25 de diciembre de 2011

Encuentro


Encuentro by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

De pié a la distancia, la distinguía como una visión borrosa, producto de su imaginación que había cobrado vida propia y ahora se encontraba charlando con hombres y mujeres que no eran ni la mitad de atractivos que ella, se encontraba en medio de un reducido grupo de personas ataviadas con costosas vestimentas. Era el alma de la reunión, hablando de manera ocasional pero muy prudente; su voz como de campanillas lo guió aún más hacia ella, como un imán. 

Frances Umbrose
Lento pero seguro avanzó, hasta encontrarse detrás de aquél cuerpo escultural, el cabello hasta media espalda de color rojo encendido, las cejas de un tono más tenue. La cintura pequeña, las piernas tremendamente largas y un tanto delgadas pero al mismo tiempo tremendamente fuertes. La cadera redondeada como de reloj de arena, los pies calzados por tacones de color plateado, los hombros ligeramente caídos y los senos altivos de buen tamaño. Olorosa a moras silvestres, engalanada por un perfume cuya esencia el guitarrista no lograba descifrar. De voz armoniosa, tono angelical y palabras dulces, cordial ante quien se le presentara; coqueta en sus ademanes, sin serlo demasiado, parsimoniosa en exceso: finalmente la tenía, frente a frente, sin barreras. Para Tom Kaulitz, Frances Umbrose era como una estrella fugaz a la que él por fin había logrado atrapar. Envuelta en un sencillo vestido vaporoso de gasa azul, se volvió rápidamente al sentir el aliento del hombre sobre su hombro.

Detrás de ella, cercano a su cuerpo, se encontraba él. El mismo al que había divisado apenas minutos atrás a la distancia y, ahora, lo tenía frente a sí, sin poder dar crédito a sus ojos. Durante un momento, Frances Umbrose llegó a pensar que se encontraba dormida. En lo que pareció una eternidad, ambos se miraron sin dirigirse una sola palabra, apreciando los rasgos faciales del otro. Annya, quien brillaba por su ausencia, se hubiera muerto de verlos así; después de todo, ella era su "mejor amiga" y él, su "ex-novio".

-Hola-musitó Frances, nerviosa, sin quitarle la mirada de encima al individuo que tenía enfrente.

-Hola-contestó Tom con timidez, sintiendo un suave rubor colorear sus mejillas-Tú eres...-

-Tú...-comenzó a hablar la australiana al mismo tiempo.

-Soy un gran fan tuyo-confesó él, sin pensar en lo que decía, embobado por su imagen angelical.

-Jamás había escuchado de ti-replicó ella, sin faltar a la verdad: era la primera vez que le prestaba genuina atención-Es decir, sí te recuerdo, o eso creo, de una sesión de fotos pero...-

-Me llamo...-

Pero más se tardó el hombre de las trenzas negras en abrir sus labios sonrosados cuando se abrieron las puertas del magno complejo cristalino y las personas comenzaron a entrar en manada, haciendo que la convivencia entre ambos fuese más trabajosa.

-¡Pero miren quién está aquí!-exclamó una voz masculina, interviniendo en la conversación de ambos sujetos, quienes se giraron rápidamente hacia su desconocido interlocutor, buscando el origen de su voz-¡Scarlett Umbrose!-

Danny Coleman
-Ehm... ¿Te conozco?-inquirió la delgada modelo pelirroja, observando con extrañeza al hombre de cabello castaño dorado que se aproximaba hacia ella, enfundado en un traje Dior. Al lado de ella, Tom se puso tremendamente tenso, dispuesto a pelear por la atención de Frances con quien fuese necesario.

-¿No te acuerdas de mí?-exclamó aquél extraño tercero, aproximándose a ellos dos hasta que quedó de frente a Umbrose-¿Rivolio? ¿Martes?-

-Hmm...-musitó Frances, dubitativa antes de poner cara de entendimiento-Ya... Danny...-

-¡Danny Coleman, bebé!-exclamó este con una enorme sonrisa, antes de terminar de avanzar el paso que creaba una gran distancia entre él y la australiana. Cada vez más enfadado por aquella situación, el mayor de los hermanos Kaulitz estuvo a punto de asesinar a ese sujeto misterioso-Que bueno que no has olvidado mi nombre, ¿Entramos?-

Y así, sin darle siquiera oportunidad a Tom de reaccionar, ese tal Danny Coleman, que no era otra cosa que un actor de ascendencia americana proveniente de Serbia, tomó del brazo a la entallada criatura de ojos verdes y sin palabras se adueñó de ella, armándole la gran plática mientras ambos se movían hacia la puerta principal del complejo. Sintiéndose mal por Tom, Umbrose giró su rostro durante un momento hacia él, indicándole con un gesto que no podía hacer nada al respecto. Acto seguido, se volvió otra vez hacia el frente, para continuar con aquella conversación que parecía no divertirle mucho.

-Uy...-musitó una voz burlona por detrás del hermano mayor de Bill-Eso arde...-

-Obviamente-intervino alguien más, riéndose del que se proclamaba a sí mismo "el mejor conquistador de Alemania"-Pero no te preocupes, ¡la volverás a ver pronto!-

-¡En el siguiente milenio!-se burló una tercera voz.

-O en tus sueños, esta noche-se sumó un cuarto individuo a la conversación-Haber si ahí sí tienes las bolas para reclamar lo que es tuyo-

Y fue así como, justo detrás de él, los cuatro mejores amigos de Tom Kaulitz se burlaban de él abiertamente, sin siquiera ser discretos, mientras él observaba a la mujer de sus sueños alejarse paso a paso de su posición. Una vez más, había escapado de él.

-¡Ya basta!-exclamó una voz más seria y no muy feliz-Déjenlo ya, para adentro todos-

Detrás de Tom, su hermano menor apareció, espantando a todos sus conocidos para que pudiesen dejarlo en calma durante unos momentos; el menor de los Kaulitz sabía que para su hermano no era fácil acercarse a esa mujer.

-Gracias-musitó Tom, verdadermante agradecido con su hermano.

-No hay de qué-contestó Bill modestamente, palmeando a su gemelo ligeramente en la espalda en señal de apoyo-¿Estás bien?-

-¿"Bien" explica esta ira que siento?-inquirió el mayor de los dos, comenzando a avanzar al mismo paso de su hermano.

-No te preocupes, Thomas; ya tendrás otra oportunidad-lo animó Bill, mientras ambos se introducían por las cristalinas puertas del complejo. Al mismo tiempo que esto sucedía, una callada Alice observaba en silencio a la pelirroja que tanto revuelo estaba armando en el grupo de los hermanos Kaulitz. A la distancia, podía verla moviéndose, rodeada de personas, charlando con un hombre que no paraba de sonreírle de manera mediocremente seductora.

Sintiendo aquellos ojos azul zafiro clavarse en ella, Frances se giró discretamente para buscar al dueño de las pupilas que parecían atravesarla. A pocos metros de sí, halló a una criatura que le pareció tremendamente familiar. De cabello negro a la altura de los hombros, flequillo recto y vestido azul al mismo tono de sus iris, descubrió a Alice observándola.


1 comentario:

Itzel dijo...

¡Uy, pobre Tommy!

No da pie con bola, ¡De veras!... XD Pobrecito, le bajaron la moral!...

Muy bueno!

Sube pronto!... sigo esperando ver qué va a pasar ente las niñas de Astrella :(

Besos! :D




S.K