30 de abril de 2012

Chispa


Cuidadosa by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

-Ven, por aquí...-lo llamó ella dulcemente, tirando de su mano, la cual sostenía como si él fuese un niño pequeño y no el enorme hombre que tenía detrás de sí. Fascinado por la manera en la que había girado la situación, él la seguía silenciosamente, dejándose guiar al mismo tiempo que, a lo lejos, las luces resplandecientes de la alfombra roja los llamaban, invitantes, a unirse a aquél mundo de miseria y abandono. Mientras tanto, ambas almas se desplazaban en la obscuridad absoluta del enredado jardín cubierto de arbustos en forma de valla por todas partes.

Zizagueando entre caminos, el par de individuos fue moviéndose hasta que finalmente llegaron a un claro iluminado de hermosa decoración, donde encontraron debajo de un parasol de tela blanca un par de sillas metálicas donde apostarse. Debilitado a causa del invisible golpe que acababa de propinarle el hermano mayor de la criatura, el guitarrista se dirigió tambaleante hacia el asiento que su bella acompañante le ofrecía. En silencio, éste se acomodó como pudo en el armatoste de metal de intrincado diseño, sin soltar un solo instante la mano de piel suave y aterciopelada de de la pelirroja.

-Espérame un momento, tengo que ir por algo con qué curarte eso-le indicó ella con seriedad, una vez que lo hubo visto seguro frente a la mesita redonda que había entre ambas sillas-Vuelvo pronto-

-No-se lo impidió él inmediatamente, aferrándose a sus dedos larguiruchos y pálidos-Ya no regresarás. Prefiero desangrarme antes que perderte un solo minuto más-

-Estaré aquí antes de que te des cuenta-le prometió la dulce mujer, acariciando su rostro con las suaves yemas de sus dedos, como ansiaba hacerlo desde que se separaron. Un poco más tranquilo, él la dejó ir en contra de su voluntad, creyendo en sus palabras: sabía que era una mujer en la que podía confiar y así fue porque en menos de cinco segundos, la encantadora dama ya había regresado, botiquín de primeros auxilios en una mano y una diminuta charola en la otra. Curioso, el humano se moría de ganas por ver qué había en la bandeja de plata.

-¿Pero qué...?-

-Te vas a quedar quieto a mi señal-interrumpió la humanoide, entregándole el misterioso recipiente al músico que tenía frente a sí. Éste, de inmediato, comenzó a examinar su contenido.

-Esto es...-

-Comida-completó la frase la menor de los hermanos Umbrose, enfocándose en los objetos del botiquín, del cual apenas había comenzado a extraer lo necesario para reparar la nariz rota de Tom.

 -Espera...-

-Te estoy alimentando y pienso curarte-expresó la mujer sin pena alguna-¿Problemas con eso?-

-En absoluto-respondió el guitarrista, completamente fascinado por la criatura que tenía frente a sí-No sabía que tuvieras conocimientos en primeros auxilios-

-Tengo conocimientos en cualquier área que te imagines...-musitó distraídamente la atractiva fémina, enfocando sus iris color verde bosque en la torcida nariz del mayor de los hermanos Kaulitz.

-¿Cualquiera?-preguntó el hombre de las trenzas, observando a la mujer de cabello recogido con un gesto malicioso-¿Hasta kamasutra?-

-Eso no-contestó de inmediato Frances Umbrose, dirigiéndole una mirada despectiva al hombre que la acompañaba-O tal vez...-

-Lo supe desde la primera vez que estuvimos juntos, ¿Sabes?-expresó Tom, cruzándose de brazos de manera presumida-Eras demasiado buena para ser una amateur-

-Gracias por el... cumplido-replicó confusa la mujer, maniobrando en torno a la golpeada nariz del individuo trajeado que tenía sentado frente a sí-Ya está... sentirás un poco de picor en las próximas horas... si no disminuye, visita a un doctor-

-Lo haré-respondió el hombre, metiéndose a la boca uno de los bocadillos que ella le había traído-Y gracias a ti por el alimento-

-Es lo que hacemos...-

-¿Quiénes?-inquirió el guitarrista de Tokio Hotel, sin entender lo que la modelo había querido decir.

-Las mujeres-explicó la humanoide, guardando distraídamente todo lo que había tomado del botiquín. A unos cuantos metros de distancia, se escuchaba el bullicio de la fiesta comenzando-Aunque no nos guste reconocerlo... uno de nuestros mayores deleites en la vida es cuidar de los hombres que amamos...-

A partir de aquellas palabras, la atmósfera entre ambos sujetos sufrió un cambio radical. Esperanzado al escuchar sus palabras, las pupilas de Tom se volcaron en el rostro de Frances, esperando que su mente no le estuviese jugando una broma cruel. ¿Ella lo amaba?

-Frances...-

-Sí, dime-contestó ésta de inmediato, como si no hubiese sucedido algo ahí.

-¿Te gusta cuidar de mí porque... me amas?-inquirió esperanzado el músico.

-No te lo tomes muy en serio-replicó ella con rudeza, alejándose de inmediato del alemán. No quería que las cosas se malentendieran: ellos ya no podían estar juntos, así de simple-De todos modos...-

-¡Tommy!-se escuchó la misma voz de hacía un rato a la distancia, llamando de nuevo la atención de ambos individuos, los cuales no pudieron evitar volverse hacia el punto del que provenía el sonido-¡Amor! ¡Allí estás!-


29 de abril de 2012

Incómodo


Incómodo by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

De pié junto a Frances a la mitad de la alfombra roja, la aparición de la delgada mujer de cabello rubio platinado y curvilínea figura de piel morena resultó un dolor de cabeza para Tom Kaulitz más que un alivio para su corazón, como lo había sido en tiempos pasados. Con un retortijón de estómago, su mente le indicó que todo lo que había planeado desde el momento en que Andreas le comunicó que Umbrose y él estarían en ese evento estaba por venirse abajo... como jamás lo vio venir.  

Evidentemente, la modelo rusa de exquisitos ojos verdes había confirmado su asistencia de último minuto, como era su horrible costumbre, cuando las listas de invitados se cerraban y se volvían celosamente privadas, con el motivo de evitar conflictos. Ahora, se encontraba allí, al frente de su flamante convertible Ferrari color cereza, del cual acababa de descender. De manera coqueta, saludaba a todas las holocámaras enviándoles sendos besos con un aura de falsa candidez que ya nadie le creía. Asqueado, Tom tuvo que contenerse para no vomitar ante la falsedad de la modelo.

-Nos vemos adentro, Tom...-se dejó escuchar Frances, evidentemente molesta ante la presencia de Annya.

-Por favor, no-le rogó el músico, extendiendo su mano para tomar la de la pelirroja. Ante este gesto involuntario de parte del guitarrista, la humanoide se quedó absolutamente perpleja, observando las manos unidas y los dedos entrelazados de ambos, como ya no los recordaba. Apenada, se sonrojó de manera escandalosa, dejando ver cuánto le gustaba aquello.

-¡No en mi presencia, idiota!-gruñó una voz masculina al oído del mayor de los hermanos Kaulitz-Vuelve a tocarla y te mato...-

-Ármame un escándalo, Dorian-retó el alemán a su contrincante, el represivo y autoritario hermano mayor de la mujer que tanto amaba-Ándale, ya veremos a quién le conviene más...-

-Solamente porque no va con mi imagen...-masculló entre dientes el enfurecido humanoide, apretando con una fuerza titánica sus puños de hierro, cuyos nudillos comenzaban a enrrojecerse a causa de la presión que sus huesos de fibra de carbono ejercían contra la suave, y al mismo tiempo resistente, piel blanca.

