2 de marzo de 2012

Humanos VS Humanoides



Humanos VS Humanoides by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 
-Entonces...-expresó la voz, tan exageradamente varonil como siempre, mientras su dueño hacía flexiones a la mitad de la cancha-Me parece que debemos ir calentando para el juego, ¿No lo crees, Alex?-
 
-Querrás decir "para vencer elocuentemente al noviecito de Scarlet"-se jactó el acompañante del primer hombre, un sujeto igual de atractivo, pero con facciones muy diferentes. A su lado, una mujer de largo cabello pelirrojo iba pasando distraídamente, pensando en otras cosas, cuando el segundo de estos hombres aprovechó la ocasión para juguetear un poco con ella, mesándole el cabello desordenadamente con sus largos dedos. En respuesta, la criatura, de hermosos ojos verdes, lo apartó de sí con un sólo gesto.

-No es mi novio-espetó la pelirroja, la sonrisa delatora asomándose tras su fingido tono enfurruñado.

-¡No todavía!-se inmiscuyó otra fémina de ensortijado cabello castaño en la conversación, saliendo por detrás del grupo con un pequeño salto animado.

-En eso ando-replicó la primera, dándole un codazo a su camarada de cuerpo esbelto, cintura pronunciada y cadera prominente. De manera cómplice, ambas se sonrieron la una a la otra, sabiendo bien lo que esperaban de aquél encuentro.

-Pues tendrás que encargarte de ello más tarde...-le sugirió el segundo de los sujetos allí presentes, un joven de cabello castaño, al divisar el irregular grupo que se dirigía hacia él y el resto de sus acompañantes. Ataviados con distintos atuendos, desde los más casuales hasta conjuntos deportivos, aparecieron a la distancia, caminando cada uno a su ritmo, moviéndose hacia un mismo punto.

-¡Tommy!-lo llamó la criatura pelirroja, quien resultaba ser nada más que una modelo de talla internacional, echándose a correr hacia el individuo que había llamado tanto su atención; el mismo que causaba que las palpitaciones de su corazón invencible se aceleraran cada vez que su armoniosa anatomía masculina caía dentro de su impecable campo de visión-¡Llegaste!-

-Te dije que vendría, ¿No?-le respondió una voz en inglés, todavía con cierto acento alemán, a pesar de los años que llevaba trabajando y viviendo en Estados Unidos. Al ver que se acercaba tanto a él, el guitarrista de menos de treinta años abrió su brazo derecho, el único que tenía disponible, para hacerle hueco junto a su cuerpo a la delgada criatura que salía con él desde hacía tres meses.

De inmediato, la eufórica fémina acortó la poca distancia que aún existía entre ella y el chico que desde hacía meses era el dueño de sus sentimientos más puros y desinteresados, fundiéndose finalmente con él en un estrecho abrazo; en el cual ella colocó en torno al fuerte cuello del músico sus brazos delgados, acercándolo a sí para darle un ligero beso en la mejilla, que era lo más que podía hacer en medio de aquella precaria situación.

-Y bien-se dejó escuchar la primera voz, aquella que hubo hablado antes que todas las demás. Al ser testigo de la muestra pública de afecto que su hermana menor le había hecho a aquél extraño, el hombre de cabello castaño chocolate y ojos de iris verdes se apresuró a separar a los jóvenes. tomando a la chica del brazo para apartarla del individuo de las trenzas negras-Con que tú eres el "Tommy" de mi hermanita...

-Bueno, es difícil llamarla "hermanita" cuando…-

Más, aunque quería seguir hablando, el segundo de aquella conversación se vio obligado a interrumpirse a sí mismo cuando cayó en la cuenta del individuo que súbitamente había acaparado toda su atención, con su rostro de rasgos insoportablemente hermosos, aquellos ojos atrapantes que tanto le recordaban a los de alguien más, la nariz de la misma curvatura perfecta, la barbilla ligeramente prominente... los gestos eran los mismos, así como distintas partes de la fisonomía facial; sin embargo, el cuerpo resultaba diametralmente diferente: de espalda ancha, poco tenía que ver con el estrecho torso de la menor de los hermanos, y su cintura lo único que tenía de semejante era su delgadez. Las piernas, de igual manera pero en un concepto bastante distinto eran delgadas, fuertes y bien proporcionadas, al igual que el resto de la anatomía. Para cuando el sujeto que pertenecía a la banda alemana quiso darse cuenta, ya temblaba de miedo ante la presencia del que resultaba ser su cuñado.

