21 de mayo de 2012

Armada


Armada by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 
-Ya saben a dónde llamar si las cosas salen mal...

-Sí, gracias Natalie; los mantendremos informados- respondió él formalmente, sintiendo un nudo que se le formaba en la garganta: esa podía ser la última vez que se vieran.

-Cuídate mucho- le pidió ella débilmente, con la voz entrecortada y los ojos llorosos- Te quiero de vuelta, Kaulitz.

-Haré todo lo que esté en mis manos- contestó el hombre con dulzura, estrechando a su mejor amiga entre sus brazos- Además, no estaré solo...

A su alrededor, su hermano y dos de sus amigos se alistaban junto a la avioneta donde una mujer de largo cabello ensortijado los observaba con aire aburrido. De pié a pocos metros del silencioso armatoste de metal, Andreas, Fabiho, Phoebe y Rhoda observaban al reducido grupo de hombres con los labios fuertemente apretados y la expresión angustiada.

-Olvídenlo, no puedo quedarme aquí...- masculló Andreas entre dientes, avanzando hacia sus amigos ante la mirada atónita de su hermana. Ésta, cuando hubo reaccionado y se dio cuenta de lo que sucedía, corrió hacia él para tomarlo del brazo.

-Andy, no- le espetó con dureza, sus ojos llenándose de lágrimas.

-No te preocupes- respondió él, sonriéndole débilmente a su hermana menor- Voy a hacer un cambio. Espérame.

-¿Qué...?

-Hey, recién casado- se dirigió a Gustav, quien de inmediato volvió la mirada hacia él- Te cambio el boleto.

-¿Qué cosa?- respondió éste, sin haber entendido que quería decir el rubio individuo.

-Prefiero evitarme los riesgos de que mi hermana se convierta en una viuda. Es demasiado joven para ello- bromeó el ejecutivo, dándose a entender de inmediato- Quédate, yo voy en tu lugar.

-Andy...

-Él te hace más falta- expresó con ternura el mayor de los hermanos Hoffman, tomando entre sus manos el pequeño y cándido rostro de su hermanita- Quédate con él.

-Está bien- consintió Phoebe de inmediato- Pero con una condición.

-Phoebs...

-Regresa, es todo lo que te pido- lo interrumpió la mujer, acariciando su mejilla sin rasurar.

-Así sea lo último que haga- le sonrió de último, antes de echarse a trotar hacia el grupo de hombres, donde cambió de algunas prendas de ropa con Gustav.

Al cabo de diez minutos de sentimentales despedidas y un rápido repaso del plan de acción, los chicos estuvieron listos, subidos en la diminuta avioneta que contenía justamente cinco asientos excesivamente cercanos unos de los otros. Procurando no mirar atrás, se concentraron en lo que tenían que hacer: salvar a los humanoides.

-Señor Umbrose... que gusto que hayan llegado- recibió uno de los científicos del grupo de Vo a Dorian y el resto de su clan, quienes parecían un tanto nerviosos. Desde que Frances y Alexei se habían topado con Tom y Bill, no habían podido evitar sentirse precariamente temerosos respecto a su destino. Por lo que había expresado el mayor de los hermanos Kaulitz, no parecía que Alice hubiese sido conducida voluntariamente a aquél espectral recinto.

-Gracias...- expresó Dorian de manera indiferente, intentando esconder su pánico mientras tomaba apretadamente la mano de Lexie- ¿Por qué no está aquí el doctor Watts?

-Oh, lo que sucede es que se encuentra un tanto ocupado hablando con la junta directiva- expresó el individuo de facciones amables y cabello escaso- ¿Hay algo que necesiten antes de reunirse con él?

-Nos gustaría instalarnos, si es conveniente- propuso Alexei, saliendo detrás de Dorian y Lexie, sujetando la mano de Frances.

-Por supuesto, síganme por favor- respondió el anciano, avanzando lentamente por el largo pasillo escasamente iluminado que se encontraba frente a los cuatro individuos humanoides. Con desconfianza, se miraron los unos a los otros, sorprendidos ante la inusitada amabilidad con la que los habían recibido, cuando bien sabían por qué se les había llamado a aquél sitio.

Una vez en las alas en las que solían hospedarse cuando sólo eran sujetos experimentales, esperaron a quedarse completamente solos, una vez que su anciano anfitrión les dio algunas indicaciones y sonrientes asintieron en silencio hasta que éste se marchó. Finalmente, se volvieron a mirar los unos a los otros como en el principio, cuando recién habían llegado, pensando en lo que sabían que debían decir pero nadie se atrevía a hacerlo.

-Él no...

-No, no lo creo- interrumpió Dorian- O al menos espero que no.

-Creo que todos nos encontramos igual- expresó Frances, soltando un suspiro resignado- Tal vez la idea de Alice no era tan disparatada después de todo...