-Claro... lo que sí va con tu imagen es no cuidar de tu hermana...-replicó Tom, sacando a Dorian de sus casillas-Más al pendiente de las apariencias que de lo que hay atrás de ellas...-

-Ya estuvo...-farfulló por lo bajo el tono amenazante del terrible humanoide. Entre risas, el guitarrista de Tokio Hotel se volvió hacia el editor de Vogue USA con el propósito de burlarse de él en su cara; sin embargo, para cuando quiso hacerlo, el músico comenzó a notar que se encontraba sangrando por la nariz y un profuso dolor lo recorrió desde su cabello más pequeño hasta su dedo gordo del pié. Sorprendido por lo que acababa de suceder, el músico apenas alcanzó a ver la manera cínica en la que Dorian se carcajeaba de él.

-¿Pero qué...?-

-Débil humano-se mofó el marido de Lexie, ante la mirada horrorizada de su mujer y su hermana; tomando a la primera de estas dos de la mano, se perdió entre la multitud-Con su permiso...-

-¡Dorian!-chilló escandalizada Umbrose, intentando detener la hemorragia en la perfecta nariz de Tom con sus manos, al mismo tiempo que trataba de limpiarlo con su vestido-Ven, salgamos de aquí...-


27 de abril de 2012

Niños ricos



Niños Ricos by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

Ante las brillantes luces de los reflectores que cubrían la alfombra roja de la entrada al evento, Tom Kaulitz salió primero del aerodeslizador en el que habían llegado él y el resto de sus amigos y familia, una limusina alargada de color negro. Saludando como la brillante celebridad que era, sonreía a diestra y siniestra, después de una larga semana haciendo méritos con los medios de comunicación y sus fans para recuperar su casi perdida popularidad. Para aquél momento, el escándalo Nikova-Kaulitz-Umbrose ya era historia y ahora, el guitarrista de la banda alemana se encargaba a sol y sombra de proteger su recién restaurada reputación de buena persona.

Locación del evento
Durante unos cuantos minutos, se dedicó a dar entrevistas, autógrafos, tomarse fotos con sus fans que habían venido a verlo aunque fuese a metros de distancia y a convivir con las pocas personas del medio artístico que conocía fuera del círculo social de su banda. Ataviado con un traje sastre hecho a su medida por la gente de DsQuared2, se veía fantástico con su saco de talle ancho, su pantalón ligeramente ajustado y suelto al mismo tiempo, sus carísimos zapatos bien lustrados y las trenzas apenas y arregladas. Detrás de él, el resto de su banda y sus amigos lo miraban con desconfianza, sin poder creerse el cambio de actitud que había sufrido en escasos siete días; del grupo, el más reticente era su propio hermano, quien dudaba del comportamiento de su gemelo.

-Déjame ser, Macky-le rogaba Tom a su hermano menor, cada vez que lo sorprendía observándolo con desconfianza-¿Acaso no puedes tolerar mi felicidad?-

-No es normal, Thomas; no es normal-insistía el menor de los hermanos, preguntándose día y noche qué tramaría su siniestro hermano mayor.

Ahora, de pié en el recibidor del evento, la banda se codeaba con colegas del medio artístico, los cuales alababan su bien lograda gira por América, su más reciente material discográfico así como el único video musical que habían sacado hasta el momento. Diseñadores, músicos y productores cinematográficos convivían con los alemanes, en un ambiente de cálida amistad que se veía impulsado por el exultante ánimo de Tom, quien no dejaba de ir de un lado para el otro como tigre enjaulado, esperando la llegada de Frances Umbrose; sin embargo, cuando ésta arribó al evento, las cosas no fueron lo que el músico esperaba.

Frente a cientos de destellos que provenían de los flash de las cámaras holográficas, el aerodeslizador de gusto vanguardista se asomó entre las decenas de personas que se conglomeraban a su alrededor, intentando ser los primeros en observar a los recién llegados quienes, se rumoraba entre las filas de gente, seguramente debían lucir espectaculares aquella noche. De inmediato, el guitarrista reconoció el modelo del automotor, mismo que sólo podía ser propiedad de un individuo... el cual descendió del asiento trasero del vehículo, poniendo la suela de su lustrado y carísimo zapato negro de piel italiana en el asfalto debajo de los propulsores de su carísimo Mercedes Benz. Enseguida, la figura completa emergió por la puerta color perla del ligero armatoste de metal, dejándose ver con toda omnipotencia delante de todos aquellos que lo buscaban. A pocos metros de distancia de él, Tom Kaulitz sintió escalofríos con sólo mirarlo.

Ahí, de pié a escasos centímetros del desnivel entre su costoso aero de lujo y el suelo asfaltado, se encontraba Dorian Umbrose, director editorial de Vogue USA, así como hermano mayor de la modelo internacional Frances Umbrose, a quien el guitarrista de Tokio Hotel había venido a ver. Sin discreción alguna, el humanoide le dirigió una mirada despectiva a la multitud, sin embargo, no lo hizo de manera general, sino como quien busca una aguja en un pajar. Sabiendo de antemano que no debía toparse con él bajo ninguna circunstancia, el músico alemán mantuvo durante algunos minutos un perfil bajo, escondiéndose cuanto le fue posible entre sus amigos, quienes entendieron de inmediato la situación, especialmente Alice, la novia humanoide de su hermano menor. Finalmente, Dorian pareció dejar de buscar a Tom y se dirigió resignado hacia el automotor que aún esperaba detrás de él, con su puerta de cristales tintados abierta.

Galantemente, el apuesto hombre le tendió una mano a la obscuridad reinante dentro del vehículo, de la cual emergió primero una delicada florecilla color melón, seguida de un par idéntico, luego dos y así sucesivamente hasta conformar un hermoso y estilizado globo primaveral el cual portaba la esposa de Dorian, la joven Lexie Umbrose, también modelo y tierna criatura de apenas diecinueve años de edad, a diferencia de su marido, quien era unos cuantos años mayor que ella. Sonriente, descendió con gracia de su asiento dentro del aero, colocando su delicada zapatilla del mismo color de su vestido en el suelo asfaltado, para después tomar la mano de su cónyuge, una hermosa sonrisa coronando sus delicados labios color coral.

Vestido de Frances
Por último, se vio descender de la mano de su hermano a la mujer que Tom tanto esperaba, al igual que el resto de los medios. Radiante, una fresca Frances Umbrose se dejó ver frente a todos los reflectores, haciendo gala de un hermoso peinado de cabello recogido, el cual dejaba escapar escasos mechones de sus primorosos rizos pelirrojos, los cuales traían a una inusitada cantidad de hombres de cabeza. Los pequeños y blancos hombros, que también eran la locura no sólo entre los caballeros sino entre las revistas de moda, no se aparecieron esa noche como en otros eventos, sueltos y descarados, de piel contra el viento. Por el contrario, la humanoide portaba un hermoso Elie Saab de tela blanca y detalles en color menta, de temporadas pasadas. Zapatillas de punta redonda que hacían juego, una cintilla en la cintura que marcaba su esbeltez de muñeca de porcelana y discreta joyería. Los labios pintados de color coral al igual que su cuñada, el maquillaje muy tenue... el sobrio estilo de las Umbrose.

Maravillado por su imagen, el mayor de los hermanos Kaulitz no pudo quitarle la mirada de encima a la pelirroja desde que esta apareció en la alfombra roja, saludando elegantemente con esa aura suya tan propia. Durante varios minutos, el guitarrista se reprendió a sí mismo de manera mental, insistiéndose en que había sido todo un idiota al no aprovechar todo el tiempo que tuvo al lado de Umbrose. Ahora, sabía que era su tiempo de recuperarla y, para eso, no podía desaprovechar una sola oportunidad.

-Frances...-susurró, acercándose a ella, para lo cual el fino oído de la criatura ayudó de sobra, ya que el músico había hablado tan bajo, que hasta a él mismo le costó trabajo escucharse. Al oír su nombre, la mujer se volvió de inmediato, buscando a aquél que la había llamado y, para su sorpresa, se topó con el hombre que más esperaba ver.

-Tom...-respondió ella, entre sorprendida e indignada al mismo tiempo.

-¡Buenas noches!-clamó una voz a lo lejos, levantándose sobre el bullicio de la multitud, llamando la atención de ambos, humano y humanoide, pues bien sabían lo que significaba la presencia de aquél sonido.


