19 de agosto de 2011

Richard Vo


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Acostado en su cama, el hombre de alrededor de cincuenta años abrió sus ojos con aire entusiasta, sabiendo que ese, en particular, iba a ser un buen día. Lentamente, se giró dentro de la cama de tamaño individual hasta quedar cercano a su borde, donde se apoyó de uno de los burós que tenía más cercano para levantarse. Una vez de pié, el hombre de espalda peluda y ancho cuerpo se las ingenió para enderezarse de un solo golpe, antes de echarse a caminar hacia el baño de la habitación, en el cual, en silencio, le abrió a la llave del agua caliente de la regadera metálica y se metió a duchar, tomándose un poco más de tiempo del habitual a la hora de afeitarse la barba que nunca dejaba que le creciera. 

Una vez salido del baño, se dirigió con la bata de toalla azul, que era tan característicamente suya, al vestidor del pequeño apartamento, donde escogió un traje de lo más simple para ir a trabajar. Encima de la camisa azul y de la corbata del mismo color pero de una tonalidad distinta, se colocó la bata impecablemente blanca que acababan de traerle apenas aquella mañana de la tintorería. En el bolsillo izquierdo de la misma se podía leer una leyenda: "Dr. Richard Vo. Astrella Laboratories". 

Dr. Richard Vo
Orgulloso al ver semejante letrero en su pecho hinchado de hombre orgulloso, el cincuentón de escaso cabello negro se sonrió a sí mismo en el espejo que había a la entrada del lugar antes de meterse las llaves que tenía en el colgadero de la puerta y salir por la misma, hacia un pasillo desierto del que, súbitamente, comenzaron a salir por las puertas que habia a todo su largo una serie de ancianos bastante parecidos a él.
Complacido de mirar a muchos de sus colegas, la mayoría llevaba años trabajando con él. Vo sonrió por segunda vez en aquél día y se echó a andar entre ellos hacia el elevador capaz de albergar a alrededor de treinta personas de manera cómoda. Dentro del ascensor, le sorprendió encontrarse con Anderson Watts, uno más de los científicos que trabajaba con él, pero al que llevaba ya largo rato sin ver en el complejo de departamentos. Ojeroso y evidentemente cansado hasta los huesos, Anderson se veía más acabado de lo normal y cuando sorprendió a Vo mirándolo, le dedicó una expresión glacial y hasta grosera, que el rechoncho científico se sirvió de interpretar como un "¿Y tú qué me ves?" Inmediatamente, Richard Vo giró su vista hacia otro sitio y se concentró en pensar en la lista de pendientes que tenía para ese día: iba a ser una jornada bastante ocupada. 

En su holocomunicador, le envió de manera mental un mensaje con caligrafía sistemática a su asistente de proyecto, una joven de apenas veinticinco años llamada Dalium; no muy brillante pero bastante entusiasta. A Vo le causaba una gracia infantil sus ganas de aprender de él, su curiosidad inusitada y lo observadora que podía llegar a ser.

Apenas había mandado el mensaje, recibió la contestación de Dalium por medio de un pequeño zumbido en su cabeza. En el texto, se leía, con su caligrafía de científica atareada, que ya iba de camino para allá, que se había quedado hasta noche vigilando al proyecto y al llegar a su departamento se había quedado dormida al instante y, por consiguiente, no había conseguido levantarse a tiempo esa mañana.
Recámara de Vo
Paciente, Vo ni siquiera se enfadó ante el hecho de que su joven aprendiz no estuviera aún en el laboratorio; por el contrario, le causó gusto: así tendría tiempo para verificar a los seres con los que estaban trabajando de manera personal y no confiándose en las pruebas que Dalium les hacía día a día como parte de los chequeos rutinarios que tenían que hacerle a las criaturas con las que estaban experimentando.

Dichoso de poder verse inmerso en la parte del trabajo de campo científico y no únicamente en su parte teórica, Vo bajó del ascensor con una enorme sonrisa decorando su rostro de apariencia amable pero senil y, en silencio, caminó por el pasillo iluminado artificialmente hasta llegar a la bifurcación por medio de la cual se llegaba a su laboratorio. 

Una vez ahí, prendió las luces tan pronto entró por la puerta y se dirigió en medio de todo el caos del lugar hacia la puerta que llevaba a los dormitorios de los experimentos. De pié ante las puertas selladas de cristal que los separaban de ellos, se sorprendió al encontrarlos ya despiertos a los cuatro. 

-Buenos días, muchachos-los saludó con entusiasmo.


2 comentarios:

Itzel dijo...

Eso de la aprendiz se vio bien malo… “No muy brillante pero bastante entusiasta”. Hasta risa me dio. ¡Ay! El Doctor Vo se ve tan simpatiquito, que hasta ternura me dio su carita. ¿Ya va a salir Alice Project? ¡Qué emoción! ¿La vas a presentar aquí? Porque ninguno ha tenido presentación como en RDC, y no sé ni quién es quien, a excepción de T.H porque de ahí en fuera…ni fu ni fa sobre quién sea quien.

Lindo capi, muy enérgico! :D
Besos!


S.K

@ZaybetFrias dijo...

"No muy brillante pero entuciasta"

LOL! …

¡Oye! Pelada U_U