16 de marzo de 2012

Relajante


Relajante by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

-¿Sabes cuál es una de las mejores cosas de ser un alemán?-preguntó en voz alta Andreas, rodeado de su comitiva, todavía en la casa que habían rentado su hermana y el marido de ésta para su boda, ahora desierta y a merced del grupo de alocados jóvenes.

-¿Cuál?-preguntó el grupo a coro, riéndose unos con otros, todos metidos en la piscina de la residencia.

-Que puedes meterte a una alberca a la hora que te dé la gana...-se jactó el encantador rubio, aún cuando el agua en la que se encontraban reposando él y sus acompañantes estaba tibia y agradable-Sin sentir frío alguno-

-¿Sabes? Las personas adineradas también podemos hacerlo, primito-replicó Rhoda quien, a pesar de que tenía raíces alemanas, había nacido en Estados Unidos. Entre los brazos de Fabiho, quien parecía muy a gusto con ella, la chica no daba la impresión de estar incómoda entre todos aquellos extraños.

Piscina de la residencia de Cuxhaven
-Sí, claro...-se mofó el mánager, pasando por alto los ojos de pistola que le echó su prima, por detrás de sus extravagantes y costosas gafas obscuras-El chiste de todo esto es que... no me quiero ir nunca-

-Se te olvida que tu hermana regresa en una semana...-puntualizó Hagen, quien se encontraba solo, con la espalda contra una de las paredes de la piscina. A diferencia de él y Andreas, el resto de los hombres que se encontraban allí con ellos tenían cada uno a una chica entre brazos.

-¿Y eso a mí me importa por qué...? Es cierto, me tiene sin cuidado-mintió el encantador hombre, riéndose entre dientes.

-Porque en una semana tú, y todos estos changos, tendrán que irse a meter a un tourbus a recorrer Norteamérica y sus alrededores, por si no recuerdas-le explicó Fabiho, desenmarañando la situación para el distraído agente de los Tokio. De inmediato, éste abrió los ojos en grande, a causa del sobresalto.

-Maldita sea, es cierto-escupió el interpelado, abriendo exageradamente sus hermosos ojos castaños-Puff... a ganarse el filete...-

-¿Acaso existe otra manera?-intervino Tom entre risas-De todos modos, no es que nos disguste demasiado eso, ¿O sí?-

-En absoluto-rió Andreas, con un secreto placer-Sobretodo porque yo no tengo que abandonar a mi novia durante unos... ¿Tres meses? Para irme de gira...-

De inmediato, tanto Tom como su hermano se miraron el uno al otro, sus caras demostrando abiertamente lo angustiados que súbitamente habían comenzado a sentirse, al hacerse conscientes de que no podrían invitar a sus novias a viajar con ellos, como inconscientemente había planeado.

-No puedo faltar al trabajo-se excusó Alice, mirando a Bill con expresión de disculpa.

-Pero trabajas para mí-argumentó el vocalista de Tokio Hotel, intentando rescatar la situación.

-Sí, sobre eso... me ha llegado un nuevo proyecto y bueno, yo... no puedo rechazarlo, es algo demasiado bueno-se explicó a medias la humanoide-Iba a contarte sobre esto después de la boda-

-Necesitas hacerlo-replicó el humano un tanto escandalizado-Vamos... tenemos... hay que hablar, Alice-

-Está bien-consintió la hermosa criatura pelinegra, mientras se movía junto con su novio para abandonar la piscina de límpidas aguas, los dos mirándose el uno al otro.

-¿Tú no...? Me supongo que no puedes acompañarme...-musitó Tom para Frances, bajando la cabeza, entristecido.

-Exacto-se excusó la pelirroja-Tengo unos cuantos compromisos con mi hermano a los que es imperioso que asistamos; además de que me pidieron para un par de campañas publicitarias-

-Entiendo-expresó de inmediato el guitarrista, portándose un poco más comprensivo que su hermano mayor-¿Quieres...? ¿Nos ponemos de acuerdo para ver cuándo podemos vernos? Tres meses sin ti se me hacen un infierno-

-Me siento igual-musitó la pequeña Umbrose, acariciando los brazos del hombre que tenía tras de sí-¿Podemos ir a buscar algo de comer? Tengo hambre-

-Por supuesto-consintió el músico, comenzando a movilizarse junto con su novia, al igual que habían hecho su hermano y su cuñada momentos atrás. A diferencia de su gemelo, él se dirigió a los todavía presentes antes de marcharse-Con su permiso-

-Propio-respondieron las cuatro personas que quedaban aún entre las tibias aguas de la alberca, sintiéndose súbitamente incómodos por la manera en la que la situación se había transformado.

-Rhoda-se dirigió Andreas a su prima, llamando su atención-¿Vas a quedarte mucho tiempo por aquí? ¿Cuándo tienes que volver a casa?-

-Sí, sobre eso...-replicó la hermosa pariente de los Hoffman-Hay algo sobre lo que tengo que hablar contigo. No vine sólo para la boda, tengo unos cuantos asuntos que arreglar en Los Angeles-

-Mmm... no tenía idea-contestó el rubio mánager-¿Qué te parece si vamos a otra parte a discutirlo? Hay que... ver bien cómo vamos a manejar estos asuntos tuyos-

-Suena bien-convino la mujer de cabello castaño, entrelazando sus dedos con los de Fabiho, antes de dirigirse a él-¿Vienes conmigo?-

-Encantado-contestó el embobado mejor amigo de Georg Listing, haciéndole un gesto a este último, intentando indicarle que regresaba pronto. En silencio, el bajista de Tokio Hotel asintió con la cabeza, sin darse cuenta de que se había quedado completamente solo; Natalie se había marchado el día anterior a visitar a su madre, quien se encontraba enferma, y el resto del clan Tokio se había esparcido por toda la casa, cada quién en sus asuntos.

En medio de la calma que súbitamente imperó en el patio con piscina en el que se encontraba Georg, comenzó a pensar intensamente en que tal vez, para variar, era tiempo de tener otra novia. No había salido con nadie desde lo de Lila y sinceramente comenzaba a sentirse solo, ahora que todos sus amigos parecían tener parejas estables, cosa que nunca antes había sucedido. Internamente, le preocupaba un poco la edad, no podía negarlo, pero lo que más le angustiaba era la facilidad con la que el resto de sus allegados parecía haber encontrado a su mujer ideal y él no era capaz ni siquiera de hallar a alguien con quién pasar el rato.

-¿Dónde estás?-le preguntó a esa criatura que nunca se le aparecía, que lo visitaba en sueños y lo miraba, con sus hermosos y enormes ojos verdes, siempre distante de él.


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