25 de abril de 2012

Llave maestra


Llave maestra by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

Cocina de los Hoffman
-Thomas, tienes que estar jugando conmigo...-

-¡Hablo completamente en serio!-le contestó con entusiasmo.

-Es que... ¿De verdad estás dispuesto a hacer todo eso?-insistió el interlocutor del mayor de los hermanos Kaulitz-Sinceramente, ¡que flojera!-

-Lo arruiné y ahora tengo que arreglarlo-repuso el hombre con seriedad, tomando un trago del vaso de jugo de frutas que su anfitrión le había dado: se había prometido a sí mismo no beber ni una cerveza más en su vida-Cueste lo que cueste-

-Que si no quieres a esa mujer...-se quejó amargamente Andreas, pasándose la mano por el cabello, mesándoselo en actitud de cansancio-Y para peor, las chambas por las que me vas a hacer pasar...-

-Como si no te encantara...-se burló de él  el músico, antes de darle un sorbo más a su vaso, de pié en la cocina de su mejor amigo.

-¡No!-contestó rápidamente el mánager de la banda, sabiendo que tendría que encargarse de esto-Además, en el remoto caso de que te ayudara, eso implicaría tener que convivir con...-

-Estás idiota-lo interrumpió el guitarrista-Si lo haces, él se va a dar cuenta de nuestras intenciones inmediatamente y me la va a cuidar como dragón a princesa de castillo. Necesitamos algo más sutil...-

Sala de los Hoffman
-¿"Sutil" como qué?-quiso saber el hermano mayor de Phoebe quien, en silencio, los observaba atentamente desde la sala del departamento de soltero de su hermano-Te recuerdo que es heterosexual y su novia es precisamente la mujercita esta...-

-Sí, pero tenemos a otra persona-

-A tu "cuñado" ni se te ocurra recurrir-le advirtió de buenas a primeras-Tienes suerte de que todavía no te haya mandado a matar-

-No me refiero a él-refutó Tom-¿Tú crees que Alexei trabaja solo? Tiene una asistente-

-Una asistente como... ¿Una mujer que lo ayuda?-comenzó a sonreír perversamente el mejor amigo de los hermanos Kaulitz.

-Exactamente-correspondió el mayor de los gemelos a la sonrisa de su cómplice, ambos con la misma mueca macabra.

-Entonces estamos hablando de que yo tengo que hacer un poco de labor de convencimiento...-musitó perversamente el hombre de cabellera rubia.

-Justo lo que te gusta-contestó Tom, buscando mentalmente un dato a través de la potente red de información con la que contaba su holocomunicador-Ahí está: es ella-

Eva Carter
-Vaya... como que el trabajo no va a ser tan difícil...-murmuró sorprendido Andreas, observando el dato que el mayor de los hermanos Kaulitz acababa de sacar de la base de datos de su memoria. A lo lejos, Phoebe también quedó bastante sorprendida por la imagen que el gemelo de Bill tenía sobre la palma de su mano.

-Lo sé-sonrió el guitarrista de Tokio Hotel-Se llama Eva Carter-

-¿Eva Carter?-repitió el sorprendido mánager-Ya me acordé de ella, la vimos en unos cuantos eventos del fashion week pasado en el que participó tu hermano-

-¿Crees que él...?-

-Quizá no la conozca, pero vamos a coincidir en bastantes eventos con ellos en ese caso-puntualizó el rubio-Es más, déjame revisar...-

-¿Qué...?-

-Cállate tantito, el adulto está trabajando-repuso el mejor amigo de los Kaulitz-Hmm... sí, tenía toda la razón...-

-¿Qué pasa?-insistió Tom, nervioso.

-Tenemos una cena... el sábado... aunque... uy-fue farfullando el representante de la banda alemana, conforme revisaba mentalmente los detalles del evento.

-¿Qué?-repitió el guitarrista, esta vez más desesperado.

-Alexei ya confirmó su asistencia y la de Frances...-

-¡Sí!-exclamó eufórico el músico.

-Y no llegan juntos...-

-¿Qué mas puedo pedir?-comenzó a reírse el alemán.

-Espérate, es que no es todo...-

-¡Y qué importa!-exclamó eufórico el caballero de las trenzas negras.

-También está confirmada la asistencia de Dorian y Lexie... además de la de Annya...-anunció Andreas, observando un tanto desesperanzado a su mejor amigo allí presente.

-Vaya... como que ahora la historia si se me puso intensa-comentó el guitarrista-Bueno, lo que sea con tal de recuperarla...-

-¿Estás bromeando?-inquirió Andreas, sorprendido ante la osadía del mayor de los Kaulitz-¡Dorian te va a volar la cabeza de un golpe si te llega a ver!-

-Entonces mejor que no me vea-sonrió Tom nerviosamente, intentando aliviar la tensión-Le preguntaré al resto de la banda si quiere ir-

-Buena suerte con eso...-

-¡Phoebs!-gritó el gemelo de Bill, llamando la atención de la menor de los hermanos Hoffman, quien desde hacía rato escuchaba en silencio-¿Quieres ir conmigo a una cena de gala?-

-Pero Gus...-

-Convéncelo-

-¡Entonces sí!-exclamó eufórica la hermana menor de Andreas, dejando a este último perplejo-¿El sábado?-

-El sábado-confirmó el guitarrista, guiñándole el ojo a su mejor amigo-Ahora, me voy a hacer labor de convencimiento con los demás-

-Ojalá salgas vivo-se burló el rubio, sabiendo bien lo mal que se llevaba Tom con el resto de la banda últimamente.

-Ya tengo a Klaus ganado-sonrió el músico-Si Klaus va, Hagen va y si Hagen va, Fabiho también. Sólo me queda hablar con Bill, el que haría lo que fuera necesario por el bienestar de la banda y Alice... ella viene por añadidura con mi hermano-

-Maldita sea, Kaulitz...-

-¡Soy un genio, debes admitirlo!-se jactó entre risas el alemán, mientras iba abandonando el apartamento-¡Extráñame mientras no estoy!-

-¡Eso te gustaría, lunático!-se despidió Andreas de él sin poder parar de reír: le alegraba haber recuperado a su mejor amigo.


23 de abril de 2012

Reparación


Reparación by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

-¿Qué haces aquí?-

-¿Qué clase de pregunta es esa?-exigió el hombre, sonriendo con sencillez.

-Tienes razón-consintió la mujer frente a la puerta, haciéndose a un lado para dejar pasar al sujeto que tenía frente a sí.

-¿En la recámara?-cuestionó el pelinegro, abriéndose paso a lo largo del bien decorado recibidor.

-Mejor ahí que en cualquier otro lugar-le contestaron de último, al mismo tiempo que él avanzaba a través de los corredores de gusto contemporáneo, hasta que halló la gruesa puerta de madera obscura, por la que había pasado innumerables veces. Frente a ella, ni siquiera se molestó en tocar, simplemente se introdujo a través del obscuro boquete.

-Vete...-

-Claro, como si quisieras...-le respondió entre risas la voz grave del hombre a la persona que se había dirigido a él.

-¿Pero qué...?-

-Se me hizo un poco tarde, discúlpame-le rogó-Estaba muy ocupado portándome como un idiota-

-Me di cuenta-repuso el interpelado, levantando el rostro.

-Pero bueno... creo que eso ya quedó atrás-comenzó a hablar Tom, tomando asiento en la amplia cama de la recámara de su mejor amigo, quien lo miraba con el pecho aplastado contra su suave colchón-Vine... a reparar los daños que hice, una vez que ya estoy curado yo...-

-¿Y realmente te parece que estés curado?-exigió saber el segundo de los hombres allí presentes.

