11 de enero de 2012

Dos caras


Dos caras by Diana Harlu Rivera on Grooveshark



-Sean cuidadosos al descender por la plataforma...-

-Esperamos que tengan un excelente día-

Acomodada en su asiento de la clase turista, una mujer, cuyo cabello color azabache caía en cascada por su espalda hasta la mitad de la misma, se puso de pie con una enorme sonrisa en su rostro, impaciente por descender de aquél pesado armatoste de metal. A paso ligero, fue introduciéndose entre la pequeña línea de personas que acababa de formarse a la mitad del pasillito alfombrado. Aguardando por su turno para bajar de la aeronave, apenas y podía esperar para verlo.

-¿Ya traen las maletas?-inquirió una voz dulce, en otro avión muy diferente, dirigiéndose a las personas que viajaban con ella. Un paso a la vez, se movía por el avión completamente desierto, en el cual únicamente había viajado su grupo.

-Aquí están las tuyas, Carlie-contestó una voz masculina, aproximándose a la individuo que había hablado antes.

-Bien, muchas gracias; dáselas a la gente del servicio para que las saque de aquí-ordenó la mujer, quien en un movimiento se acomodó el torrente de cabello pelirrojo, el cual se organizó descuidadamente a los lados de su rostro de piel blanca y sobre sus hombros delicados de muñeca-¿Ya sabes qué hacer, cierto?-

-Totalmente-sonrió el interpelado, abriendo la puerta del avión con un dedo únicamente-Uno, dos...-

Atuendo de Frances
-Tres-completó ella la cuenta con una sonrisa, acomodándose rápidamente el delicado vestido de flores que traía puesto.

En el aeropuerto LAX de Los Angeles, California, cientos de personas gritaron al ver aparecer tras una pesada puerta de metal el pequeño cuerpo esbelto de una de las modelos más cotizadas de todo el mundo. Sonriente, comenzó a agitar su manecita derecha a manera de saludo, al mismo tiempo que bajaba con mucho cuidado los escalones de la escalerilla de descenso. Con unos lentes Ray-Ban colocados sobre sus hermosos iris verduzcos, enviaba besitos discretos a sus admiradores, quienes sostenían carteles y lonas enormes con su imagen impresa en ellos.

-Mimada...-alcanzó a susurrar la otra individuo, aquella que había bajado primero de su avión, al ver el alboroto que andaba causando la criatura presumida esa.

-¿Dijiste algo, amor?-inquirió una voz por detrás de ella, haciéndole cosquillas con su aliento perfumado a su oído perfecto. Inmediatamente, la mujer dejó salir de entre sus labios una sonrisa que ya casi había olvidado, presa de la lejanía del ser amado.

-Para nada, cielo-contestó ella, teniendo que morderse los labios para no soltar el secreto. A pesar de lo mucho que deseaba desenmascarar a esa impostora asquerosa, sabía que la única manera en la que un humanoide podía manifestar su identidad era si él mismo la confesaba abiertamente. De otra manera, estaba estrictamente prohibido revelar el secreto de su origen-¿Cómo has estado?-

-Extrañándote como un demente, ya ves-contestó el hombre de inmediato, sin despegarse ni un segundo de su novia: la había extrañado demasiado-Dios santo... que falta me hacías-

-Casi tanta como tú a mí- sonrió ella en respuesta, girándose entre los brazos de su amado para mirarlo a la cara, a esa serie de facciones que la volvían loca-Hola. Te extrañé mucho-

-A que no me ganas-replicó el dueño de aquellas pupilas color chocolate-¿Tuviste buen viaje? ¿Qué tal te la pasaste allá?-

-El viaje estuvo bien-contestó la muñeca, la figura de cristal entre los brazos de él-Pero lo otro... hmm... no quiero hablar de ello-

Al escuchar semejante conversación, Bill Kaulitz decidió dejar por la paz la pregunta anterior, formulada a su novia, la hermosa humanoide, Alice Project. Esta, durante un corto momento, esquivó la mirada del hombre al que más amaba en la tierra, avergonzada por lo que había sucedido en Astrella, aunque no fuese su culpa.

-De acuerdo...-consintió el menor de los hermanos Kaulitz, dejando el tema pasar-¿Nos vamos a casa?-

-Por supuesto-volvió a sonreír la novia del vocalista, tomándolo de su mano izquierda-Me muero por llegar-

-¿Carlie?-llamó la misma voz masculina del avión a la delgada modelo que iba sentada delante de él, en un aerodeslizador de lujo.

-¿Sí?-inquirió ella sin interés, mirando a través de la ventanilla del aero. Confiaba en que, si sus cálculos no estaban errados, ella ya tenía que estar ahí y por lógica, él también.

-Dime una cosa...-pidió la voz, la cual le pertenecía al apuesto Alexei Rose, el apuesto humanoide creación del doctor Anderson Watts-Si yo te pidiera que salieras conmigo... ¿Lo harías?-

Sorprendida ante lo inesperado de la pregunta, la humanoide giró su mirada, así como su rostro escandalizado, hacia el hombre que la miraba impasible, esperando una respuesta a su interrogante.

-Alexei...-murmuró Frances delicadamente.

-No quiero evasivas-le espetó él con tono marcial. No era de los que se andaban con rodeos-¿Sí o no?-

-No ahora-contestó ella de inmediato, dejando atrás cualquier intento de cortesía. Al escuchar estas palabras, el serio Alexei pareció sumirse en sus pensamientos, indispuesto a escuchar cualquier otra cosa.

-¿Cuándo?-fue de lo último que alcanzó a murmurar.

-No lo sé-confesó la mujer, dirigiendo de nuevo su mirada a los objetos que pasaban ajenos a ella, vistos a través de la ventanilla de su aero que daba hacia la calle. Internamente, sabía bien que su "No lo sé" tenía nombre y apellido. Pensando en él, apenas y se dio cuenta cuando su holocomunicador comenzó a sonar dentro de su cabeza-¿Sí, diga?-

-¡Pero miren quién ha vuelto!-exclamó una voz chillona y empalagosa al otro lado del auricular.

-Anny...-murmuró Frances en respuesta, sonriendo cansinamente-¿Ya regresaste tú también?-

-Tenemos que trabajar mañana, ¿Lo recuerdas?-inquirió la rusa al otro lado de la línea, paseando por su desastroso departamento, en el cual el suelo se encontraba lleno de prendas de ropa que no eran suyas-¿Crees que podamos ir a tomarnos un café esta tarde para contarnos lo que nos ha sucedido en este largo tiempo que hemos estado apartadas?-

-Por supuesto-contestó Umbrose de inmediato, buscando una excusa para escapar de Alexei-¿Dónde quieres que nos veamos?-


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