16 de octubre de 2011

Esto es trabajo





En la calzada del estacionamiento, en el área establecida para peatones, el entaconado pié negro apareció, bajándose con cuidado del aerodeslizador en el que venía montado. Encantado de venir a trabajar por primera vez en mucho tiempo, el dueño del brillante zapato sonrió abiertamente una vez que hubo descendido por completo del vehículo que lo había transportado al edificio en el cual se encontraba.


-No los conozco-repuso ella, sonriendo avergonzada. ¿Por qué no le habían dado esa información previamente? ¿Es que acaso planeaban que por sí misma fuese descubriendo la cultura en la que se encontraba metida?

-¿Cómo puede ser eso posible?-repuso la otra voz femenina, bastante sorprendida ante semejante situación. ¿Cómo podía ser que no supiera absolutamente nada acerca de ellos?

Del otro lado del aerodeslizador, la suela de un tenis Reebok hizo contacto con el asfalto negro que había por debajo de él, segundos antes de que otro zapato similar al primero se estrellara contra el suelo. Hastiado, el dueño del calzado soltó un suspiro cansino antes de presionar en el control de mando del vehículo el botón que cerraba y aseguraba todas las puertas del mismo. Apenas lo hubo hecho, el enorme armatoste de metal fue descendiendo con delicadeza hasta topar el suelo con un golpe insonoro, para apostarse sobre él al mismo tiempo que los engranes de las puertas trabajaban a toda marcha para cumplir su función de cerrar las puertas.

-Otro hermoso día de trabajo-repuso la voz de uno de ellos, avanzando a través del estacionamiento completamente desierto hacia la única puerta que había para salir de él.

-Lo que tú digas...-respondió su acompañante en voz muy baja, sin compartir el entusiasmo que el otro individuo irradiaba en magnas cantidades.

-¡Thomas, relájate!-le pidió Bill Kaulitz a su hermano mayor, el cual esperaba impaciente el ascensor que los llevaría al nivel de recepción-Todo va a estar bien. Dale tiempo a Annya-

-Es que precisamente de eso es de lo que tengo miedo: de darle tiempo-confesó Tom a su gemelo, el cual no pudo evitar observarlo con extrañeza: jamás lo había visto comportarse así con ninguna otra mujer-¿Qué pasa si en ese tiempo encuentra a alguien más? ¿Si me reemplaza?-

-Entonces...-

-No te atrevas a decirlo-lo amenazó Tom, cerrando los ojos mientras levantaba un dedo, el índice, en señal de advertencia-Mejor vamos a dejar esto por la paz un rato...-

-Está bien...-contestó Bill de manera condescendiente, sabiendo que su hermano no se encontraba en su mejor momento.

-¿Así que eso es lo que quieren?-inquirió, en otra parte de la ciudad, una agradable voz femenina.

-Básicamente-contestó la otra mujer que se encontraba en el cuarto, cruzándose de piernas-Además, te tengo otra excelente noticia-

-¿Cuál es?-inquirió la primera, reclinándose en su cómoda silla giratoria.

-Tenemos que irnos ya-expresó la morena, sonriendo sin poder evitarlo. Entusiasmadas, ambas mujeres se sonrieron enormemente la una a la otra: no podían esperar para salir de allí.

-¡Buenos días, señoritas!-exclamó una voz masculina, de vuelta en el edificio de dos pisos y montones de cuartos de grabación.

-¡Buenos días!-contestó Bill animadamente, casi saltando ante el saludo de uno de sus mejores amigos-¿Qué hacen aquí? Creímos que todavía no habían llegado-

-Sí bueno... sobre eso... queríamos hablar con ustedes-repuso el hombre frente a Bill Kaulitz, rascándose nerviosamente la nuca, por debajo de su largo cabello castaño miel.

-¿Qué sucede?-disparó Tom, inmediatamente a la defensiva. Si resultaba que querían separar la banda...

-Queremos comenzar a trabajar ya en el siguiente álbum de manera oficial-se interpuso una cuarta voz dentro de la conversación, la de un hombre de rostro sereno, rasgos pacíficos y cabello rubio corto.

-¿Cómo que oficialmente?-inquirió el vocalista de la banda, sin saber bien a lo que se referían sus otros colegas.

-Sabemos que hemos estado trabajando en algunas canciones y todo eso...-repuso el bajito hombre rubio cautelosamente, siendo lo más explícito y cordial posible-Pero estuvimos hablando con Hagen ayer y lo mejor es que comencemos ya a producir el disco en serio. Llevamos meses según encerrados aquí trabajando... mas no llegamos a algo concreto-

En blanco, ambos hermanos se miraron el uno al otro y, avergonzados, se dieron cuenta de que era cierto: entre sus depresiones, sus problemas amorosos y demás no habían terminado ni una sola canción en meses, ya ni se diga la imagen del nuevo disco así como toda su publicidad. Como productores, sabían que era su trabajo y que no lo habían estado cumpliendo, dormidos ambos en sus laureles.

-Tienen razón, chicos-consintió Bill, metiéndose las manos a los bolsillos del ajustado pantalón, como lo hacía siempre que se sentía encajonado-Por mi parte les pido una disculpa y... les prometo que ya comenzaremos a trabajar bien, como ustedes dicen-

-Pues... de hecho... nos adelantamos un poco y decidimos...-

-Fue consensual-se apresuro a puntualizar Hagen-Aunque si ustedes no están de acuerdo no habrá problema alguno-

-¿De qué hablan?-inquirió Tom, sintiéndose un poco nervioso ante el hecho de que se tomaran decisiones sin él.

-Ya contratamos a alguien para que se encargue de la mercadotecnia del nuevo disco-expuso Klaus, lo más calmado posible-Fuimos muy cuidadosos, sopesamos todas las opciones y... bueno, ellas nos parecieron la mejor opción-

-¿Ellas?-repitió Bill-¿Quiénes son?-

-Nos están esperando en la sala de juntas-se apresuró a contestar Hagen, atento ante un posible desplante emocional de los gemelos, quienes lucían muy alterados-Los estábamos esperando para... hablar con ellas...-

Atónitos, tanto Tom como Bill Kaulitz se quedaron completamente en blanco. ¿A tal grado de irresponsabilidad habían llegado que Hagen y Klaus se habían tenido que encargar de todo? Apenados, los dos se sintieron incómodos en el lugar.

-Vamos a verlas, pues...-farfulló Tom al cabo de un rato en el que ambos hermanos permanecieron en silencio.


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