24 de octubre de 2011

Apoyo






-Me tengo que ir-enunció Bill de un momento al otro, tan repentino como su hermano, al mismo tiempo que se levantaba del sofá en el que se encontraba recostado. Al instante, todos sus amigos se alertaron, pues el comportamiento de los gemelos les indicó que algo andaba mal.

Inmediatamente, los presentes intentaron persuadirlo de que les contara el motivo por el cual se iba, mas él no dio su brazo a torcer: simplemente les dijo que se los explicaría después. Así, sin más razones, los abandonó, metiéndose en el ascensor sin pronunciar una sola palabra. Ahí, presionó el botón de emergencia, el mismo que forzaba al cubículo de metal a descender al doble de velocidad de lo normal; esto, lo cual específicamente sólo debía ser utilizado en casos de extrema urgencia, no era muy recomendable, pues su uso prologando producía un desprendimiento ligero de las articulaciones.

Al cabo de lo que fueron segundos, el menor de los hermanos Kaulitz ya se encontraba en el nivel de estacionamiento, en donde con el control del aerodeslizador de Andreas llamó al vehículo que le pertenecía a éste, dado que, como había llegado con Tom, olvidó traer su propio aero y se vio en la necesidad de pedirle a su mejor amigo que le prestara el suyo. Una vez que se hubo introducido en el ligero armatoste aerodinámico de metal, el vocalista de Tokio Hotel encendió el motor y se precipitó hacia las coordinadas que su cabeza le indicaba. A pesar de que nunca había estado en el lugar, conocía la manera de llegar, viboreando entre las calles con mucho cuidado para no producir un accidente.

Finalmente, dio con el agujero subterráneo oculto, abandonado de toda civilización, pues era un puente debajo de un río completamente seco, en un parque solitario. Lentamente, estacionó el aerodeslizador de color blanco debajo del puente, del otro lado del amplio espacio debajo del riachuelo ahora inexistente. Ahí, se bajó con mucho cuidado y, con sus pasos resonando por todo el lugar, avanzó hasta donde su hermano se encontraba tendido con los ojos cerrados, enrrojecidos e hinchados. Sintiendo compasión por él, lo miró largamente, sabiendo que, a pesar de que siempre pretendía que todo estaba bien, en realidad se encontraba increíblemente destrozado.

-Thomas...-lo llamó con delicadeza, sacudiéndolo por el hombro para despertarlo. Lentamente, el mayor de los hermanos Kaulitz fue abriendo sus párpados, recobrando el sentido poco a poco-Thomas... despierta-

-Macky...-sollozó Tom con dificultad-Macky... quiero... quiero verla...-

-Tom, no-lo interrumpió Bill, ayudándolo a incorporarse-Ahora vamos a ir a casa, vas a dormir un poco y... mañana será otro día-

-No...-chilló el hombre de trenzas, frunciendo el ceño-Quiero... buscarla-

-Vamos a casa, anda-le insistió su hermano gemelo, antes de apoyar el brazo de su hermano a lo largo de sus dos hombros, mientras se las ingeniaba para cargar con parte de su peso-Ven... vámonos-


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