7 de noviembre de 2011

Desastroso



 
 
 

Apenas había comenzado a descender el avión en el cual la mujer de cabello negro venía sentada, cuando mentalmente comenzó a preparar en su comunicador un mensaje para su jefe. Temerosa, procuró no parecer demasiado absorta en el texto que tecleaba secretamente pues, a su lado, su marido observaba atentamente por la ventanilla del avión, mirando todo lo que ocurría a sus pies con su perfecta vista. Pocas palabras fueron las que recibió Bill Kaulitz en una alerta, las cuales formaban una sencilla oración: "Aterrizando en LAX". 

Deshaciéndose a causa de la emoción, el vocalista de Tokio Hotel apenas y pudo contener el grito que se formó en su garganta, reacción ocasionada por el entusiasmo de saber que ella estaba de vuelta en la ciudad. Impaciente, no podía esperar para volver a verla; sentado en junta con los demás chicos de la banda, logró contenerse a lo largo de la reunión que los cuatro habían tenido junto con Martha para ponerse de acuerdo acerca de algunos de los puntos del nuevo disco.

-¿Bill?-lo llamó la mujer de ojos grandes y cejas negras, observando que éste, quien durante toda la reunión se había mostrado muy atento e interesado, de repente se había perdido en sus pensamientos-¿Todo bien?-

-Completamente en orden-rió el menor de los hermanos Kaulitz para sí mismo, hablando en una especie de doble sentido que únicamente él y su gemelo comprendieron. Sorpresivamente, Thomas se encontraba en la sala y, al leer los pensamientos de su gemelo, no pudo hacer otra cosa que sonreír de manera cómplice, bajando la mirada.

-Continuemos-instó el guitarrista de la banda al resto de ésta, antes de que la felicidad de Bill por el regreso de Alice se hiciera más evidente. Discretamente, el hombre de más de un metro ochenta de estatura tomó por debajo de la mesa la mano de su hermano menor, en un gesto de empatía que puso aún de mejor humor al pelinegro frontman.

Acabada la junta, de la cual Martha hubo salido una vez que consideró que su presencia ya no era requerida ahí, el delgado hombre se apresuró a comunicarles el regreso de la humanoide a la ciudad al resto de sus amigos, así como los planes que tenía para ella. Sorprendidos ante la iniciativa que mostraba el usualmente tímido hijo de Simone Kaulitz, sus allegados no pudieron hacer menos que aplaudir su decisión con enormes sonrisas en sus rostros. Por primera vez, en mucho tiempo, a Bill Kaulitz se le veía interesado en algo.

Presuroso, el cantante llamó a su florería de confianza, la misma cuyos servicios había estado empleando para mandarle a Alice todos los bouquettes anteriores y encargó que de inmediato se comenzara a confeccionar un arreglo en el cual se pudiese expresar, de todas las maneras posibles, el gusto que sentía Bill por tener a su trabajadora de vuelta. 

Mientras tanto, en el otro lado de la ciudad, la mujer, cuyos ojos iban cubiertos con unas enormes gafas de sol, caminaba de la mano de su marido por los andenes del aeropuerto, esperando a que, como viajera de una línea V.I.P., se le llevara su equipaje hasta el aerodeslizador de Briant, el cual habían dejado en el estacionamiento del aeropuerto durante los días de su ausencia. Detrás de ellos, Selick y su marido, el rubio Redgie, avanzaban al mismo paso apresurado de los primeros, llamando la atención los cuatro juntos entre las multitudes que abarrotaban todo el aeropuerto. Complacidos por sus resultados durante su primera revisión oficial en el extranjero por parte de Astrella, se sentían regocijados por el hecho de haber demostrado que estaban sacándole todo el jugo posible al hecho de vivir entre humanos. Más aún, se sintieron aún más alegres cuando supieron que su científico a cargo, el doctor Vo, iba a mudarse pronto a las oficinas de Astrella U.S.A., por lo cual lo verían de manera más frecuente.

