27 de abril de 2012

Niños ricos



Niños Ricos by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

Ante las brillantes luces de los reflectores que cubrían la alfombra roja de la entrada al evento, Tom Kaulitz salió primero del aerodeslizador en el que habían llegado él y el resto de sus amigos y familia, una limusina alargada de color negro. Saludando como la brillante celebridad que era, sonreía a diestra y siniestra, después de una larga semana haciendo méritos con los medios de comunicación y sus fans para recuperar su casi perdida popularidad. Para aquél momento, el escándalo Nikova-Kaulitz-Umbrose ya era historia y ahora, el guitarrista de la banda alemana se encargaba a sol y sombra de proteger su recién restaurada reputación de buena persona.

Locación del evento
Durante unos cuantos minutos, se dedicó a dar entrevistas, autógrafos, tomarse fotos con sus fans que habían venido a verlo aunque fuese a metros de distancia y a convivir con las pocas personas del medio artístico que conocía fuera del círculo social de su banda. Ataviado con un traje sastre hecho a su medida por la gente de DsQuared2, se veía fantástico con su saco de talle ancho, su pantalón ligeramente ajustado y suelto al mismo tiempo, sus carísimos zapatos bien lustrados y las trenzas apenas y arregladas. Detrás de él, el resto de su banda y sus amigos lo miraban con desconfianza, sin poder creerse el cambio de actitud que había sufrido en escasos siete días; del grupo, el más reticente era su propio hermano, quien dudaba del comportamiento de su gemelo.

-Déjame ser, Macky-le rogaba Tom a su hermano menor, cada vez que lo sorprendía observándolo con desconfianza-¿Acaso no puedes tolerar mi felicidad?-

-No es normal, Thomas; no es normal-insistía el menor de los hermanos, preguntándose día y noche qué tramaría su siniestro hermano mayor.

Ahora, de pié en el recibidor del evento, la banda se codeaba con colegas del medio artístico, los cuales alababan su bien lograda gira por América, su más reciente material discográfico así como el único video musical que habían sacado hasta el momento. Diseñadores, músicos y productores cinematográficos convivían con los alemanes, en un ambiente de cálida amistad que se veía impulsado por el exultante ánimo de Tom, quien no dejaba de ir de un lado para el otro como tigre enjaulado, esperando la llegada de Frances Umbrose; sin embargo, cuando ésta arribó al evento, las cosas no fueron lo que el músico esperaba.

Frente a cientos de destellos que provenían de los flash de las cámaras holográficas, el aerodeslizador de gusto vanguardista se asomó entre las decenas de personas que se conglomeraban a su alrededor, intentando ser los primeros en observar a los recién llegados quienes, se rumoraba entre las filas de gente, seguramente debían lucir espectaculares aquella noche. De inmediato, el guitarrista reconoció el modelo del automotor, mismo que sólo podía ser propiedad de un individuo... el cual descendió del asiento trasero del vehículo, poniendo la suela de su lustrado y carísimo zapato negro de piel italiana en el asfalto debajo de los propulsores de su carísimo Mercedes Benz. Enseguida, la figura completa emergió por la puerta color perla del ligero armatoste de metal, dejándose ver con toda omnipotencia delante de todos aquellos que lo buscaban. A pocos metros de distancia de él, Tom Kaulitz sintió escalofríos con sólo mirarlo.

Ahí, de pié a escasos centímetros del desnivel entre su costoso aero de lujo y el suelo asfaltado, se encontraba Dorian Umbrose, director editorial de Vogue USA, así como hermano mayor de la modelo internacional Frances Umbrose, a quien el guitarrista de Tokio Hotel había venido a ver. Sin discreción alguna, el humanoide le dirigió una mirada despectiva a la multitud, sin embargo, no lo hizo de manera general, sino como quien busca una aguja en un pajar. Sabiendo de antemano que no debía toparse con él bajo ninguna circunstancia, el músico alemán mantuvo durante algunos minutos un perfil bajo, escondiéndose cuanto le fue posible entre sus amigos, quienes entendieron de inmediato la situación, especialmente Alice, la novia humanoide de su hermano menor. Finalmente, Dorian pareció dejar de buscar a Tom y se dirigió resignado hacia el automotor que aún esperaba detrás de él, con su puerta de cristales tintados abierta.

Galantemente, el apuesto hombre le tendió una mano a la obscuridad reinante dentro del vehículo, de la cual emergió primero una delicada florecilla color melón, seguida de un par idéntico, luego dos y así sucesivamente hasta conformar un hermoso y estilizado globo primaveral el cual portaba la esposa de Dorian, la joven Lexie Umbrose, también modelo y tierna criatura de apenas diecinueve años de edad, a diferencia de su marido, quien era unos cuantos años mayor que ella. Sonriente, descendió con gracia de su asiento dentro del aero, colocando su delicada zapatilla del mismo color de su vestido en el suelo asfaltado, para después tomar la mano de su cónyuge, una hermosa sonrisa coronando sus delicados labios color coral.

Vestido de Frances
Por último, se vio descender de la mano de su hermano a la mujer que Tom tanto esperaba, al igual que el resto de los medios. Radiante, una fresca Frances Umbrose se dejó ver frente a todos los reflectores, haciendo gala de un hermoso peinado de cabello recogido, el cual dejaba escapar escasos mechones de sus primorosos rizos pelirrojos, los cuales traían a una inusitada cantidad de hombres de cabeza. Los pequeños y blancos hombros, que también eran la locura no sólo entre los caballeros sino entre las revistas de moda, no se aparecieron esa noche como en otros eventos, sueltos y descarados, de piel contra el viento. Por el contrario, la humanoide portaba un hermoso Elie Saab de tela blanca y detalles en color menta, de temporadas pasadas. Zapatillas de punta redonda que hacían juego, una cintilla en la cintura que marcaba su esbeltez de muñeca de porcelana y discreta joyería. Los labios pintados de color coral al igual que su cuñada, el maquillaje muy tenue... el sobrio estilo de las Umbrose.

Maravillado por su imagen, el mayor de los hermanos Kaulitz no pudo quitarle la mirada de encima a la pelirroja desde que esta apareció en la alfombra roja, saludando elegantemente con esa aura suya tan propia. Durante varios minutos, el guitarrista se reprendió a sí mismo de manera mental, insistiéndose en que había sido todo un idiota al no aprovechar todo el tiempo que tuvo al lado de Umbrose. Ahora, sabía que era su tiempo de recuperarla y, para eso, no podía desaprovechar una sola oportunidad.

-Frances...-susurró, acercándose a ella, para lo cual el fino oído de la criatura ayudó de sobra, ya que el músico había hablado tan bajo, que hasta a él mismo le costó trabajo escucharse. Al oír su nombre, la mujer se volvió de inmediato, buscando a aquél que la había llamado y, para su sorpresa, se topó con el hombre que más esperaba ver.

-Tom...-respondió ella, entre sorprendida e indignada al mismo tiempo.

-¡Buenas noches!-clamó una voz a lo lejos, levantándose sobre el bullicio de la multitud, llamando la atención de ambos, humano y humanoide, pues bien sabían lo que significaba la presencia de aquél sonido.


1 comentario:

Itzel dijo...

Tssssssssssssss... Lo van a golear... lo van a golpear xD