10 de octubre de 2011

Obstinada




-¡No, ya les dije cerca de un millón de veces que ya no quiero más negro en la decoración del departamento! ¡El negro simplemente ya pasó de moda!-gritaba a través del teléfono, con sus gafas obscuras puestas, seguida de cerca por las que se hacían llamar "sus amigas", su pequeña e insignificante asistente personal y dos altos hombres trajeados: sus guardaespaldas-Mira, busca algo vanguardista: eso es todo lo que quiero. El lugar necesita... ¡necesita una nueva vibra! Llámame cuando tengas algo mejor y hablaremos, ¿Está bien? Ahora tengo que dejarte, estoy a punto de entrar al edificio-

Apenas había dicho esto, el pequeño pié entaconado tocó el suelo de la casa Dolce, mientras el resto del cuerpo se introducía por la puerta giratoria de cristal. Detrás de ella, toda su comitiva se turnó para pasar, uno a uno, de manera tan rápida como les resultara posible, no fuera que los necesitaran de improviso y ellos no se encontrasen listos.

-¿Dijiste...?-

-Décimo piso, señorita Nikova-contestó hábilmente la diminuta mujer, de lentes gruesos y rostro servicial.

-Excelente-se jactó ella, sonriendo brillantemente al mismo tiempo que las puertas del ascensor se abrían para ella. Completamente vacío, viajó sola dentro de él, pues el resto de sus allegados bien sabía que no toleraba encontrarse en un espacio reducido con muchas personas. No bien había subido un par de pisos, su holocomunicador sonó, indicándole que tenía un mensaje. Descuidadamente, revisó el perfil del usuario emisor para darse cuenta, sin encanto alguno y hasta con hastío de que se trataba de él. Aburrida, apenas y lo leyó: otra mísera disculpa de su parte, que jamás alcanzaría a cubrir ni en una décima parte el daño que le había provocado a su ego, el día que la dejó postrada en la cama como muñeca de trapo, despeinada y cubierta en sudor, abandonada como prostituta barata.

Desde entonces, había decidido de manera automática que no le daría ni una oportunidad más: es decir, ella se consideraba a sí misma tremendamente caritativa por salir con alguien como él. Dada la posición social de ambos, se pensaba apta para relacionarse con hombres de esferas sociales más altas, así como de carteras más llenas. Aún así, se portaba compasiva con el individuo, el desgarbado y casi antisocial guitarrista de una banda alemana que, si bien tenía cierto renombre, no le parecía a ella el fenómeno más aclamable de la tierra. Para más, el resto de los integrantes de Tokio Hotel, así como sus allegados más cercanos resultaban para ella un dolor de cabeza, dentro de las pocas veces que había tenido que convivir con ellos.

Eternamente entusiastas, saliendo a todas partes juntos como pegostes y apoyando toda clase de fundaciones y eventos de buena voluntad, le parecían abominables, jugando a ser buenos millonarios. Después de todo, ¿a quién querían engañar? Era cierto, estaban comprometidos con el medio ambiente, ayudaban a las personas, cooperaban siempre que les era posible en eventos a favor de los derechos de los animales... ¿Y qué? A sus ojos, ella era más famosa, más rica, más hermosa y más poderosa que todos ellos juntos.

Sintiendo lástima del perro faldero de Tom Kaulitz, la mujer se echó a reír en medio de la calma del ascensor, en el cual aún se encontraba metida, antes de borrar el mensaje sin ninguna delicadeza. Posteriormente, se dedicó a revisar el resto de los que tenía, pertencientes a hombres mucho más prometedores que el mediocre guitarrista de una banda cualquiera.


2 comentarios:

Itzel dijo...

¡Es una mendiga desgraciada! Pero bueno, qué se puede esperar sino eso de alguien como Anny…
Mendiga, desgraciada, maldita… ¡Ya, ya, ya! Antes de que me descosa y no me calle en un buen rato…

¡Muy bueno! Como que ya se le paso un poquito el enamoramiento al señor Kaulitz menor, ¿No?
¡A ver si ya se pone las pilas! Porque con eso de que el amor le pegó feo XP
Muy superficial el capi jajaja –Yo y mi humor- Muy bueno

Sube pronto
Besos!



S.K

@ZaybetFrias dijo...

Otssss o sea perdón ¿No?

Vaya si la Nikkova no es de mi entera gracia. Tampoco es para que se le vaya con tremendos calificativos a Tom, que por cierto se ve que está hecho un dejopen por la huanga ésta.