19 de octubre de 2011

Encantado








-¡Y entonces, ella estaba ahí!-interrumpió Bill a Hagen, quien le estaba relatando a Natalie lo que había sucedido aquella mañana en la reunión con las nuevas encargadas del diseño y la publicidad del disco. Mientras tanto, el susodicho, aún perfectamente maquillado, suspiraba en un sofá aledaño al de Hagen, inconsciente de todo.

-¿Ella?-exclamo la mujer, sorprendida, atragantándose con el trozo de manzana que se había metido a la boca mientras abría los ojos grandes como platos, incrédula ante lo imposible de la situación-¿La del restaurante?-

-¡La misma!-repuso el bajista con entusiasmo-¡Y lo mejor de todo! ¡Lo reconoció!-

Sala de Andreas
-¡Por supuesto que lo reconoce!-puntualizó ella, ante lo que Hagen se quedó atónito mientras Bill sonreía con satisfacción, apostado en uno de los asientos de la sala de Andreas, tan largo como era, con su cabeza reposando en un cojín-¿No te diste cuenta en el restaurante?-

-La verdad andaba baboseando ese día-confesó el mayor de los chicos, sonriendo avergonzado. Así como Bill, también Moritz tenía sus momentos de poca lucidez, en la que se ponía a pensar en otras cosas que usualmente a nadie le contaba.

-¿Nada más ese día?-intervino una voz dentro de la conversación, perteneciente a un hombre rubio, el cual avanzaba entre los cuerpos que se encontraban en el suelo, sorteándolos como minas explosivas, mientras se dirigía al taburete que había en medio de todos ellos, en el cual colocó una bandeja llena de quesos.

-El tema de este momento es Bill, no te distraigas-le contestó Hagen a Andreas, el mejor amigo de los gemelos, quien, una vez que hubo dejado la bandeja de comida en el centro del grupo, se acomodó a los pies del sillón en el cual se encontraba el menor de los hermanos Kaulitz. Entretenido, el hombre de sonrisa encantadora, cabello rubio y espalda ancha no pudo evitar reírse del entrecejo fruncido de Hagen, el cual apenas y le prestó atención durante un segundo antes de girarse de nuevo hacia Natalie.

-¿Y qué hizo después?-preguntó Phoebe, curiosa, tendida sobre su vientre y con el rostro entre sus manos, mientras observaba y escuchaba atenta, con la cabeza de su novio recostada de manera perpendicular sobre su espalda.

-¡Eso fue lo más increíble del caso!-respondió Hagen, atragantándose con las palabras a causa de la emoción, alzando el volumen de su voz conforme iba hablando-¡Ella...!-

-Me abrazó-completó Bill la oración, con toda tranquilidad, sus ojos dulcemente cerrados y sus labios transformados en una sonrisa soñadora. Anonadados, el resto del clan de amigos de Bill Kaulitz, los cuales escuchaban atentamente la historia, se quedaron con la boca abierta y los ojos saltados, sin poder creer lo que les contaban, ¿Tanta era la suerte del vocalista de Tokio Hotel?

-Vaya, vaya...-enunció Andreas, el primero en hablar de nuevo después de un rato en el cual todos los presentes se quedaron en silencio-¿Y cuál es el siguiente movimiento, casanova?-

-Pues... no lo sé...-contestó Bill con voz soñadora, pensando en las infinitas posibilidades de un futuro al lado de Alice Project.

-Podrías... no sé... invitarla a salir-propuso Klaus, tomando la mano de su novia mientras lo decía: esa era la forma en la que se había ganado a la extrovertida Phoebe, pidiéndole una cita.

-O podrías tirarte de un acantilado-sugirió Fabiho, entrando por la puerta que conducía del pasillo principal del carísimo pent-house de Andreas Hoffman a su sala de juegos y reuniones.

-Lo segundo me parece mejor idea-convino Bill, temeroso ante la idea de pedirle una cita a Alice Project. Se le hacía tan... imposible. Tan inalcanzable.

-No seas marica, hermanito-intervino Tom, saliendo de otra puerta distinta, detrás del bar de madera lleno de botellas cristalinas-Tienes que armarte de agallas, demostrarle que eres todo un macho-

Ante semejante afirmación, el menor de los Kaulitz lo único que hizo fue pestañear coquetamente con sus ojos delineados, los cuales abrió un poco más de lo normal para darle a entender a su hermano mayor que él no era precisamente lo que se denominaría "un macho". Encantados ante este gesto, todos sus amigos se echaron a reír, coincidiendo mentalmente con su ocurrencia.

-De acuerdo, me equivoqué-reconoció Tom, antes de sentarse en el suelo, cercano a Natalie, quien, descuidadamente se dedicó a rascarle suavemente la cabeza tan pronto se hubo acomodado en el suelo, sus largas piernas estiradas sobre el tapete color hueso que había debajo de él.

-¡No tiene de qué preocuparse!-intervino Phoebe a favor de Bill, encantada con toda la situación-Las cosas se irán dando, después de todo, tienes todo el tiempo del mundo para acercarte a ella-

-Oh, chicos...-suspiró el hermano menor de Tom, ante la mirada atónita de todos los presentes: nunca lo habían escuchado respirar así. Acto seguido, volvió a acomodarse con la espalda completamente reclinada contra la superficie del sofá, mientras cerraba los ojos y acomodaba sus manos sobre su pecho de una manera bastante dulce-¿Quién lo diría? La esperé tanto tiempo y, ahora...-

-Aquí-enunció Andreas, a punto de completar la frase de Bill.

-Está...-suspiró Natalie, feliz por su mejor amigo-Así es. Te lo dijimos...-

-Ya lo sé-sonrió el pelinegro, volviéndose a acomodar en el sillón de manera que quedaba viendo a sus amigos, los cuales lo observaban de regreso con una enorme sonrisa en sus labios-Y les agradezco mucho lo pacientes que han sido conmigo durante este tiempo...-

-Oye-repuso Fabiho, hablando por todos. Quizá no era el más cercano a Bill, pero aún así le guardaba un gran respeto y aprecio-¿Para qué son los amigos entonces?-

-Si no es para tolerarte...-continúo Hagen las palabras de su mejor amigo, añadiéndole su característico toque humorístico y burlón a la situación.

-Patearte-sonrió Klaus dulcemente, añadiendo algo de su cosecha a lo ya dicho.

-Y decirte mil y un veces que no seas una marica-remató Andreas, sonando de lo más tierno a pesar de sus palabras.

-Es nuestro trabajo-sonrió Phoebe de último.

-Y se los agradezco-repuso Bill, al borde del llanto, conmovido por las palabras de sus amigos, su familia-Mi vida estaría vacía sin ustedes-

-Vacía...-repitió Tom casi en silencio, observando su holocomunicador mentalmente: seguía sin haber una sola llamada de Annya.


1 comentario:

Itzel dijo...

O sea! En vez de que el zopenco de Tom le haga caso al hermanito enamorado... Busca a la calenturienta esa!! Ö

Ay, mi Bill! Tan lindo enamorado!... :3

Siempre y cuando no le rompan el corazón :S

Muy lindo capi!

Sube pronto

Zb

Besos!



S.K