27 de febrero de 2012

Consuelo




Consuelo by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

Look de Frances
Con los ojos aún llenos de lágrimas, la mujer abandonó el vehículo en el que venía, sintiéndose completamente desconsolada por la manera en que su familia la había tratado. Sin esperanza alguna, comenzó a avanzar por el estacionamiento del restaurante en el que había quedado de verse con su novio, con su vestido color capuccino siendo sacudido por el viento otoñal, que circulaba entre sus piernas desnudas sin hacerla tiritar de frío. Entristecida, levantó la mirada de manera inconsciente, para encontrárselo allí, de frente, con los brazos cruzados sobre el pecho, la sonrisa amplia en el rostro y la piel de color caramelo resplandeciéndole a la luz del sol.

-Hola-le sonrió Frances a Tom enormemente, acelerando sus pasos para acercarse al hombre que la esperaba en la puerta. Contento de verla, él tampoco podía dejar de sonreírle conforme avanzaba a paso seguro para encontrarla. Abriendo sus brazos para estrecharlo entre ellos, la humanoide estaba eufórica de ver al guitarrista sin prejuicios ni remordimientos.

-Hola-respondió el mayor de los hermanos Kaulitz a su oído, cargándola delicadamente mientras ella lo abrazaba por el cuello. Con los rebordes de su blusa de mezclilla ondeando al viento por la brisa que producían los giros que el músico daba con ella en brazos, la modelo sentía que nada podría ser más perfecto en ese momento.

-¿Vamos a nuestra mesa?-le propuso él, una vez que la hubo colocado en el suelo.

-Claro, me encantaría-respondió la mujer, sonriendo abiertamente.

Ya sentados a la mesa, tanto Frances como Tom parecían ligeramente nerviosos ante el otro. Quizá era la emoción de sus primeras citas, o el amor tan grande que se profesaban mutuamente y que no se atrevían a expresar; ninguno de los dos lo sabía, pero disfrutaban esa embarazosa sensación de estar cohibido frente al otro.


-¿Tom?-lo llamó ella, ocultando el rostro detrás de su menú electrónico.


-Dime-contestó este inmediatamente, sin asomarse detrás del suyo ya que ambos se encontraban en la misma posición.

-Mi hermano quiere conocerte-soltó la criatura de repente. Decidió que no había necesidad de darle largas al asunto; pues a fin de cuentas, tendría que decírselo algún día.


Del otro lado de la mesa, el hermano mayor de Bill Kaulitz comenzó a sudar copiosamente. Aterrado, solamente un par de veces había podido estar en presencia del imponente hermano de la pelirroja, Dorian, y le parecía bastante intimidante. Aunque Tom Kaulitz no era de la clase de hombres que se sintieran menos que otros, si se le presentaba como incómoda la ocasión de tener que convivir con el hermano mayor de su casi novia.


-¿Cuándo?-inquirió este, tratando de no sonar histérico. Para su buena fortuna, funcionó. Del otro lado de la pequeña mesa cuadrada de madera, Frances seguía con los nervios de punta.


-Cuando tú quieras-respondió ella-Él pensó que estaría bien que los cuatro saliéramos a jugar tenis un día de estos-


-¿Los cuatro?-inquirió el guitarrista inmediatamente. Sus matemáticas quizá nunca habían sido impecables, pero tampoco era un tonto como para no saber contar.


-Sí-replicó la humanoide-Mi hermano Dorian, su novia Lexie, tú y yo-


-Ah, ya veo-musitó el músico. Bueno, por lo menos Lexie estaría ahí; tal vez, sólo así Dorian no se lo comería vivo.


-Aunque-interrumpió la mujer los pensamientos de su acompañante-Quizá también quiera invitar a Alexei. ¿Por qué no le dices tú a Bill que te acompañe?-


-Oh, créeme-rió el mayor de los gemelos, sacando a Frances de balance-Mi hermano no da una en los deportes. Si quiero a alguien que me ayude, sería mejor decirle a Andreas o alguno de los G’s-


-Pues, ¿Por qué no los invitas también?-sugirió ella-Así, tu familia conocería a la mía-


Indeciso, Tom no sabía qué contestar. Desde que había pasado ese lamentable encuentro con la familia humanoide de Alice, tanto él como su hermano no se sentían tan cómodos con la idea de seguir conociendo a las familias de las chicas con las que salían. Es más, era la primera vez que al hijo primogénito de Simone Kaulitz lo presentaban ante la familia de alguien. Cuando salía con Annya, ni siquiera estaba seguro de si su madre todavía vivía.



