicada cintura de la criatura, la cual, sorprendida, se giró de inmediato, buscando a su captor. Para su grata sorpresa, se encontró con un rostro que conocía lo bastante bien, al igual que con las trenzas negras, el cuello fuerte y la perforación en el lado izquierdo del labio.

-¡Casi me matas de un susto!-se quejó ella entre risas, abrazándose a él también por su estrecha cintura.

-Lo siento, te juro que no era eso lo que buscaba-replicó él, sonriente-Bueno, lo de tenerte tan cerca eso sí lo calculé. Lo de asustarte no-

-Ya veo-contestó la criatura, sorprendida ante la presencia de aquél hombre-¿Qué haces aquí?-

-Vine a secuestrarte más temprano-confesó él de manera traviesa-Fui a preguntar a oficinas y no tienes más trabajos pendientes para hoy. ¿Qué te parece si tú y yo nos damos una escapada?-

-Uy... yo creo que no-declinó la invitación la humanoide, haciendo que su acompañante se decepcionara de inmediato-Me acaba de surgir algo y no...-

Pero antes de que la mujer pudiera continuar hablando, su galante secuestrador, Tom Kaulitz, recurrió a una táctica que, sabía, pocas veces le fallaba. Con un tirón un poco más fuerte que el que había utilizado para capturarla, la aproximó a su cuerpo de manera que entrar en contacto con su boca no fue problema alguno para el guitarrista. En un movimiento, sus labios tocaron los de ella y rápido pero delicado al mismo tiempo, le prodigó un beso en los labios que hizo suspirar a la criatura. Lentamente, durante cinco minutos, él se dedicó a engatusarla con su lengua, a persuadirla entre cada movimiento de sus labios a tomar una decisión contraria de la que había escogido en un principio. No estaba acostumbrado a recibir negativas como respuesta.

-Tú... tú acabas de...-

-Te besé-le explicó él cordialmente, sin soltarla de la cintura.

-Esto es...-musitó ella, retrocediendo para apartarse del cuerpo del músico, lo cual él interpretó como una mala señal. En silencio, la mujer se tocó con los dedos su boca, sintiendo sus labios arder. ¿Qué era eso? No lo podía entender.

Más cuando el mayor de los hermanos Kaulitz ya no se lo esperaba, sus labios de color rosado entraron en contacto de nuevo con una boca ávida de besos, unas manos ansiosas de caricias que lo tomaron por el cuello, acercándolo a sí sin darle oportunidad de retirarse. Inexpertos pero seguros, los labios de la mujer se movían torpemente sobre la boca de su acompañante, el cual estaba que no se la creía de emoción. ¿Ella tomando la iniciativa para besarlo, cuando había dejado muy claro que todavía no podían tomarse esa clase de libertades? Le resultaba sorprendente y, al mismo tiempo, increíble.

Sobrecogido por la emoción, el músico tomó el rostro de la delicada modelo por las mejillas con ambas manos, acercándola más a él hasta que fue imposible que ambos se encontraran más próximos. Inmersos en el beso, la humanoide apenas y fue consciente del delicado suspiro que dejó escapar de su pecho cuando sintió la lengua suave y seductora de él introduciéndose entre la bóveda de sus labios. Llevado por el instinto, el guitarrista fue cambiando la posición de sus manos poco a poco, trasladándolas por todo el cuerpo de la criatura hasta que llegó a la cintura de ésta, misma de la que jaló para presionar por completo la anatomía de la pelirroja a la suya; en respuesta, Umbrose también modificó la posición de sus manos de estar en el cuello de su apuesto amante hacia su fuerte pecho, el cual desde un principio le había llamado la atención.

Después de unos minutos, los cuales ambos sintieron como eternos, la chica se separó poco a poco de su acompañante, respirando con dificultad a causa de la emoción del momento; lentamente, la pareja fue abriendo sus ojos, los cuales habían cerrado con ternura y una vez que se encontraron completamente  conscientes de nuevo, ella se abrazó de inmediato a él, como si su vida dependiese de ello. Enternecido por la reacción de la mujer que tanto amaba, el músico le devolvió el abrazo con una sonrisa enternecida en su rostro.

-Yo…no tengo palabras-expresó la humanoide, de manera tenue y musical. Se le notaba en el tono de voz que estaba que no cabía en sí misma de emoción; por otro lado, las manos de su acompañante sólo se dedicaban a acariciar su espalda de la parte no cubierta de tela de su blusa.

-No las necesitas-musitó el guitarrista, complacido porque las cosas le hubiesen salido tan bien. No le importaba si el beso con Frances había sido más romántico que pasional, nadie le podía quitar la emoción del momento.

-Debo irme-expresó ella al cabo de unos minutos, haciendo que él la observara con sorpresa mientras la criatura se le alejaba con toda naturalidad, como si nada hubiera pasado entre ellos.

-¿Ya?-inquirió sorprendido el mayor de los hermanos Kaulitz, entendiendo que, a pesar de lo placentero del momento, su plan no había funcionado.

-Sí, me esperan-aclaró  ella por mera cordialidad, sabiendo que, a falta de una relación formal entre ambos, no existían motivos que la obligaran a quedarse-Nos vemos luego, Tommy-

Sin más explicaciones, la humanoide salió naturalmente de la habitación, dejando a su acompañante plantado a mitad del cuarto; éste aún no podía creer con qué facilidad se lo había quitado de encima. Normalmente las demás chicas se tomaban unos momentos más para entretenerse más con él, algunas incluso le pedían algo más, sin importarles la hora del día; probablemente era por eso mismo que el comportamiento anormal de la pelirroja lo hacía sentirse más que sorprendido... lo excitaba. Eso sin contar que nadiem más que su madre o su mejor amigo Andreas, acostumbraban llamarlo Tommy.

La modelo, por lo mientras, había decidido archivar el ardiente recuerdo de lo recién sucedido en sus pensamientos, para revisarlo después y que ésto no arruinara la salida que tenía con sus compañeros de trabajo. Una característica de su condición humanoide que siempre le había gustado a la menor de los hermanos Umbrose, era que podía manejar sus recuerdos a su antojo, decidiendo si quería borrarlos, atesorarlos intactos en lo más profundo de la memoria o conservarlos para examinarlos más tarde.

Ya en la calle, observó de inmediato aero color azul turquesa descapotable que ya la esperaba con todos sus compañeros de trabajo adentro. Apenas segundos después, Tom salió del edificio, cabizbajo y  decepcionado, observándola cómo se introducía de un salto a la parte trasera del vehículo, entre dos muchachos que sonrieron enormemente al verla. Tristemente, el guitarrista se quedó parado en la banqueta durante unos minutos, hasta que el aero se perdió de vista al doblar la calle. Con sus llaves llamó su propio automotor y se subió sin decir palabra, demasiado desconcertado con la situación como para decir algo. ¿Por qué esa mujer era tan extraña?