Algo que los había dejado intrigados, a pesar de lo agradable de su estadía en Zurich por varios días, era el inusual flujo de personas moviéndose por todo Astrella: científicos, asistentes como los que habían cuidado de ellos y estudiantes polulaban por la red subterránea de oficinas donde se guardaba a los proyectos más secretos de la firma dedicada a la salud mundial. Nerviosos, habían preguntado al doctor Vo a qué se debía tanto movimiento y él, con un tono despectivo que no les gustó para nada a los no-humanos, les contestó que "era un asunto sin importancia". Luchando por creerle, los cuatro se terminaron por tragar la mentira de Vo, aunque era totalmente evidente que ese "asunto sin importancia" era más relevante de lo que ellos podrían pensar.

Desechando aquél hecho, los humanoides la habían pasado en grande con su creador, contándole todo lo que habían podido aprender de los humanos en el corto tiempo que llevaban conviviendo con ellos. Satisfecho y orgulloso, Vo sonreía enormemente, escuchándolos siempre absorto, sus ojos vidriosos a causa de la emoción del éxito.

Ahora que estaban de vuelta en América, las cuatro criaturas tenían nuevos objetivos cada uno, los de cada quién enfocados a sus áreas productivas y las personas que conocían. De igual manera, su creador les encargó de manera muy especial que conviviesen más entre ellos, pues, por lo que había podido leer en los recuerdos de cada uno, no habían tenido mucha interacción en aquél poco tiempo.

-Son familia-les recordó Vo, mirándolos a los cuatro-Aunque no se parezcan físicamente ni lleven lazos consanguíneos recuerden que son una familia y como esa familia deben apoyarse mutuamente. Nunca sabemos a qué situaciones peligrosas hemos de enfrentarnos y es mejor que no lo hagamos solos-

Conscientes de esto, los humanoides asintieron en silencio, avergonzados ante su comportamiento tan antisocial entre ellos mismos y, bastante serios, prometieron frecuentarse más. Confiando en su palabra, el científico que los había creado los dejó ir de vuelta no sin antes despedirse de ellos con un abrazo.

En el LAX, las cuatro criaturas de Vo se despidieron efusivamente, antes de prometerse que se buscarían más los unos a los otros para convivir. Una vez que se hubieron separado, tanto Alice como Briant se precipitaron al aero de éste último, donde acomodaron las maletas en la parte de atrás antes de introducirse en el armatoste de metal. Rápidamente, viajaron a casa, donde apenas llegar comenzaron a desempacar, guardando cada cosa que se habían llevado de vuelta a su respectivo lugar. Acabada la tarea, se miraron el uno al otro.

-Tengo que...-

-No vas a ir a trabajar, ¿Cierto?-interrumpió Briant a su esposa, mirando cómo estaba de impaciente desde que habían salido de Suiza. Ansiosa por volver a ver a Bill, Alice se vio tentada a mentirle a su pareja con tal de ir a reunirse con su jefe.

-No-contestó ella a regañadientes, sintiendo que, en ese momento, lo correcto era quedarse en casa con su marido-Déjame avisar en la oficina que ya llegué y será todo-

-Excelente-sonrió el humanoide de cabello negro, antes de acercarse a su mujer para darle un beso en la mejilla. Aprovechando la cercanía que se produjo entre ambos ante el contacto del beso, Briant le susurró a Alice al oído-Te amo-

Con un nudo en la garganta, la humanoide no pudo evitar sentirse perturbada y culpable a la vez ante tales palabras. Con una sonrisa fingida, se obligó a sí misma a contestar.

-Yo también te amo-repuso, colocando sus brazos en torno a la estrecha cintura de Briant, quien recibió el abrazo con gusto. Después de un par de segundos, se separaron y él se dirigió a la sala para ir a sintonizar un programa en la televisión.

-Te espero-le dijo el humanoide a su compañera quien, nerviosa, no podía esperar para estar a solas para poder mandarle un mensaje a Bill. Consciente de la perfecta audición con la que contaba Briant, sabía que no era seguro hacerle una holollamada a su jefe.

Finalmente, la mujer de cabello negro se precipitó mentalmente a su bandeja de mensajes y, rápidamente, se apresuró a escribir otro rápido mensaje, el cual tumbó el ánimo de Bill Kaulitz tan súbitamente como lo había elevado:

"No voy a ir a trabajar hoy, nos vemos mañana."


2 comentarios:

Matvi dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Matvi dijo...

Yo quiero que Alice me regale a Briant xd

Jajaja