2 de diciembre de 2011

Romántico



Romántico by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

Caminando ambos a lo largo de un camino marcado por pequeños leños en sus contornos, Alice y Bill avanzaban en medio de un cómodo silencio, ella trepada sobre los tronquitos incrustados en el suelo del parque y él a su lado, tomándola de su pequeña mano blanquecina, sintiendo su calor. Contentos de estar uno en presencia del otro, ni siquiera sabían qué decirse.

-¿Sabías que el amor no se produce en el corazón?-expuso Alice, expresando un dato que había leído apenas un par de días atrás en una revista. Desde el momento en el que vio esbozada la palabra "amor" en la interfaz de la publicación, la imagen de un sonriente Bill vino a su mente de inmediato.

-¿Ah no?-contestó él, interesado por continuar con la conversación. Placenteramente cohibido, apenas y se atrevía a mirarla: le parecía que la escena no era real.

-Se genera en el cerebro-puntualizó la criatura de sonrisa de niña y modos de mujer, avanzando a lo largo de la hilera desigual con unas botas de tacón bajo que la protegían del ligero aire que hacía. Después de todo, ya eran finales de agosto, pronto comenzaría a hacer más frío en la ciudad-En una parte llamada "hipotálamo"-

-Vaya... y mira que los tontos como yo pensábamos que se originaba en el corazón-sonrió de manera espontánea el hombre de cabello negro, antes de bajar la mirada avergonzado-Si te sirve de consuelo, jamás me gustó la escuela; así que yo no sé mucho de estas cosas-

-Puedo notarlo...-enunció Alice suavemente, atrayendo la mirada de Bill hacia ella. ¿Lo acababa de llamar ignorante?

-¿Qué cosa?-repuso el menor de los hermanos Kaulitz, sintiéndose un tanto dolido: no se esperaba un comentario así de la mujer que más amaba en el universo después de su madre.

-Que asistir al colegio no era precisamente de tu... agrado-río ella con aire placentero, aliviando en parte la molestia de él. Aún así, no pudo evitar generarle un sentimiento de inquietud en su interior.

-¿Cómo lo sabes?-respondió él con desgana, sintiéndose un tanto incómodo.

-Tienes un serio problema con la autoridad, Bill Kaulitz-expresó la humanoide sin mayor embaro, bajándose de la valla en la que aún venía encaramada para aproximarse a su compañero, el cual parecía estar a la defensiva. Sin siquera avisar, la mujer se plantó de repente frente a él, encarándolo por completo, antes de estrecharlo entre sus brazos, rodeando su cintura. Abochornado, el humano olvidó de inmediato la razón por la cual se había encolerizado-Te cuesta obedecer órdenes, además de que no tienes mucha tolerancia para el tradicionalismo, en cualquiera de sus formas. Por lo que sé, tu educación fue bastante...-

-Estricta-completó la frase, sintiendo el calor de sus labios a pocos centímetros de los suyos-Ahí... no había demasiado espacio para ser diferente o, en todo caso, especial. Querían que fueras uno más del molde-

-Y a ti no te gustan las ataduras-aventuró ella, haciendo gala de las clases de psicología que había tomado en Astrella. Incómodo ante el término que la mujer que tenía frente a sí había utilizado, el placenteramente abrumado Bill se vio en la necesidad hacer una aclaración.

-Hay algunas que podría soportar-discrepó él, colocando sus brazos en torno a la estrecha cintura de la figura que se hallaba contra la suya-Por ejemplo, el matrimonio-

-¡Vaya!-exclamó la humanoide, bastante sorprendida: jamás hubiera esperado una contestación así de una persona como Bill Kaulitz-¿Entonces estarías dispuesto a amar a la misma mujer durante el resto de tu vida?-

-Ya lo hago-expresó con voz suave el hombre de manos largas y piernas infinitas, acercando más su rostro al de la criatura que tenía entre brazos. Agradablemente sorprendida ante semejante declaración, a la sagaz mente de Alice no le costó trabajo adivinar que esa mujer era ella.

-¿Bill?-lo llamó ella, bajando la mirada lentamente. Preocupado porque su comentario hubiese podido ofender a su hermosa acompañante, Bill Kaulitz comenzó a sentirse como al borde de un precipicio-¿Me contestarías una pregunta?-

-Las que quieras...-repuso él, recorriendo con la punta de su nariz la mejilla de la humanoide, quien, entre sus brazos, se estremecía placenteramente abochornada a causa del momento tan íntimo que se produjo entre ambos.

-¿Qué es esto que siento? ¿Cómo se llama?-inquirió la mujer, colocando su mano derecha sobre el punto en el pecho de Bill donde se localizaba su corazón.

-¿Qué cosa?-respondió el ruborizado cantante, al cual le costaba trabajo respirar.

-Ésto-susurró ella con su característica voz curiosa, sin despegar la palma de su mano del suéter que el cantante traía puesto-Esta cosa que me dá de pensarte todo el tiempo, de querer pasar contigo cada minuto del día y de... de no parar de soñar contigo... de que mi corazón lata más rápido cuando escucho tu voz...-

Anonadado el frontman de Tokio Hotel apenas y podía creer lo que escuchaba. ¿Podría ser? Con el alma en un hilo, rogaba internamente a cualquier deidad que se encontrara por encima de él que volviese su deseo realidad: quería que Alice estuviera enamorada de él.

-Se llama "amor"-rió él con ternura, lágrimas brotando de las comisuras de sus ojos, mientras estrechaba a la pálida criatura entre sus brazos.

-"Amor"...-repitió la humanoide, levantando poco a poco la mirada, hasta que se topó con la de él. En silencio, ambos se miraron largamente, sin volver a hablarse durante largo tiempo. No fue sino hasta que el hermano menor de Tom dió el primer paso, el acercamiento que lo definió todo, cuando los labios de ambos pelinegros se encontraron de lleno, sumiéndose en un beso distinto a cualquiera que ambos hubiesen experimentado antes. Inmersos en él, difícilmente eran conscientes de otra cosa que no fueran sus propios cuerpos, uno estático frente al otro.


1 comentario:

Itzel dijo...

¡Ay, mi vida! ¡Casi chillo!...

¡Qué bonito!

Pero esa Alice y sus explicaciones científicas ¡Ay, niña, no digas eso!...

Qué lindo...

Ahora sí: ¡Beso, beso, beso! :D


Besos!





S.K