-No del todo-admitió con pesadez el guitarrista-Pero justamente eso intento: recuperarme por completo-

-Pues mira que va a ser un camino largo...-repuso el mánager de Tokio Hotel, volviéndose sobre su costado izquierdo para quedar bocarriba sobre el colchón-Engañaste a tu novia... con la chica de tu mejor amigo... arruinaste la gira de tu banda... e hiciste enojar a tu hermano... caíste en depresión... otra vez estás con esa cosa de la anorexia...-

-Yo no...-

-Otra vez estás con esa cosa de la anorexia e intentas negarlo...-enfatizó el apuesto hombre rubio que se encontraba desnudo del torso-Tienes bastante trabajo que hacer-

-Voy a ir con un nutriólogo mañana-se justificó el mayor de los hermanos Kaulitz-Y buscaré un instructor profesional para hacer ejercicio-

-Bien... me agrada esa idea-consintió Andreas, comenzando a ceder en cuanto a su actitud de rechazo hacia Tom-¿Qué piensas hacer con lo demás?-

Dormitorio de Andreas
-Alejarme de tu mujer, hablar con Bill... ir con un psicólogo... arreglar las cosas con la banda, organizar varios Meet&Greet para complacer a los fans... y... recuperar a Frances-enlistó el músico, dejándose caer en la cama al lado de su mejor amigo.

-Lo último es lo que suena más complicado-puntualizó el mayor de los hermanos Hoffman, aunque Tom ya lo sabía.

-Sí, es lo que he estado pensando...-confesó el guitarrista-Mi mayor esperanza es que ella aún me quiera-

-De que te quiere, te quiere, viejo-apostó el hombre de cabellera rubia-Pero el dolor que le causaste... y con Annya...-

-¡Ya sé, ya sé!-comenzó a exasperarse Tom-No derrumbes mis ilusiones, ¿Sí? No ahora. Las necesito para salir a flote... y, sobre lo de Annya...-

-Ya sabía, hermano-le confesó Andreas, cerrando los ojos lentamente conforme lo decía. 

-¿Qué?-escupió el hermano mayor de Bill Kaulitz-¿Cómo?-

-Era más que evidente-se explicó el mánager-Tú no desapareces por gusto por largos periodos de tiempo. Además de que ella comenzó a cancelarme varias citas desde que nos encontramos en aquél café donde te pusiste como fiera-

-Discúlpame por eso...-

-Te disculpo por todo-respondió el hermano mayor de Phoebe-Después de todo, es una víbora la mujer-

-¿Apenas te diste cuenta?-repuso Tom entre risas.

-¿Y tú?-le regresó Andreas el mal chiste, antes de reírse también-Es una devoradora, en serio, viejo. El sexo podrá ser bueno... pero vaya... es una inversión bastante cara la mujer y reditúa muy poco, hablando en términos financieros. Coches, comidas, eventos, ropa, detalles... es un pozo sin fondo-

-Todas las mujeres lo son-sentenció el guitarrista-Sólo que algunas compensan ese agujero material con amor... y el amor no cuesta-

-¿Quién dice?-replicó Hoffman-Esfuerzo, compromiso, dedicación, respeto... vale más que el oro-

-En ese sentido tienes razón...-admitió el músico-Tal vez por eso falló mi relación con Frances, ¿No lo crees? Porque se me olvidó que el amor es más que bonitos detalles y sentirse bien todo el tiempo-

-Puede ser... pero no estamos aquí para filosofar, no se nos dá mucho-bromeó Andreas-¿Qué vas a hacer para cumplir el último punto de tu lista imposible? El de recuperar a Frances-

-Ah, sí... sobre eso...-rió Tom malevolamente-Tengo un plan-


22 de abril de 2012

Ternura


Ternura by Diana Harlu Rivera on Grooveshark


-¿Alice?-llamó la tímida vocecilla, abrazándose al brazo derecho de la muchacha, el cual tenía cruzado sobre el pecho.


-¿Sí, mi cielo?-le respondieron dulcemente, estrechando el abrazo en torno a él.

-¿Tú me amas?-quiso saber el curioso, mientras acariciaba con su dedo pulgar el antebrazo de piel blanca e inmaculada.

-Por supuesto que sí-replicó la otra voz, la femenina, prodigándole un beso en  la cabeza a su interlocutor-Lo sabes. ¿Por qué la pregunta?-

-No sé... supongo que tenía miedo que todo esto fuese un sueño-confesó tímidamente el músico, quitándose del rostro un mechón de cabello negro que le caía sobre su ojo derecho-Todo parece tan... idóneo-

-No todo, amor-lo contradijo por vez primera la criatura, haciendo que el sujeto entre sus brazos se extrañase y voltease a mirarla-

-Tom-enunció ella claramente, en aquella única palabra, donde ambos enamorados tenían puestas sus preocupaciones. Si bien la segunda de ellos no guardaba ningún lazo consanguíneo con el implicado, a diferencia del primero, le dolía en el alma su penosa situación.
Sala de los Kaulitz

-Ah... eso-musitó en respuesta el humano, volviendo a acomodarse contra el pecho de la hermosa humanoide-Yo... ya ni siquiera sé qué pensar-

-Entiéndelo-le rogó la compasiva belleza, acariciando con su pulgar derecho la mejilla de su amado, mientras ambos veían al sol esconderse después de otro maravilloso día juntos-Para él esto es muy difícil-

-¿Esto qué?-interrogó el menor de los hermanos-¿Ser fiel? Vamos, no es imposible cuando estás enamorado-

-Tal vez para ti no-replicó la mujer, tomándolo por los hombros para, con delicadeza, acercarlo a sí-Pero para él puede suponer algo un tanto más complicado. ¿Cuántas veces lo habías visto así antes?-

-Ninguna...-confesó el sujeto, dubitativo; tal vez la dama tenía razón-Pero yo tampoco me había sentido así antes y jamás tuve problemas-

-Con todo respeto, mi vida, fue porque tú no te dabas la oportunidad-le recordó la pelinegra, intentando calmarlo haciendo círculos en su pecho con ambas manos-Tú ya me estabas esperando. Para tu hermano es un poco más complejo que eso. Además... no es que Frances  y yo podamos darles siempre lo que necesitan...-

-¿A qué te refieres con eso?-quiso saber el vocalista, girándose de nuevo para ver a su novia.

-¿Por qué crees tú Bill que no tenemos sexo todos los días?-le cuestionó abiertamente la criatura, mirándolo sin miedo.

-Porque no somos de esa clase de personas-contestó él a la primera, seguro de sí mismo.

-No, cariño-lo contradijo ella, mirándolo con dulzura-Es porque me cuesta un trabajo enorme-

-¿A qué te refieres?-exigió él, escandalizado.

-No es lo que piensas-intentó tranquilizarlo la novia, tomándolo de las manos-No es tu culpa, es mía. Y digo que me cuesta un trabajo enorme no porque no me guste estar contigo, sino por mi... condición. Ser humanoide no es sencillo. Contar con una fuerza que puede destrozar lo que sea no es fácil y, por consiguiente, tenemos que medir absolutamente todo con tal de parecer normales-

-Entonces tú...-

-Requiere un enorme esfuerzo mental el que yo, o cualquier otro humanoide, pueda tener sexo con un humano-terminó de explicarse la mujer-Es una cantidad magna de cálculos, precauciones y cuidados los que tenemos que estar vigilando, por eso terminamos exhaustas-

-Amor...-susurró él en respuesta, acariciando el rostro compungido de su dulce compañera-No tenía la menor idea...-

-No es algo que los humanoides solamos predicar por todos lados-confesó la pelinegra-Y tampoco es que nos encante que sea así. Así que supongo que Tom tampoco sabía esto-

-Me imagino que no... hay muchas cosas que en realidad no sabemos de ustedes-puntualizó el hombre, poniéndose a pensar mientras lo hacía-De hecho, hay una duda que tengo desde hace tiempo...-

-¿Qué es, mi cielo?-cuestionó la criatura, observándolo con mucha atención.

-Quería saber... bueno... ¿Qué pasará cuando yo envejezca?-quiso saber el humano, mirando con atención el rostro inmaculado y falto de arrugas o manchas de su novia, sobre el cual caía la luz del crepúsculo, bañándolo en un haz de luz dorada.

-¿A qué te refieres exactamente?-interrogó la humanoide.