-¿Es eso lo que tú quieres?-le preguntó él a ella esta vez, descubriendo su rostro y dejando el menú en la mesa. Observándolo por encima de su carta, la hermana menor de Dorian no quería que él se diera cuenta que estaba roja de la vergüenza.


Alargando su mano a través de la mesa, poco tiempo le tomó al músico alcanzar la mano de la modelo y tomarla entre sus dedos. Acariciándola de manera casi imperceptible, ella se sentía de lo más extraña y aún así, le parecía una sensación placentera. Observándola a los ojos, a Frances le costó no conectar su mirada con la de Tom.


-Sí, me gustaría mucho-confesó ella-Dorian es mi mayor soporte en el mundo, y quisiera que le cayeras tan bien como a mí-


-Bueno-sonrió el guitarrista en respuesta-Esperemos que no tan bien o intentará robarme sólo para él-


Ante la pequeña broma de Tom, ambos no pudieron evitar reír. Se lo pasaban demasiado bien cuando estaban juntos; todo era natural, fluido. Nadie tenía que improvisar o decir cosas que no sentía; su sentimiento, tan puro, hacía todo increíblemente fácil.


-Entonces-intervino él, interrumpiendo el momento-¿Podemos ordenar ya o vamos a seguir sonrojándonos toda la tarde? La verdad es que tengo hambre-



-Sí-consintió la mujer, recordando durante un momento el áspero momento que había pasado en su casa:aquella definitivamente no había sido una comida agradable-Yo también-


Durante el resto de la comida, que pareció durar horas, aunque ambos devoraban sus respectivos platillos también conversaban animadamente. Si había algo que a Tom le gustaba de Frances es que era una persona intrigantemente interesante. Manejaba todos los temas que a uno se le pudiesen ocurrir y a la hora de escuchar guardaba silencio educadamente y hacía comentarios oportunos que le agradaban al artista alemán.


-Así que, ¿Estás trabajando ahora?-preguntó ella; haciéndose repentinamente consciente de que, a pesar de los meses que llevaban juntos, en realidad sabía muy poco de aquél hombre al que amaba tanto.


-Sí, por el momento-le respondió él-Ya se está produciendo el disco para su lanzamiento en esta próxima semana-


-¿De verdad?-inquirió la chica, sorprendida ante la velocidad del grupo. Cuando ella había comenzado a saber algo de Tom, apenas y se oían lejanamente los rumores de que estaba trabajando en un nuevo disco.


-Sí, fue bastante extraño-intentó explicarse el músico-Lo que pasa es que, nuestro último disco nos tomó muchísimo tiempo. Las ideas... no sé, como que no nos salían. Y de un tiempo para acá, tanto Bill como yo, modestia aparte, hemos estado increíbles. Algo nos pasó, no sabemos con exactitud qué, pero ahora es como si quisiéramos estar componiendo todo el tiempo. Él tiene ideas para las letras, yo para la melodía... deberías de ver cuánto trabajamos en el estudio últimamente-


-Entiendo-musitó la pelirroja, comprendiendo que, a diferencia de los humanoides, los humanos no podían utilizar su creatividad a su antojo. Tenían momentos y periodos de inspiración que utilizaban para trabajarlos al máximo.


-Y a ti-habló él, interrumpiendo sus pensamientos-¿Te gusta mi música?-

Repentinamente avergonzada, a la humanoide le costaba contestar esa pregunta. ¿Y si le confesaba a su casi novio que jamás había escuchado completa una sola de sus canciones? Siempre que asistía a un evento en el que su banda iba a participar, por algún u otro motivo nunca podía terminar de oírlos.


