13 de mayo de 2012

Desaparición



Desaparición by Diana Harlu Rivera on Grooveshark



Lentamente, el hombre fue abriendo sus párpados frente a la luz del amanecer que se colaba a través de su ventana, inundando paulatina y sutilmente la habitación en la que se encontraba. Amodorrado, se dio vuelta en la cama, intentando buscar el cuerpo que, pensaba, se encontraría allí para esa hora; grande fue su sorpresa cuando no lo halló. Extrañado, abrió los ojos de golpe, exhibiendo las iris castañas en una expresión de desmedido horror: la cama se encontraba vacía de aquél lado. Con las cobijas y las sábanas perfectamente acomodadas, el buró sin el estuche azul celeste que contendría las membranas respiratorias y los protectores oculares que ella no necesitaba pero usaba de igual manera para aparentar normalidad.

"Quizá se le hizo tarde", sugirió su mente, dándole una alternativa para aliviar la opresión que sentía en el estómago; más él bien sabía que no era eso. Si se le hubiese hecho tarde, ella llamaría; avisaría que no podría llegar por cuestiones indeterminadas, para después tranquilizarlo diciéndole que tomaría un tren, o el vuelo próximo para alcanzarlo allá como desde un principio había sido su plan. Entonces él se sentiría aliviado y hubiese dormido con mayor tranquilidad, con el dolor de la separación disminuido y la certeza de su presencia en la mente. Sin embargo, no era así.

Angustiado, se levantó inmediatamente, cosa que era sumamente inusual en él y recorrió la habitación intentando encontrar evidencias de su presencia: ropa en el suelo o en el ropero, algún maletín o bolsa alrededor de la cama, la tableta electrónica arrumbada en el asiento de la silla más cercana, la cámara fotográfica en el tocador... nada. Apresuradamente, saltó hacia el corredor, mismo que se encontraba desierto debido a la hora del día y se movilizó por los diferentes pasillos y estancias, esperando encontrarla cocinando el desayuno, dormida en el sofá con la maleta al lado... más tampoco apareció. 

Así como se encontraba, sin maquillar y aún en pijama, llamó al portero y al ama de llaves, preguntando por la criatura de cabello negro al hombro. Intrigados, ambos le respondieron con negativas a cada una de sus preguntas, sin poder entregarle las respuestas que el caballero deseaba. Con un gesto, agradeció apresuradamente a la pareja, antes de movilizarse del sitio para intentar contactarla a través del holocomunicador... aparecía como desconectado. Aterrorizado, decidió dirigirse a su último recurso.

-Tom- lo llamó, sacudiéndolo por el hombro.

-¿Eh?

-Levántate, tenemos que volver a Los Angeles.

-¿Qué? ¿Pero... por qué? Macky, son las seis de la mañana...

-Alice no está.

-¿Y ya revisaste tu holocomunicador? Seguramente te debe de haber dejado algún mensaje diciendo que no podía venir...

-¡Que no, con un coño!- se exaltó el músico- ¡Te digo que no está! ¡Y tampoco llamó o mandó mensaje! ¡Simplemente no la encuentro!

-Seguramente se quedó dormida- sugirió de último el mayor de los hermanos, volviendo a cubrirse la espalda con la manta que tenía enredada en torno a la cintura.

-Gracias por tu gran ayuda...-se quejó el menor, levantándose abruptamente del colchón que había tomado como asiento, desesperado al ver que su gemelo no le había dado a su preocupación la importancia que, según él, merecía. De inmediato, el implicado, Tom Kaulitz, se levantó de golpe para ir a buscar a Bill, el hermano gemelo nacido diez minutos después de él, quien seguramente se encontraba hecho una fiera.

-Macky...

-Voy a ir solo- respondió el frontman de Tokio Hotel, frunciendo el ceño mientras se metía a su habitación.

-No me hagas rogarte tan temprano...- le suplicó el guitarrista de la banda, colgando la cabeza hacia atrás en señal de frustración- ¡Ni siquiera estoy bien despierto!

-Claro... como tú no tienes una mujer por la que preocuparte...

Apenas había acabado de hablar, el menor de los hermanos se volvió hacia su compañero, con una expresión de profunda vergüenza en su rostro de rasgos armoniosos y atractivos, buscando con la mirada el par de ojos que parecían reflejo de los suyos. Inmediatamente, se halló con la visión de un Tom de torso desnudo, pijama a base de pantalones deportivos gastados, apoyado contra el quicio de la puerta, los brazos cruzados sobre el pecho bronceado y la cabeza ladeada, con las apretadas trenzas negras colgando de lado, a causa de la posición de la cabeza.

-Perdóname, no quise decirlo así.

-Pero lo hiciste- respondió el segundo de ellos, sorbiendo por la nariz, como solía hacer cuando le desagradaba algo- Voy a cambiarme, te veo en el aero en diez minutos.

-Sí, muchas gracias- contestó el menor de los hermanos, apenado. No le gustaba recordarle a Tom su amor perdido, Frances Umbrose.

De esa manera, los gemelos partieron, sin dar demasiadas explicaciones, de la casa que Phoebe y Gustav acababan de comprar hace menos de un mes, en celebración a su recién ocurrida boda, para "criar niños y hacer familia", como ellos mismos habían mencionado. Situada en la exclusiva zona de Palo Alto, se trataba de un diminuto escondite con aires campiranos, paredes pintadas de colores terrosos y un diminuto jardín de cactus cerca de la entrada. Con motivo de celebración ante la compra del inmueble, la pareja había invitado a sus amigos más cercanos a pasar el fin de semana.

Ahora, los hermanos Kaulitz se dirigían velozmente a través de la autopista federal en camino a casa, esperando encontrar a Project acostada en alguno de los sofás del departamento de los hermanos o, por lo menos, trabajando en su oficina. Sabiendo de antemano que no iban a dar con ella, tenían ciegas esperanzas de topársela por algún buen augurio del destino.


2 comentarios:

JANDA/Alex dijo...

Hola Harl!!..

Hmmm...avanza esta historia y comienzan los problemas reales...que intriga!!...^^

Saludos!!

Itzel dijo...

O_o

¿Tendría qué ver con lo que alegaba con los Umbrose? Ö

Changos! ya se fueron a su misión super secreta Ö... supongo xD

¿Y ahora?