-Tu rostro, tu cuerpo... tú, físicamente hablando-repuso el pelinegro-Ahora soy joven y tú también... pero llegará un día en el cual yo ya no lo seré. Me saldrán arrugas... mi cuerpo cambiará... y tú, bueno, supongo que seguirás... así. No creo que esté en tus características el envejecer. ¿Qué pasará entonces? Cuando parezcas primero mi hermana, después mi hija... y tal vez hasta mi nieta...-

-Te equivocas en tus nociones, Bill Kaulitz-le contestó ella con una sonrisa, alegre de poder responderle a esta pregunta sin sobresaltos-¿Tú piensas que no puedo cambiar?-

-Efectivamente-confesó él, seguro de lo que decía.

-Vamos a ver...-musitó la criatura, sin poder parar de reírse: siempre había querido hacer eso. 

Concentrándose en exceso, Alice Project cerró sus ojos tiernamente, como si se fuese a dormir, mientras pensaba de manera intensa. Frente a ella, Bill la observaba con atención, esperando que algo sucediese y, para su sorpresa, lo hizo. Lentamente, el bello rostro de la humanoide fue poblándose de arrugas, de pequeños pliegues de piel los cuales aumentaban conforme pasaban los segundos, su cabello, de igual manera, se fue tornando blanco hasta que de su espesa cabellera negra no quedó ni un rescoldo y su cuerpo se modificó paulatinamente, tomando primero las formas de una mujer madura, más tarde las de una anciana. Maravillado, el cantante no podía quitarle la mirada de encima.

-¿Cómo...?-

-Puedo ser tan joven o tan vieja como sea mi voluntad-le explicó ella, regresando a su forma original, antes de abrir de nuevo los párpados-El tiempo no es un obstáculo para mí-

-Ya me dí cuenta...-susurró el hombre, maravillado.

-Además de que... tengas veinte años o sesenta... te seguiré amando siempre-prometió la dulce mujer, abrazando al individuo que tenía frente a sí por su estrecha cintura.

-Siempre...-repitió él, antes de prodigarle un beso en los labios a su compañera.


20 de abril de 2012

Perdido


Perdido by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

-Un momento...-pidió la voz masculina, propia del sujeto que se había quedado con la quijada trabada y la boca abierta a causa de la impresión-¿Cómo acabas de llamar a mi mujer...?-

-¿Tu mujer?-cuestionó petulantemente el segundo de los individuos, mismo que iba ataviado con una costosa y elegante camisa y un pantalón formal, acompañado de mocasines que hacían juego con el resto de su atuendo-¿Estás seguro de que sigue siéndolo?-

-Es inútil mantener esta conversación-se interpuso la dama, cortando de tajo la incipiente discusión-Tom, si no es mucha molestia...-

-¡Claro que es molestia!-vociferó el guitarrista de Tokio Hotel, poniéndose de pié abruptamente-¿Cómo te atreves a referirte a mi Frances de esa manera? Después de todo, ¿quién eres tú para hacerlo?-

-Su novio-contestó con orgullo Alexei, el hermano mayor de Lexie Umbrose-Desde hace una semana apenas-

-Alex...-

-Tiene que saberlo-replicó el orgulloso humanoide-Se lo decimos nosotros, ó los tabloides de noticias nos hacen el favor...-

-Frances, ¿Qué es lo que está diciendo?-exigió saber el mayor de los hermanos Kaulitz, observando suplicante a la que fuese su novia-Está mintiendo, ¿Cierto? Todo esto es una broma...-

-En realidad, no-contestó la mujer, apenada por la situación en la que se encontraba-Alexei ha estado cuidando muy bien de mí dadas las... circunstancias-

-Pero yo...-

-Te equivocaste-le recordó el mejor amigo de Dorian, el hermano de Frances-Y debes asumir las consecuencias de tus actos-

-Alex, no seas tan duro con él...-le rogó la damisela de cabello pelirrojo, poniéndose de pié finalmente-Y ya vámonos de aquí o se nos va a hacer tarde...-

-Claro que sí-repuso el interpelado, tendiéndole una mano a la delgada modelo, quien aceptó el gesto de inmediato-Con su permiso, señor Kaulitz...-

-Frances, escúchame...-

-Retírate, Tom-le espetó de último la dama al hombre que había dejado atrás-Es lo mejor para todos-

Y así, la menor de los hermanos Umbrose salió de la habitación, dándole la espalda al que en algún momento había sido el amor de su vida para continuar como si nada hubiese sucedido. Detrás de ella, el músico se quedó con la expresión desconcertada, el corazón latiéndole excesivamente lento y la respiración pesada, similar a la de una persona que está a punto de sufrir un ataque de pánico. Inconscientemente, algo le indicó al alemán que más le valía sentarse y esto mismo hizo de inmediato, torpe en sus movimientos, hasta que se encontró hecho un ovillo contra el suelo alfombrado de la habitación abandonada, pensando en la mirada glacial de la criatura, la indiferencia con la que lo trataba ahora. ¿Cómo podía ser? ¿Cómo era posible que un sentimiento tan grande y explosivo súbitamente hubiese terminado convertido en poco menos que polvo? Le resultaba desconcertante.

Al cabo de unos minutos, mismos que utilizó para recuperarse de lo acaecido, el artista se puso de pié lentamente, con una resolución dentro de su cabeza que bien supo, estaba a punto de cambiarlo todo. Apresurado, se dio ánimos para correr hacia la puerta de la habitación, abrirla de golpe y para su enorme suerte, encontrarse de nuevo con la mujer a la que tanto ansiaba ver, ahí de frente. En un giro inesperado, la siempre puntual y cumplida modelo había olvidado su curriculum vitae en el asiento de su aerodeslizador. Con los ojos tremendamente abiertos, la pelirroja no podía dar crédito a lo que veía: le costaba creer que su atrabancado ex-novio siguiese ahí.

-Frances-suspiró él con determinación, tomándola por los hombros, en un impulso que fue incapaz de controlar.

-Tom...-

-Voy a recuperarte-le advirtió la voz varonil del músico-No me importa si estás de acuerdo o no, haré todo lo que esté en mis manos para reconquistarte-

-No pierdas tu tiempo...-

-¡No es una pérdida!-alegó el entusiasmado guitarrista-Al contrario, es la mejor inversión de mi vida-

-Por favor...-

-¡Ya te dije que no me importa si estás de acuerdo o no!-repitió el mayor de los hermanos Kaulitz, feliz. En un impulso, sin importarle quién pudiese verlo, se acercó a través de un único movimiento a la modelo, para plantarle un tórrido beso en los labios. Atónita, ella ni siquiera fue capaz de quitarse y, por otro lado, tampoco es que quisiera hacerlo. Una vez terminado el beso, el músico volvió a separarse de ella pero sin soltarla de los hombros-Bueno, tengo que huir o tu novio me va a matar. Nos estaremos viendo, eso tenlo por seguro...-

-¡Tom!-

-¡Vamos a volver a ser novios!-le gritó él alegremente, corriendo por el pasillo-¡Prepárate!-

Así, la menor de los hermanos Umbrose y la ahora novia de Alexei Rose se quedó viendo al hombre que todavía amaba con todas las fuerzas de su ser, mientras este se abría camino entre hermosos rostros y cuerpos esculturales, sin fijar su mirada en alguna de las bellas mujeres que se cruzaban frente a él. Con una llama de esperanza parpadeando ténuemente en su corazón, la pelirroja no pudo evitar suspirar.

-Ojalá...-contestó en voz muy baja, antes de retomar su camino hacia el salón donde se encontraba la gente de Armani, esperándola.


18 de abril de 2012

Herida


Herida by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

-Tom...-

-Déjame en paz-le rogó el segundo de ellos, cerrando los párpados pesadamente: cada día tenía menos fuerzas.

-La gente quiere verte...-

-¿Sí? Que bueno. Porque la única persona a la que yo quiero ver y que me vea en el mundo, no tiene la mínima intención de hacerlo-replicó con hastío el mayor de los hermanos, sin moverse un milímetro.