-Si te digo que no-habló ella-¿Me disculparías?-


Indignado, el guitarrista no pudo evitar sentirse un poco decepcionado de la modelo. ¿No lo había escuchado jamás? ¡Estaba en la cima del mundo junto con su grupo! Sus canciones resonaban a lo largo del mundo y era el ídolo de millones, cuando Umbrose jamás había tenido ni el honor ni el placer de escucharlo cantar o tocar la guitarra. Aunque el instrumento fuera más lo suyo que la voz, igual se sentía complacido con lo que hacía.


-Debes estar bromeando-comentó el mayor de los Kaulitz. Sorprendida a causa del giro que había tomado la conversación, la humanoide no pudo evitar mostrarse un tanto extrañada-Tengo que invitarte a uno de mis conciertos-


-Claro-consintió ella, aún cuando no se sintiera muy de acuerdo-¿Cuándo?-


-Pues, la verdad es que ahorita no me sé bien nuestras fechas-confesó el músico, avergonzándose ante semejante suceso-Pero puedo investigarte una y debes ir a escucharme por lo menos una vez-


-Sí, gracias-aceptó la criatura, buscando alguna manera en la que esto de ir al concierto se le hiciera más fácil-¿Crees que podría llevar a Lexie conmigo? Le gusta conocer nueva música-


-¡Estaría perfecto!-sonrió el alemán, emocionado. Lexie era una persona que le caía bastante bien y consideraba una buena compañía para Frances.

-En ese caso, espero tu respuesta con respecto a la fecha-puntualizó ella, dando por cerrado el tema.

-Sí, yo te aviso-respondió él-Y, con respecto a lo de tu hermano… ¿Qué te parece en una semana? Es que tengo la agenda llena ahorita-

-Estaría bastante bien-consintió la mujer, sintiéndose bastante nerviosa nada más recordar el compromiso que tenían pendiente con su familia-Yo le aviso a Dorian para que también despeje su calendario-

-Y al caso-aprovechó Tom-¿En qué trabaja Dorian? Nunca me lo has comentado-

-Ah, es editor en jefe en una revista-comentó ella con desdén. No le gustaba mucho hablar de la profesión de su hermano.

-¿De qué revista?-inquirió el guitarrista, sintiendo genuino interés.

-Vogue US-musitó ella sin mucho interés de por medio. Tremendamente sorprendido, el mayor de los hermanos Kaulitz no se la podía creer. Vogue era, a la fecha, la revista más cara del mundo en cuanto a producción.

-¡Vaya!-exclamó el guitarrista-Es un buen empleo, ¿Huh?-

-Deja ganancias redituables-expresó la modelo, de manera indiferente. Al productor musical le costaba creer que ella lo comentara como si fuese cualquier cosa.

-Entonces, los tres se dedican a esto de la moda-intuyó el hijo primogénito de Simone Kaulitz, sabiendo de buenas fuentes que Lexie también era modelo.

-Así es-contestó la pequeña Umbrose-Por eso nos podemos dar el lujo de pasar mucho tiempo juntos-

-Qué interesante-comentó el mayor de los hermanos Kaulitz-Es como yo con mi hermano. Vamos juntos a todos lados-

-Sí, lo sé-sonrió ella, sintiéndose en terreno familiar de nuevo. Le gustaba hablar sobre el gemelo de Tom, le parecía un tema cómodo-Te vi varias veces por allá, en los ensayos de las pasarelas, cuando todavía no nos conocíamos-

Con la voz cortada a causa de la emoción, Tom no podía creerse lo que Frances acababa de decirle. ¿Ella ya lo había visto antes? Creyendo que era invisible para su magnifica persona hasta el momento en el que se hablaron por vez primera, el artista alemán se sintió tremendamente halagado de saber que no era cualquier persona para la pelirroja desde el comienzo.

-¿Y te gusté desde ese entonces?-aventuró él, sintiéndose expectante.

Apenada, Frances se sentía como una idiota por haber dicho eso. ¿Cómo explicarle a Tom que ella lo añoraba desde que era novio de Annya? Lo había visto muchas veces, pero fue en los premios cuando realmente la imagen de él le llegó al corazón y la dejó flechada para siempre.