-Sí, es una bala esta niña...-reanudó el imponente locutor, sosteniendo por el antebrazo a la inquieta criatura de cabello pelirrojo que no se estaba en paz-Supongo que tú mejor que nadie lo sabes, Tommy...-

-Tom Kaulitz-expresó el humano de piel bronceada, rostro recién afeitado y ojos castaños, extendiendo la mano en la cual sostenía el elegante estuche de su cara raqueta, conseguida apenas unos días atrás.

En un impulso que no logró controlar, el guitarrista soltó por accidente la correa del estuche, haciendo que su arma deportiva se estrellara contra el suelo en un golpe audible. Al ver semejante muestra de torpeza de parte del hombre que supuestamente venía a enfrentarse con él en un duelo profesional de tennis, el segundo de aquellos dos hombres comenzó a reírse de manera discreta.

-Dorian Umbrose-contestó el dueño de la voz atronadora, los modales amables y parsimoniosos, hermano de la encantadora pelirroja que no dejaba de removerse como pez fuera del agua.

En silencio y con una sonrisa presumida, alargó su mano de dedos largos, fuertes y de piel tan blanca como los de su hermana menor, tomando la del preocupado músico alemán que se había identificado a sí mismo como Tom. En silencio, el mayor de los hermanos Kaulitz resistió el fuerte apretón que la mano de su cuñado le prodigó al saludarlo, haciéndose súbitamente consciente de la arrolladora fuerza de la que éste parecía capaz. Con semejante musculatura y constitución física, poco le costaba imaginárselo haciendo pedazos cualquier aero y transformándolo en apenas una pelotita de titanio.

-¡Tom!-chilló una alegre voz femenina, cuya locutora pronto se ubicó aproximándose al grupo conformado por los dos humanoides y su acompañante humano. Avanzando en una graciosa mezcla de lo que eran pasos alargados y pequeños saltos, la mujer de ojos castaños y cabello del mismo color llamó la atención de todos los presentes en la cancha y no sólo la del hombre al cual se había referido.

-¡Lexie!-respondió el interpelado, genuinamente entusiasmado al visualizar a uno de los únicos dos miembros de la familia Umbrose que apreciaba en verdad-¡Que gusto verte!-

-Lo mismo digo-replicó la criatura de esbelto cuerpo y rostro de ángel, acercándose al guitarrista alemán para saludarlo con un pequeño beso en su mejilla de piel lisa.

De inmediato, el humanoide que se había identificado como Dorian, dejó ir a su hermana menor y rápidamente alargó su mano y su cuerpo de manera que pudo tomar a su novia, la pequeña Lexie, del brazo de la misma manera en que lo había hecho con su hermana. A sabiendas de que eso sucedería, Tom aprovechó la ocasión y de la misma manera se estiró, para apropiarse de la recién liberada Frances, aprisionándola con un brazo por la cintura. Aquella pequeña escena de celos de la que Dorian fue protagonista, le hizo entender a Tom que aunque su cuñado contara con capacidades sobrehumanas y demás gracias propias de los humanoides, seguía teniendo los mismos sentimientos que un humano; entre ellos, los celos.

-Es un gusto tenerlos aquí-se dirigió Lexie al resto de los acompañantes de Tom, el grupo de los humanos. Sonriéndoles cordialmente, había sido la primera en recibirlos como individuos y no como parásitos, a diferencia del prepotente hermano mayor de Frances. Al sentir su calidez, no pudieron hacer otra cosa que devolverle la sonrisa.

-Por supuesto...-se interpuso una voz nueva en la conversación, atrayendo la atención de los presentes a sus ojos tremendamente azules, a su sonrisa presumida y sus aires de grandeza-Alexei Rose, encantado de conocerlos-

-Creí que todos ustedes eran…-

-¿Parientes?-le contestó la voz sempiternamente irónica de Dorian a una criatura que no había hablado anteriormente; la cual se sorprendió ante semejante contestación-No, querida; me temo que no es el caso. ¿En tu grupo sucede de esa manera?-

-No-replicó Alice, la hermosa cuñada humanoide de Tom-De hecho, ninguno de nosotros está emparentado de manera directa; es decir, consanguíneamente. Creyeron que no era...-

-Posible crear dos humanoides a partir de la misma célula-completó Alexei la frase de la bella pelinegra-Sabemos. Nos lo comentaron en Astrella-

-Sí bueno, eso es historia antigua...-comentó Dorian, intentando dejar el tema de lado-No me parece que éste sea un tiempo muy propicio para hablar de humanoides y esas cosas... creo que estaría mejor que nos dedicáramos a...-

-Jugar-interrumpió Tom a su contrincante, quien de inmediato giró su mirada hacia él, sorprendido por el cambio de comportamiento tan repentino de su rival, quien al principio le pareció demasiado temeroso. Ahora, ansioso de demostrar su valía a través de la victoria en un juego de tenis, el mayor de los hermanos Kaulitz no podía esperar a que empezara el primer set.

