28 de diciembre de 2011

Cara a cara


Cara a cara by Diana Harlu Rivera on Grooveshark



Sentada frente a su lloroso marido, Alice Project se quedó completamente helada al contemplar tan de cerca la escena: creador y creación, mirando el primero al segundo con misericordia, de manera invesa se aplicaba la desesperación, la búsqueda de una respuesta que no se lograba encontrar. Dolida de saber que ella era aquella pregunta sin resolver, la humanoide se quedó observando al hombre que tanto había amado anteriormente, deseando que, de alguna manera, él se pudiera sentir mejor. Así, el doctor Richard Vo y sus humanoides permanecieron largo tiempo en silencio, sin dejar de mirarse los unos a los otros, hasta que el sonido de una puerta abriéndose llamó su atención.

Ahí, a la distancia, se encontraba un hombre de cabello canoso, piel blanca, iris azul metálico y rostro decorado ligeramente arrugado. Iba hablando con alguien más, cuatro personas que lo seguían, cuando se quedó súbitamente paralizado. Como si tuviera miedo de volverse, giró lentamente su cabeza hacia la derecha, enfocando con aquellos ojos perversos de halcón a los cinco individuos que se encontraban a menos de cinco metros de él y sus acompañantes. Con sus pupilas brillantes a causa de la expectación que le había producido esta visión, no pudo evitar que su sonrisa maquiavélica se extendiera a lo largo del rostro cubierto por casi invisibles pliegues.

-Hola...-enunció una voz masculina, carismática y melodiosa, resonando por toda la habitación-Que... agradable sorpresa, Richard-

-No puedo decir lo mismo, Anderson-contestó el doctor Vo con frialdad a su extraño interlocutor, el cual finalmente había soltado la manija metálica de la que tan fuertemente se encontraba asido con anterioridad. Mirando a los humanoides de Richard Vo con ojo crítico, apenas y podía quitarles la mirada de encima, deslumbrado frente a ellos.

-Que pena...-musitó el tal Anderson sin aliento. A sus espaldas, las cuatro criaturas que venían con él comenzaron a inquietarse-¿Éstos son tus niños?-

-Precisamente-replicó Vo, mordiéndose los labios con frunción, señal que indicaba su molestia-Aunque ya debes conocerlos... con eso de que envías a tu gente a espiarme...-

-¿Espiarte?-repitió Anderson, abriendo los ojos desmesuradamente, como si la sola idea le indignara, antes de echarse a reír-¡Mi amigo! ¡Pero qué dices! ¡Vamos, Ricky! Sabes que yo no hago ese tipo de cosas...-

-Me gustaría que así fuera-aseguró Vo, antes de comenzar a avanzar hacia el centro de la habitación, como si quisiera acercarse a Anderson. 

Una vez que hubo llegado a la mitad de la recámara, se giró hacia una puerta que al parecer provino de ninguna parte y con señas le indicó a sus creaciones que se introdujeran a través de ella. En silencio, las criaturas le obedecieron, la mirada baja y la postura recta, mientras se iban adentrando en aquél cuarto desconocido.

Por azares del destino, de esos que llegan a cambiar la historia, Mia Alice Project giró su rostro de manera apenas perceptible al mismo tiempo que avanzaba en la última posición de la fila de humanoides del doctor Vo. Sin embargo, su visión panorámica le permitió vislumbrar un objeto rojizo que de inmediato llamó su atención y para cuando quiso darse cuenta el rostro de Frances Scarlett Umbrose, la supuesta modelo australiana, apareció allí, en medio de otros tres rostros que desconocía por completo. Reconociéndola, se quedó completamente estática, la mandíbula trabada a causa de la impresión, la boca abierta y la mirada desencajada. Mientras tanto, protegida por su respectivo creador, Frances le sonreía a la criatura de cabello carbono, sabiendo bien que ambas ya se habían visto antes.

-¿Alice?-llamó Briant a su esposa, al ver que ésta se había quedado paralizada a la mitad del trayecto hacia la otra habitación. El doctor Vo, quien también ya se hallaba en el otro extremo del umbral, observaba en silencio a su creación, preguntándose qué podría haberla interrumpido en su tarea de obedecerlo y seguir a sus compañeros.

-Tú...-musitó Alice en voz extremadamente baja, tanto que a ella misma le costó trabajo escucharse. En el extremo de la habitación, Frances le sonrió aún más abiertamente, consciente de que aquella sorprendida criatura sabía quién era ella.

-Tú...-repitió Alice una vez más, comenzando a caminar hacia Frances. No fue sino hasta que se encontró corriendo hacia ella cuando todo a su alrededor se movió súbitamente. Para cuando se dio cuenta, Briant ya la tenía tomada de los brazos, inmovilizada de manera que no pudiera zafarse, mientras otro hombre, de rasgos escandalosamente hermosos, se plantaba delante de Umbrose. Esta última, muy tranquila, ni siquiera se había desplazado ni un centímetro.

-¡Vaya!-exclamó Anderson Watts, el líder y creador del proyecto contrario al de Richard Vo, observando a la obra maestra de su contrincante salirse de control-¡Pero si ustedes se conocen! Frances, ¿Por qué no me habías hablado al respecto de ésto?-

-Lo consideré un hecho insignificante... padre-replicó Umbrose con una extraña sonrisa, sin despegar la mirada de Alice. Ante semejante afirmación, la humanoide que Briant retenía entre brazos gruñó de manera gutural, mostrando los dientes en una clara exhibición de agresividad primitiva.

-Y vaya que lo es...-coincidió Watts, acercándose a Alice para examinarla mejor. Después de un par de minutos, en los cuales se dedicó a observar a la criatura con ojo crítico, se volvió para regresar a su posición anterior, con sus propias creaciones, entre risas burlonas-¡Nos estaremos viendo, Richard! Más pronto de lo que crees...-

Y así, en silencio, el doctor Watts desapareció de la habitación. Introduciéndose por la misma puerta por la que había entrado, seguido de Umbrose y sus otros tres compañeros humanoides.

-¿Quiénes son ellos?-inquirió Redgie, una vez que sus extraños interlocutores hubieron abandonado la sala.

-Los otros-contestó Richard Vo, con un matiz de resentimiento y dolor en su voz.


1 comentario:

Itzel dijo...

¡Sangre, sangre, sangre!... XD

Por Dios!... Como que eso ¿por qué fue?... Creo que no entendí ni el inicio ni el fin. ¿Qué le provocó a la salvajita de Alice?, o ¿tuvo qué ver que el salvajote de Tom ande babeando por ella? o...o... ¡No entendí!...

¿Ya va a haber guerra?... ¡Por Dios, tienes que decirme ya!...

Muy bueno

Besos!

S.K