5 de marzo de 2012

Pequeña


Pequeña by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

-Es que tú no entiendes...-

-Claro que entiendo-le respondió ella sin alterarse, intentando comportarse lo más diplomática posible: comprendía su posición.

-Si entendieras no estarías haciendo esto...-le recriminó la voz suave, musical y al mismo tiempo varonil de él-Ya te dije... me parece poquitísimo tiempo el que ustedes dos llevan juntos...-

-Estamos por cumplir los tres años...-discutió la mujer, pasándose tras la oreja el mechón de rubio cabello que le caía sobre el rostro-¿Aún sigues creyendo que es poquitísimo?-

-Phoebs... no creo que estés lista...-

-Dame una buena razón por la que pienses eso-le exigió la dama, la cual ya comenzaba a airarse-Hemos estado viviendo juntos desde hace casi dos años... no sé qué más esperas-

-Espero que no te vayas de mi vida-le pidió él, en voz tan baja que fue difícil escucharlo; sin embargo, el sentimiento que venía enredado en sus palabras le permitió a su interlocutora saber bien lo que había dicho.

-Ahora soy yo la que no comprende...-

-Claro: es porque tú no estás completamente sola...-

-¡Tú tampoco!-replicó la mujer-¡Me tienes a mí!-

-Tenía...-musitó el segundo de aquella conversación-Eso se acabó desde el momento en el que él te puso el anillo en el dedo...-

-Si se tratara de compromisos, me hubieras perdido desde hace mucho; ¿Y lo has hecho?-le exigió ella-Por supuesto que no. Sabes que yo siempre seguiré ahí para ti-

-¿Cómo, Phoebe?-quiso saber Andreas Hoffman, girándose para encarar a su hermana menor, la cual lo observaba en silencio, enfundada en un hermosísimo vestido color hueso-¿Cómo voy a contar contigo, si estás a punto de entregarle tu vida a Klaus? Eso es el matrimonio, Phoebs: una entrega-

-Pues será la entrega de todo aquello que no sea tuyo-le insistió la menor de los hermanos de cabello rubio y facciones encantadoras, tomando la mano de su acompañante, a pesar de las reticencias de este último-Tú estuviste aquí primero-

-Antes de todos los antes...-rió él por primera vez en largo rato, estrechando cariñosamente la mano de su hermana menor. 

-Antes de todos los antes...-repitió la dulce criatura, quien por fin comenzaba a animarse de nuevo-Tienes miedo, ¿No es cierto?-

-Muchísimo-confesó el temeroso alemán, desviando la mirada hacia la ciudad, la cual se despedía de él, dejando los primeros velos de la noche caerle encima sin ninguna negativa. Un día más estaba por terminar.

-¿A qué le tienes miedo, con exactitud?-pidió saber la pequeña mujer, intentando observar aquello que su hermano parecía ver con tanta dedicación.

-A que te falle-replicó casi sin voz el fuerte hombre, mismo que ahora parecía tan disminuído-Si yo mismo no soporto fallarte... no puedo concebir que alguien más lo haga-

-Pues, no quiero sonar grosera, pero eso será problema mío. O más bien, de ambos-clarificó la tranquilizante voz de la novia de Gustav-Andy... no puedes custodiarme por siempre...-

-Lo sé-la interrumpió él-Es que... bueno, no es nada-

-Si "no es nada", entonces "sí es algo"-contestó la inteligente mujercita, con el sonido de su musical risa resonando en el espacio vacío-Filosofía básica. ¿Qué sucede?-

-Jaque mate-replicó entre risas el mejor amigo de los hermanos Kaulitz, así como su manager-Nunca me imaginé que este día llegaría. No me malinterpretes, eres una mujer bellísima y sabía que algún día alguien vendría a robarte de mi lado, pero... no me esperé que fuera tan... pronto. Y mucho menos que doliera tanto-

-¡Oh, Andy...!-

-No sientas compasión de mí, te lo ruego-le suplicó él, volviendo la mirada hacia un punto en el que ella no pudiera ver que estaba llorando-Tú... sigue adelante. Disculpa si me puse melodramático en un principio-

-No tengo nada que perdonarte-le contestó su hermana menor-Yo estaría igual, si las cosas fueran al revés-

-¿Verdad que es duro?-inquirió el mayor de los hermanos, riendo sin querer-Pero no te preocupes, estaré bien... sólo necesito un poco de tiempo para hacerme a la idea-

-Pues tienes que apresurarte-lo apremió la encantadora rubia, comenzando a sentirse un poco más aliviada al ver que Andreas ya lo estaba asimilando; sabía que sucedería de esa manera-Necesito alguien que me acompañe a buscar el vestido lo más pronto posible. Sólo me quedan doce días...-

-Ay, Phoebs... sólo a ti se te ocurre casarte en pleno invierno...-

-Tiene que ser ahora-argumentó ella con férrea determinación-Él se va de gira el dos... no quiero perder tiempo a su lado. Sí me entiendes, ¿verdad?-

-Más de lo que te imaginas...-respondió él hombre, cerrando sus hermosos ojos color aceituna-Además de que con tu necedad...-

-Cállate-le pidió la mujer entre risas-Él también quería aplazarlo hasta marzo, pero yo... no quiero esperar-

-Sí, se te nota...-repuso él-Maldita sea... ¿Por qué mamá no pudo educarnos en otra religión que no fuera esta? Probablemente tendríamos menos conflictos ahora-

-Cuida tus palabras, Hoffman-lo aleccionó la dama a su lado-Yo no me arrepiento de las creencias que mamá nos arraigó. Además, a ti no te haría daño seguirlas de vez en cuando...-

-¿Qué tal si ese "de vez en cuando" mejor lo transformamos en un "jamás"?-replicó cínicamente el mánager-Mira, tú métete en  tus cosas y déjame a mí, ¿Está bien?-

-Siempre y cuando me acompañes a buscar mi vestido...-

-¡Ay no!-se quejó él-Phoebe, por favor...-

-¿Quién mejor que mi hermano mayor para decirme si el trasero se me ve enorme con un vestido, eh?-cuestionó la hermosa científico-Andy, por favor...-

-Maldita sea contigo, mujer...-se quejó el sujeto de piel bronceada, pasando su fuerte brazo izquierdo por los hombros de su hermana menor, mientras ésta sonreía enormemente, sin dejar de echarle miradas ocasionales al anillo de compromiso que resplandecía en su mano derecha.


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