-Thomas, no seas payaso-le suplicó el hombre de cabello negro-Acamparon durante una semana para tenerte aquí. Sé un poco considerado con ellos-

-¿Acaso ella fue considerada conmigo? ¿Los que escriben idioteces en sus blogs acerca de mí, son considerados conmigo?-exigió saber el caprichudo guitarrista-Entonces no tengo por qué devolver favores que no recibo-

-¿Sabes qué? Ya me harté de tu actitud-explotó súbitamente el hermano pequeño-Ya basta. Si no quieres salir, está bien pero recuerda que ésto no sólo repercute en ti, sino en toda la banda y nuestro equipo de trabajo. Traes una gran responsabilidad sobre los hombros y eres perfectamente consciente de ello-

-Cierra la puerta al salir-contestó sosamente la voz varonil, pasando por alto las palabras de su interlocutor.

-Eres imposible, Thomas...-bramó el menor de los gemelos, saliendo como un torbellino por la puerta de la habitación de Tom. Éste, mientras tanto, se quedó tendido como estaba, mirando sin ver la pared que tenía frente a su rostro al mismo tiempo que respiraba pesadamente.

-Ya se va a acabar, ya se va a acabar...-se repetía constantemente, en un intento de facilitar su suplicio.

Finalmente, la gira de Tokio Hotel por Europa, la peor y la más difícil en todos sus años de carrera, llegó a su fin dos semanas más tarde, tras las cuales los chicos, sus acompañantes y todo el equipo de trabajo de Tokio Hotel abordó sus respectivos vuelos de regreso hacia Estados Unidos, en donde pensaban tomarse unos cinco meses de descanso, antes de comenzar a trabajar en alguna otra producción. Mientras tanto, se mantendrían con las regalías del disco, la mercancía recién lanzada, los productos de los que cada uno de los chicos era portavoz y la carrera de modelo de Bill. Las cosas saldrían bien, sin embargo, no todos pensaban así.

Desde que puso un pié en el avión, el mayor de los hermanos Kaulitz no podía dejar de pensar en las mañas de las que habría de valerse para toparse de nuevo con Frances Umbrose y en la medida de lo posible, hablar con ella. Comenzó a revisar su agenda, puesto que ya no tenía ningún contacto con Andreas, intentando encontrar algún evento en el que ambos coincidieran; para su desgracia, no hubo uno solo en la semana siguiente y Umbrose aún no confirmaba para ninguna gala, comida o evento semejante que tuviese lugar dentro de dos semanas. Desesperado, el hijo primogénito de Simone tuvo que hacerse a la idea de que tendría que encontrarse con Frances del modo difícil: buscándola en Elite.

Tom había escogido la agencia de modelos para la que ambos trabajaban como un pretexto perfecto para encontrarse con la humanoide y que ella no pudiese escaparse de su presencia además de que, a diferencia de su casa, resultaba difícil pensar que hubiese alguien allí custodiándola o algo semejante. Con la esperanza puesta en ir al día siguiente de su llegada, el guitarrista anduvo como loco atendiendo sus asuntos pendientes desde el momento en el que pisó tierra estadounidense. Cuando el sol volvió a salir, un día más tarde, el músico se encontraba mental y físicamente listo; por primera vez en meses había vuelto a comer en un intento de ganar una apariencia más sana y se preocupó por su vestimenta, afeitarse el rostro y pedir que le arreglasen un poco las trenzas el día anterior, tratando de lucir limpio y presentable. Después de todo, iba a rogarle al amor de su vida que lo perdonara por haberla engañado con su mejor amiga.

Entusiasta, salió de casa sin avisar a donde iba, cuando el sol apenas iba surgiendo por detrás de la enorme cantidad de edificios que existía en Los Angeles. Silencioso, abandonó el pent-house y en cuestión de minutos se encontró al volante de su aerodeslizador, tan descuidado en aquellos últimos meses. Marcó su destino en el panel de control del vehículo y en poco tiempo se halló en el estacionamiento para empleados de la agencia, abandonando su transporte con el paso de un hombre seguro. Sin saludar a un alma, se dirigió directamente con las secretarias y les pidió informes acerca de Umbrose: con quién y dónde estaba trabajando, si ya había llegado y hasta que hora abandonaría el edificio. Ansiosas por ser testigos de lo que planeaba Tom y también muertas de ganas por complacerlo, le brindaron todos los datos que necesitaba sin chistar, a pesar de que estaba estrictamente prohibido.

Para suerte del guitarrista, la modelo se encontraba en el edificio, en la tercera planta, esperando en una de las oficinas para arreglar un convenio con Armani Jeans, quienes la buscaban como imagen de su siguiente campaña publicitaria. Raudo y decidido, el músico se dirigió sin dilaciones hacia el punto que le habían indicado, rogándole a cualquier deidad que pudiese ayudarlo que para cuando él llegara, Frances aún se encontrara sola. Para su buena fortuna, sí lo estaba, con su cabello recogido en un sencillo peinado que lo envolvía todo en un pequeño rollo, con algunos cabellos de fuera, colgándole como hebras azafranadas sobre el rostro. Ataviada con un sencillo vestido color coral, portaba un abrigo de tonalidad beige encima. Al notar su presencia en el cuarto, la mujer se quedó completamente helada durante algunos segundos.

-¿Qué haces aquí?-exigió saber la criatura, al parecer nada contenta con la presencia del músico.

-Vine a buscarte-confesó éste sin miedo, aproximándose a ella.

-¿Para qué?-repuso bruscamente la pelirroja, cruzándose de brazos-¿Vienes en representación de Armani?-

-No, no es eso-contestó Tom, tomando asiento tras la elegante mesa de madera a la que se encontraba sentada la pelirroja-Quería hablar contigo y éste me pareció el lugar más idóneo para hacerlo-

-Pues evidentemente te equivocaste-le espetó Umbrose-Lárgate de una vez antes de que lleguen las personas de Armani y mi representante-

-Frances, no me hagas esto; por favor-le rogó el humano, tomándola de las manos, ante lo cual ella no se resistió-Sabes que estoy verdaderamente arrepentido; por eso estoy aquí, para rogarte que regreses a mi lado-

-Claro... arrepentido-se mofó la criatura amargamente, sin retirar sus manos.

-Amor, cree en mí por favor...-

-¿Cómo puedo creer en ti si me engañaste, Tom?-exigió la pelirroja-Y no me llames "amor". No digas lo que no sientes-

-¡Claro que lo siento!-se defendió el músico-¿Tú crees que si no te amara con locura no estaría aquí? Sé que me equivoqué... pero estoy dispuesto a enmendarlo. Pídeme la prueba que necesites para creerme-

-Tom, yo no...-

Pero justo en ese instante, la puerta de la estancia se abrió de golpe y tras ella aparecieron tres personas, de las cuales dos eran completamente desconocidas para Tom. Sin embargo, a uno de ellos sí lo reconoció de inmediato. Con la expresión congelada a causa de la sorpresa, los hermosos ojos azules observaban a las dos personas dentro del cuarto con evidente extrañeza.

-Hola, amor...-expresó el primero de los tres individuos que acababan de llegar-¿Qué hacen ustedes aquí?-

-Te estaba esperando-contestó Frances con sencillez, como si nada pasara-Cuando Tom llegó e insistió en hablar conmigo. ¿Puedes pedirle a seguridad que venga a escoltarlo de aquí? Esta charla ya me aburrió-

-Frances...-le rogó el músico, sorprendido ante su indiferencia-Por favor...-

-Claro que sí, cielo-repuso el interlocutor de la modelo, presionando un diminuto lunar color negro que tenía al lado de su oreja derecha-¿Alguna otra cosa que necesites?-

-En absoluto-replicó con seriedad la criatura, observando a Tom por última vez.