-Justamente lo que iba a decir...-expresó Dorian en voz muy baja, en un tono casi retador-¿Comenzamos ya?-

-Cuando quieras-le contestó su oponente humano, recogiendo la raqueta del suelo en un hábil movimiento que dejó pasmado al humanoide.

-Hola-saludó a Alice una voz dulce, un tanto infantil e inocente, proveniente de una pequeña individuo que momentos atrás se había identificado como Lexie Umbrose. En silencio, la pequeña muñeca de piernas largas y hombros frágiles se acomodó al lado de la única humanoide del grupo de Tom, tomando asiento en las gradas de diseño elegante y cómodo con las que contaba el recinto.

-Hola...-replicó la mujer de ojos azules, un tanto extrañada por la naturalidad con la que Lexie se dirigía a ella-Tú debes ser la novia de Dorian, de la que tanto nos ha hablado Frances...-

-No eres humana-interrumpió la morena, soltando su comentario sin delicadeza alguna.

-No, no lo soy-reconoció Alice con toda la paciencia de la que fue capaz, sorprendida por la desfachatez de la mejor amiga de Frances-Pero me han dicho que tú tampoco-

-Tú eres de la que nos habló Dorian ese día-continuó Lexie, sin prestar atención a las palabras de su interlocutora-Cuando Carlie se quedó a dormir en casa de ustedes-

-Sí-respondió la cuñada de Tom, con toda la calma que le fue posible, comenzando a desesperarse un poco ante la forma de ser de la novia de Dorian: se comportaba como una niña-Creo que ustedes saben un par de cosas acerca de mí y mi grupo-

-No tantas como nos gustaría-rió Lexie, sacando de balance a Alice con su contestación-Pero no te preocupes, algo me dice que estamos cerca de convertirnos en familia...-

Sin esperar a que su interlocutora comprendiera sus palabras, la más joven de los humanoides allí presentes apuntó con su dedo índice a uno de los extremos de la cancha y a la novia de Bill no le costó nada de trabajo reconocer a Tom en una de las esquinas del recinto hundido, de pié frente a Frances. Tomándola de la barbilla con delicadeza, le prodigó un delicado beso en los labios antes de salir a jugar. Dorian, por su parte, no se veía muy contento ante el contacto.

-Me da la impresión de que a tu novio no le cae muy bien mi cuñado-comentó Alice, al mismo tiempo que observaba a Dorian, quien rebotaba la pelota contra el suelo con una fuerza y una velocidad que dejaban ver claramente su molestia y su impaciencia a la vez.

-Esposo-corrigió Lexie, sorprendiendo a la humanoide que se encontraba con ella ante semejante respuesta-Y no es que le caiga mal, simplemente se preocupa por ella. Tiene mucho miedo. Miedo de que...-

-La lastime-completó la pelinegra, entendiendo de inmediato la postura abiertamente agresiva de Dorian hacia Tom-Sí, entiendo...-

-¿Tienes hermanas?-quiso saber la más pequeña de los humanoides, verdaderamente interesada.

-No-contestó Alice con tranquilidad-Pero Bill me ha compartido un poco de lo que se siente que alguien más robe la atención de una persona que amas. No es del todo agradable-

-Créeme que no-suspiró Lexie-Pero… si te sirve de consuelo, es mejor así. Antes, como Dorian y yo estábamos juntos, Carlie pasaba mucho tiempo sola. Ahora, desde que tiene a Tom, las cosas son diferentes. Y de cierto modo, creo que a Dorian le gusta eso: que ella también tenga una persona que la quiera tanto como yo lo quiero a él-

-Y, disculpa si te molesta mi pregunta-respondió Alice, intentando tener todo el tacto posible para lo que estaba a punto de decir-Pero mencionaste que Dorian es tu esposo, ¿Cómo es eso posible?-

-No parecemos muy compatibles, ¿cierto?-puntualizó la joven criatura con una sonrisa nostálgica-Nos dijeron eso desde el principio. Así es: hemos estado juntos desde que yo desperté. No hemos tenido tiempo de celebrarlo como se debe, con un vestido largo y todas esas cosas, pero pues... ¿Qué te puedo decir? Me hace inmensamente feliz-

-¿Disculpa?-escupió la humanoide que se encontraba sentada a la derecha de Lexie-¿Entonces ustedes han estado juntos desde... siempre?-

-Así es-asintió la alegre morena, sin dejar de sonreír-Fue bastante cómico porque él estuvo allí en el momento en el que yo desperté por vez primera. Abrí los ojos y lo primero que vi fue a Dorian. Desde entonces supe que no quería estar en ningún otro lugar que no fuese a su lado-

-¿Sin más?-insistió la pelinegra, completamente atónita ante lo que escuchaba.

