6 de mayo de 2012

Comando erróneo


Comando erróneo by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

-¿A dónde y tan perfumado?- quiso saber el menor de los hermanos con una enorme sonrisa de parte de sus dientes blancos. 

-A buscar a Frances, ¿Dónde más?- repuso el hermano mayor, con una risa jactanciosa- Veré si puedo toparme con ella en el trabajo hoy.

-Lo que haces por esa mujer... me enteré que te quieren como...

-Imagen de la nueva campaña de DIESEL- completó la frase uno de los dos pelinegros allí presentes- Lo sé, yo tampoco podía créermelo cuando me lo dijeron. Me siento... fuera de forma. 

-¿Estás bromeando? Te ves excelente- repuso el más joven del par de gemelos- Por primera vez en la vida, estoy dispuesto a admitir que te estás comenzando a poner más guapo que yo.

-Eso ha sido de siempre, encanto- se mofó Tom de Bill- ¿Nos vemos para comer? ¿O tienes planes con Alice?

-Hmm... no precisamente- respondió con dificultad el frontman de Tokio Hotel-  Ella y yo...

-¿Están atravesando dificultades?- se aventuró el guitarrista de la banda, cruzándose de brazos al mismo tiempo que recargaba su ancha espalda en un pilar de la entrada a la sala de invitados.

-Algo por el estilo... anda un tanto... extraña- confesó el silencioso músico.

-Quizá ya la embarazaste- propuso Tom, intentando sacarle una sonrisa a su líder, lo cual funcionó de inmediato- Y te dará la noticia pronto.

-Me encantaría que fuera eso- contestó el novio de Alice- Mientras no tengamos problemas...

-Calma, calma- le instó el mayor de los hermanos, acercándose a él para darle una palmada en su hombro derecho, lo cual el hombre de los ojos delineados agradeció apretando suavemente y a forma de caricia, la mano del guitarrista- Hablamos de eso en la comida, ¿de acuerdo? Ya voy tarde-

-Sí, apresúrate...- lo instó Bill- Llámame en cuanto estés libre.

Y así, con los problemas de su hermano rondándole en la cabeza, el guitarrista de Tokio Hotel salió ufanoso de su hogar esa mañana. Llevaba ya dos semanas en contacto con Frances a través de los mensajes de su holocomunicador y aunque no se habían visto desde el evento en el que el mayor de los Kaulitz y Dorian habían tenido un pequeño altercado, las cosas iban viento en popa. Ocupado en reconquistar a la que reconocía como la mujer de sus sueños, el guitarrista hacía todo lo posible por encontrarse con ella cuando hubiese oportunidad, además de que no se la sacaba del pensamiento. 

Eso sí, por primera vez desde hacía ya mucho tiempo, él era esta vez su propia prioridad; se cuidaba en exceso alimentándose sanamente, estaba consultando a una guapa psicóloga llamada Kirsten Hobbes y  se pasaba las tardes jugando basketball en el club deportivo del que su hermano y el resto de sus amigos habían sacado membresía pero nunca frecuentaban. De igual manera, se daba el lujo de verse de vez en cuando con el resto de su banda y allegados, con los cuales pasaba divertidos y únicos momentos. En resumen, estaba más que excelente.

-Tom- lo llamó Andreas, tan pronto lo vio aparecer por el pasillo de color blanco impecable. 

-Viejo, gracias por venir tan temprano- saludó el músico, tendiéndole la mano a su mejor amigo en un estrecho apretón que se complementó con un abrazo- ¿Qué dicen? ¿Ya hablaste con ellos?-

-Todavía no están aquí, avisaron que se les cruzó una manifestación en el camino y tardarán de cinco a diez minutos más- manifestó el hermano mayor de Phoebe, luciendo un tanto nervioso- ¿Tú qué tal estás?

-De maravilla- contestó el interpelado, sin dudarlo un segundo.

-Se te ve- confesó el caballero del cabello trigueño- Tom, sobre el contrato...-

-Señores Hoffman y Kaulitz- se dejó escuchar una atractiva voz femenina, llamando la atención de ambos sujetos, quienes de inmediato volvieron sus miradas hacia la guapa dama que se apareció de repente, vistiendo un elegante traje sastre color gris Oxford. 

-Buenos días- saludó Andreas primero, intentando disimular la fuerte impresión que le había causado la ejecutiva: era muy hermosa- La gente de DIESEL, me imagino.

-Es correcto- respondió la suave voz musical, avanzando a taconazos hacia el par de hombres, seguida de una muchachita de gafas de pasta que caminaba velozmente y un individuo que parecía sentirse la última maravilla del universo- ¿Podemos comenzar con las negociaciones?-

-Por supuesto- consintió el mayor de los hermanos Hoffman de inmediato- Pero creí que...

-Ya se encuentran aquí, de hecho, no deben tardar en llegar...-

-Ó probablemente ya estén aquí- interfirió una tercera voz, añadiéndose a la conversación. Helados, tanto Andreas como Tom reconocieron de inmediato el timbre de voz masculino de aquél individuo que se aproximaba hacia ellos- Disculpen la tardanza, allá afuera hay...

-Unos manifestantes contra la nueva política del oxígeno, lo sabemos; vivimos la misma situación- contestó la guapa negociante de DIESEL, sin quitarle la mirada de encima al caballero que acababa de llegar- Es un milagro que haya podido atravesar semejante desastre, señor Rose. 

-Efectivamente- sonrió encantadoramente el ejecutivo, tomado de la mano de una criatura que a Tom le pareció excesivamente familiar. Detrás de ellos dos, una tercera individuo lo observaba en silencio- ¿Entramos ya al salón?-

-Con gusto- replicó la mujer de DIESEL, entrando primera a la elegante sala de juntas. Seguida de Rose y sus dos acompañanates, dejaron a Tom y Andreas solos en el pasillo.

-¿Por qué no me dijiste...?-

-Porque me enteré esta mañana- interrumpió el representante legal y mánager de Tokio Hotel al guitarrista que tenía frente a sí.

-¿Pero no se supone que Frances estaba trabajando con Dior para...?-

-Es que el contrato no es con Frances, es con Lexie- le explicó a medias el rubio al pelinegro- Entra ya y si no nos convencen, nos vamos; ¿te parece?-

-No podría estar más de acuerdo- expresó Tom, en parte dichoso y angustiado. 


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