-Si te digo que sí-replicó ella en voz baja-¿No creerás que soy una tonta?-

-Claro que no-contestó él, con la voz atorándose placenteramente en su garganta a causa de la emoción-Creo que eres la mujer más hermosa que he visto en el mundo, y que yo también me enamoré de ti en cuanto te vi-

-Tom… tú…-musitó la criatura, con la voz rebosante de alegría.

-¿Y te cuento la mejor parte?-continuó el músico-Ni siquiera te vi en persona. Te conocí en una revista-

Impactada hasta un punto casi inalcanzable, Frances no podía terminar de asimilar lo que le gritaba su corazón por encima de su cerebro reglamentado; ¡Tom se había enamorado de ella sin conocerla! ¡Sin saber nada de ella! ¡Ignorando el hecho de que podía ser la peor mujer del mundo, él la había amado! ¿Habría soñado con ella, de qué formas? ¿Llorado también? Frances no comprendía por qué, pero dentro de su interior brotaba una emoción muy diferente al amor que se anidó en la parte más alta de su cabeza. Después, ella conocería este sentimiento como “ego”.

-Tú también me gustaste mucho la primera vez que te vi-confesó Frances, armándose de valor. En este momento, poco le importaba si Tom resultaba un charlatán rompe-ilusiones-A que ni sabes dónde fue-

-¿Dónde?-preguntó Tom curioso y eufórico a la vez.

-¿Recuerdas la gala de los COMET?-lanzó ella-Bueno, desde que te bajaste de tu aerodeslizador; yo no podía pensar en otra cosa que no fueras tú-

Muerto del coraje de manera interna, a pesar de lo contento que Tom pudiese sentirse en ese instante, también se mostraba frustrado. ¿Frances lo había querido desde ese entonces? De haber sabido, las cosas hubiesen sido más fáciles para ambos.

-Nosotros…-

-Nosotros…-repitió la mujer con el mismo tono anhelante.

-Debimos estar juntos desde el principio-terminó Tom su frase, mirando a Frances con la añoranza grabada en cada una de sus facciones. Ella, por su parte, no pudo evitar sonrojarse ante el comentario de su acompañante.

-Así es-musitó la humanoide, tan bajo que al humano le costó trabajo escucharla-Pero ahora, estamos… juntos. Y sólo el destino dirá si debemos permanecer así-

-Prefiero retarlo-aventuró el músico-Haré lo que sea necesario para quedarme contigo. Ah, y por cierto, te ves adorable cuando te ruborizas; me encantas-

Desconcertada a causa de lo directo de las palabras de Tom, Frances se quedó sin habla de manera inmediata. Tomando su mano y jugueteando con ella entre sus dedos, el guitarrista no dejaba de observar la imagen de ellos dos juntos.

-No me hagas eso, por favor-le suplicó él con voz tenue, pasado un rato en el cual ninguno de los dos habló-No me gusta cuando te quedas callada. Lo respeto, pero no me gusta. Quiero escucharte hablar hasta por los codos, quiero que me digas todo lo que piensa esa bella y pelirroja cabeza tuya-

Divertida en esta ocasión, a Frances no le costó nada reírse. Le agradaba estar con Tom.

-Estaba pensando-confesó ella-Que yo no había experimentado antes esta clase de expresiones sentimentales tan sinceras-

-¿Quieres que te escriba una carta?-propuso Tom, jugueteando con la idea-Eso es más discreto-

-¿Escribirías que me quieres en ella?-aventuró Frances, bromeando también.

-Claro-sonrió él-¿Qué más tendría que decir que eso?-

-¡Tom!-exclamó la humanoide, deleitada-¡Cambiemos de tema! ¡Hablemos de otra cosa!-

-¿Por qué?-insistió el chico-¿Te incomoda que te diga lo hermosa que eres?-

-¡Tom!-repitió ella-Ya, me vas a hacer desmayarme aquí mismo; deberíamos…-

-Si te desmayas no hay problema-respondió él-Yo te llevo a tu casa, o a donde quieras; mi damisela en apuros-

-Deja de hacer eso o cambiaré de caballero-sonrió Umbrose, retractándose inmediatamente. No quería a nadie que no fuera Tom como su “caballero”.

-Está bien, me calmaré-consintió el hermano mayor de Bill, acercando la mano de la modelo a sus labios-Con una condición-

-¿Cuál?-inquirió ella, nerviosa.

