28 de marzo de 2012

Lío


Lío by Diana Harlu Rivera on Grooveshark 
 
 

Aquella mañana en específico, Tom Kaulitz se levantó de lo más oriundo de su cama, con un pequeño trozo de tela colgando de su pulgar derecho y sintiéndose el rey del mundo, echó a andar por su recámara hasta detenerse frente al espejo de cuerpo completo con el que contaba la misma. Allí, se dirigió una mirada apreciativa y complacido consigo, comenzó a reírse con ganas, pensando en la última vez que se había sentido así de bien. Cantando en voz alta, se dirigió hacia su cuarto de baño, en donde se dio una ducha larga, disfrutando inmensamente de la sensación del agua caliente contra su cuerpo. Una hora después de haberse levantado, miró sus compromisos para aquél día en su holocomunicador, al mismo tiempo que avanzaba con dirección al recibidor de su apartamento: ese día no tenía ganas de desayunar en casa.

-¿Tom?-lo llamó una vocecilla tímida, de timbre femenino, que parecía angustiada. En un movimiento encantador, el interpelado se giró para comprobar que era su cuñada, la pequeña Alice, quien lo observaba al fondo del pasillo, frente a la puerta de la recámara de su hermano menor. Ataviada con una camisola ligera de color azul marino, la mujer lo miraba inocentemente.

-¿Sí, encanto?-le contestó galantemente el sujeto de las trenzas negras, sonriéndole de manera accidental.

-¿A dónde vas?-quiso saber la muchacha, que aún permanecía en la misma posición estática que tenía desde que él la miró.

-Ah, a buscar algo que comer-replicó con sencillez el músico-Quiero un buen soufflé vegetariano para empezar el día-

-Puedo preparártelo si gustas...-se ofreció su amable cuñada, dirigiéndose a él con timidez. ¿Quién era aquél individuo petulante que se mostraba frente a ella? En definitiva no se parecía en nada al guitarrista de Tokio Hotel que ella conocía.

-No te molestes, cariño-se despidió el mayor de los hermanos Kaulitz, antes de introducirse por la puerta del ascensor-¡Los veo en la noche, queridos!-

-¿En la noche?-cuestionó la humanoide; sin embargo, para cuando la pregunta llegó a los oídos del guitarrista, éste ni siquiera se preocupó por contestar a la interrogante. Se sentía demasiado feliz como para angustiarse, aunque fuese por sí mismo.

Avanzando a pasos agigantados, se dirigió hacia el estacionamiento del edificio, del cual recogió con una enorme sonrisa a su areo último modelo, un Audi. En el panel de control del vehículo, marcó rápidamente unas cuantas coordenadas que, por suerte, no había borrado en su despecho. Rápidamente, el automotor comenzó a moverse vertiginosamente en la dirección que su piloto le había indicado, virando en algunas calles para llegar finalmente a un estacionamiento similar al cual acaban de abandonar él y su conductor. Antes de bajarse, el mayor de los hermanos Kaulitz recibió una notificación de su holocomunicador: tenía una llamada.

-Buenos días...-cantó con excesiva masculinidad su voz, aturdiendo a su locutor del otro lado de la línea.

-Hola, amor...-replicó Frances con extrañeza, acostada aún en su recámara de tonos pastel-¿Cómo estás?-

-Mejor de lo que se puede estar, muñeca mía-le respondió el interpelado de manera jactanciosa-¿Tú qué tal amaneciste, corazón?-

-Bien...-mintió sin mucho entusiasmo la humanoide; había pasado la noche en vela pensando dónde demonios estaría Tom y por qué se estaba comportando tan extraño-¿Nos vamos a ver hoy?-

-Por supuesto que sí-contestó rotundamente seguro de sí mismo el guitarrista-Paso por ti para que vayamos a comer, ¿De acuerdo? Es que tengo una mañana... un tanto ajetreada-

-Hoy tengo el día libre-mencionó la pelirroja, viendo si así podía convencer a su novio de cancelar sus "múltiples compromisos" o, al menos, de que la incluyera en ellos.

-¡Que gusto, mi cielo!-exclamó apresuradamente el músico, viendo que ya se le hacía tarde-Paso por ti al rato. ¡Adiós!-

Y así, sin decir más, Tom Kaulitz dejó colgada a su novia del otro lado de la línea, sintiéndose confundida y un poco preocupada.

-Te amo...-le expresó Frances al auricular ya mudo.

-Creí que no llegarías...-le reclamó la dulce voz femenina, cargada de veneno, a su atractivo acompañante, estando ambos de pié en el recibidor del apartamento de ella.

-¿Faltar a ésto?-cuestionó el guitarrista, tomándola por la cintura mientras ella, de un salto, se subia al cuerpo de él-Para nada...-


2 comentarios:

JANDA/Alex dijo...

Ay mi Dios, definitivamente el que es no deja de ser...^^

Saludos, Alex!!

Itzel dijo...

A qué cabrón este!... Que ya regresó a las andadas

Le van a romper su madre... yo lo sé...

Y con toda la razón!