16 de abril de 2012

Amnesia


Amnesia by Diana Harlu Rivera on Grooveshark



Sentada en una poltrona de mimbre, en la terraza de su departamento, la entristecida criatura respiraba pesadamente, mirando a la distancia; llevaba una semana en aquél mismo estado. Con su pijama aún puesta, ni siquiera parpadeaba ocasionalmente: no lo necesitaba. Desde el día anterior había finalizado todos sus compromisos de trabajo con el propósito de poder estar así, sola. A partir de lo acaecido con el mayor de los hermanos Kaulitz, la mujer de cabello pelirrojo no podía hacer otra cosa que sollozar constantemente, con el corazón partido latiéndole en el centro de su pecho de piel blanca, día tras día. Cansada de representar ante el mundo que se encontraba perfectamente, se había hastiado de escapar de los reporteros, los cuales prácticamente le exigían que hiciese declaraciones acerca de lo ocurrido en el triángulo amoroso "Umbrose-Kaulitz-Nikova" o "UKN", como lo denominaban los medios de comunicación. 

En un intento de calmar el dolor de su hermana, Dorian había hecho todo lo que estuvo en sus manos, armando convenios con las editoriales que le fue posible, para disminuir el impacto de lo ocurrido; más había algo que el poderoso humanoide no podía controlar: el internet. A lo largo de las redes sociales, en los blogs y tabloides on line, circulaban declaraciones cada vez más estrambóticas acerca de la relación de las dos modelos con el guitarrista alemán, así como fotografías de los tres interpelados, donde pudiese captárseles. Al mayor de los hermanos Umbrose, esto no le causaba gracia alguna e inclusive había llegado a admitir públicamente que estaba dispuesto a demandar a cualquier "payaso" que siguiese difamando a su hermana menor; sin embargo, Frances le pidió que no tomara cartas en el asunto, con el argumento de que aquellas mentiras no la afectaban; a pesar de esto mismo, ella demostraba todo lo contrario. 

En las dos semanas que llevaban separados, la modelo había perdido cerca de cinco kilos, en su negativa a probar bocado debido a que la comida le sabía exageradamente insípida, los olores que despedía la misma le causaban ascos y no era capaz de deglutir un solo alimento sin sentir arcadas. Pacientemente, Lexie la alimentaba con papillas para niños, jugos cargados de proteínas y batidos con altos contenidos nutritivos. A pesar de que los humanoides podían pasar largas temporadas sin consumir alimento, su organismo, el cual requería diez veces más energía para funcionar que el cuerpo de un humano, requería alimentarse debidamente para funcionar de manera óptima. Si las cosas seguían así, los Umbrose eran conscientes de que tendrían que llevar a Frances a Astrella para que la trataran.

Por otro lado, Tom tampoco se encontraba en su mejor momento. Desde el abandono de Frances, había retomado su más obscura enfermedad: la bulimia. Tiempo atrás, cuando había comenzado a interesarse en Annya, en una ocasión el guitarrista se le presentó en un evento público, intentando seducirla con su labia inagotable; sin embargo, la esquelética modelo replicó con un comentario para una entrevista en la que se mencionaba de su aparición juntos alegando que "era sumamente atractivo, a excepción de aquellos kilos que le sobraban". Desde aquél momento, el músico se obsesionó vehementemente con la pérdida de peso, la cual comenzó de la manera más inocente, a través de dietas y ejercicio, hasta un problema de bulimia severa y anorexia ligera que casi lo conduce a la muerte. Durante largos periodos, Bill y la madre de los gemelos, Simone, se turnaron en un hospital para vigilar el tratamiento de Tom en contra de las enfermedades alimenticias. Ahora, el mal había regresado.

Con el pretexto de que le había perdido el gusto a la comida europea, el mayor de los hermanos Kaulitz se vivió el tiempo que pasaron de gira por Europa y Asia despreciando cuanto platillo se le ponía enfrente, denominándolos como "demasiado salado", "falto de gusto" e "inapetente". Por un tiempo, Bill comenzó a angustiarse de muerte de nuevo, temiendo que su hermano hubiese recaído; sin embargo, también comprendió que era perfectamente normal la falta de apetito de Tom e intuyó, equivocadamente, que si fuese bulímico de nuevo, se la pasaría comiendo extensamente en vez de privarse de alimento.

Para peor, la banda estaba pensando seriamente en que el hijo mayor de Simone Kaulitz comenzara, por primera vez en su vida, a hacer playback en los conciertos, contrario a lo que ellos defendían. La propuesta tenía su motivo en la falta de concentración de Tom, quien constantemente se equivocaba en los conciertos, haciendo que las canciones se escuchasen terribles. No tenía corazón ni voz para responder en las entrevistas y odiaba que le tomasen fotografías a donde iba. Prefería notablemente quedarse encerrado en la recámara de su hotel, obsesionado buscando noticias acerca de su amada humanoide para lo cual, el internet era excelente informándole mentiras que lo ponían cada vez más enfermo. Entre los chismes que rondaban la red, el más insistente era un romance entre la menor de los hermanos Umbrose y el más cercano amigo de éstos, Alexei Rose. Dado que el humanoide se había convertido en el mayor apoyo de la modelo, se les veía por todas partes juntos, la mayoría del tiempo con él sujetándola por un brazo o un hombro, en un intento de velar por su seguridad. Consciente de la presencia de Rose en la vida de Umbrose, Tom bramaba cada vez que se enteraba de ésto. 