16 de abril de 2012

Amnesia


Amnesia by Diana Harlu Rivera on Grooveshark



Sentada en una poltrona de mimbre, en la terraza de su departamento, la entristecida criatura respiraba pesadamente, mirando a la distancia; llevaba una semana en aquél mismo estado. Con su pijama aún puesta, ni siquiera parpadeaba ocasionalmente: no lo necesitaba. Desde el día anterior había finalizado todos sus compromisos de trabajo con el propósito de poder estar así, sola. A partir de lo acaecido con el mayor de los hermanos Kaulitz, la mujer de cabello pelirrojo no podía hacer otra cosa que sollozar constantemente, con el corazón partido latiéndole en el centro de su pecho de piel blanca, día tras día. Cansada de representar ante el mundo que se encontraba perfectamente, se había hastiado de escapar de los reporteros, los cuales prácticamente le exigían que hiciese declaraciones acerca de lo ocurrido en el triángulo amoroso "Umbrose-Kaulitz-Nikova" o "UKN", como lo denominaban los medios de comunicación. 

En un intento de calmar el dolor de su hermana, Dorian había hecho todo lo que estuvo en sus manos, armando convenios con las editoriales que le fue posible, para disminuir el impacto de lo ocurrido; más había algo que el poderoso humanoide no podía controlar: el internet. A lo largo de las redes sociales, en los blogs y tabloides on line, circulaban declaraciones cada vez más estrambóticas acerca de la relación de las dos modelos con el guitarrista alemán, así como fotografías de los tres interpelados, donde pudiese captárseles. Al mayor de los hermanos Umbrose, esto no le causaba gracia alguna e inclusive había llegado a admitir públicamente que estaba dispuesto a demandar a cualquier "payaso" que siguiese difamando a su hermana menor; sin embargo, Frances le pidió que no tomara cartas en el asunto, con el argumento de que aquellas mentiras no la afectaban; a pesar de esto mismo, ella demostraba todo lo contrario. 

En las dos semanas que llevaban separados, la modelo había perdido cerca de cinco kilos, en su negativa a probar bocado debido a que la comida le sabía exageradamente insípida, los olores que despedía la misma le causaban ascos y no era capaz de deglutir un solo alimento sin sentir arcadas. Pacientemente, Lexie la alimentaba con papillas para niños, jugos cargados de proteínas y batidos con altos contenidos nutritivos. A pesar de que los humanoides podían pasar largas temporadas sin consumir alimento, su organismo, el cual requería diez veces más energía para funcionar que el cuerpo de un humano, requería alimentarse debidamente para funcionar de manera óptima. Si las cosas seguían así, los Umbrose eran conscientes de que tendrían que llevar a Frances a Astrella para que la trataran.

Por otro lado, Tom tampoco se encontraba en su mejor momento. Desde el abandono de Frances, había retomado su más obscura enfermedad: la bulimia. Tiempo atrás, cuando había comenzado a interesarse en Annya, en una ocasión el guitarrista se le presentó en un evento público, intentando seducirla con su labia inagotable; sin embargo, la esquelética modelo replicó con un comentario para una entrevista en la que se mencionaba de su aparición juntos alegando que "era sumamente atractivo, a excepción de aquellos kilos que le sobraban". Desde aquél momento, el músico se obsesionó vehementemente con la pérdida de peso, la cual comenzó de la manera más inocente, a través de dietas y ejercicio, hasta un problema de bulimia severa y anorexia ligera que casi lo conduce a la muerte. Durante largos periodos, Bill y la madre de los gemelos, Simone, se turnaron en un hospital para vigilar el tratamiento de Tom en contra de las enfermedades alimenticias. Ahora, el mal había regresado.

Con el pretexto de que le había perdido el gusto a la comida europea, el mayor de los hermanos Kaulitz se vivió el tiempo que pasaron de gira por Europa y Asia despreciando cuanto platillo se le ponía enfrente, denominándolos como "demasiado salado", "falto de gusto" e "inapetente". Por un tiempo, Bill comenzó a angustiarse de muerte de nuevo, temiendo que su hermano hubiese recaído; sin embargo, también comprendió que era perfectamente normal la falta de apetito de Tom e intuyó, equivocadamente, que si fuese bulímico de nuevo, se la pasaría comiendo extensamente en vez de privarse de alimento.

Para peor, la banda estaba pensando seriamente en que el hijo mayor de Simone Kaulitz comenzara, por primera vez en su vida, a hacer playback en los conciertos, contrario a lo que ellos defendían. La propuesta tenía su motivo en la falta de concentración de Tom, quien constantemente se equivocaba en los conciertos, haciendo que las canciones se escuchasen terribles. No tenía corazón ni voz para responder en las entrevistas y odiaba que le tomasen fotografías a donde iba. Prefería notablemente quedarse encerrado en la recámara de su hotel, obsesionado buscando noticias acerca de su amada humanoide para lo cual, el internet era excelente informándole mentiras que lo ponían cada vez más enfermo. Entre los chismes que rondaban la red, el más insistente era un romance entre la menor de los hermanos Umbrose y el más cercano amigo de éstos, Alexei Rose. Dado que el humanoide se había convertido en el mayor apoyo de la modelo, se les veía por todas partes juntos, la mayoría del tiempo con él sujetándola por un brazo o un hombro, en un intento de velar por su seguridad. Consciente de la presencia de Rose en la vida de Umbrose, Tom bramaba cada vez que se enteraba de ésto. 

Sentado en la sala de su recámara de hotel en Lisboa, con holocomunicador encendido y recibiendo llamadas de cualquier número a pesar de lo peligroso que esto resultaba para su condición, un buen día de aquellos Tom miraba con aire desesperado hacia el frente, en un intento de que, por pura convocación, de repente su holocomunicador sonara y, como por obra del destino, se tratara de Frances.

Minuto a minuto, pasaron las horas y para cuando quiso darse cuenta, más de dos horas habían pasado para el guitarrista. Aún hundido en el sofá de caucho negro, le resultaba extraño que ella aún no le hubiese marcado. Desde el momento en el cual lo encontró con Annya tomada de la cintura e increíblemente cercana a su posición, no podía esperar por la llamada de ella, la misma que vendría cargada de una serie de reclamos por parte de la que, oficialmente, no era su novia pero tenía tal papel de manera indirecta. Sin embargo, los días habían pasado ya y él no había recibido ninguna respuesta de ella a lo sucedido. Decidido a no seguir esperando durante más tiempo, Tom marcó de manera mental el número del holocomunicador de Frances, esperando que esta le contestara.

A cientos de kilómetros de distancia, una mujer enfurruñada, la cual llevaba horas llorando recluída en su recámara, percibió una alerta vibrante en su cerebro e, inmediatamente, verificó quién la buscaba a través de su holocomunicador y no se sorprendió en absoluto al ver la clave del guitarrista de Tokio Hotel, seguida de su imagen paciente y esperanzada. Dolida, la mujer dudó si responderle o no y, a punto de pulsar el botón de "Recibir llamada", una voz la interrumpió.

-No lo hagas-intervino Dorian, de pié en la puerta de la recámara de la chica. Sorprendida, esta volvió la mirada hacia su hermano mayor, el cual la observaba con el gesto enfático y concentrado. Un paso a la vez, Dorian se aproximó a su hermana lentamente, con sus pies apenas sonando encima de la mullida alfombra color blanco de la habitación-Sé que no soy el hombre más humano del mundo pero sé que tengo razón en esto y lo mejor es que no le respondas-

-¿Por qué?-replicó ella, sin afán de ser grosera. Sabía que lo único que su hermano buscaba era su bienestar pero aún así se mostraba curiosa por saber la razón que la apartaba de hacer lo que más ansiaba.

-Lo leí en una revista-contestó Dorian con una sonrisa cansina, acercándose a la cama en la que Frances descansaba tendida desde hacía horas, rodeada de pañuelos desechables floreados hechos bola y llenos de mucosidad proveniente de su respingada nariz. Al ver que el prometido de Lexie se disponía a sentarse a su lado, la chica se apartó sin decir palabra hasta que hubo suficiente espacio en la cama para los dos. Ahí, Dorian aprovechó para tenderse de espaldas, cercano a ella.