-¡Sí!-rió Lexie, sorprendida por la expresión anonadada de Alice-¡No es tan difícil como parece! De hecho, sucede todo el tiempo. Entre los humanos es más común-

-No tenía la menor idea...-confesó Alice, sintiéndose repentinamente confundida-Yo creía conocer muchas clases de amor... pero nunca pensé toparme con uno que se produjera desde el primer instante, como una chispa-

-¿Estás segura?-le preguntó la esposa de Dorian, con una sonrisilla de complicidad en su rostro de rasgos infantiles-Porque me da la impresión de que Bill y tú tienen una historia bastante parecida...-

-¿Nosotros?-exclamó la cuñada de Tom, bastante sorprendida, antes de dirigirle una mirada al hombre que se encontraba sentado a su derecha, con la vista fija en su hermano mayor.

-¿Quién más?-replicó la más joven de los humanoides de Watts, dedicándole una sonrisa cómplice a su compañera-Apuesto a que se gustaron desde el primer momento en que se vieron-

-¿Quién te dijo?-quiso saber la nerviosa pelinegra al instante, luchando porque su novio no las escuchara. Era verdad: tanto ella como el vocalista eran conscientes de la atracción que se había producido entre ambos desde su primer encuentro en un centro comercial.

-Se les nota a simple vista-contestó con toda naturalidad la joven mujer de Dorian Umbrose-Además, cuando lo vives, lo sabes-

Las palabras de Lexie, que para otros hubieran sido hasta cierto punto bastante inspiradoras, produjeron en Alice un sentimiento de desconcierto que ya llevaba cargando en su alma desde hacía semanas atrás y la pregunta, la que la atormentaba hasta quitarle el sueño y las ganas de comer, era una sola: ¿Por qué las cosas funcionaban con Bill y con Briant no? De un tiempo para acá, se había hecho demasiado consciente del fracaso de su matrimonio y por primera vez desde que abandonó a su esposo, comenzaba a sentir el dolor de la separación.

-¡Hey, Tom!-llamó la fuerte voz de Dorian a su contrincante, el cual parecía demasiado enfocado observándose mutuamente con su hermano gemelo-¿Vamos a comenzar ya o mejor me voy a buscar café para todos?-

-¡No! ¡Ya, ya!-exclamó Tom en respuesta, en un vocabulario carente, aparentemente nervioso. De inmediato, a Frances le preocupó este cambio, puesto que su novio ya no parecía tan seguro de sí mismo como antes-Es que... estoy... espero...-

-¡Ya llegamos!-se dejaron escuchar un par de voces masculinas, las cuales pertenecían a dos sujetos que poco a poco se fueron aproximando a la posición del nervioso guitarrista; quien de inmediato se sintió aliviado al notar la presencia del par de individuos.

-¿Quiénes son ellos, Kaulitz?-le preguntó Alexei a su contricante, llamándolo por su apellido; cosa que al segundo no le agradó en absoluto.

-El resto de mi equipo-sonrió Tom abiertamente, ignorando al pretencioso Alexei al mismo tiempo que no le quitaba la mirada de encima tanto a Andreas como a Fabiho. Creyó que no llegarían.

-¿Qué hay, Tomísimo?-saludó Fabiho a Tom de lejos, trotando hacia él. La noche anterior, habían decidido que Fabiho jugaría con el músico el primer set, con el objetivo de apabullar a Dorian y luego Andreas se turnaría con él durante el segundo juego.

-Estaba a punto de desmayarme aquí-le reclamó el hermano mayor de Bill al mejor amigo de Georg con una sonrisa-Me asusté bastante-

-Puedes confiar en nosotros-le contestó Fabiho, haciendo gala de su mejor sonrisa-¿Listo para empezar?-

-Listo-confirmó Tom, tomando con firmeza su raqueta como Andreas le había enseñado. Éste, por su parte, se había ido a sentar con Alice a las bancas y levantó su pulgar al mayor de los gemelos en señal de aprobación. Sabía que había hecho un buen trabajo con el muchacho. A su vez, el guitarrista levantó su pulgar también, indicándole que se sentía preparado, al mismo tiempo que le daba las gracias de manera silenciosa.

-De acuerdo-habló Dorian, tomando entre los dedos de su mano derecha una de las pelotitas color verde-Comencemos-

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