19 de febrero de 2012

Detalle


Detalle by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

Acostado en su cama, el hombre respiraba muy suavemente, justo como se hace en medio de un sueño placentero, mientras en su mente jugueteaba con una criatura de largo cabello, rojizo y ensortijado, el cual le caía a él sobre la cara como una cascada fragante de aromas dulces y florales, justo como los de ella. Encima de su cuerpo, podía percibir claramente cada uno de los rasgos faciales que más le gustaban del hermoso ser: su sonrisa candorosa, traviesa y alegre al mismo tiempo, sus labios sonrosados de apariencia siempre suave, excelente sabor dulce y textura de pétalo de rosa, su delicada nariz de muñeca de porcelana, curvatura perfecta y tamaño ideal, sus ojos alargados y enormes, atrayentes y seductores desde donde se les mirara, las pestañas largas como las noches que pasaba sin ella y las cejas que eran apenas un marco hecho a medida para los encantadores globos oculares. Todo le fascinaba de la mujer. 

Fue por esto mismo, por encontrarse tan inmerso en sus ensoñaciones, que no escuchó cuando el par de féminas abrió la puerta de su habitación, una de ellas fascinada por la situación, mientras la otra temblaba de nervios. En silencio, se miraron durante un segundo, que a ambas les pareció eterno, antes que la segunda de ellas se introdujera en la recámara, cerrando la ligera puerta de madera tras de sí de manera insonora para comenzar a avanzar hacia el lecho donde él descansaba, inconsciente de todo. Poco a poco, fue despojándose de las ropas que traía hasta quedar en el elegante conjunto que había escogido para la ocasión y, lentamente, abrió las cobijas que arropaban el enorme cuerpo de piel color caramelo para introducirse al lado de él sobre el colchón.

Centímetro a centímetro, la escurridiza muñeca pelirroja fue internándose más y más en el lecho, hasta que finalmente entre su delicada anatomía y el tremendo corpachón del hombre no exisiteron más de cinco centímetros de separación. Aprovechándose de la ocasión, tomó ventaja de su situación para descubrirle durante sólo unos minutos la ancha espalda, de fuerte constitución, para admirarla como nunca antes lo había hecho. Durante aquél eterno instante, la fémina de iris color bosque permaneció absolutamente muda, puesto que la visión de él le resultaba exultante a la mirada; pasados unos cuantos segundos más, volvió a cubrirlo por completo, viendo que éste temblaba de frío, para posteriormente abrazarse a la esbelta cintura, de manera cariñosa y cauta; aún así, no pudo evitar despertarlo.

-¿Qué...?-murmuró él con debilidad, aún entre las brumas del sueño-¿Frances?-

-Buenos días-musitó la modelo con dulzura, antes de prodigarle al hombre un beso en el oído, mismo que le produjo a éste un escalofrío-Y feliz cumpleaños-

-¿Qué haces aquí?-quiso saber el todavía atolondrado guitarrista, tomando entre sus manazas los delicados dedos de piel blanquecina de la humanoide, entrelazándolos con los de él.

-Vine a felicitarte, no quería perderme esto-repuso la encantadora pelirroja-¿No te alegra el que esté aquí?-

-Me encanta-farfulló el músico con verdadero entusiasmo, girándose en la cama pero sin perder la relación de manos que se había producido entre él y la tímida chica, de manera que los dedos de ambos se mantuvieron unidos en la parte más baja de la espalda del productor musical-Es un excelente detalle-

-Gracias... quise pensar que te gustaría-contestó ella de manera cohibida, bajando la mirada: le ruborizaba la manera tan poco platónica en la que los cuerpos de ambos se encontraban ahora. Con sus par de senos firmes y altivos rozando la piel del pecho desnudo del hombre, le avergonzaba un poco haberse ataviado con el atuendo tan provocativo que había escogido para ir allí, ahora que tenía la oportunidad de verlo en perspectiva.

Durante un momento, un instante de silencio se creó entre los dos, durante el cual la avergonzada criatura únicamente se dedicó a respirar con dificultad, intentando reprimir torpemente todos los pensamientos que le corrían en torrente por la pelirroja cabeza. Él, adivinando lo que ella tenía en mente, supo que era su tarea sacarla de esa incomodidad.

-¿Qué es esto?-quiso saber el alemán, tomando entre sus dedos la delgada tela satinada del centro, fijándose por vez primera en el provocativo conjunto que llevaba puesto la temerosa fémina.

-Es... un regalo-musitó Umbrose en respuesta, indispuesta todavía a mirarlo a los ojos: le aterraba no gustarle. Sorprendido, el guitarrista se sobresaltó ante semejante declaración. ¿Ella? ¿La pura e inmaculada muñeca que le había pedido no volver a tocarla desde lo sucedido aquella vez en Huntington? Le parecía completamente inaudito.

-¿De... de verdad?-murmuró él con dificultad, atragantándose con sus propias palabras. Entre sus piernas, su erección pujaba por salírsele del pantalón deportivo que utilizaba para dormir.

-¿Te parece que estoy jugando?-replicó la modelo, acercándose en un sinuoso y sensual movimiento que dejó al productor musical completamente sin habla. Lentamente, fue conduciendo sus manos a través del pecho de piel bronceada del músico, recorriendo cada uno de sus músculos en su camino hacia abajo, a través de su formidable anatomía masculina.


3 comentarios:

Itzel dijo...

¡Sopas! jajaja no, no, no. Los dos igual de espantados xD

"Entre sus piernas, su erección pujaba por salírsele del pantalón deportivo que utilizaba para dormir." Solté la ostentosa carcajada por tu culpa xD

@ZaybetFrias dijo...

Y yo un: me lleva la gadachin!!!! Asdfghjkl...

Por see final tan espantoso >_<'

JANDA/Alex dijo...

Madre del amor hermoso!!...^^

Que escena me has creado en mi cabezota!...XD...que gran idea!!!

Saludos Harl...reportando sintonía...


Alex!!