-¿Te duele mucho?-inquirió el hermano mayor de Frances con voz suave, mirando hacia el techo mientras hablaba como quien no quiere la cosa. Sorprendida por la sensibilidad que parecía mostrar ante el asunto, Frances decidió abrirse con él.

-Demasiado-expresó con los ojos llorosos de nuevo, bajando la mirada de vuelta hacia el edredón. Sobre su delicada mano pálida, sintió unos dedos tibios que estrecharon cariñosamente a los suyos, llamando su atención. Inmediatamente, la vista de Frances se volcó encima de la mano que sujetaba a la suya. Sonriente, Dorian la miraba con condescendencia, algo extraño en alguien tan poco compasivo como él.

-Levántate-le ordenó dulcemente, poniéndose de pié él a su vez pero sin soltarla. Despacio, la humanoide se levantó sobre manos y rodillas en el colchón, para gatear hacia el borde en el que se encontraba Dorian. De pié uno frente al otro, se miraron durante minutos que les parecieron eternos, hasta que finalmente él la tomó entre sus brazos y la estrechó cuidadosamente contra él. Temerosa como una niña, Frances no pudo hacer otra cosa que corresponder el abrazo, aspirando el aroma suave y perfumado que emanaba la ropa de su hermano.

-Yo...-

-No tienes que explicarme nada-la interrumpió él-Estas cosas pasan-

-¿De verdad?-inquirió ella, un tanto esperanzada. Saber que no era la primer mujer engañada del mundo la hizo sentir, inconscientemente, mejor.

-Todo el tiempo-rió Dorian a su oído, haciéndola reír a ella también-Lo sé porque últimamente Lexie y yo hemos visto más películas románticas de las que me gustaría admitir... pero no me hagas hablar de ello, por favor-

-Te lo prometo-se carcajeó Frances, un poco más tranquila.

-Ahora vámonos-puntualizó él, alejándose un poco de su hermana pequeña para volver a tomarla de la mano.

-¿A dónde?-inquirió la pelirroja con auténtica curiosidad. Con todo lo ocurrido, apenas y le daban ganas de salir a la calle.

-A comer algo-replicó él, como si fuese obvio-He escuchado a los humanos decir millones de veces que no hay nada tan consolador en este mundo como la comida, deberíamos hacerles caso e intentarlo por esta vez-

-Por si no lo sabías, está científicamente comprobado...-

-Unos científicos que viven a base de comida congelada no me van a venir a hablar de arreglar males emocionales por medio de ella-se mofó Dorian, haciendo referencia al estilo de vida que la mayoría de los estudiosos de Astrella llevaban. Inconscientemente, Frances no pudo evitar estar de acuerdo con él.

-Vamos entonces-contestó entusiasta, esperando que la comida de verdad la ayudara a distraerse de todas sus complicaciones emocionales.


15 de abril de 2012

Amenaza


Amenaza by Diana Harlu Rivera on Grooveshark



-¿Pero qué...?-

-¡THOMAS KAULITZ!-exigió una voz, con toda su furia, entrando por el arco que daba a la sala de estar de los Kaulitz. La figura, terrible y amenazante, avanzaba de manera ciega, guiándose por el instinto más que por la razón. Al verlo, ambos gemelos se quedaron completamente paralizados-¡Estúpido pedazo de mier...!-

-¡NO!-reclamó otra voz, muy diferente, interponiéndose entre el brazo de fuerza titánica de la criatura y el paralizado humano, el cual únicamente observaba a su enemigo con los ojos abiertos como platos a causa de la impresión. Durante unos cuantos minutos, ambas figuras lucharon; una de ellas, la más débil, daba todo de sí para proteger al indefenso individuo que tenía a su espalda mientras la otra, se movía difusamente, tratando de liberarse del fuerte agarre en el que se encontraba, para así poder finalmente agredir a su objetivo.

-¡Alice!-chilló la voz de Bill, al ver la manera en la que ella manoteaba contra la imponente figura que se había presentado de la nada-¡Thomas! ¡Has algo!-

-¿Y qué...? ¿Qué quieres que haga?-le exigió el interpelado a su hermano, completamente helado aún. Iba a morir, ahora lo sabía.

-¡Quítate de en medio, Alice Project!-le exigió Dorian Umbrose a la mujer que hacía todo para detenerlo-¡Este no es asunto tuyo!-

-¡Tampoco tuyo!-replicó la esforzada humanoide-¡Es un problema entre Frances y Tom! ¡No te incumbe!-

-¡Se te olvida que ella es mi hermana!-argumentó Dorian, apartando a Alice de un golpe. De manera lenta y amenazante, se fue acercando a Tom paso a paso; él, paralizado a causa del miedo, no sabía qué hacer.

-¡Dorian!-gritó una voz femenina, saliendo al encuentro de ambos hombres; donde uno de ellos cazaba al otro. Rauda como una flecha, la mujer echó a correr de manera que le fue posible pasar de un salto por encima de la cabeza del enfurecido humanoide, quien buscaba mentalmente el mejor ángulo para atacar al menor de los hermanos Kaulitz: ¿Costado o cabeza? ¿Cuál de los dos resultaría más mortal y doloroso? Sin embargo, sus pensamientos se vieron interrumpidos por una difusa mancha pelirroja, quien se plantó de pié frente al humano, dispuesta a defenderlo.

-¿Pero qué...?-

-Déjalo en paz-le espetó con voz cortante la criatura de rasgos hermosos, observándolo fríamente a través de sus encantadores ojos verdes-Salgamos de aquí rápido-

-¡Apártate o te aparto yo!-replicó con voz de trueno el mayor de los hermanos Umbrose-¡Este cabrón merece nada menos que la muerte!-

-Todo lo contrario-debatió la mujer-Ni una sola gota de sangre debe ser derramada por mi causa. Recuerda, nosotros no vinimos a destruir, sino a crear-

Con las facciones desencajadas a causa de su error, súbitamente Dorian Umbrose comenzó a tranquilizarse. ¿Qué estaba haciendo? Aquello podía costarle la vida a los demás. Pensando en una persona, se detuvo instantáneamente y su respiración se tornó pesada y laboriosa. Con la mirada perdida, apenas y veía a la pareja que tenía frente a sí, donde el atemorizado sujeto de piel bronceada aún temblaba de miedo.

-Vámonos ya-ordenó la pequeña fémina, sin moverse de su posición por si acaso el humanoide cambiaba de opinión.

-Sí... es lo mejor... vámonos...-contestó él, confuso. Sin más palabras, echó a andar en dirección a la puerta del ascensor, la cual había abierto con sus propias manos y esperó dentro del reducido cubículo de metal a la chica que lo acompañaba. Ésta, se movilizó de inmediato, intentando seguirlo; sin embargo, hubo algo que la detuvo.

-Frances...-musitó la voz dubitativa de Tom, estirando la mano para tomar por el antebrazo a la seria criatura, quien ni siquiera se volvió para mirarlo.

-No me toques, por favor-le espetó de regreso la fría y cortante voz de la mujer, zafándose en un movimiento del débil agarre humano.

-Hablemos-le rogó él, insistente.

-No, Tom... si no entendiste con actos, me imagino que con palabras menos lo vas a hacer...-replicó en un murmullo la pelirroja-Te entregué todo mi amor, mi cuerpo, lo mejor de mí... ¿Y qué hiciste con ello? Ahora piensa en la manera en la que utilizarás mis palabras...-

-Amor, yo no quería...-

-No parecías muy obligado esta mañana-lo cortó ella de tajo-Adiós-

Y así, la mujer abandonó la estancia y al mismo tiempo, la vida del músico con aquél simple "adiós". Paralizado, el dolido guitarrista únicamente se dedicó a mirarla, sintiéndose por primera vez en toda su existencia como un hombre completamente perdido. En silencio, observó cada uno de sus rasgos, intentando guardarla en su memoria; sin embargo, esa no era la expresión con la que él quería recordarla por siempre: adolorida y decepcionada.

-Que sea un "hasta pronto", por favor...-le rogó de manera que ella no pudo escucharlo.