-Vamos al cine-añadió él, antes de dedicar al dorso de la pequeña mano que había frente a sus labios un beso tierno y dulce. Sonrojada a más no poder, la criatura era un mar de hormonas por dentro.

-Lo tengo que pensar-respondió ella, desconcertando a su acompañante con su respuesta.

-¿Tienes que pensarlo?-preguntó el músico-¿O tienes que llamarle a Dorian para que te de permiso salir conmigo?-

-Las dos cosas-confesó la hermosa mujer, sonriendo de manera traviesa.

-¿Por qué le pides permiso a Dorian para hacer cualquier cosa?-planteó el guitarrista su inquietud. No era que le disgustara este hecho, pero sí le causaba bastante extrañeza.

-Porque es mi hermano, cuida de mí-respondió ella con simpleza-Le interesa saber que estoy bien, y si en mis manos está quitarle una preocupación; está bien-

-Ah, ya…-musitó él, aunque le costara algo de trabajo entenderlo. Frances Umbrose era la única mujer adulta que conocía que se reportara con alguien que no fuese su novio o su marido.

-Y-añadió la humanoide, recibiendo la contestación en su comunicador del mensaje que había enviado en modo silencioso-Dorian dice que sí, que no hay problema. Sólo que me quiere en casa para dormir-

-Y eso es, ¿A las…?-expresó el productor musical, dejando abierta la pregunta para que fuera su tierna acompañante quien planteara la hora de su regreso.

-A cualquier hora-respondió ella, pulsando un botón en la mesa para que apareciera la cuenta de sus gastos-Siempre y cuando, llegue a dormir-

-No te pediría que te quedaras conmigo...-pensó Tom en voz alta, arrepintiéndose al instante. Extrañada, Frances no pudo evitar fruncir el ceño ante las palabras de él.

-¿Disculpa?-inquirió ella un tanto molesta-¿Cómo dijiste?-

-No te lo tomes personal-le pidió el humano, sacando su tarjeta de EEI para pagar-Es que… bueno, te va a sonar a lo más idiota del mundo-

-¿Qué es?-insistió la criatura, impaciente; sacando también su tarjeta para el momento en el que la terminal electrónica le pidiera introducirla.

-No me siento listo para eso... no de nuevo-confesó él, sintiéndose más imbécil que nunca en la vida-Sé que es ridículo viniendo de mí, pero realmente no quiero tener sexo contigo ahora. Y no porque seas una mala mujer…-

-Simplemente no me deseas-se adelantó la pelirroja, sintiéndose un poco decepcionada de sí misma y envidiosa de Annya a la vez. Tom siempre había deseado a su ex mejor amiga de una manera posesiva, bajo sus propias palabras.

-¡No! ¡No es eso!-exclamó el guitarrista, indignado-¡Nada de eso, Frances! Bueno, lo que pasa es que yo… quiero esperarme. Si tú fueras cualquier cosa, te tomaría en este mismo instante; sobre esta mesa. Pero… eres especial. Y quiero que cuando tú y yo estemos juntos de nuevo, sea por algo justamente así: especial-

Conmovida ante los motivos que su acompañante le había expuesto, la humanoide se los tragó todos sin dejar lugar a duda alguna. Confiaba en él. Y a pesar de estar impaciente por repetir la experiencia sexual con él, también comprendía la forma en la que se sentía. Y sí él, en su vasta experiencia siendo humano, pensaba que era lo correcto; ella también lo creía así.

-Está bien-sonrió la mujer pasado un rato, jugando con los dedos del músico; que seguían entrelazados a los suyos-Te creo-

-Me gusta eso-respondió él-Me agrada que me creas-

-No tengo razones para desconfiar de ti-suspiró ella con sencillez.

-Entonces, ¿Si te digo que te quiero más de lo que pensaba en un comienzo, me creerías?-

-Con toda mi alma-murmuró Frances, mirando a Tom directamente a los ojos; y para más, a su alma. Podía verlo, ahí, el sentimiento que gorjeaba dentro de su pecho y brotaba por cada uno de sus poros, asfixiándola en su placentera e imposible esencia.



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