-¿Cuál? ¿La de huir?- inquirió Lexie, sin soltar a Dorian un solo instante- Efectivamente, ahora no se ve tan mal pero no creo que hubiésemos tenido muchas opciones. Lo que les dijo Tom...

-No fue muy claro al respecto- la interrumpió la menor de los hermanos Umbrose, deseando pasar el tema por alto. No lo podía creer.

-Igual, no resulta difícil imaginar qué fue lo que sucedió- intervino Alexei- Fue mejor venir por nuestra cuenta que...

Más antes de que pudiera terminar su frase, el sonido de una puerta abriéndose a la distancia llamó la atención de los cuatro individuos, los cuales se pusieron alertas inmediatamente. De manera instintiva, Alexei y Dorian se colocaron al frente de las dos mujeres con las que se encontraban, mientras estas se agazapaban a la defensiva, listas para atacar. Así se mantuvieron largo rato, hasta que la voz suave y agradable del doctor Anderson Watts resonó en sus oídos, seguida de pasos acompasados que se iban aproximando cada vez más a su posición. Instantaneamente, los cuatro sujetos abandonaron sus posiciones de ataque para colocarse en unas más naturales, como si se encontraran ajenos a lo que sucedía a su alrededor.

-Sí, necesitamos verificar eso también... no, ellos no se encuentran lastimados así que díganle a la brigada de primeros auxilios que no se presente, prescindimos de ellos- hablaba para el resto de sus acompañantes el científico, un grupo de jóvenes que parecían más sus hijos que sus alumnos. Finalmente, pareció darse cuenta de la presencia de sus creaciones allí y se dirigió a ellos con una sonrisa, como quien lleva años sin contactar con sus parientes- ¡Hijos míos! ¡Que gusto que ya están aquí! Temí que no quisieran venir a visitarme.

-Padre, ¡pero qué cosas dices!- exclamó Dorian regocijado, intentando ocultar su creciente nerviosismo- Al contrario; en cuanto supimos que estarías aquí, nos mostramos dichosos de reencontrarnos contigo. Nos tardamos debido a todos los asuntos que teníamos que arreglar antes de marcharnos.

-Excelente, hijo; excelente- respondió Watts eufórico, aproximándose a ellos para abrazarlos débilmente- Confío en que, a diferencia de los sujetos de Richard, el señor Roberts estará muy contento con ustedes. ¡Probablemente les permita regresar!

-¿Probablemente?- inquirió Frances inconscientemente, llamando la atención del científico, quien inmediatamente se volvió hacia ella.

-Aún no es una certeza, hija. Las cosas... no están marchando precisamente bien- terminó el doctor, con una enorme sonrisa en su rostro arrugado.

-¿Qué sucede, padre?- intervino Alexei.

-Los chicos de Richard... Creo que son conscientes, ¿No es así? Se... relacionan con humanos, rompen con los objetivos que se les han impuesto... son todo un desastre. Aunque, no es su culpa... Richard tiene la tendencia de que las cosas suelen salírsele de control.

-Te lo dije...- le susurró Lexie a Frances al oído, aunque no lo suficientemente bajo como para que Watts no escuchara.

-¿Qué cosa, Lex?- inquirió el científico con una sonrisa, intentando parecer conciliador.

-Scarlett...

-Yo defendía la política de la unión con humanos porque me parece que el aprendizaje de sus costumbres y reflejos primarios resulta indispensable para nuestra exitosa integración en la sociedad, de manera que nos podamos permitir avanzar con mayor rapidez hacia nuestro objetivo- interrumpió la menor de los hermanos Umbrose, confiando en que había dicho justo lo que el científico quería escuchar; y lo hizo, en efecto, dado que éste comenzó a sonreír con mayor amplitud.

-¿Ven? Ese es el secreto de todo esto: mantenerse con la vista fija en la meta- replicó el científico entre risas, palmeando el delicado hombro de la criatura pelirroja- Me alegra saber que siguen mentalmente en forma. No como esos engendros de Vo... Bien, hijos; debo retirarme, su llegada es motivo de mucha movilización por aquí. Espero que se encuentren a gusto en casa. Pronto llegarán algunos de mis estudiantes a hacerles unos cuantos chequeos, más no se angustien, son procedimientos de rutina...

-¿Padre?- lo interrumpió Dorian de manera conciliadora, dirigiéndose a él con una voz muy suave.

-Dime, Dorian.

-Nos da mucho gusto estar aquí- mintió la criatura, intentando de todo corazón sonar sincero. Al momento, supo que había logrado su cometido cuando los ojos del anciano científico se humedecieron.

-A mí también me da mucho gusto tenerlos conmigo, chicos- replicó débilmente el conmovido hombre- Nos veremos más tarde.


1 comentario:

Itzel dijo...

¬¬ Me abstengo de hacer comentarios