Sentado en la sala de su recámara de hotel en Lisboa, con holocomunicador encendido y recibiendo llamadas de cualquier número a pesar de lo peligroso que esto resultaba para su condición, un buen día de aquellos Tom miraba con aire desesperado hacia el frente, en un intento de que, por pura convocación, de repente su holocomunicador sonara y, como por obra del destino, se tratara de Frances.

Minuto a minuto, pasaron las horas y para cuando quiso darse cuenta, más de dos horas habían pasado para el guitarrista. Aún hundido en el sofá de caucho negro, le resultaba extraño que ella aún no le hubiese marcado. Desde el momento en el cual lo encontró con Annya tomada de la cintura e increíblemente cercana a su posición, no podía esperar por la llamada de ella, la misma que vendría cargada de una serie de reclamos por parte de la que, oficialmente, no era su novia pero tenía tal papel de manera indirecta. Sin embargo, los días habían pasado ya y él no había recibido ninguna respuesta de ella a lo sucedido. Decidido a no seguir esperando durante más tiempo, Tom marcó de manera mental el número del holocomunicador de Frances, esperando que esta le contestara.

A cientos de kilómetros de distancia, una mujer enfurruñada, la cual llevaba horas llorando recluída en su recámara, percibió una alerta vibrante en su cerebro e, inmediatamente, verificó quién la buscaba a través de su holocomunicador y no se sorprendió en absoluto al ver la clave del guitarrista de Tokio Hotel, seguida de su imagen paciente y esperanzada. Dolida, la mujer dudó si responderle o no y, a punto de pulsar el botón de "Recibir llamada", una voz la interrumpió.

-No lo hagas-intervino Dorian, de pié en la puerta de la recámara de la chica. Sorprendida, esta volvió la mirada hacia su hermano mayor, el cual la observaba con el gesto enfático y concentrado. Un paso a la vez, Dorian se aproximó a su hermana lentamente, con sus pies apenas sonando encima de la mullida alfombra color blanco de la habitación-Sé que no soy el hombre más humano del mundo pero sé que tengo razón en esto y lo mejor es que no le respondas-

-¿Por qué?-replicó ella, sin afán de ser grosera. Sabía que lo único que su hermano buscaba era su bienestar pero aún así se mostraba curiosa por saber la razón que la apartaba de hacer lo que más ansiaba.

-Lo leí en una revista-contestó Dorian con una sonrisa cansina, acercándose a la cama en la que Frances descansaba tendida desde hacía horas, rodeada de pañuelos desechables floreados hechos bola y llenos de mucosidad proveniente de su respingada nariz. Al ver que el prometido de Lexie se disponía a sentarse a su lado, la chica se apartó sin decir palabra hasta que hubo suficiente espacio en la cama para los dos. Ahí, Dorian aprovechó para tenderse de espaldas, cercano a ella.

-¿Te duele mucho?-inquirió el hermano mayor de Frances con voz suave, mirando hacia el techo mientras hablaba como quien no quiere la cosa. Sorprendida por la sensibilidad que parecía mostrar ante el asunto, Frances decidió abrirse con él.

-Demasiado-expresó con los ojos llorosos de nuevo, bajando la mirada de vuelta hacia el edredón. Sobre su delicada mano pálida, sintió unos dedos tibios que estrecharon cariñosamente a los suyos, llamando su atención. Inmediatamente, la vista de Frances se volcó encima de la mano que sujetaba a la suya. Sonriente, Dorian la miraba con condescendencia, algo extraño en alguien tan poco compasivo como él.

-Levántate-le ordenó dulcemente, poniéndose de pié él a su vez pero sin soltarla. Despacio, la humanoide se levantó sobre manos y rodillas en el colchón, para gatear hacia el borde en el que se encontraba Dorian. De pié uno frente al otro, se miraron durante minutos que les parecieron eternos, hasta que finalmente él la tomó entre sus brazos y la estrechó cuidadosamente contra él. Temerosa como una niña, Frances no pudo hacer otra cosa que corresponder el abrazo, aspirando el aroma suave y perfumado que emanaba la ropa de su hermano.

-Yo...-

-No tienes que explicarme nada-la interrumpió él-Estas cosas pasan-

-¿De verdad?-inquirió ella, un tanto esperanzada. Saber que no era la primer mujer engañada del mundo la hizo sentir, inconscientemente, mejor.

-Todo el tiempo-rió Dorian a su oído, haciéndola reír a ella también-Lo sé porque últimamente Lexie y yo hemos visto más películas románticas de las que me gustaría admitir... pero no me hagas hablar de ello, por favor-

-Te lo prometo-se carcajeó Frances, un poco más tranquila.

-Ahora vámonos-puntualizó él, alejándose un poco de su hermana pequeña para volver a tomarla de la mano.

-¿A dónde?-inquirió la pelirroja con auténtica curiosidad. Con todo lo ocurrido, apenas y le daban ganas de salir a la calle.

-A comer algo-replicó él, como si fuese obvio-He escuchado a los humanos decir millones de veces que no hay nada tan consolador en este mundo como la comida, deberíamos hacerles caso e intentarlo por esta vez-

-Por si no lo sabías, está científicamente comprobado...-

-Unos científicos que viven a base de comida congelada no me van a venir a hablar de arreglar males emocionales por medio de ella-se mofó Dorian, haciendo referencia al estilo de vida que la mayoría de los estudiosos de Astrella llevaban. Inconscientemente, Frances no pudo evitar estar de acuerdo con él.

-Vamos entonces-contestó entusiasta, esperando que la comida de verdad la ayudara a distraerse de todas sus complicaciones emocionales.


No hay comentarios: